LIBERACIÓN
El doce de octubre se celebra el Día de la Hispanidad. Y este significa para numerosos pueblos de indios su liberación del yugo del imperio mexica, cruel, brutal y antropófago.
«Y dijo Cortés con semblante muy alegre que él y sus hermanos, que allí estábamos, los defenderíamos, y mataríamos a quien enojarlos quisiese. Entonces prometieron todos aquellos pueblos y caciques a una que serían con nosotros en todo lo que les quisiésemos mandar y juntarían todos sus poderes contra Montezuma y todos sus aliados».
Así narra Bernal Díaz de Castillo, en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, la alianza que hicieron castellanos con los caciques de Cempoal.
Se que esta verdad es una píldora amarga y dura de tragar para los socialistas progres que deambulan por ahí con la bandera de “indigenistas”, porque su doctrina y racismo les impide aceptar los hechos. Acusan a los castellanos de haber destruido la cultura nativa. Sí, esa que sacrificaba cada mes niños, jóvenes y cautivos a sus dioses Tláloc, Xipe Tótec, Coatlicue, Centéotl, Tezatlipoca, Tlaloque, Huixtocihuatl, Xilonen, Huitzilopotchli y demás. Esa cultura de sacrificios consistía en extracción del corazón, desollamiento y canibalismo ritual.
Los castellanos fueron vistos por los pueblos sometidos por Montezuma como ventaja marginal para derrotarlo y por medio de doña Marina solicitaron la ayuda de Cortés. Narraron a Cortés cómo los recaudadores de Montezuma les tomaban sus mujeres e hijas y las forzaban, que a sus hijos los secuestraban para sacrificarlos y después comérselos. Cortés, viendo esta barbaridad, decidió poblar y conquistar. Y así, colaborando con los tlaxcaltecas y quauhquecholtecas, liberaron a estos pueblos del dominio de uno de los más sangrientos y crueles imperios. Y en conjunto con ellos fundaron y crearon la Nueva España, importante virreinato del imperio de la Monarquía de Castilla.
IMPERIO HISPÁNICO
La Monarquía Hispánica fue un imperio que abarcó aproximadamente veinte millones de kilómetros cuadrados, siendo sus súbditos moros, íberos, visigodos, napolitanos, flamencos, indios, luzones y las mezclas de todos ellos. Los indios, los criollos, los mestizos, los castizos, los mulatos, los moriscos y los chinos eran tan súbditos de la Corona como cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones. El 20 de junio de 1500 la reina Isabel I de Castilla prohibió la esclavitud de indios mediante una real provisión. En 1503, la reina estableció que los matrimonios mixtos “son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona Española”.
¡Si no hubiese sido español, jamás habría sido diputado de las cortes y menos su presidente! Nunca fuimos de España. Nosotros éramos España; españoles americanos, súbditos de la Corona de Castilla.
En las Leyes de Burgos de 1512, Fernando de Aragón estipuló que “los indios son hombres libres y legítimos dueños de sus casas y sus haciendas”. Las “Leyes Nuevas” prohibiendo la esclavitud, creadas en noviembre de 1542 por el Gobierno de Carlos V, y pregonadas primero en la Ciudad de Santiago de Guatemala en mayo de 1544, se hicieron cumplir por la recién fundada nueva corte, la Audiencia de los Confines, llamada después la Audiencia de Guatemala, a cargo del licenciado Alonso López de Cerrato.
DE MAPA DEL MUNDO A MAPA DE ESPAÑA
La creación del imperio significó para América la sustitución de regímenes antropófagos, esclavistas y extremadamente crueles y salvajes por un orden legal justo que liberó a sus habitantes; la creación de una red de caminos que unieron los distintos virreinatos en el continente, permitiendo el comercio; el descubrimiento de rutas marítimas, que conectaron a Asia con América y a esta con Europa; la creación de ciudades de un urbanismo renacentista ideal, con hospitales, colegios y universidades; la creación de numerosas industrias; la unidad cultural y lingüística, que permite que se comuniquen entre sí 600 millones de habitantes. En pocas palabras, fue la creación de una civilización. El español fue un imperio generador de riqueza, como atestiguó Alejandro von Humboldt cuando visitó México y afirmó que allí se vivía mejor que en cualquier ciudad europea. Fue la primera globalización comercial y su moneda, el real de a ocho, era aceptada en todas partes.
Tan españoles eran los hispanoasiáticos como los hispanoamericanos como los hispanoeuropeos. En las Cortes (asambleas parlamentarias) de Cádiz en las que el pueblo español se resistió a la invasión francesa comandada por Napoleón, decenas de diputados, elegidos mediante votaciones realizadas en sus respectivas ciudades, viajaron hacia Cádiz desde toda España, incluidos los que provenían de América. De entre los doce diputados de La Nueva España, Antonio de Larrazábal y Arrivillaga, nacido en Santiago de los Caballeros de Guatemala el 8 de agosto de 1769, defendió las Instrucciones del Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala. Fue elegido presidente de las Cortes el 24 de octubre de 1811. ¡Si no hubiese sido español, jamás habría sido diputado de las cortes y menos su presidente!
Nunca fuimos de España. Nosotros éramos España; españoles americanos, súbditos de la Corona de Castilla.
¡Feliz día de la Hispanidad!
Feliz día de la Hispanidad
Nunca fuimos de España. Nosotros éramos España.
LIBERACIÓN
El doce de octubre se celebra el Día de la Hispanidad. Y este significa para numerosos pueblos de indios su liberación del yugo del imperio mexica, cruel, brutal y antropófago.
«Y dijo Cortés con semblante muy alegre que él y sus hermanos, que allí estábamos, los defenderíamos, y mataríamos a quien enojarlos quisiese. Entonces prometieron todos aquellos pueblos y caciques a una que serían con nosotros en todo lo que les quisiésemos mandar y juntarían todos sus poderes contra Montezuma y todos sus aliados».
Así narra Bernal Díaz de Castillo, en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, la alianza que hicieron castellanos con los caciques de Cempoal.
Se que esta verdad es una píldora amarga y dura de tragar para los socialistas progres que deambulan por ahí con la bandera de “indigenistas”, porque su doctrina y racismo les impide aceptar los hechos. Acusan a los castellanos de haber destruido la cultura nativa. Sí, esa que sacrificaba cada mes niños, jóvenes y cautivos a sus dioses Tláloc, Xipe Tótec, Coatlicue, Centéotl, Tezatlipoca, Tlaloque, Huixtocihuatl, Xilonen, Huitzilopotchli y demás. Esa cultura de sacrificios consistía en extracción del corazón, desollamiento y canibalismo ritual.
Los castellanos fueron vistos por los pueblos sometidos por Montezuma como ventaja marginal para derrotarlo y por medio de doña Marina solicitaron la ayuda de Cortés. Narraron a Cortés cómo los recaudadores de Montezuma les tomaban sus mujeres e hijas y las forzaban, que a sus hijos los secuestraban para sacrificarlos y después comérselos. Cortés, viendo esta barbaridad, decidió poblar y conquistar. Y así, colaborando con los tlaxcaltecas y quauhquecholtecas, liberaron a estos pueblos del dominio de uno de los más sangrientos y crueles imperios. Y en conjunto con ellos fundaron y crearon la Nueva España, importante virreinato del imperio de la Monarquía de Castilla.
IMPERIO HISPÁNICO
La Monarquía Hispánica fue un imperio que abarcó aproximadamente veinte millones de kilómetros cuadrados, siendo sus súbditos moros, íberos, visigodos, napolitanos, flamencos, indios, luzones y las mezclas de todos ellos. Los indios, los criollos, los mestizos, los castizos, los mulatos, los moriscos y los chinos eran tan súbditos de la Corona como cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones. El 20 de junio de 1500 la reina Isabel I de Castilla prohibió la esclavitud de indios mediante una real provisión. En 1503, la reina estableció que los matrimonios mixtos “son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona Española”.
¡Si no hubiese sido español, jamás habría sido diputado de las cortes y menos su presidente! Nunca fuimos de España. Nosotros éramos España; españoles americanos, súbditos de la Corona de Castilla.
En las Leyes de Burgos de 1512, Fernando de Aragón estipuló que “los indios son hombres libres y legítimos dueños de sus casas y sus haciendas”. Las “Leyes Nuevas” prohibiendo la esclavitud, creadas en noviembre de 1542 por el Gobierno de Carlos V, y pregonadas primero en la Ciudad de Santiago de Guatemala en mayo de 1544, se hicieron cumplir por la recién fundada nueva corte, la Audiencia de los Confines, llamada después la Audiencia de Guatemala, a cargo del licenciado Alonso López de Cerrato.
DE MAPA DEL MUNDO A MAPA DE ESPAÑA
La creación del imperio significó para América la sustitución de regímenes antropófagos, esclavistas y extremadamente crueles y salvajes por un orden legal justo que liberó a sus habitantes; la creación de una red de caminos que unieron los distintos virreinatos en el continente, permitiendo el comercio; el descubrimiento de rutas marítimas, que conectaron a Asia con América y a esta con Europa; la creación de ciudades de un urbanismo renacentista ideal, con hospitales, colegios y universidades; la creación de numerosas industrias; la unidad cultural y lingüística, que permite que se comuniquen entre sí 600 millones de habitantes. En pocas palabras, fue la creación de una civilización. El español fue un imperio generador de riqueza, como atestiguó Alejandro von Humboldt cuando visitó México y afirmó que allí se vivía mejor que en cualquier ciudad europea. Fue la primera globalización comercial y su moneda, el real de a ocho, era aceptada en todas partes.
Tan españoles eran los hispanoasiáticos como los hispanoamericanos como los hispanoeuropeos. En las Cortes (asambleas parlamentarias) de Cádiz en las que el pueblo español se resistió a la invasión francesa comandada por Napoleón, decenas de diputados, elegidos mediante votaciones realizadas en sus respectivas ciudades, viajaron hacia Cádiz desde toda España, incluidos los que provenían de América. De entre los doce diputados de La Nueva España, Antonio de Larrazábal y Arrivillaga, nacido en Santiago de los Caballeros de Guatemala el 8 de agosto de 1769, defendió las Instrucciones del Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala. Fue elegido presidente de las Cortes el 24 de octubre de 1811. ¡Si no hubiese sido español, jamás habría sido diputado de las cortes y menos su presidente!
Nunca fuimos de España. Nosotros éramos España; españoles americanos, súbditos de la Corona de Castilla.
¡Feliz día de la Hispanidad!