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Entre Hunahpú, Ixbalanqué y la estatización

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Luis Figueroa |
12 de julio, 2024

Hay mitos chileros, como las aventuras de Hunahpú e Ixbalanqué; y hay mitos destruccionistas como el de que las necesidades humanas son derechos y que por lo tanto sus satisfactores deben ser estatizados y el de que los carros grandes debrían pagar más impuestos.  Me explico:

El miércoles, en X, vi que hay gente que cree que la disponibilidad de energía eléctrica es un derecho y que, por lo tanto, su generación, distribución y comercialización deberían ser estatizadas.  Pues, sí… la disponibilidad de energía eléctrica es una necesidad importante; pero es un “non sequitur” la idea de que por eso deba estar controlada por políticos y burócratas.  Tú no te acuerdas, pero cuando la electricidad era controlada por los “pipoldermos” había apagones de ocho horas, hubo que traer barcazas carísimas de emergencia y muchos negocios tuvieron que comprar plantas de generación. Si algo es una necesidad, NO debe estar controlada por los políticos que tú mismo repruebas por ineptos y corruptos.

En esa misma dirección, conversé en la radio con un personaje que sostuvo que la alimentación es un derecho y que el gobierno (léase los políticos y burócratas) deben garantizarla.  Si tomáramos en serio el razonamiento de arriba y si la alimentación fuera un derecho (que no lo es, aunque sí es una necesidad innegable), los “pipoldermos” deberían estatizar las tierras y los cultivos de los agricultores que -por ejemplo- siembran verduras en Almolonga, Tecpán, Chimaltenango y otros lugares similares.  Digo, para ser consistentes.

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El destruccionismo de aquellos mitos no solo es de carácter económico y productivo: la estatización de la energía eléctrica produce escasez, malísima calidad de servicio, corrupción y abusos.  Los precios tope acabaron con la industria lechera y con la industria panificadora de calidad en los años 80.

El mismo personaje sostuvo que los precios de las verduras deben ser controlados por los políticos y burócratas para que no se eleven los precios ¿Quién tendría el corazón necesario para decirles a los pequeños agricultores que no pueden aprovechar la escasez de productos para ganar un poco más por los suyos? ¿Quién les dice que no pueden vender a precios de mercado y resarcirse de los malos tiempos porque los políticos, los burócratas, y a algunos analistas no les gustan esos precios?

Leí en X que hay un sujeto que cree que los pick-ups grandes deberían pagar más impuestos porque ocupan mucho espacio y contaminan más ¿Quién les dice a los agricultores que sacan sus verduras desde quién sabe qué municipios, en sus Tacoma, sus Hi-Lux y sus Nissan, que tienen que pagar más por el permiso para usar sus vehículos? ¿Quién les dice que tienen que pagar más impuestos y que -encima- no pueden subir los precios?

El destruccionismo de aquellos mitos no solo es de carácter económico y productivo: la estatización de la energía eléctrica produce escasez, malísima calidad de servicio, corrupción y abusos.  Los precios tope acabaron con la industria lechera y con la industria panificadora de calidad en los años 80 ¿Te acuerdas de cuándo había precio tope para el papel toilette y el único que había era uno de color verde, que raspaba? Castigar con impuestos a los productores asfixia la productividad y, al final, encarece los precios políticamente.

El destruccionismo de aquellos mitos también es inmoral porque la repetición irreflexiva de las consignas mitológicas impide que la gente piense en las consecuencias a largo plazo.  Le hace creer a la gente que desde el poder y por medio de la legislación se les pueden resolver sus vidas, sin causar daños mayores; crea rencores y conflictos sociales arbitrarios y artificiales. 

¿Tú, qué piensas?

Si te interesan estos temas visita luisfi61.com/

Entre Hunahpú, Ixbalanqué y la estatización

Luis Figueroa |
12 de julio, 2024
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Hay mitos chileros, como las aventuras de Hunahpú e Ixbalanqué; y hay mitos destruccionistas como el de que las necesidades humanas son derechos y que por lo tanto sus satisfactores deben ser estatizados y el de que los carros grandes debrían pagar más impuestos.  Me explico:

El miércoles, en X, vi que hay gente que cree que la disponibilidad de energía eléctrica es un derecho y que, por lo tanto, su generación, distribución y comercialización deberían ser estatizadas.  Pues, sí… la disponibilidad de energía eléctrica es una necesidad importante; pero es un “non sequitur” la idea de que por eso deba estar controlada por políticos y burócratas.  Tú no te acuerdas, pero cuando la electricidad era controlada por los “pipoldermos” había apagones de ocho horas, hubo que traer barcazas carísimas de emergencia y muchos negocios tuvieron que comprar plantas de generación. Si algo es una necesidad, NO debe estar controlada por los políticos que tú mismo repruebas por ineptos y corruptos.

En esa misma dirección, conversé en la radio con un personaje que sostuvo que la alimentación es un derecho y que el gobierno (léase los políticos y burócratas) deben garantizarla.  Si tomáramos en serio el razonamiento de arriba y si la alimentación fuera un derecho (que no lo es, aunque sí es una necesidad innegable), los “pipoldermos” deberían estatizar las tierras y los cultivos de los agricultores que -por ejemplo- siembran verduras en Almolonga, Tecpán, Chimaltenango y otros lugares similares.  Digo, para ser consistentes.

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El mismo personaje sostuvo que los precios de las verduras deben ser controlados por los políticos y burócratas para que no se eleven los precios ¿Quién tendría el corazón necesario para decirles a los pequeños agricultores que no pueden aprovechar la escasez de productos para ganar un poco más por los suyos? ¿Quién les dice que no pueden vender a precios de mercado y resarcirse de los malos tiempos porque los políticos, los burócratas, y a algunos analistas no les gustan esos precios?

Leí en X que hay un sujeto que cree que los pick-ups grandes deberían pagar más impuestos porque ocupan mucho espacio y contaminan más ¿Quién les dice a los agricultores que sacan sus verduras desde quién sabe qué municipios, en sus Tacoma, sus Hi-Lux y sus Nissan, que tienen que pagar más por el permiso para usar sus vehículos? ¿Quién les dice que tienen que pagar más impuestos y que -encima- no pueden subir los precios?

El destruccionismo de aquellos mitos no solo es de carácter económico y productivo: la estatización de la energía eléctrica produce escasez, malísima calidad de servicio, corrupción y abusos.  Los precios tope acabaron con la industria lechera y con la industria panificadora de calidad en los años 80 ¿Te acuerdas de cuándo había precio tope para el papel toilette y el único que había era uno de color verde, que raspaba? Castigar con impuestos a los productores asfixia la productividad y, al final, encarece los precios políticamente.

El destruccionismo de aquellos mitos también es inmoral porque la repetición irreflexiva de las consignas mitológicas impide que la gente piense en las consecuencias a largo plazo.  Le hace creer a la gente que desde el poder y por medio de la legislación se les pueden resolver sus vidas, sin causar daños mayores; crea rencores y conflictos sociales arbitrarios y artificiales. 

¿Tú, qué piensas?

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