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El mercado, la mejor predicción para Trump

Con 11 días para el 5 de noviembre, el entusiasmo del electorado está del lado de Trump, aun si las encuestas tradicionales no lo saben reflejar.

Ilustración por República
Rocío Mérida |
25 de octubre, 2024

El mercado: la mejor predicción para Trump

Con las elecciones presidenciales en EE. UU. a poco más de una semana, las predicciones divergen entre los dos principales métodos de medición de intención de voto: las encuestas y las cuotas de los mercados de apuestas. Mientras que las encuestas tradicionales reflejan un empate técnico en el resultado del voto popular —inclinándose hacia los demócratas—, el mercado de apuestas predice ampliamente una victoria para Trump.

La pregunta es, ¿de qué manera el mercado de apuestas sirve como un indicador para predecir un resultado electoral? Aunque muchos expertos cuestionan la validez de las cuotas del mercado como un instrumento para medir la intención de votos, hay muchos factores que las probabilidades abarcan y que escapan los sondeos tradicionales. Aquí hay algunos de los más relevantes.

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Sentimiento del mercado: Las cuotas reflejan el sentimiento colectivo de quienes realizan apuestas. Estos participantes consideran factores como los datos de las encuestas, el impulso de las campañas, las narrativas mediáticas y los problemas económicos o sociales que podrían influir en los votantes. Sin embargo, los mercados de apuestas no solo se basan en quiénes los apostadores quieren que ganen, sino en su percepción de quién tiene más probabilidades de ganar.

Influencia de las encuestas: Las encuestas son una fuente clave para muchos apostadores. A medida que se publican nuevos datos de encuestas, las cuotas se ajustan para reflejar las últimas tendencias. Si las encuestas muestran que un candidato está ganando impulso, los mercados de apuestas pueden ajustar las cuotas, reduciendo las probabilidades para ese candidato.

Información más allá de las encuestas: Los mercados de apuestas a veces incorporan información que no se refleja completamente en las encuestas, como análisis de expertos, conocimiento interno o reportes locales que los apostadores creen que podrían afectar el resultado de la elección. En general, es un instrumento de medición más completo.

Un sondeo tradicional puede ser menos representativo que las cuotas del mercado de apuestas, ya que, solamente cuando hay algo en juego —en este caso, el dinero— puede expresarse bien la confianza y el nivel de intensidad de las preferencias del votante. Subestimar el poder predictivo del mercado de apuestas en las elecciones de EE. UU. es un error del que tenemos que aprender y evitar repetir.

Poder predictivo: Aunque las cuotas de apuestas suelen moverse en línea con los datos de las encuestas, también pueden reaccionar más rápidamente a eventos y narrativas a corto plazo, como debates o escándalos. No siempre reflejan con precisión las intenciones de voto, pero en algunos casos, los mercados de apuestas han superado a las encuestas, especialmente cuando los sondeos son ajustados o poco fiables.

Flujo de dinero: Finalmente, lo más importante. Las cuotas de apuestas también están influenciadas por la cantidad de dinero que se apuesta a cada candidato. Si se colocan grandes sumas de dinero en un candidato, las cuotas pueden cambiar a su favor, incluso si las encuestas no cambian. Esta es la única manera de predecir la intensidad de las preferencias del electorado. Entre más dinero está dispuesto un individuo a invertir en un candidato, más difícil es que cambie su preferencia a último momento.

Muchos consideraron la victoria de Trump sobre Hillary Clinton como una sorpresa. La amplia mayoría de las encuestas situaban a la demócrata como ganadora. Las probabilidades del mercado daban a Trump como ganador, especialmente en los días finales de la contienda. El resultado de las elecciones de 2016 es conocido. El caso es replicable a la victoria de Barack Obama sobre Hillary Clinton en las primarias demócratas de 2008 y en la elección especial para el Senado en 2010 y la victoria de Scott Brown sobre Martha Coakley.

Lo mismo pasó en las elecciones generales en el Reino Unido en 2015, donde el mercado de apuestas predijo la mayoría conservadora de David Cameron en el Parlamento. De igual manera, el mercado fue el más tajante en predecir la victoria de Boris Johnson en 2019.

La teoría de la elección pública critica la representatividad del voto por pluralidad (first-past-the-post), debido a su incapacidad de reflejar la intensidad de las preferencias del votante. Lo mismo pasa con las encuestas. Un sondeo tradicional puede ser menos representativo que las cuotas del mercado de apuestas, ya que, solamente cuando hay algo en juego —en este caso, el dinero— puede expresarse bien la confianza y el nivel de intensidad de las preferencias del votante.

Subestimar el poder predictivo del mercado de apuestas en las elecciones de EE. UU. es un error que muchos han cometido en el pasado, pero del que tenemos que aprender y evitar repetir. Con 11 días para el 5 de noviembre, el entusiasmo del electorado está del lado de Trump, aun si las encuestas tradicionales no lo saben reflejar.

El mercado, la mejor predicción para Trump

Con 11 días para el 5 de noviembre, el entusiasmo del electorado está del lado de Trump, aun si las encuestas tradicionales no lo saben reflejar.

Rocío Mérida |
25 de octubre, 2024
Ilustración por República

El mercado: la mejor predicción para Trump

Con las elecciones presidenciales en EE. UU. a poco más de una semana, las predicciones divergen entre los dos principales métodos de medición de intención de voto: las encuestas y las cuotas de los mercados de apuestas. Mientras que las encuestas tradicionales reflejan un empate técnico en el resultado del voto popular —inclinándose hacia los demócratas—, el mercado de apuestas predice ampliamente una victoria para Trump.

La pregunta es, ¿de qué manera el mercado de apuestas sirve como un indicador para predecir un resultado electoral? Aunque muchos expertos cuestionan la validez de las cuotas del mercado como un instrumento para medir la intención de votos, hay muchos factores que las probabilidades abarcan y que escapan los sondeos tradicionales. Aquí hay algunos de los más relevantes.

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Sentimiento del mercado: Las cuotas reflejan el sentimiento colectivo de quienes realizan apuestas. Estos participantes consideran factores como los datos de las encuestas, el impulso de las campañas, las narrativas mediáticas y los problemas económicos o sociales que podrían influir en los votantes. Sin embargo, los mercados de apuestas no solo se basan en quiénes los apostadores quieren que ganen, sino en su percepción de quién tiene más probabilidades de ganar.

Influencia de las encuestas: Las encuestas son una fuente clave para muchos apostadores. A medida que se publican nuevos datos de encuestas, las cuotas se ajustan para reflejar las últimas tendencias. Si las encuestas muestran que un candidato está ganando impulso, los mercados de apuestas pueden ajustar las cuotas, reduciendo las probabilidades para ese candidato.

Información más allá de las encuestas: Los mercados de apuestas a veces incorporan información que no se refleja completamente en las encuestas, como análisis de expertos, conocimiento interno o reportes locales que los apostadores creen que podrían afectar el resultado de la elección. En general, es un instrumento de medición más completo.

Un sondeo tradicional puede ser menos representativo que las cuotas del mercado de apuestas, ya que, solamente cuando hay algo en juego —en este caso, el dinero— puede expresarse bien la confianza y el nivel de intensidad de las preferencias del votante. Subestimar el poder predictivo del mercado de apuestas en las elecciones de EE. UU. es un error del que tenemos que aprender y evitar repetir.

Poder predictivo: Aunque las cuotas de apuestas suelen moverse en línea con los datos de las encuestas, también pueden reaccionar más rápidamente a eventos y narrativas a corto plazo, como debates o escándalos. No siempre reflejan con precisión las intenciones de voto, pero en algunos casos, los mercados de apuestas han superado a las encuestas, especialmente cuando los sondeos son ajustados o poco fiables.

Flujo de dinero: Finalmente, lo más importante. Las cuotas de apuestas también están influenciadas por la cantidad de dinero que se apuesta a cada candidato. Si se colocan grandes sumas de dinero en un candidato, las cuotas pueden cambiar a su favor, incluso si las encuestas no cambian. Esta es la única manera de predecir la intensidad de las preferencias del electorado. Entre más dinero está dispuesto un individuo a invertir en un candidato, más difícil es que cambie su preferencia a último momento.

Muchos consideraron la victoria de Trump sobre Hillary Clinton como una sorpresa. La amplia mayoría de las encuestas situaban a la demócrata como ganadora. Las probabilidades del mercado daban a Trump como ganador, especialmente en los días finales de la contienda. El resultado de las elecciones de 2016 es conocido. El caso es replicable a la victoria de Barack Obama sobre Hillary Clinton en las primarias demócratas de 2008 y en la elección especial para el Senado en 2010 y la victoria de Scott Brown sobre Martha Coakley.

Lo mismo pasó en las elecciones generales en el Reino Unido en 2015, donde el mercado de apuestas predijo la mayoría conservadora de David Cameron en el Parlamento. De igual manera, el mercado fue el más tajante en predecir la victoria de Boris Johnson en 2019.

La teoría de la elección pública critica la representatividad del voto por pluralidad (first-past-the-post), debido a su incapacidad de reflejar la intensidad de las preferencias del votante. Lo mismo pasa con las encuestas. Un sondeo tradicional puede ser menos representativo que las cuotas del mercado de apuestas, ya que, solamente cuando hay algo en juego —en este caso, el dinero— puede expresarse bien la confianza y el nivel de intensidad de las preferencias del votante.

Subestimar el poder predictivo del mercado de apuestas en las elecciones de EE. UU. es un error que muchos han cometido en el pasado, pero del que tenemos que aprender y evitar repetir. Con 11 días para el 5 de noviembre, el entusiasmo del electorado está del lado de Trump, aun si las encuestas tradicionales no lo saben reflejar.

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