El incentivo para migrar no es la ausencia de un muro
El control migratorio es necesario a nivel internacional, no solo en Latinoamérica. Sin embargo, el método de Mulino en el Tapón del Darién o de Trump en el muro con México no debe ser la primera herramienta de prevención.
El Tapón del Darién, ubicado entre Panamá y Colombia, es uno de los puntos más importantes para la migración del sur del continente americano a la región centroamericana, que en la mayoría de los casos se dirigen a Estados Unidos. Aunque las características de la selva permiten el paso a pie, las condiciones son amenazantes. Por ejemplo, en el trayecto se pueden encontrar retos como: mafias, violencia sexual, enfermedades mortales (malaria, dengue o ataques de animales salvajes) y cruce de ríos que producen inseguridad al paso. No obstante, esto no impide que más de 100 mil personas busquen cruzarlo todos los años.
El número de migrantes aumenta radicalmente cada año. En 2018 se registraron 9,222 migrantes; en 2019 fueron 22,102; hubo un declive en 2020 por la pandemia, con 6,465 migrantes; en 2021 incrementó a 133,726; 2022 registró 328,650, y en 2023 fueron 520,085. En la mayoría de los años, entre el 20 y 35 % de los migrantes son niños, sin embargo, este número ha incrementado en 2024 con más aceleración que el número de adultos. José Raúl Mulino, presidente electo de Panamá, propone un cambio en 2024 al tomar posesión, afirmando la repatriación de las personas migrantes y el cierre del Tapón de Darién para detener las masas migratorias. No obstante, esto parece imposible, dado que la viabilidad de “cerrar” una selva no es lo mismo que la creación de un muro perimetral, como en el caso de Estados Unidos.
Asimismo, es importante señalar la debilidad de esta herramienta como el único método de reducción de migración, dado que es importante tomar en cuenta el incremento presupuestario de todos los países involucrados, así como la contribución de las fuerzas armadas y el control migratorio de los mismos y no solo de Panamá. Esto no significa que las restricciones a la migración no sean necesarias, sino que debe haber un seguimiento adecuado de los planes gubernamentales sobre cómo controlar el flujo migratorio, iniciando por la estabilidad institucional y el mejoramiento en el sector de seguridad nacional.
El control migratorio es necesario a nivel internacional, no solo en Latinoamérica. Sin embargo, el método de Mulino en el Tapón del Darién o de Trump en la barrera con México no debe ser la primera herramienta de prevención, dado que las causas e incentivos de la migración no se basan en la facilidad de cruce entre fronteras, sino en la debilidad institucional de los países que facilita el ingreso de migrantes, ya sea como ruta de tránsito o para su estadía de forma ilegal.
La necesidad del control para reducir la cantidad de migrantes en la región se debe a las amenazas que estos pueden presentar a todos los países involucrados, es decir, su país de origen, los países utilizados como ruta de paso y para los países a los que buscan llegar -o a los que logran llegar-; incluyendo a la ciudadanía y las instituciones gubernamentales.
Dos casos se pueden presentar acerca de las consecuencias de la migración descontrolada. Primero, el incremento de inseguridad y una demanda laboral que excede la oferta. En la mayoría de los casos, cuando los migrantes no logran llegar al país meta (generalmente Estados Unidos), estos permanecen en uno de los países de paso. En varios casos, las oportunidades laborales para extranjeros indocumentados son reducidas, sino es que nulas. Esto tiene dos posibles consecuencias. Primero, el incremento de vendedores ambulantes en las calles y sin domicilio fijo, lo que les obliga a vivir en las calles, reduciendo el atractivo del país para la inversión extranjera y la atracción de turismo. Segundo, un empeoramiento del ambiente de seguridad, en el que las necesidades económicas son satisfechas a través actos ilegales como robos y sobornos. De la misma forma en la que se produce un sobrante de la oferta de mano de obra del país fin, en el mercado laboral del país de origen habrá un faltante en esta misma.
El control migratorio es necesario a nivel internacional, no solo en Latinoamérica. Sin embargo, el método de Mulino en el Tapón del Darién o de Trump en la barrera con México no debe ser la primera herramienta de prevención, dado que las causas e incentivos de la migración no se basan en la facilidad de cruce entre fronteras, sino en la debilidad institucional de los países que facilita el ingreso de migrantes, ya sea como ruta de tránsito o para su estadía de forma ilegal.
El incentivo para migrar no es la ausencia de un muro
El control migratorio es necesario a nivel internacional, no solo en Latinoamérica. Sin embargo, el método de Mulino en el Tapón del Darién o de Trump en el muro con México no debe ser la primera herramienta de prevención.
El Tapón del Darién, ubicado entre Panamá y Colombia, es uno de los puntos más importantes para la migración del sur del continente americano a la región centroamericana, que en la mayoría de los casos se dirigen a Estados Unidos. Aunque las características de la selva permiten el paso a pie, las condiciones son amenazantes. Por ejemplo, en el trayecto se pueden encontrar retos como: mafias, violencia sexual, enfermedades mortales (malaria, dengue o ataques de animales salvajes) y cruce de ríos que producen inseguridad al paso. No obstante, esto no impide que más de 100 mil personas busquen cruzarlo todos los años.
El número de migrantes aumenta radicalmente cada año. En 2018 se registraron 9,222 migrantes; en 2019 fueron 22,102; hubo un declive en 2020 por la pandemia, con 6,465 migrantes; en 2021 incrementó a 133,726; 2022 registró 328,650, y en 2023 fueron 520,085. En la mayoría de los años, entre el 20 y 35 % de los migrantes son niños, sin embargo, este número ha incrementado en 2024 con más aceleración que el número de adultos. José Raúl Mulino, presidente electo de Panamá, propone un cambio en 2024 al tomar posesión, afirmando la repatriación de las personas migrantes y el cierre del Tapón de Darién para detener las masas migratorias. No obstante, esto parece imposible, dado que la viabilidad de “cerrar” una selva no es lo mismo que la creación de un muro perimetral, como en el caso de Estados Unidos.
Asimismo, es importante señalar la debilidad de esta herramienta como el único método de reducción de migración, dado que es importante tomar en cuenta el incremento presupuestario de todos los países involucrados, así como la contribución de las fuerzas armadas y el control migratorio de los mismos y no solo de Panamá. Esto no significa que las restricciones a la migración no sean necesarias, sino que debe haber un seguimiento adecuado de los planes gubernamentales sobre cómo controlar el flujo migratorio, iniciando por la estabilidad institucional y el mejoramiento en el sector de seguridad nacional.
El control migratorio es necesario a nivel internacional, no solo en Latinoamérica. Sin embargo, el método de Mulino en el Tapón del Darién o de Trump en la barrera con México no debe ser la primera herramienta de prevención, dado que las causas e incentivos de la migración no se basan en la facilidad de cruce entre fronteras, sino en la debilidad institucional de los países que facilita el ingreso de migrantes, ya sea como ruta de tránsito o para su estadía de forma ilegal.
La necesidad del control para reducir la cantidad de migrantes en la región se debe a las amenazas que estos pueden presentar a todos los países involucrados, es decir, su país de origen, los países utilizados como ruta de paso y para los países a los que buscan llegar -o a los que logran llegar-; incluyendo a la ciudadanía y las instituciones gubernamentales.
Dos casos se pueden presentar acerca de las consecuencias de la migración descontrolada. Primero, el incremento de inseguridad y una demanda laboral que excede la oferta. En la mayoría de los casos, cuando los migrantes no logran llegar al país meta (generalmente Estados Unidos), estos permanecen en uno de los países de paso. En varios casos, las oportunidades laborales para extranjeros indocumentados son reducidas, sino es que nulas. Esto tiene dos posibles consecuencias. Primero, el incremento de vendedores ambulantes en las calles y sin domicilio fijo, lo que les obliga a vivir en las calles, reduciendo el atractivo del país para la inversión extranjera y la atracción de turismo. Segundo, un empeoramiento del ambiente de seguridad, en el que las necesidades económicas son satisfechas a través actos ilegales como robos y sobornos. De la misma forma en la que se produce un sobrante de la oferta de mano de obra del país fin, en el mercado laboral del país de origen habrá un faltante en esta misma.
El control migratorio es necesario a nivel internacional, no solo en Latinoamérica. Sin embargo, el método de Mulino en el Tapón del Darién o de Trump en la barrera con México no debe ser la primera herramienta de prevención, dado que las causas e incentivos de la migración no se basan en la facilidad de cruce entre fronteras, sino en la debilidad institucional de los países que facilita el ingreso de migrantes, ya sea como ruta de tránsito o para su estadía de forma ilegal.