EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: No necesitamos brujas ni hechiceros para asustarnos. Tampoco fantasmas, el cadejo ni otros personajes propios de estos días. Ya son pocas las cosas que, como chapines, nos asustan. Basta ver la foto del gobernante y de sus “cadejitos” alrededor para salir corriendo del susto.
A estas alturas del año, leer las noticias o escucharlas por la radio o televisión, es suficiente para paralizarnos. Pero, como nosotros los que trabajamos honradamente somos los que sostenemos a nuestra Guate, no tenemos ese “lujo” de poder huir cuando las cosas se ponen “color de hormiga”, como decimos en buen chapín.
¿Qué pensarían quienes nos antecedieron en la historia y que ya no están con nosotros, al ver este desorden, caos y ausencia absoluta de dirección y liderazgo? De pronto habrá algunos que, desde “el más allá”, están brincando de nube en nube al ver a nuestra Guate hundiéndose día a día.
El brujo mayor ha demostrado un nivel de incompetencia que asusta mucho más que el cadejo. Cada día que pasa es un misterio en cuanto a qué ocurrencia tendrá alguno de los espantos que rondan y le susurran al oído.
Los “electos” diputados, con pocas excepciones, hacen sus rondas de horror para convencer a otros que deben tener más control sobre nosotros, los que no formamos parte de esa casa embrujada llamada “congreso” (no merece mayúsculas). Son tan pocos los que luchan allí adentro en contra de los hechizos, que les es sumamente difícil alcanzar acuerdos. Después de todo, quedamos descuartizados porque cualquier acuerdo vendrá con su dosis de veneno letal.
Mientras tanto, los más necesitados siguen esperando a que les llegue alguna ayuda. Los “distritales” que frecuentan la casa embrujada viajarán los fines de semana a visitar a sus amigos y familiares, con la excusa de ir a atender las necesidades de quienes los eligieron para el cargo.
Los que logramos ser empresarios o tenemos el privilegio de tener un trabajo digno y bien remunerado, vivimos espantados, pues los pasos de animal grande nos acosan cada día. Es por ello que debemos mantenernos con la espada del saber en la mano y el respeto a la ley y a las instituciones públicas y privadas para mantener vigente la lucha contra tanto demonio. Cual quijote, nos mantendremos con la espada levantada para preservar nuestra vida, propiedad y libertad.
No necesitamos brujas ni hechiceros para asustarnos. Tampoco fantasmas, el cadejo ni otros personajes propios de estos días. Ya son pocas las cosas que, como chapines, nos asustan. Basta ver la foto del gobernante y de sus “cadejitos” alrededor para salir corriendo del susto.
A estas alturas del año, leer las noticias o escucharlas por la radio o televisión, es suficiente para paralizarnos. Pero, como nosotros los que trabajamos honradamente somos los que sostenemos a nuestra Guate, no tenemos ese “lujo” de poder huir cuando las cosas se ponen “color de hormiga”, como decimos en buen chapín.
¿Qué pensarían quienes nos antecedieron en la historia y que ya no están con nosotros, al ver este desorden, caos y ausencia absoluta de dirección y liderazgo? De pronto habrá algunos que, desde “el más allá”, están brincando de nube en nube al ver a nuestra Guate hundiéndose día a día.
El brujo mayor ha demostrado un nivel de incompetencia que asusta mucho más que el cadejo. Cada día que pasa es un misterio en cuanto a qué ocurrencia tendrá alguno de los espantos que rondan y le susurran al oído.
Los “electos” diputados, con pocas excepciones, hacen sus rondas de horror para convencer a otros que deben tener más control sobre nosotros, los que no formamos parte de esa casa embrujada llamada “congreso” (no merece mayúsculas). Son tan pocos los que luchan allí adentro en contra de los hechizos, que les es sumamente difícil alcanzar acuerdos. Después de todo, quedamos descuartizados porque cualquier acuerdo vendrá con su dosis de veneno letal.
Mientras tanto, los más necesitados siguen esperando a que les llegue alguna ayuda. Los “distritales” que frecuentan la casa embrujada viajarán los fines de semana a visitar a sus amigos y familiares, con la excusa de ir a atender las necesidades de quienes los eligieron para el cargo.
Los que logramos ser empresarios o tenemos el privilegio de tener un trabajo digno y bien remunerado, vivimos espantados, pues los pasos de animal grande nos acosan cada día. Es por ello que debemos mantenernos con la espada del saber en la mano y el respeto a la ley y a las instituciones públicas y privadas para mantener vigente la lucha contra tanto demonio. Cual quijote, nos mantendremos con la espada levantada para preservar nuestra vida, propiedad y libertad.
