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ENADE acertó en invitar al premio Nobel en Economía

Las élites económicas se han mostrado dispuestas. Toca ver el compromiso de las instituciones políticas.

Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, premio Nobel en economía 2024
Nicholas Virzi |
17 de octubre, 2024

Este lunes Associated Press reportó que los economistas James Robinson, Daron Acemoglu y Simon Johnson (RAJ), fueron premiados con el Nobel en economía de 2024 por sus contribuciones sobre la importancia de las instituciones para la prosperidad de los países.

La noticia desató muchos comentarios en Guatemala, dado que James Robinson fue el orador principal del ENADE 2019. Los comentarios negativos se centraron en que Robinson criticó a las instituciones extractivas/excluyentes, ignorando que el mismo Robinson advirtió que sabía muy poco del caso de Guatemala.

El sector privado guatemalteco atinó en invitar a un defensor de los derechos de propiedad a uno de sus principales eventos anuales, 5 años antes de que fuera galardonado con el premio Nobel.

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RAJ destacan que las sociedades más prósperas son aquellas que tienen mayores grados de libertad, protección de los derechos de propiedad privada, e instituciones políticas y económicas inclusivas.

Robinson y Acemoglu (RA), en su libro ¿Por qué fracasan las naciones?, explican que las instituciones políticas y económicas pueden ser inclusivas o extractivas. Las instituciones inclusivas fomentan la participación en la vida política y económica, protegen los derechos de propiedad y promueven la innovación. Así permiten el desarrollo económico. Las instituciones extractivas concentran el poder y los recursos, impidiendo el desarrollo óptimo a largo plazo.

¿Cómo se logra el rediseño del sistema político y económico?

¿Quiénes ostentan el poder en Guatemala? La misma CICIG informó que las élites económicas habían sido desplazadas, cosa que comentaristas guatemaltecos también no se cansan de decir. Queda la inquietud, ¿si las élites económicas son mandaderas, quiénes mandan?

Las élites políticas mandan, no las élites económicas. Y es el cambio político la primera tarea, según los argumentos de la economía institucional, galardonada con el premio Nobel.

RA enfatizan que las instituciones políticas y económicas cambian a través de procesos que alteran el equilibrio de poder entre diferentes grupos dentro de la sociedad.

La Nueva Economía Institucional (NEI), escuela de pensamiento que originó con el Nobel en Economía (1993), Douglass North, destaca que el cambio institucional típicamente se logra gradualmente, a través del tiempo.

North destacó que las mejoras institucionales se logran a través de un proceso de eficiencia adaptativa. Esto depende de las reglas que dan forma a la evolución económica y de los incentivos y la voluntad de los actores de adquirir conocimientos y habilidades para desarrollar soluciones innovadoras para resolver problemas.

Un ejemplo sería la aprobación de la Ley de Infraestructura Vial el 15 de octubre en el Congreso de Guatemala. Esta iniciativa fue impulsada con fuerza por las élites económicas del país para resolver el problema de la infraestructura que impide el desarrollo óptimo.

North también resaltó que la eficiencia adaptativa se logra de manera incremental y consistía en cambios evolutivos y acumulativos, no de golpe.

A países como Guatemala les tocará fortalecer y/o rediseñar sus instituciones por su propia fuerza. Las élites económicas se han mostrado dispuestas. Toca ver el compromiso de las instituciones políticas.

Eso fue el gran error que se cometió en Guatemala en tiempos de CICIG. Las élites mediáticas, fomentadas por el apoyo internacional, apostaron por un gran cambio institucional impuesto por las fuerzas externas. Todo esto a pesar del gran historial de fracaso profundo de este tipo de imposiciones.

RA enfatizan que el rediseño de las instituciones se puede lograr a través de grandes disrupciones que efectivamente obligan a un cambio en el sistema político-económico. Algunas de las crisis o los conflictos que podrían facilitar este tipo de rediseño institucional incluyen:

  1. Revoluciones: Una presión social y política excepcional puede empujar a los que ostentan el poder a realizar cambios cuando las instituciones extractivas limitan las oportunidades de la población.
  2. Crisis: Las crisis suficientemente fuertes pueden revelar la insostenibilidad del sistema y así forzar reformas necesarias.
  3. Conflicto entre los que ostentan el poder: Las divisiones dentro de los grupos que ostentan el poder pueden crear oportunidades para el cambio institucional.
  4. Intervención externa: Según RA, mejoras institucionales pueden darse mediante intervenciones militares, asistencia técnica y/o imposición de condiciones para recibir ayuda financiera, como ocurrió en el caso del Consenso de Washington. Actores internacionales pueden presionar a las élites locales para reformar las instituciones. Sin embargo, los resultados de este tipo de intervenciones no generan confianza.

En pocas palabras, lo que nos recomiendan muchos es que Guatemala pase por una crisis o conflicto fuerte, para tal vez lograr un rediseño institucional mejor.

Aquí ganaría siempre el conservadurismo que tantos critican. Urge cambiar el chip del pensamiento. No es necesario tocar fondo para apostar por el cambio positivo.

Ejemplos de intervención externa o influencia internacional

La historia del desarrollo deja claro que no se puede depender de la intervención externa para lograrlo. La intervención externa puede desencadenar cambios institucionales con consecuencias no intencionadas muy negativas. Esto se ha evidenciado en las intervenciones americanas en las últimas 6 o 7 décadas.

Para Guatemala no es un caso hipotético. Tal vez la más famosa intervención americana citada como nefasta fue el caso del golpe de EE. UU. en contra del gobierno de Jacobo Árbenz en 1954. Muchos dicen que desvió el sendero democrático de Guatemala.

La verdad es que la intervención extranjera puede ocasionar cambios desastrosos. Esto pasó con las intervenciones americanas en Irak, Libia, Siria y Afganistán, solo el siglo XXI. En cada caso, la intervención fracasó en su intento por mejorar las instituciones locales.

Casos exitosos:

Las intervenciones americanas si han tenido algunos casos de éxito, pero solo en los casos de Japón y Alemania, que no son reproducibles hoy. Según datos del Banco Mundial, en 1960 EE. UU. representaba el 40 % del PIB mundial y el 56 % del gasto militar. En 2022, representaba el 25 % del PIB mundial y el 38 % del gasto militar. EE. UU. ha pasado de ser hegemonía a una simple potencia. EE. UU. no puede esperar lograr el tipo de cambio institucional en el extranjero hoy como lo hacía ayer.

Otros casos de cambios institucionales exitosos se pueden encontrar en Europa Oriental, tras la caída del Muro de Berlín: Las élites en países de Europa Oriental, como Polonia y Estonia, tuvieron claro las razones de su fracaso, las instituciones extractivas comunistas impuestas por la Unión Soviética. El compromiso de las élites locales en desligarse de las instituciones extractivas del comunismo fue clave para su futuro desarrollo.

Según reporta el Banco Mundial, el PIB per cápita de Estonia y Polonia han incrementado de 1990 a 2023 un 118 % y un 238 % en términos reales, cuando el incremento mundial fue de un 70 %. Cabe mencionar que el invitado estelar del ENADE 2024 fue el presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves (2006 – 2016).

Los ejemplos de éxito de la intervención externa, como Japón y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, fueron casos excepcionales que no se van a repetir. A países como Guatemala les tocará fortalecer y/o rediseñar sus instituciones por su propia fuerza. Las élites económicas se han mostrado dispuestas. Toca ver el compromiso de las instituciones políticas.

ENADE acertó en invitar al premio Nobel en Economía

Las élites económicas se han mostrado dispuestas. Toca ver el compromiso de las instituciones políticas.

Nicholas Virzi |
17 de octubre, 2024
Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, premio Nobel en economía 2024

Este lunes Associated Press reportó que los economistas James Robinson, Daron Acemoglu y Simon Johnson (RAJ), fueron premiados con el Nobel en economía de 2024 por sus contribuciones sobre la importancia de las instituciones para la prosperidad de los países.

La noticia desató muchos comentarios en Guatemala, dado que James Robinson fue el orador principal del ENADE 2019. Los comentarios negativos se centraron en que Robinson criticó a las instituciones extractivas/excluyentes, ignorando que el mismo Robinson advirtió que sabía muy poco del caso de Guatemala.

El sector privado guatemalteco atinó en invitar a un defensor de los derechos de propiedad a uno de sus principales eventos anuales, 5 años antes de que fuera galardonado con el premio Nobel.

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RAJ destacan que las sociedades más prósperas son aquellas que tienen mayores grados de libertad, protección de los derechos de propiedad privada, e instituciones políticas y económicas inclusivas.

Robinson y Acemoglu (RA), en su libro ¿Por qué fracasan las naciones?, explican que las instituciones políticas y económicas pueden ser inclusivas o extractivas. Las instituciones inclusivas fomentan la participación en la vida política y económica, protegen los derechos de propiedad y promueven la innovación. Así permiten el desarrollo económico. Las instituciones extractivas concentran el poder y los recursos, impidiendo el desarrollo óptimo a largo plazo.

¿Cómo se logra el rediseño del sistema político y económico?

¿Quiénes ostentan el poder en Guatemala? La misma CICIG informó que las élites económicas habían sido desplazadas, cosa que comentaristas guatemaltecos también no se cansan de decir. Queda la inquietud, ¿si las élites económicas son mandaderas, quiénes mandan?

Las élites políticas mandan, no las élites económicas. Y es el cambio político la primera tarea, según los argumentos de la economía institucional, galardonada con el premio Nobel.

RA enfatizan que las instituciones políticas y económicas cambian a través de procesos que alteran el equilibrio de poder entre diferentes grupos dentro de la sociedad.

La Nueva Economía Institucional (NEI), escuela de pensamiento que originó con el Nobel en Economía (1993), Douglass North, destaca que el cambio institucional típicamente se logra gradualmente, a través del tiempo.

North destacó que las mejoras institucionales se logran a través de un proceso de eficiencia adaptativa. Esto depende de las reglas que dan forma a la evolución económica y de los incentivos y la voluntad de los actores de adquirir conocimientos y habilidades para desarrollar soluciones innovadoras para resolver problemas.

Un ejemplo sería la aprobación de la Ley de Infraestructura Vial el 15 de octubre en el Congreso de Guatemala. Esta iniciativa fue impulsada con fuerza por las élites económicas del país para resolver el problema de la infraestructura que impide el desarrollo óptimo.

North también resaltó que la eficiencia adaptativa se logra de manera incremental y consistía en cambios evolutivos y acumulativos, no de golpe.

A países como Guatemala les tocará fortalecer y/o rediseñar sus instituciones por su propia fuerza. Las élites económicas se han mostrado dispuestas. Toca ver el compromiso de las instituciones políticas.

Eso fue el gran error que se cometió en Guatemala en tiempos de CICIG. Las élites mediáticas, fomentadas por el apoyo internacional, apostaron por un gran cambio institucional impuesto por las fuerzas externas. Todo esto a pesar del gran historial de fracaso profundo de este tipo de imposiciones.

RA enfatizan que el rediseño de las instituciones se puede lograr a través de grandes disrupciones que efectivamente obligan a un cambio en el sistema político-económico. Algunas de las crisis o los conflictos que podrían facilitar este tipo de rediseño institucional incluyen:

  1. Revoluciones: Una presión social y política excepcional puede empujar a los que ostentan el poder a realizar cambios cuando las instituciones extractivas limitan las oportunidades de la población.
  2. Crisis: Las crisis suficientemente fuertes pueden revelar la insostenibilidad del sistema y así forzar reformas necesarias.
  3. Conflicto entre los que ostentan el poder: Las divisiones dentro de los grupos que ostentan el poder pueden crear oportunidades para el cambio institucional.
  4. Intervención externa: Según RA, mejoras institucionales pueden darse mediante intervenciones militares, asistencia técnica y/o imposición de condiciones para recibir ayuda financiera, como ocurrió en el caso del Consenso de Washington. Actores internacionales pueden presionar a las élites locales para reformar las instituciones. Sin embargo, los resultados de este tipo de intervenciones no generan confianza.

En pocas palabras, lo que nos recomiendan muchos es que Guatemala pase por una crisis o conflicto fuerte, para tal vez lograr un rediseño institucional mejor.

Aquí ganaría siempre el conservadurismo que tantos critican. Urge cambiar el chip del pensamiento. No es necesario tocar fondo para apostar por el cambio positivo.

Ejemplos de intervención externa o influencia internacional

La historia del desarrollo deja claro que no se puede depender de la intervención externa para lograrlo. La intervención externa puede desencadenar cambios institucionales con consecuencias no intencionadas muy negativas. Esto se ha evidenciado en las intervenciones americanas en las últimas 6 o 7 décadas.

Para Guatemala no es un caso hipotético. Tal vez la más famosa intervención americana citada como nefasta fue el caso del golpe de EE. UU. en contra del gobierno de Jacobo Árbenz en 1954. Muchos dicen que desvió el sendero democrático de Guatemala.

La verdad es que la intervención extranjera puede ocasionar cambios desastrosos. Esto pasó con las intervenciones americanas en Irak, Libia, Siria y Afganistán, solo el siglo XXI. En cada caso, la intervención fracasó en su intento por mejorar las instituciones locales.

Casos exitosos:

Las intervenciones americanas si han tenido algunos casos de éxito, pero solo en los casos de Japón y Alemania, que no son reproducibles hoy. Según datos del Banco Mundial, en 1960 EE. UU. representaba el 40 % del PIB mundial y el 56 % del gasto militar. En 2022, representaba el 25 % del PIB mundial y el 38 % del gasto militar. EE. UU. ha pasado de ser hegemonía a una simple potencia. EE. UU. no puede esperar lograr el tipo de cambio institucional en el extranjero hoy como lo hacía ayer.

Otros casos de cambios institucionales exitosos se pueden encontrar en Europa Oriental, tras la caída del Muro de Berlín: Las élites en países de Europa Oriental, como Polonia y Estonia, tuvieron claro las razones de su fracaso, las instituciones extractivas comunistas impuestas por la Unión Soviética. El compromiso de las élites locales en desligarse de las instituciones extractivas del comunismo fue clave para su futuro desarrollo.

Según reporta el Banco Mundial, el PIB per cápita de Estonia y Polonia han incrementado de 1990 a 2023 un 118 % y un 238 % en términos reales, cuando el incremento mundial fue de un 70 %. Cabe mencionar que el invitado estelar del ENADE 2024 fue el presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves (2006 – 2016).

Los ejemplos de éxito de la intervención externa, como Japón y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, fueron casos excepcionales que no se van a repetir. A países como Guatemala les tocará fortalecer y/o rediseñar sus instituciones por su propia fuerza. Las élites económicas se han mostrado dispuestas. Toca ver el compromiso de las instituciones políticas.

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