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¿Ejercicio militar o mensaje político?

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Melanie Müllers |
21 de mayo, 2025

Guatemala vuelve a estar en el centro del tablero estratégico centroamericano y de Estados Unidos. Esta semana, nuestro país se convirtió en la sede de Centam Guardian 2025, un ejercicio militar multinacional liderado por el Comando Sur de Estados Unidos que reúne a seis países: Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y República Dominicana. Detrás de las maniobras militares, los simulacros y los uniformes camuflados, se esconde una realidad más profunda: el reposicionamiento de Washington frente a las crecientes amenazas que enfrenta el istmo centroamericano.

Este despliegue no es simplemente una rutina anual de entrenamiento. Es una señal clara del renovado interés estratégico de Estados Unidos en la región. En un momento en que el narcotráfico, las pandillas transnacionales y los flujos migratorios descontrolados coinciden con amenazas cibernéticas y la influencia de instituciones gubernamentales como las de China y Rusia, el Pentágono refuerza su presencia bajo el argumento de “ciberseguridad y cooperación”.

Las maniobras militares de Centam Guardian son relevantes por su alcance simbólico y operativo. Guatemala, como anfitrión, reafirma su papel como socio estratégico de Estados Unidos en temas de seguridad. Y al mismo tiempo, se convierte en terreno de ensayo para probar capacidades conjuntas que buscan salvaguardar no solo la paz regional, sino los intereses hemisféricos. La portavoz del Ejército guatemalteco, Marie Argueta, lo resumió con precisión: “Este es un ejercicio diseñado para mejorar la capacidad de respuesta conjunta frente a amenazas como el narcotráfico y las estructuras criminales transnacionales”.

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Pero el contexto no puede ignorarse. La elección de Guatemala como sede no es casual. En abril, el embajador de Estados Unidos, Tobin Bradley, ya había adelantado que Washington invertiría recursos técnicos y humanos para mejorar la seguridad portuaria del país. Esta semana se confirmó: en paralelo al ejercicio militar, se firmará un acuerdo bilateral para ampliar las capacidades del sistema portuario guatemalteco con apoyo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos. ¿Estamos hablando de infraestructura logística o de una base de operaciones geopolítica encubierta?

La violencia en Centroamérica no se combate solo con helicópteros y radares, se combate con instituciones fuertes y un Ministerio de Gobernación activado al cien.

A esto se suma el claro mensaje emitido por el comandante del Comando Sur, Alvin Holsey, quien advirtió sobre “Actores estatales malignos” que erosionan la democracia en América Central. En diplomacia militar, esa frase apunta, sin nombrarlos, a China y a Rusia. Y en una región donde la influencia de Pekín tiene crecimiento en obras públicas, telecomunicaciones y préstamos con bajas tasas de interés, esta advertencia debe leerse como parte de una estrategia de contención.

Tenemos que preguntarnos: ¿Qué papel está dispuesto a jugar Guatemala en este nuevo ajedrez de poder? ¿Podrá mantener una política exterior soberana o seguirá el guion de alineamientos automáticos con Washington? Las respuestas no son simples. Por un lado, la cooperación con Estados Unidos podria traer consigo apoyo económico, seguridad y legitimidad internacional. Por otro, también puede implicar una dependencia estratégica que limite márgenes de maniobra frente a otros actores globales.

Desde la óptica de la sociedad civil, el reto es doble: debemos exigir transparencia sobre el alcance real de estos ejercicios y asegurarse de que el fortalecimiento militar no sea excusa para evitar discusiones pendientes sobre la seguridad ciudadana y la justicia. La violencia en Centroamérica no se combate solo con helicópteros y radares, se combate con instituciones fuertes y un Ministerio de Gobernación activado al cien.

Guatemala tiene la oportunidad de jugar un rol protagónico en el rediseño de la seguridad regional. Pero para hacerlo, debe evitar convertirse en peón de conflictos ajenos. Centam Guardian 2025 no debe ser solo un simulacro de fuerza. Debería de convertirse en una plataforma de verdadera cooperación, desarrollo y diálogo para que quizás nos eliminen de la lista con el 10 % de arancel.

¿Ejercicio militar o mensaje político?

Melanie Müllers |
21 de mayo, 2025
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Guatemala vuelve a estar en el centro del tablero estratégico centroamericano y de Estados Unidos. Esta semana, nuestro país se convirtió en la sede de Centam Guardian 2025, un ejercicio militar multinacional liderado por el Comando Sur de Estados Unidos que reúne a seis países: Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y República Dominicana. Detrás de las maniobras militares, los simulacros y los uniformes camuflados, se esconde una realidad más profunda: el reposicionamiento de Washington frente a las crecientes amenazas que enfrenta el istmo centroamericano.

Este despliegue no es simplemente una rutina anual de entrenamiento. Es una señal clara del renovado interés estratégico de Estados Unidos en la región. En un momento en que el narcotráfico, las pandillas transnacionales y los flujos migratorios descontrolados coinciden con amenazas cibernéticas y la influencia de instituciones gubernamentales como las de China y Rusia, el Pentágono refuerza su presencia bajo el argumento de “ciberseguridad y cooperación”.

Las maniobras militares de Centam Guardian son relevantes por su alcance simbólico y operativo. Guatemala, como anfitrión, reafirma su papel como socio estratégico de Estados Unidos en temas de seguridad. Y al mismo tiempo, se convierte en terreno de ensayo para probar capacidades conjuntas que buscan salvaguardar no solo la paz regional, sino los intereses hemisféricos. La portavoz del Ejército guatemalteco, Marie Argueta, lo resumió con precisión: “Este es un ejercicio diseñado para mejorar la capacidad de respuesta conjunta frente a amenazas como el narcotráfico y las estructuras criminales transnacionales”.

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Pero el contexto no puede ignorarse. La elección de Guatemala como sede no es casual. En abril, el embajador de Estados Unidos, Tobin Bradley, ya había adelantado que Washington invertiría recursos técnicos y humanos para mejorar la seguridad portuaria del país. Esta semana se confirmó: en paralelo al ejercicio militar, se firmará un acuerdo bilateral para ampliar las capacidades del sistema portuario guatemalteco con apoyo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos. ¿Estamos hablando de infraestructura logística o de una base de operaciones geopolítica encubierta?

La violencia en Centroamérica no se combate solo con helicópteros y radares, se combate con instituciones fuertes y un Ministerio de Gobernación activado al cien.

A esto se suma el claro mensaje emitido por el comandante del Comando Sur, Alvin Holsey, quien advirtió sobre “Actores estatales malignos” que erosionan la democracia en América Central. En diplomacia militar, esa frase apunta, sin nombrarlos, a China y a Rusia. Y en una región donde la influencia de Pekín tiene crecimiento en obras públicas, telecomunicaciones y préstamos con bajas tasas de interés, esta advertencia debe leerse como parte de una estrategia de contención.

Tenemos que preguntarnos: ¿Qué papel está dispuesto a jugar Guatemala en este nuevo ajedrez de poder? ¿Podrá mantener una política exterior soberana o seguirá el guion de alineamientos automáticos con Washington? Las respuestas no son simples. Por un lado, la cooperación con Estados Unidos podria traer consigo apoyo económico, seguridad y legitimidad internacional. Por otro, también puede implicar una dependencia estratégica que limite márgenes de maniobra frente a otros actores globales.

Desde la óptica de la sociedad civil, el reto es doble: debemos exigir transparencia sobre el alcance real de estos ejercicios y asegurarse de que el fortalecimiento militar no sea excusa para evitar discusiones pendientes sobre la seguridad ciudadana y la justicia. La violencia en Centroamérica no se combate solo con helicópteros y radares, se combate con instituciones fuertes y un Ministerio de Gobernación activado al cien.

Guatemala tiene la oportunidad de jugar un rol protagónico en el rediseño de la seguridad regional. Pero para hacerlo, debe evitar convertirse en peón de conflictos ajenos. Centam Guardian 2025 no debe ser solo un simulacro de fuerza. Debería de convertirse en una plataforma de verdadera cooperación, desarrollo y diálogo para que quizás nos eliminen de la lista con el 10 % de arancel.

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