Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

El lugar de la economía en la educación

.
Warren Orbaugh |
05 de mayo, 2025

Creo que todo el mundo debería estudiar economía. Me refiero a todo el mundo.

Pero, ¿por qué todo el mundo debería saber de economía? ¿Por qué?

¿Es acaso, porque parece que toda cuestión política hoy en día se refiere a problemas llamados económicos? ¿O es porque cada acción que hacemos tiene que ver con la economía? ¿O tal vez, porque al tomar una posición política, o unirse a un partido político, o emitir su voto, todos están, implícitamente, tomando una posición sobre teorías económicas esenciales?

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

¿Es acaso que no podemos eludir la responsabilidad y las consecuencias de las decisiones económicas, ni siquiera eligiendo dejar que algún especialista oscuro de un círculo esotérico decida por nosotros? ¿O es porque no podemos permitirnos el lujo de ser implicados en una política que no rastrea los efectos en nuestro propio interés a largo plazo? ¿O tal vez, lo que no podemos permitirnos es ser conducidos al camino de la servidumbre?

Ya lo dijo Ludwig von Mises en su libro La acción humana, la economía es la filosofía de la vida humana y de la acción humana, y, por lo tanto, concierne a todos y a todo. Cito de su libro:

“[La economía] es la médula de la civilización y de la existencia humana del hombre”.

Consideremos por un momento esta extraordinaria afirmación. La civilización es un estado avanzado de la sociedad humana. Es el producto de hombres civilizados, es decir, de hombres que ya no son primitivos ni incultos. Ambas palabras derivan de la palabra latina 'civitas', que significa ciudad. Pero la “ciudad” no es un estado natural del hombre. Es un arreglo artificial.

La riqueza no es, y quiero enfatizar esto, natural, es artificial. Es creada por el hombre. Es el resultado de la acción intencional y deliberada del hombre.

Es una asociación voluntaria de hombres libres. Es un instrumento por el cual cada asociado, es decir, cada hombre libre, puede construir su vida feliz. Lo cuenta Platón en su libro Politeia o La República. En el libro segundo, Sócrates, hablando con Adeimanto, afirma que hay dos principios subyacentes en cualquier ciudad: primero, la necesidad mutua, porque los hombres no son autosuficientes; y en segundo lugar, la diferencia de aptitud. Cito:

«“La polis [ciudad] se origina, entonces, hasta donde puedo ver, porque el individuo no es autosuficiente, sino que tiene muchas necesidades que no puede satisfacer por sí mismo. ¿O puede sugerir algún otro origen para ello?

—No, no puedo, dijo.

—Y cuando hemos conseguido suficientes personas para satisfacer nuestras muchas y variadas necesidades, hemos reunido a un gran número de socios y ayudantes para vivir en un solo lugar; ¿Y le damos al asentamiento resultante el nombre de polis o ciudad?

— Sí, estoy de acuerdo.

—¿Y en la ciudad todos los intercambios mutuos se hacen bajo la suposición de que las partes en ellos tienen que ganar?

—Ciertamente».

Posteriormente, Aristóteles contribuyó con la afirmación de que la polis es la asociación voluntaria de hombres libres, con el propósito de llevar una vida virtuosa. Y, dijo, llevar una vida virtuosa te traerá felicidad. Pero ¿qué es una vida virtuosa y cómo puede conducir a ella una asociación con comerciantes?

Ayn Rand hizo una contribución significativa a la comprensión de estos conceptos.  En su libro La virtud del egoísmo, muestra los principios fundamentales de una ética prudencial y objetiva. Estableció la relación entre los valores morales y la vida humana. La vida es lo que hace posible el concepto de valor, porque solo puede existir mediante un proceso constante de acción autosostenida; solo buscando y alcanzando aquello que la promueva.

Entonces, ella preguntó: “¿Cuáles son las metas correctas que el hombre debe perseguir? ¿Cuáles son los valores que requiere para su supervivencia?”. Rand señaló que los principales valores del hombre son la Razón, el Propósito y la Autoestima. La razón, porque es la facultad que identifica e integra el material proporcionado por los sentidos del hombre. Es la facultad que permite al hombre construir su conocimiento de la realidad, integrar sus experiencias, identificar lo que es bueno y lo que es malo para él. Es fundamental para la acción prudencial y productiva. Su virtud correspondiente es la racionalidad, que es la acción habitual basada en el reconocimiento y la aceptación de la razón como la única fuente de conocimiento, el único medio para juzgar los valores y la única guía para la acción. Es la virtud básica del hombre y la fuente de todas sus otras virtudes.

El propósito es la aplicación del principio de actuar en consecuencia a lo que se requiere para la supervivencia del hombre en cuanto hombre, a la propia vida. El hombre civil se aleja del hombre bestia, “el mono”, por medio del trabajo productivo. La riqueza no es, y quiero enfatizar esto, natural, es artificial. Es creada por el hombre. Es el resultado de la acción intencional y deliberada del hombre. Una hamburguesa, una computadora, un avión, un rascacielos, el aire acondicionado, internet, la ropa, una teoría científica, una pintura, una escultura, un concierto, una ciudad, todo lo que usamos para hacer nuestra vida más rica, más fácil, más plena, está hecha por el hombre. La riqueza tiene que ser producida y la productividad es la virtud correspondiente del propósito. Es el reconocimiento del hecho de que el trabajo productivo es el proceso por el cual el hombre se libera de la necesidad de adaptarse a su entorno natural, como hacen otros animales, y le da el poder de ajustar su entorno a sí mismo. Humaniza al hombre.

Continuará.

El lugar de la economía en la educación

Warren Orbaugh |
05 de mayo, 2025
.

Creo que todo el mundo debería estudiar economía. Me refiero a todo el mundo.

Pero, ¿por qué todo el mundo debería saber de economía? ¿Por qué?

¿Es acaso, porque parece que toda cuestión política hoy en día se refiere a problemas llamados económicos? ¿O es porque cada acción que hacemos tiene que ver con la economía? ¿O tal vez, porque al tomar una posición política, o unirse a un partido político, o emitir su voto, todos están, implícitamente, tomando una posición sobre teorías económicas esenciales?

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

¿Es acaso que no podemos eludir la responsabilidad y las consecuencias de las decisiones económicas, ni siquiera eligiendo dejar que algún especialista oscuro de un círculo esotérico decida por nosotros? ¿O es porque no podemos permitirnos el lujo de ser implicados en una política que no rastrea los efectos en nuestro propio interés a largo plazo? ¿O tal vez, lo que no podemos permitirnos es ser conducidos al camino de la servidumbre?

Ya lo dijo Ludwig von Mises en su libro La acción humana, la economía es la filosofía de la vida humana y de la acción humana, y, por lo tanto, concierne a todos y a todo. Cito de su libro:

“[La economía] es la médula de la civilización y de la existencia humana del hombre”.

Consideremos por un momento esta extraordinaria afirmación. La civilización es un estado avanzado de la sociedad humana. Es el producto de hombres civilizados, es decir, de hombres que ya no son primitivos ni incultos. Ambas palabras derivan de la palabra latina 'civitas', que significa ciudad. Pero la “ciudad” no es un estado natural del hombre. Es un arreglo artificial.

La riqueza no es, y quiero enfatizar esto, natural, es artificial. Es creada por el hombre. Es el resultado de la acción intencional y deliberada del hombre.

Es una asociación voluntaria de hombres libres. Es un instrumento por el cual cada asociado, es decir, cada hombre libre, puede construir su vida feliz. Lo cuenta Platón en su libro Politeia o La República. En el libro segundo, Sócrates, hablando con Adeimanto, afirma que hay dos principios subyacentes en cualquier ciudad: primero, la necesidad mutua, porque los hombres no son autosuficientes; y en segundo lugar, la diferencia de aptitud. Cito:

«“La polis [ciudad] se origina, entonces, hasta donde puedo ver, porque el individuo no es autosuficiente, sino que tiene muchas necesidades que no puede satisfacer por sí mismo. ¿O puede sugerir algún otro origen para ello?

—No, no puedo, dijo.

—Y cuando hemos conseguido suficientes personas para satisfacer nuestras muchas y variadas necesidades, hemos reunido a un gran número de socios y ayudantes para vivir en un solo lugar; ¿Y le damos al asentamiento resultante el nombre de polis o ciudad?

— Sí, estoy de acuerdo.

—¿Y en la ciudad todos los intercambios mutuos se hacen bajo la suposición de que las partes en ellos tienen que ganar?

—Ciertamente».

Posteriormente, Aristóteles contribuyó con la afirmación de que la polis es la asociación voluntaria de hombres libres, con el propósito de llevar una vida virtuosa. Y, dijo, llevar una vida virtuosa te traerá felicidad. Pero ¿qué es una vida virtuosa y cómo puede conducir a ella una asociación con comerciantes?

Ayn Rand hizo una contribución significativa a la comprensión de estos conceptos.  En su libro La virtud del egoísmo, muestra los principios fundamentales de una ética prudencial y objetiva. Estableció la relación entre los valores morales y la vida humana. La vida es lo que hace posible el concepto de valor, porque solo puede existir mediante un proceso constante de acción autosostenida; solo buscando y alcanzando aquello que la promueva.

Entonces, ella preguntó: “¿Cuáles son las metas correctas que el hombre debe perseguir? ¿Cuáles son los valores que requiere para su supervivencia?”. Rand señaló que los principales valores del hombre son la Razón, el Propósito y la Autoestima. La razón, porque es la facultad que identifica e integra el material proporcionado por los sentidos del hombre. Es la facultad que permite al hombre construir su conocimiento de la realidad, integrar sus experiencias, identificar lo que es bueno y lo que es malo para él. Es fundamental para la acción prudencial y productiva. Su virtud correspondiente es la racionalidad, que es la acción habitual basada en el reconocimiento y la aceptación de la razón como la única fuente de conocimiento, el único medio para juzgar los valores y la única guía para la acción. Es la virtud básica del hombre y la fuente de todas sus otras virtudes.

El propósito es la aplicación del principio de actuar en consecuencia a lo que se requiere para la supervivencia del hombre en cuanto hombre, a la propia vida. El hombre civil se aleja del hombre bestia, “el mono”, por medio del trabajo productivo. La riqueza no es, y quiero enfatizar esto, natural, es artificial. Es creada por el hombre. Es el resultado de la acción intencional y deliberada del hombre. Una hamburguesa, una computadora, un avión, un rascacielos, el aire acondicionado, internet, la ropa, una teoría científica, una pintura, una escultura, un concierto, una ciudad, todo lo que usamos para hacer nuestra vida más rica, más fácil, más plena, está hecha por el hombre. La riqueza tiene que ser producida y la productividad es la virtud correspondiente del propósito. Es el reconocimiento del hecho de que el trabajo productivo es el proceso por el cual el hombre se libera de la necesidad de adaptarse a su entorno natural, como hacen otros animales, y le da el poder de ajustar su entorno a sí mismo. Humaniza al hombre.

Continuará.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?