Guatemala firmó recientemente dos acuerdos que, aunque se presentan como avances técnicos, tendrán implicaciones para la soberanía de Guatemala. El primero es el Pacto de Seguridad Aeroportuaria con Estados Unidos; el segundo, un convenio con el Colegio de Ingenieros de Estados Unidos para evaluar y modernizar nuestros puertos, que durante años han operado con infraestructura obsoleta y prácticas corruptas.
Nadie discute que nuestros puertos y aeropuertos necesitan una transformación urgente. Hoy son vulnerables al narcotráfico, la trata de personas y el contrabando, y han sido durante décadas cajas chicas de redes criminales y de corrupción política. Modernizarlos era un paso necesario para atraer inversión y garantizar competitividad. Pero más allá de la narrativa oficial, debemos preguntarnos: ¿Qué significa permitir que Estados Unidos tenga un rol operativo en puntos tan estratégicos?
Para Washington, estos acuerdos significan reforzar, desde dentro de nuestras fronteras, su frontera sur. Es blindar su seguridad nacional a costa de tener ojos, manos y capacidad de supervisión directa sobre quién y qué entra y sale del país. Es también garantizar rutas logísticas seguras para su comercio, bajo sus reglas.
En Centroamérica, acuerdos similares en seguridad aeroportuaria o portuaria con supervisión técnica y presencia operativa de Estados Unidos se han dado principalmente en Honduras, El Salvador y Panamá, no obstante con diferentes realidades.
El Salvador
Acuerdo de Cielos Abiertos y cooperación aeroportuaria: El Salvador ha firmado varios convenios con Estados Unidos para modernizar el Aeropuerto Internacional Monseñor Óscar Arnulfo Romero, incluyendo asistencia técnica de la TSA (Transportation Security Administration) y la FAA (Federal Aviation Administration) para cumplir estándares de seguridad y facilitar vuelos directos.
En el Gobierno de Bukele, además, se reforzó la cooperación en seguridad fronteriza y aduanera, con inspectores estadounidenses que supervisan procesos y migración en puntos clave.
Guatemala no es el único país con este tipo de esquemas, pero pocos discuten a fondo el impacto que esto tiene sobre la soberanía operativa, la rendición de cuentas y la dependencia técnica a largo plazo. Si otros países lo han hecho, ¿Qué aprendieron?
Particularidad: Estos acuerdos suelen ir de la mano con la agenda de control migratorio, evitando que el país sea usado como paso de migrantes irregulares.
Honduras
Honduras tiene acuerdos de cooperación técnica aeroportuaria con Estados Unidos desde hace varios años, especialmente para cumplir estándares internacionales tras abrir Palmerola y cerrar Toncontín para vuelos internacionales.
También existe una cooperación muy fuerte en puertos, sobre todo en Puerto Cortés, que es parte de la Iniciativa Megapuertos del Departamento de Energía de Estados Unidos. Desde 2005, Puerto Cortés fue el primer puerto latinoamericano inscrito en el programa de Contenedor Seguro (CSI: Container Security Initiative), con personal de aduanas estadounidense inspeccionando cargas de exportación hacia EE. UU.
Panamá
Panamá es el caso más visible: su canal, puertos y aeropuertos están permanentemente bajo auditoría de seguridad internacional porque gran parte del tránsito mundial pasa por ahí. Hay presencia de agencias estadounidenses bajo esquemas de cooperación antiterrorista, control de carga y narcotráfico.
Además, Panamá participa en la Iniciativa de Seguridad de Contenedores (CSI) y el Megapuertos Initiative, con tecnología de escaneo y personal capacitado o enviado por Estados Unidos.
¿Qué tienen en común? Estados Unidos no solo provee asistencia técnica: instala protocolos, audita procesos y a veces desplaza inspectores o agentes para trabajar dentro del territorio.
La narrativa oficial es siempre “Cumplir estándares internacionales” y “Asegurar comercio”, pero el trasfondo es la protección extraterritorial de la frontera sur de Estados Unidos. En la mayoría de casos se firman como acuerdos administrativos o de cooperación, sin tener que pasar por un debate legislativo.
Guatemala no es el único país con este tipo de esquemas, pero pocos discuten a fondo el impacto que esto tiene sobre la soberanía operativa, la rendición de cuentas y la dependencia técnica a largo plazo. Si otros países lo han hecho, ¿qué aprendieron? ¿Han reducido su vulnerabilidad o solo cambiaron de “administración”?
Estados Unidos en nuestros puertos y aeropuertos
Guatemala firmó recientemente dos acuerdos que, aunque se presentan como avances técnicos, tendrán implicaciones para la soberanía de Guatemala. El primero es el Pacto de Seguridad Aeroportuaria con Estados Unidos; el segundo, un convenio con el Colegio de Ingenieros de Estados Unidos para evaluar y modernizar nuestros puertos, que durante años han operado con infraestructura obsoleta y prácticas corruptas.
Nadie discute que nuestros puertos y aeropuertos necesitan una transformación urgente. Hoy son vulnerables al narcotráfico, la trata de personas y el contrabando, y han sido durante décadas cajas chicas de redes criminales y de corrupción política. Modernizarlos era un paso necesario para atraer inversión y garantizar competitividad. Pero más allá de la narrativa oficial, debemos preguntarnos: ¿Qué significa permitir que Estados Unidos tenga un rol operativo en puntos tan estratégicos?
Para Washington, estos acuerdos significan reforzar, desde dentro de nuestras fronteras, su frontera sur. Es blindar su seguridad nacional a costa de tener ojos, manos y capacidad de supervisión directa sobre quién y qué entra y sale del país. Es también garantizar rutas logísticas seguras para su comercio, bajo sus reglas.
En Centroamérica, acuerdos similares en seguridad aeroportuaria o portuaria con supervisión técnica y presencia operativa de Estados Unidos se han dado principalmente en Honduras, El Salvador y Panamá, no obstante con diferentes realidades.
El Salvador
Acuerdo de Cielos Abiertos y cooperación aeroportuaria: El Salvador ha firmado varios convenios con Estados Unidos para modernizar el Aeropuerto Internacional Monseñor Óscar Arnulfo Romero, incluyendo asistencia técnica de la TSA (Transportation Security Administration) y la FAA (Federal Aviation Administration) para cumplir estándares de seguridad y facilitar vuelos directos.
En el Gobierno de Bukele, además, se reforzó la cooperación en seguridad fronteriza y aduanera, con inspectores estadounidenses que supervisan procesos y migración en puntos clave.
Guatemala no es el único país con este tipo de esquemas, pero pocos discuten a fondo el impacto que esto tiene sobre la soberanía operativa, la rendición de cuentas y la dependencia técnica a largo plazo. Si otros países lo han hecho, ¿Qué aprendieron?
Particularidad: Estos acuerdos suelen ir de la mano con la agenda de control migratorio, evitando que el país sea usado como paso de migrantes irregulares.
Honduras
Honduras tiene acuerdos de cooperación técnica aeroportuaria con Estados Unidos desde hace varios años, especialmente para cumplir estándares internacionales tras abrir Palmerola y cerrar Toncontín para vuelos internacionales.
También existe una cooperación muy fuerte en puertos, sobre todo en Puerto Cortés, que es parte de la Iniciativa Megapuertos del Departamento de Energía de Estados Unidos. Desde 2005, Puerto Cortés fue el primer puerto latinoamericano inscrito en el programa de Contenedor Seguro (CSI: Container Security Initiative), con personal de aduanas estadounidense inspeccionando cargas de exportación hacia EE. UU.
Panamá
Panamá es el caso más visible: su canal, puertos y aeropuertos están permanentemente bajo auditoría de seguridad internacional porque gran parte del tránsito mundial pasa por ahí. Hay presencia de agencias estadounidenses bajo esquemas de cooperación antiterrorista, control de carga y narcotráfico.
Además, Panamá participa en la Iniciativa de Seguridad de Contenedores (CSI) y el Megapuertos Initiative, con tecnología de escaneo y personal capacitado o enviado por Estados Unidos.
¿Qué tienen en común? Estados Unidos no solo provee asistencia técnica: instala protocolos, audita procesos y a veces desplaza inspectores o agentes para trabajar dentro del territorio.
La narrativa oficial es siempre “Cumplir estándares internacionales” y “Asegurar comercio”, pero el trasfondo es la protección extraterritorial de la frontera sur de Estados Unidos. En la mayoría de casos se firman como acuerdos administrativos o de cooperación, sin tener que pasar por un debate legislativo.
Guatemala no es el único país con este tipo de esquemas, pero pocos discuten a fondo el impacto que esto tiene sobre la soberanía operativa, la rendición de cuentas y la dependencia técnica a largo plazo. Si otros países lo han hecho, ¿qué aprendieron? ¿Han reducido su vulnerabilidad o solo cambiaron de “administración”?