Después de una semana de análisis sobre lo que la liberación significa para el gobierno de los Estados Unidos, muchos se bambalean entre las posturas que defienden que los aranceles pueden ser una oportunidad o que pueden representar una crisis para Guatemala. Cualquier cosa que se diga, aún es muy prematura para hacer afirmaciones contundentes.
No obstante, entre los que van y los que vienen, lo único serio que se puede argumentar es que el futuro para Guatemala depende de la capacidad que se tenga para establecer rápidamente centros de producción de una escala suficiente como para generar nuevas inversiones. Si queremos ser un jugador clave en la nueva configuración del comercio global, hay que tener al menos los requisitos mínimos para poder jugar.
El miércoles pasado se hizo un evento público en preparación para el ENADE 2025, poniendo sobre la mesa nuevamente la importancia de contar con infraestructura competitiva para atraer inversionistas extranjeros, siendo un detonante del desarrollo a todo nivel. Para producir se necesita contar con territorios aptos para acoger nuevas inversiones, y es ahí donde se vuelve clave la administración municipal.
No es que quiera desligar al gobierno central de su obligación de proveer los elementos básicos de seguridad y promover las ventajas que podamos destacar en comparación con otros países de la región, pero el día a día de una nueva inversión necesitará del trato amigable de la administración local. Con esto en mente, es necesario reconocer que no todo el país cuenta con estas bondades. Y no es por falta de deseo o de intención, sino porque hacer competitivo un territorio necesita de la planificación y continuidad en la ejecución de los proyectos, con alianzas de colaboración entre autoridades, academia, y empresarios.
Haciendo una rápida revisión de los atributos clave para ser competitivos, existe un único corredor económico que cumple con los requisitos que permitirían a Guatemala jugar el nuevo juego del comercio global. Este es el corredor centro-sur del país, que vincula ocho municipios mancomunados alrededor de un eje logístico que facilita la movilización de carga y personas entre la zona portuaria del Pacífico y el área metropolitana.
Un primer paso digno es la inversión en la Vía Exprés nororiente. Si a esto sumamos otras inversiones similares para el Arco Norte Metropolitano, el Arco 18, el Corredor Verde, el Puente Belice II, y el Puente El Frutal, hay una ruta clara de cómo conformar un territorio apto para nuevas inversiones. No será un accidente que se den más inversiones en el país.
Este corredor conecta a Guatemala con Escuintla, teniendo como vía central la CA-09 Sur, con una extensión de casi dos mil kilómetros cuadrados, donde viven más 2.3 millones de guatemaltecos.
Pero estos números no son los que hacen distintivo a este corredor. En cuanto a capacidad productiva, el corredor centro-sur genera el 36 % del PIB del país, lo que se traduce en más de USD 18 800 por habitante al año (tres veces el promedio nacional). En términos de empleo, este corredor aglutina el 17 % de la fuerza laboral, pero es responsable del 51 % del empleo formal del país, con una tasa de formalidad por encima del 70 %. Si se preguntan sobre los salarios, es el único corredor económico del país en donde el salario medio es superior al salario mínimo oficial, y el salario en el sector formal es 44 % mayor que el salario mínimo. Y por si esto no fuera suficiente, es un territorio donde la carga tributaria supera el 14 % del PIB.
Un dato más que no puede faltar: en términos de capital humano, es de los territorios con mayor cobertura educativa (86 % de los alumnos, desde pre primaria hasta diversificado) y con mayor presencia del INTECAP en capacitación técnica (12 % de la PEA, versus un promedio nacional de un 6.5 %).
Entonces, ¿qué le hace falta a este territorio? No hay que ser experto para saberlo, ya que la necesidad de infraestructura sigue siendo el reto. La meta debiera ser movilizar carga lo más rápido posible entre las áreas industriales de la ciudad y los puertos; facilitar la conectividad de las zonas domiciliares con los centros de producción y de formación; contar con zonas destinadas a la provisión de servicios logísticos (e.g. Zonas Francas, Parques Industriales y ZDEEP), y tener acceso expedito a oficinas gubernamentales responsables de la tramitología pertinente (ojalá, simplificada y digitalizada).
Suena a mucho por hacer, pero en algún lugar se debe iniciar. Un primer paso digno de encomiar es la firma del convenio entre las municipalidades de Guatemala, San José Pinula y Fraijanes para la inversión en la Vía Exprés nororiente. Si a esto sumamos otras inversiones similares para el Arco Norte Metropolitano, el Arco 18, el Corredor Verde, el Puente Belice II, y el Puente El Frutal, hay una ruta clara de cómo conformar un territorio apto para nuevas inversiones. No será un accidente que se den más inversiones en el país. Es por esa razón que se necesita del liderazgo local para hacer a Guatemala atractiva ante el mundo.
Después de una semana de análisis sobre lo que la liberación significa para el gobierno de los Estados Unidos, muchos se bambalean entre las posturas que defienden que los aranceles pueden ser una oportunidad o que pueden representar una crisis para Guatemala. Cualquier cosa que se diga, aún es muy prematura para hacer afirmaciones contundentes.
No obstante, entre los que van y los que vienen, lo único serio que se puede argumentar es que el futuro para Guatemala depende de la capacidad que se tenga para establecer rápidamente centros de producción de una escala suficiente como para generar nuevas inversiones. Si queremos ser un jugador clave en la nueva configuración del comercio global, hay que tener al menos los requisitos mínimos para poder jugar.
El miércoles pasado se hizo un evento público en preparación para el ENADE 2025, poniendo sobre la mesa nuevamente la importancia de contar con infraestructura competitiva para atraer inversionistas extranjeros, siendo un detonante del desarrollo a todo nivel. Para producir se necesita contar con territorios aptos para acoger nuevas inversiones, y es ahí donde se vuelve clave la administración municipal.
No es que quiera desligar al gobierno central de su obligación de proveer los elementos básicos de seguridad y promover las ventajas que podamos destacar en comparación con otros países de la región, pero el día a día de una nueva inversión necesitará del trato amigable de la administración local. Con esto en mente, es necesario reconocer que no todo el país cuenta con estas bondades. Y no es por falta de deseo o de intención, sino porque hacer competitivo un territorio necesita de la planificación y continuidad en la ejecución de los proyectos, con alianzas de colaboración entre autoridades, academia, y empresarios.
Haciendo una rápida revisión de los atributos clave para ser competitivos, existe un único corredor económico que cumple con los requisitos que permitirían a Guatemala jugar el nuevo juego del comercio global. Este es el corredor centro-sur del país, que vincula ocho municipios mancomunados alrededor de un eje logístico que facilita la movilización de carga y personas entre la zona portuaria del Pacífico y el área metropolitana.
Un primer paso digno es la inversión en la Vía Exprés nororiente. Si a esto sumamos otras inversiones similares para el Arco Norte Metropolitano, el Arco 18, el Corredor Verde, el Puente Belice II, y el Puente El Frutal, hay una ruta clara de cómo conformar un territorio apto para nuevas inversiones. No será un accidente que se den más inversiones en el país.
Este corredor conecta a Guatemala con Escuintla, teniendo como vía central la CA-09 Sur, con una extensión de casi dos mil kilómetros cuadrados, donde viven más 2.3 millones de guatemaltecos.
Pero estos números no son los que hacen distintivo a este corredor. En cuanto a capacidad productiva, el corredor centro-sur genera el 36 % del PIB del país, lo que se traduce en más de USD 18 800 por habitante al año (tres veces el promedio nacional). En términos de empleo, este corredor aglutina el 17 % de la fuerza laboral, pero es responsable del 51 % del empleo formal del país, con una tasa de formalidad por encima del 70 %. Si se preguntan sobre los salarios, es el único corredor económico del país en donde el salario medio es superior al salario mínimo oficial, y el salario en el sector formal es 44 % mayor que el salario mínimo. Y por si esto no fuera suficiente, es un territorio donde la carga tributaria supera el 14 % del PIB.
Un dato más que no puede faltar: en términos de capital humano, es de los territorios con mayor cobertura educativa (86 % de los alumnos, desde pre primaria hasta diversificado) y con mayor presencia del INTECAP en capacitación técnica (12 % de la PEA, versus un promedio nacional de un 6.5 %).
Entonces, ¿qué le hace falta a este territorio? No hay que ser experto para saberlo, ya que la necesidad de infraestructura sigue siendo el reto. La meta debiera ser movilizar carga lo más rápido posible entre las áreas industriales de la ciudad y los puertos; facilitar la conectividad de las zonas domiciliares con los centros de producción y de formación; contar con zonas destinadas a la provisión de servicios logísticos (e.g. Zonas Francas, Parques Industriales y ZDEEP), y tener acceso expedito a oficinas gubernamentales responsables de la tramitología pertinente (ojalá, simplificada y digitalizada).
Suena a mucho por hacer, pero en algún lugar se debe iniciar. Un primer paso digno de encomiar es la firma del convenio entre las municipalidades de Guatemala, San José Pinula y Fraijanes para la inversión en la Vía Exprés nororiente. Si a esto sumamos otras inversiones similares para el Arco Norte Metropolitano, el Arco 18, el Corredor Verde, el Puente Belice II, y el Puente El Frutal, hay una ruta clara de cómo conformar un territorio apto para nuevas inversiones. No será un accidente que se den más inversiones en el país. Es por esa razón que se necesita del liderazgo local para hacer a Guatemala atractiva ante el mundo.