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En educación, ¿será sano ser juez y parte?

.
Juan Francisco Callejas Vargas |
30 de julio, 2024

Contexto

Para nadie es un secreto que la educación juega un rol determinante en la prosperidad integral de una persona, su familia y, por supuesto, su comunidad y su nación.

Es un secreto a voces del cual a muy poca gente en el país le gusta conversar, el estado desastroso que venimos teniendo desde hace muchos años la educación, tanto privada –con honorosas y contadas excepciones– como publica en su totalidad.

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En el sector público, hemos venido poniéndole más dinero, paradójicamente, en la medida que la situación empeora en términos de aprendizaje de los alumnos que progresivamente van creciendo en edad, en grado escolar oficial y hasta llegan a deteriorarse a nivel universitario. Sector, este último, que hoy, a diferencia de hace 50 años, cuenta con 12 universidades privadas, lucrando de un sistema que no tiene mayores exigencias de estándares de valor educativo y que si no fuera por algunas de ellas, también estaríamos hechos un desastre.

Gobiernos van y gobiernos vienen

Quizá a usted, amigo lector, no le parezca curioso, pero así es: a los políticos, ni siquiera en campaña, les llama la atención entrarle al tema y buscar profundizar en ideas que lleven a sus planes de gobierno, puesto que, de acuerdo con los asesores de Mercadeo Político, tanto nacionales como internacionales, esto no vende, no capta votos y por tanto ¿para qué dedicarle pensamiento y espacio? Ahora, imagínese que ni siquiera a nivel de planes el tema tiene la valoración que se merece y tampoco es incluido como propuesta relevante.

Así  es que en la ejecución de los respectivos gobiernos, hemos venido de mal en peor, hasta llegar al extremo que sindicalistas listos han aprovechado la sed de poder de algunos políticos para secuestrar sin escrúpulo alguno y bajo la mirada indiferente de otros sectores, incluyendo a los mismos padres de familia, han secuestrado lo poco que hay del sistema educativo.

Desde el gobierno de la Democracia Cristiana hasta la fecha –38 años ya de la búsqueda para construir una democracia republicana y constitucional–, hemos soslayado el factor más importante para de verdad contar con ciudadanos educados para fortalecer el sistema y que cada ciudadano pueda gozar de una calidad de libertad responsable para vivir su vida y tener la libertad de escoger con responsabilidad en todos los ámbitos de su vida.

He tenido la oportunidad de escuchar ministros de Educación que aún hoy valoran como avances en nuestra educación la famosa telesecundaria y así; métodos y sistemas que nunca han contribuido tan solo a lograr mínimos avances de verdad. Personalmente, siento pena ajena por aquellos profesionales que en algún momento se sumaron a la causa en Empresarios por la Educación, sobre todo poque lo que sí ha existido, insisto y subrayo  con honoras excepciones, es EMPRESARIOS QUE LUCRAN CON LA EDUCACIÓN.

Indicadores nacionales e internacionales revelan la VERDAD:

En Coeficiente Intelectual, alcanzan el nivel reconocido como de “tontos” por los expertos.

NO más del 25 % de los estudiantes de nivel de bachillerato entienden lo que leen.

NO más del 10 % de estos mismos estudiantes superan las pruebas en matemáticas.

¿Qué vamos a hacer? Porque ahora estamos pintando escuelitas y todo luce como que nos sentimos felices y contentos y, mientras tanto, el cerebro de nuestros niños se pierde.

En educación, ¿será sano ser juez y parte?

Juan Francisco Callejas Vargas |
30 de julio, 2024
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Contexto

Para nadie es un secreto que la educación juega un rol determinante en la prosperidad integral de una persona, su familia y, por supuesto, su comunidad y su nación.

Es un secreto a voces del cual a muy poca gente en el país le gusta conversar, el estado desastroso que venimos teniendo desde hace muchos años la educación, tanto privada –con honorosas y contadas excepciones– como publica en su totalidad.

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Gobiernos van y gobiernos vienen

Quizá a usted, amigo lector, no le parezca curioso, pero así es: a los políticos, ni siquiera en campaña, les llama la atención entrarle al tema y buscar profundizar en ideas que lleven a sus planes de gobierno, puesto que, de acuerdo con los asesores de Mercadeo Político, tanto nacionales como internacionales, esto no vende, no capta votos y por tanto ¿para qué dedicarle pensamiento y espacio? Ahora, imagínese que ni siquiera a nivel de planes el tema tiene la valoración que se merece y tampoco es incluido como propuesta relevante.

Así  es que en la ejecución de los respectivos gobiernos, hemos venido de mal en peor, hasta llegar al extremo que sindicalistas listos han aprovechado la sed de poder de algunos políticos para secuestrar sin escrúpulo alguno y bajo la mirada indiferente de otros sectores, incluyendo a los mismos padres de familia, han secuestrado lo poco que hay del sistema educativo.

Desde el gobierno de la Democracia Cristiana hasta la fecha –38 años ya de la búsqueda para construir una democracia republicana y constitucional–, hemos soslayado el factor más importante para de verdad contar con ciudadanos educados para fortalecer el sistema y que cada ciudadano pueda gozar de una calidad de libertad responsable para vivir su vida y tener la libertad de escoger con responsabilidad en todos los ámbitos de su vida.

He tenido la oportunidad de escuchar ministros de Educación que aún hoy valoran como avances en nuestra educación la famosa telesecundaria y así; métodos y sistemas que nunca han contribuido tan solo a lograr mínimos avances de verdad. Personalmente, siento pena ajena por aquellos profesionales que en algún momento se sumaron a la causa en Empresarios por la Educación, sobre todo poque lo que sí ha existido, insisto y subrayo  con honoras excepciones, es EMPRESARIOS QUE LUCRAN CON LA EDUCACIÓN.

Indicadores nacionales e internacionales revelan la VERDAD:

En Coeficiente Intelectual, alcanzan el nivel reconocido como de “tontos” por los expertos.

NO más del 25 % de los estudiantes de nivel de bachillerato entienden lo que leen.

NO más del 10 % de estos mismos estudiantes superan las pruebas en matemáticas.

¿Qué vamos a hacer? Porque ahora estamos pintando escuelitas y todo luce como que nos sentimos felices y contentos y, mientras tanto, el cerebro de nuestros niños se pierde.

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