El emprendedor guatemalteco: un héroe contracorriente en tiempos de incertidumbre
¿Acaso no debemos preguntarnos qué estamos haciendo para apoyar a estos héroes que siguen apostando por la innovación y el desarrollo de nuestro país?
Según el economista austriaco Joseph Schumpeter, el motor del cambio económico es la innovación, y el emprendedor es su principal agente. La innovación abarca desde la introducción de nuevos productos o métodos de producción hasta la apertura de mercados y la creación de nuevas estructuras industriales o de servicios. No basta con inventar; los inventos se convierten en innovaciones solo cuando se aplican a los procesos productivos y el consumidor los adopta.
El emprendedor es quien implementa estas innovaciones. No todo empresario o administrador es emprendedor, ya que muchos se limitan a gestionar lo existente sin explorar nuevas formas de hacer las cosas. A su vez, los emprendedores no son necesariamente tomadores de riesgos financieros; ese rol corresponde a los accionistas. Lo que distingue a los emprendedores es su capacidad para crear oportunidades o detectar las que otros pasan por alto, valiéndose de su audacia e imaginación.
Sin innovación, la economía se estancaría en un equilibrio estático, donde la acumulación de riqueza se detendría. El emprendedor, al buscar beneficios a través de la innovación, rompe esta inercia y transforma la economía en un proceso dinámico. Pero ¿qué sucede en un país donde el mercado, las reglas y el gobierno dificultan aún más el éxito de ese creador que, rompiendo moldes y esquemas, trata de conquistar al mercado con sus innovaciones? La incertidumbre crece y la resiliencia de estos luchadores comienza a flaquear.
En Guatemala, el proceso innovador enfrenta grandes obstáculos. El sociólogo holandés Geert Hofstede señala que somos uno de los países con mayor aversión a la incertidumbre en el mundo, una barrera que impide el avance de la innovación. Esta requiere una cultura dispuesta a aceptar el fracaso como parte del proceso. Como dijo Thomas Edison tras mil intentos fallidos al inventar la bombilla incandescente en 1879: «Descubrí 999 maneras de no hacer una bombilla». ¿Cuánta resiliencia se necesita para no desmayar ante las dificultades y lograr que el mercado adopte una nueva forma de hacer las cosas?
A los consumidores, empresarios y políticos guatemaltecos les digo: apreciemos a estos héroes que, a pesar de las adversidades, se atreven a innovar y conquistar mercados. Valoremos sus productos y su ingenio, porque son la promesa y la luz al final del túnel para un país que busca desarrollarse y competir en el escenario global.
Según el Foro Económico Mundial, Guatemala está al nivel de Tanzania, Nigeria y Senegal en capacidad de innovación, y comparte con Camerún y Ruanda los niveles educativos. Este contexto adverso limita el pensamiento crítico en nuestro sistema educativo, pero, a pesar de todo, surgen héroes que, contra viento y marea, lanzan productos revolucionarios. Ejemplos como la «Cajita Feliz» y el «McCafé», inventos guatemaltecos de la familia Cofiño; BDG, empresa líder en servicios con robots de software; IUNGO, especializada en robótica de procesos o Yalutec, el primer unicornio guatemalteco que domina el mercado latinoamericano de pagos digitales.
Por eso me entristece ver cómo muchos emprendedores se sienten desamparados y a veces hasta acosados. Recientemente, una amiga emprendedora me escribió: "En lo personal, como empresaria, creo que voy hacia atrás... Estoy agotada, ni ganas de importar productos me dan porque me ofende que debo demostrarle a la SAT que no estoy haciendo trampa, y, aun así, pagar lo que ellos dicen. Al final, me ganan la batalla, aunque mi argumento sea justo. Es una lucha contra el poder, y termino dejándome vencer. Ya ni quiero educar a la próxima generación para continuar, porque la lucha no es justa."
¿Acaso no debemos preguntarnos qué estamos haciendo para apoyar a estos héroes que siguen apostando por la innovación y el desarrollo de nuestro país?
A los consumidores, empresarios y políticos guatemaltecos les digo: apreciemos a estos héroes que, a pesar de las adversidades, se atreven a innovar y conquistar mercados. Valoremos sus productos y su ingenio, porque son la promesa y la luz al final del túnel para un país que busca desarrollarse y competir en el escenario global.
PhD. José Ramiro Bolaños
El emprendedor guatemalteco: un héroe contracorriente en tiempos de incertidumbre
¿Acaso no debemos preguntarnos qué estamos haciendo para apoyar a estos héroes que siguen apostando por la innovación y el desarrollo de nuestro país?
Según el economista austriaco Joseph Schumpeter, el motor del cambio económico es la innovación, y el emprendedor es su principal agente. La innovación abarca desde la introducción de nuevos productos o métodos de producción hasta la apertura de mercados y la creación de nuevas estructuras industriales o de servicios. No basta con inventar; los inventos se convierten en innovaciones solo cuando se aplican a los procesos productivos y el consumidor los adopta.
El emprendedor es quien implementa estas innovaciones. No todo empresario o administrador es emprendedor, ya que muchos se limitan a gestionar lo existente sin explorar nuevas formas de hacer las cosas. A su vez, los emprendedores no son necesariamente tomadores de riesgos financieros; ese rol corresponde a los accionistas. Lo que distingue a los emprendedores es su capacidad para crear oportunidades o detectar las que otros pasan por alto, valiéndose de su audacia e imaginación.
Sin innovación, la economía se estancaría en un equilibrio estático, donde la acumulación de riqueza se detendría. El emprendedor, al buscar beneficios a través de la innovación, rompe esta inercia y transforma la economía en un proceso dinámico. Pero ¿qué sucede en un país donde el mercado, las reglas y el gobierno dificultan aún más el éxito de ese creador que, rompiendo moldes y esquemas, trata de conquistar al mercado con sus innovaciones? La incertidumbre crece y la resiliencia de estos luchadores comienza a flaquear.
En Guatemala, el proceso innovador enfrenta grandes obstáculos. El sociólogo holandés Geert Hofstede señala que somos uno de los países con mayor aversión a la incertidumbre en el mundo, una barrera que impide el avance de la innovación. Esta requiere una cultura dispuesta a aceptar el fracaso como parte del proceso. Como dijo Thomas Edison tras mil intentos fallidos al inventar la bombilla incandescente en 1879: «Descubrí 999 maneras de no hacer una bombilla». ¿Cuánta resiliencia se necesita para no desmayar ante las dificultades y lograr que el mercado adopte una nueva forma de hacer las cosas?
A los consumidores, empresarios y políticos guatemaltecos les digo: apreciemos a estos héroes que, a pesar de las adversidades, se atreven a innovar y conquistar mercados. Valoremos sus productos y su ingenio, porque son la promesa y la luz al final del túnel para un país que busca desarrollarse y competir en el escenario global.
Según el Foro Económico Mundial, Guatemala está al nivel de Tanzania, Nigeria y Senegal en capacidad de innovación, y comparte con Camerún y Ruanda los niveles educativos. Este contexto adverso limita el pensamiento crítico en nuestro sistema educativo, pero, a pesar de todo, surgen héroes que, contra viento y marea, lanzan productos revolucionarios. Ejemplos como la «Cajita Feliz» y el «McCafé», inventos guatemaltecos de la familia Cofiño; BDG, empresa líder en servicios con robots de software; IUNGO, especializada en robótica de procesos o Yalutec, el primer unicornio guatemalteco que domina el mercado latinoamericano de pagos digitales.
Por eso me entristece ver cómo muchos emprendedores se sienten desamparados y a veces hasta acosados. Recientemente, una amiga emprendedora me escribió: "En lo personal, como empresaria, creo que voy hacia atrás... Estoy agotada, ni ganas de importar productos me dan porque me ofende que debo demostrarle a la SAT que no estoy haciendo trampa, y, aun así, pagar lo que ellos dicen. Al final, me ganan la batalla, aunque mi argumento sea justo. Es una lucha contra el poder, y termino dejándome vencer. Ya ni quiero educar a la próxima generación para continuar, porque la lucha no es justa."
¿Acaso no debemos preguntarnos qué estamos haciendo para apoyar a estos héroes que siguen apostando por la innovación y el desarrollo de nuestro país?
A los consumidores, empresarios y políticos guatemaltecos les digo: apreciemos a estos héroes que, a pesar de las adversidades, se atreven a innovar y conquistar mercados. Valoremos sus productos y su ingenio, porque son la promesa y la luz al final del túnel para un país que busca desarrollarse y competir en el escenario global.
PhD. José Ramiro Bolaños