Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

El sentido de la imagen en la obra de arte eikónica

.
Warren Orbaugh |
06 de enero, 2025

El sentido o significado de la imagen de una obra de Arte Eikónica expresa la concepción del mundo del artista, su visión crítica de la realidad, lo que él considera importante. Para el observador lo que la obra de arte expresa es: «Esta es la vida como el artista la ve», y el significado esencial de su respuesta es: «Esto es, o no es, la vida como yo la veo».

El proceso de creación es como un proceso de deducción. El artista empieza con una abstracción amplia que debe concretar, traerla a la realidad por medio de los particulares apropiados. El proceso de contemplar la obra de arte es un proceso noético que se parece al proceso de inducción, pues el observador piensa sobre los particulares percibidos, los integra y comprende, entiende las abstracciones de donde proceden, completando así el círculo.

EL CONCEPTO HECHO PIEDRA

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

Por ejemplo, en su David, Miguel Ángel concreta el concepto del héroe. Como el concepto es aplicable a cualquier hombre, representa a este desnudo. El hombre desnudo es, metafísicamente, eso, un hombre. Si lo viste, representa una categoría praxeológica, es decir, no lo que es por naturaleza, sino por lo que hace. Si lleva ropas de rey es rey, si de labrador es labrador, si de sacerdote es sacerdote, si de médico es médico, etc. El vestido tiene carácter semiótico, indica lo que la persona es en una jerarquía social por su oficio. Pero el desnudo es solo un hombre, igual a todo otro, pues sus características son universales. He ahí, pues, la importancia de concretarlo desnudo, pues es el concepto de ‘hombre’ el relevante para materializar algo tan abstracto como el concepto ‘héroe’.

A diferencia del de sus predecesores, Donatello y Verocchio, que lo representaron como un joven en su adolescencia temprana, aún no desarrollado, como es descrito en la leyenda bíblica, el David de Miguel Ángel es un espécimen fornido de la edad adulta temprana en la cima del poder físico y gracia viril; magníficamente musculado y animado, colmado de justa ira, emanando una voluntad indómita y una fuerza portentosa. Una cualidad que los italianos llaman terribilitá, esa fuerza que sobrecoge el espíritu y que infunde pavor. Con el rostro de un hermoso Apolo y el cuerpo de un joven Hércules, es una apoteosis de todas las cualidades más heroicas de todos los jóvenes héroes: una figura humana, en forma, pero sobrehumana, en la perfección de su mente, cuerpo y alma. En realidad, tiene solo una tenue conexión con el personaje que se supone representar o, de hecho, con cualquier individuo corriente. Más bien, es un retrato de un ideal para el cual el David bíblico era simplemente un símbolo conveniente. Este David no es hebraico, sino griego, no es bíblico, sino platónico. Muestra el neoplatonismo y humanismo del pensamiento miguelangelesco sobre la naturaleza del mundo y del hombre.

Miguel Ángel crea la imagen del concepto en mármol, lo concreta en un objeto físico que el espectador observa y, por medio de la reflexión noética, comprende.

 

El David mira hacia su izquierda, a la siniestra (sinistra en italiano), hacia lo malvado, lo aterrador. El ceño violentamente contraído y los ojos vivamente fijos en el filisteo. Su rostro muestra que está pensando. Aquí es importante conocer el relato bíblico, saber que David se enfrentó a Goliat, el gigante, para interpretar que es lo que delibera David. Y por la narración sabemos que se enfrenta a Goliat. Ahora, ¿por qué elige Miguel Ángel crear la imagen pensando y no en combate o victorioso? Porque la esencia del ‘héroe’ no consiste en salir victorioso del combate, ni en el hecho de pelear, sino en la decisión que toma, en atreverse a hacer lo que es correcto aun cuando la situación le es adversa, en resolver enfrentar al gigante que amenaza a su pueblo porque combatir la injusticia es lo apropiado.

Aristóteles provee la teoría al describir en la Ética a Nicómaco que el héroe es quien posee una excelencia ética que lo distingue de los demás, con virtudes excepcionales y que actúa de acuerdo con ellas. El héroe es valiente, dispuesto a enfrentar peligros y desafíos. Es prudente, posee sabiduría práctica y toma decisiones acertadas y, sobre todo, es justo y actúa conforme a lo que es correcto. Busca hacer lo correcto por un sentido de deber y responsabilidad. El héroe, por ser magnánimo, aspira siempre a ser lo mejor que puede ser, ser superior y, por lo mismo, no se puede ser verdaderamente magnánimo sin ser excelente en el sentido que los griegos llamaban kalokagathía, ‘excelencia física y moral’.

Miguel Ángel crea la imagen del concepto en mármol, lo concreta en un objeto físico que el espectador observa y, por medio de la reflexión noética, comprende.

EL DIÁLOGO

La relación entre la obra de arte Eikónico y quien la contempla es de un diálogo entre artista y contemplador, una conversación sobre valores, una charla sobre lo que el autor considera importante de la existencia y una invitación al espectador a ver el mundo a través de su mente. Si la obra de arte concreta los valores del contemplador, entonces le permite la experiencia de ver la realidad concreta, inmediata y plena de sus valores más distantes y abstractos. Y esta experiencia sola es más relevante que lo que aprende de la obra. Esta experiencia es un valor en sí misma. Se puede expresar como «por haber conocido o alcanzado esto en mi vida, ha valido la pena vivir».

¡Feliz año 2025!

El sentido de la imagen en la obra de arte eikónica

Warren Orbaugh |
06 de enero, 2025
.

El sentido o significado de la imagen de una obra de Arte Eikónica expresa la concepción del mundo del artista, su visión crítica de la realidad, lo que él considera importante. Para el observador lo que la obra de arte expresa es: «Esta es la vida como el artista la ve», y el significado esencial de su respuesta es: «Esto es, o no es, la vida como yo la veo».

El proceso de creación es como un proceso de deducción. El artista empieza con una abstracción amplia que debe concretar, traerla a la realidad por medio de los particulares apropiados. El proceso de contemplar la obra de arte es un proceso noético que se parece al proceso de inducción, pues el observador piensa sobre los particulares percibidos, los integra y comprende, entiende las abstracciones de donde proceden, completando así el círculo.

EL CONCEPTO HECHO PIEDRA

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

Por ejemplo, en su David, Miguel Ángel concreta el concepto del héroe. Como el concepto es aplicable a cualquier hombre, representa a este desnudo. El hombre desnudo es, metafísicamente, eso, un hombre. Si lo viste, representa una categoría praxeológica, es decir, no lo que es por naturaleza, sino por lo que hace. Si lleva ropas de rey es rey, si de labrador es labrador, si de sacerdote es sacerdote, si de médico es médico, etc. El vestido tiene carácter semiótico, indica lo que la persona es en una jerarquía social por su oficio. Pero el desnudo es solo un hombre, igual a todo otro, pues sus características son universales. He ahí, pues, la importancia de concretarlo desnudo, pues es el concepto de ‘hombre’ el relevante para materializar algo tan abstracto como el concepto ‘héroe’.

A diferencia del de sus predecesores, Donatello y Verocchio, que lo representaron como un joven en su adolescencia temprana, aún no desarrollado, como es descrito en la leyenda bíblica, el David de Miguel Ángel es un espécimen fornido de la edad adulta temprana en la cima del poder físico y gracia viril; magníficamente musculado y animado, colmado de justa ira, emanando una voluntad indómita y una fuerza portentosa. Una cualidad que los italianos llaman terribilitá, esa fuerza que sobrecoge el espíritu y que infunde pavor. Con el rostro de un hermoso Apolo y el cuerpo de un joven Hércules, es una apoteosis de todas las cualidades más heroicas de todos los jóvenes héroes: una figura humana, en forma, pero sobrehumana, en la perfección de su mente, cuerpo y alma. En realidad, tiene solo una tenue conexión con el personaje que se supone representar o, de hecho, con cualquier individuo corriente. Más bien, es un retrato de un ideal para el cual el David bíblico era simplemente un símbolo conveniente. Este David no es hebraico, sino griego, no es bíblico, sino platónico. Muestra el neoplatonismo y humanismo del pensamiento miguelangelesco sobre la naturaleza del mundo y del hombre.

Miguel Ángel crea la imagen del concepto en mármol, lo concreta en un objeto físico que el espectador observa y, por medio de la reflexión noética, comprende.

 

El David mira hacia su izquierda, a la siniestra (sinistra en italiano), hacia lo malvado, lo aterrador. El ceño violentamente contraído y los ojos vivamente fijos en el filisteo. Su rostro muestra que está pensando. Aquí es importante conocer el relato bíblico, saber que David se enfrentó a Goliat, el gigante, para interpretar que es lo que delibera David. Y por la narración sabemos que se enfrenta a Goliat. Ahora, ¿por qué elige Miguel Ángel crear la imagen pensando y no en combate o victorioso? Porque la esencia del ‘héroe’ no consiste en salir victorioso del combate, ni en el hecho de pelear, sino en la decisión que toma, en atreverse a hacer lo que es correcto aun cuando la situación le es adversa, en resolver enfrentar al gigante que amenaza a su pueblo porque combatir la injusticia es lo apropiado.

Aristóteles provee la teoría al describir en la Ética a Nicómaco que el héroe es quien posee una excelencia ética que lo distingue de los demás, con virtudes excepcionales y que actúa de acuerdo con ellas. El héroe es valiente, dispuesto a enfrentar peligros y desafíos. Es prudente, posee sabiduría práctica y toma decisiones acertadas y, sobre todo, es justo y actúa conforme a lo que es correcto. Busca hacer lo correcto por un sentido de deber y responsabilidad. El héroe, por ser magnánimo, aspira siempre a ser lo mejor que puede ser, ser superior y, por lo mismo, no se puede ser verdaderamente magnánimo sin ser excelente en el sentido que los griegos llamaban kalokagathía, ‘excelencia física y moral’.

Miguel Ángel crea la imagen del concepto en mármol, lo concreta en un objeto físico que el espectador observa y, por medio de la reflexión noética, comprende.

EL DIÁLOGO

La relación entre la obra de arte Eikónico y quien la contempla es de un diálogo entre artista y contemplador, una conversación sobre valores, una charla sobre lo que el autor considera importante de la existencia y una invitación al espectador a ver el mundo a través de su mente. Si la obra de arte concreta los valores del contemplador, entonces le permite la experiencia de ver la realidad concreta, inmediata y plena de sus valores más distantes y abstractos. Y esta experiencia sola es más relevante que lo que aprende de la obra. Esta experiencia es un valor en sí misma. Se puede expresar como «por haber conocido o alcanzado esto en mi vida, ha valido la pena vivir».

¡Feliz año 2025!

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?