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El presupuesto más grande de la historia

Seguro se diseñarán las formas necesarias para ejecutar el presupuesto en 2025, pero eso no quita de la mesa la necesidad de llegar a un acuerdo sobre cuánto y en dónde.

.
Jorge Benavides |
03 de diciembre, 2024

Esta frase debería ser contundente por sí misma, no solo porque el monto aprobado para el presupuesto 2025 supera los GTQ 148,500 millones, sino porque es un monto que contrasta con varios indicadores socioeconómicos que aún están rezagados.

El primer criterio es el análisis sobre el crecimiento esperado del presupuesto. Previo a la aprobación de la ampliación presupuestaria, el martes 27 de agosto, el presupuesto vigente en Guatemala rondaba los GTQ 118,600 millones, lo que implica que en tan solo tres meses se ha incrementado el monto disponible para el Gobierno en un 25.21 %. Ahora bien, si comparamos el presupuesto 2025 con el monto vigente que ya incluye la ampliación, el incremento es de alrededor 13.20 %, siendo el tercer incremento anual más notorio en los últimos 20 años, con el precedente de 22 % en 2020 (efecto pandemia) y de 13.88 % en 2009, durante el segundo año de Gobierno de la UNE.

Por cierto, si ajustamos los valores por el efecto de la inflación, esta comparación sigue siendo válida, con un incremento en 2025 de 8.85 % en términos reales.

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Ahora bien, también es posible contrastar el monto del presupuesto con la producción nacional (i. e. PIB). En un escenario conservador de crecimiento, el presupuesto representará en 2025 el 15.87 % del PIB, siendo el valor más grande en la última década, ya que en 2013 representó el 16.09 % del PIB (en pandemia fue 17.96 % del PIB).

Ya de por sí, estos criterios confirman que hay una mayor disponibilidad de recursos bajo la discrecionalidad de la gestión pública, pero lo que más llama la atención es la carga que representa el presupuesto sobre la población. Si se compara el presupuesto con el tamaño de la población, el presupuesto per cápita ascenderá a más de 8,200 per cápita en 2025, lo que implica un incremento de 12 % respecto del presupuesto vigente a la fecha. 

Ojalá y estos bastos recursos se inviertan en el desarrollo económico y social de los guatemaltecos en todo el país y no terminen en las manos de unos pocos que no viven a más de 25 kilómetros de la zona 1 de la ciudad.

Esta cifra es el doble del promedio de los últimos 20 años, el cual se ha situado en un 6 % de incremento en el presupuesto per cápita cada año (promedio anual compuesto).

Y es más, si se avanza un paso adicional y se compara el presupuesto con el número efectivo de contribuyentescontabilizados por la SAT, la cifra para 2025 se estima en más de GTQ 43,600 por contribuyente, con un incremento de un 6.2 % respecto del valor esperado de cierre para 2024 (el promedio compuesto anual de los últimos 20 años reporta un crecimiento del presupuesto por contribuyente en menos del 1 % anual).

Este breve análisis busca sustentar un argumento que pareciera que algunos quisieran debilitar y es que se ha aprobado en Guatemala el presupuesto más grande de la historia, no solo en monto absoluto, sino incluso al compararlo con algunas variables relevantes. Y al ser así, el compromiso de la gestión pública debe ser a favor de una mayor transparencia, pero también de una mayor pertinencia y eficiencia.

Finalmente, también quiero aprovechar el espacio para invitar a una reflexión. En su momento, con el actual Ministro de Finanzas Públicas tuvimos la oportunidad de conversar sobre lo apegado o no del presupuesto a la realidad nacional y, en esa ocasión, hace ya varios años llegamos a la conclusión que uno de los aspectos que se han dejado de lado es la suficiencia del presupuesto. Dicho en otras palabras, cualquier nuevo presupuesto aprobado se ha limitado a exponer y discutir incrementos y reparticiones, pero no ha profundizado en evaluar si las asignaciones a cada tema relevante del país son suficientes y si los resultados obtenidos son acordes a lo planificado.

Como conclusión, seguro se diseñarán las formas necesarias para ejecutar el presupuesto en 2025, pero eso no quita de la mesa la necesidad de llegar a un acuerdo sobre cuánto y en dónde. Ojalá y estos bastos recursos se inviertan en el desarrollo económico y social de los guatemaltecos en todo el país y no terminen en las manos de unos pocos que no viven a más de 25 kilómetros de la zona 1 de la ciudad.

El presupuesto más grande de la historia

Seguro se diseñarán las formas necesarias para ejecutar el presupuesto en 2025, pero eso no quita de la mesa la necesidad de llegar a un acuerdo sobre cuánto y en dónde.

Jorge Benavides |
03 de diciembre, 2024
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Esta frase debería ser contundente por sí misma, no solo porque el monto aprobado para el presupuesto 2025 supera los GTQ 148,500 millones, sino porque es un monto que contrasta con varios indicadores socioeconómicos que aún están rezagados.

El primer criterio es el análisis sobre el crecimiento esperado del presupuesto. Previo a la aprobación de la ampliación presupuestaria, el martes 27 de agosto, el presupuesto vigente en Guatemala rondaba los GTQ 118,600 millones, lo que implica que en tan solo tres meses se ha incrementado el monto disponible para el Gobierno en un 25.21 %. Ahora bien, si comparamos el presupuesto 2025 con el monto vigente que ya incluye la ampliación, el incremento es de alrededor 13.20 %, siendo el tercer incremento anual más notorio en los últimos 20 años, con el precedente de 22 % en 2020 (efecto pandemia) y de 13.88 % en 2009, durante el segundo año de Gobierno de la UNE.

Por cierto, si ajustamos los valores por el efecto de la inflación, esta comparación sigue siendo válida, con un incremento en 2025 de 8.85 % en términos reales.

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Ahora bien, también es posible contrastar el monto del presupuesto con la producción nacional (i. e. PIB). En un escenario conservador de crecimiento, el presupuesto representará en 2025 el 15.87 % del PIB, siendo el valor más grande en la última década, ya que en 2013 representó el 16.09 % del PIB (en pandemia fue 17.96 % del PIB).

Ya de por sí, estos criterios confirman que hay una mayor disponibilidad de recursos bajo la discrecionalidad de la gestión pública, pero lo que más llama la atención es la carga que representa el presupuesto sobre la población. Si se compara el presupuesto con el tamaño de la población, el presupuesto per cápita ascenderá a más de 8,200 per cápita en 2025, lo que implica un incremento de 12 % respecto del presupuesto vigente a la fecha. 

Ojalá y estos bastos recursos se inviertan en el desarrollo económico y social de los guatemaltecos en todo el país y no terminen en las manos de unos pocos que no viven a más de 25 kilómetros de la zona 1 de la ciudad.

Esta cifra es el doble del promedio de los últimos 20 años, el cual se ha situado en un 6 % de incremento en el presupuesto per cápita cada año (promedio anual compuesto).

Y es más, si se avanza un paso adicional y se compara el presupuesto con el número efectivo de contribuyentescontabilizados por la SAT, la cifra para 2025 se estima en más de GTQ 43,600 por contribuyente, con un incremento de un 6.2 % respecto del valor esperado de cierre para 2024 (el promedio compuesto anual de los últimos 20 años reporta un crecimiento del presupuesto por contribuyente en menos del 1 % anual).

Este breve análisis busca sustentar un argumento que pareciera que algunos quisieran debilitar y es que se ha aprobado en Guatemala el presupuesto más grande de la historia, no solo en monto absoluto, sino incluso al compararlo con algunas variables relevantes. Y al ser así, el compromiso de la gestión pública debe ser a favor de una mayor transparencia, pero también de una mayor pertinencia y eficiencia.

Finalmente, también quiero aprovechar el espacio para invitar a una reflexión. En su momento, con el actual Ministro de Finanzas Públicas tuvimos la oportunidad de conversar sobre lo apegado o no del presupuesto a la realidad nacional y, en esa ocasión, hace ya varios años llegamos a la conclusión que uno de los aspectos que se han dejado de lado es la suficiencia del presupuesto. Dicho en otras palabras, cualquier nuevo presupuesto aprobado se ha limitado a exponer y discutir incrementos y reparticiones, pero no ha profundizado en evaluar si las asignaciones a cada tema relevante del país son suficientes y si los resultados obtenidos son acordes a lo planificado.

Como conclusión, seguro se diseñarán las formas necesarias para ejecutar el presupuesto en 2025, pero eso no quita de la mesa la necesidad de llegar a un acuerdo sobre cuánto y en dónde. Ojalá y estos bastos recursos se inviertan en el desarrollo económico y social de los guatemaltecos en todo el país y no terminen en las manos de unos pocos que no viven a más de 25 kilómetros de la zona 1 de la ciudad.

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