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De la librera: “De cara al sol”, una novela fascinante

.
Rodrigo Fernández Ordóñez |
23 de mayo, 2025

Guatemala, 1907. Un grupo de amigos conspiran para asesinar al dictador Manuel Estrada Cabrera, a quien consideran un tirano y un usurpador del poder. El medio para lograr el terrible propósito es una bomba. Esta es la premisa sobre la que se construye esta fascinante novela, basada en hechos reales y afortunado debut del abogado y novelista Milton Argueta Pinto, conduciéndonos de forma bien informada y amena por un viaje en el tiempo por ese país dominado por las más bajas pasiones del hombre: la delación, el abuso del poder y la cobardía durante los primeros años de una dictadura que habría de durar mucho, demasiado tiempo.

La novela ofrece un poco de todo para cualquier tipo de lector. Para quien guste de la novela histórica, esta presenta una minuciosa reconstrucción de la Guatemala de principios del siglo XX, con sus lugares más conocidos, recorriendo la vida urbana de aquellos tiempos; si al lector le gusta la novela de ficción pura y dura, esta también ofrece un relato bien planteado y muy bien desarrollado, en donde los giros de la ficción no lo van a dejar que abandone la novela hasta el final. Si al lector le gusta la intriga política o la novela de suspenso, esta tiene sorpresas y giros a cada vuelta de página. Es una novela completa, redonda, con personajes memorables y, sobre todo, bien narrada.

Lo que demuestra que la habilidad del narrador es que, a pesar de que con una breve consulta en Wikipedia uno puede enterarse del fin de la historia, aun sabiéndolo, uno no puede dejar de leer hasta agotar la última página. El ritmo trepidante que adquiere la novela, como una locomotora (nunca mejor dicho por el contexto histórico de la novela) que va tomando velocidad, no permite que el lector la abandone.

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Uno quiere leerla rápido para saber cómo termina la aventura de los amigos conspiradores, pero a la vez, uno quisiera que se extendiera por un buen tiempo para prolongar el goce de leerla, como ese imposible libro de arena del que hablaba Borges.

Uno quiere saber en qué termina la terrible aventura, aunque ya sepamos en realidad cómo termina. También hay sutiles giros de humor que le dan respiros al lector, porque en el fondo, los hechos narrados son terribles y, sin embargo, la novela, a fuerza de construir sólidos personajes, no es lúgubre sino luminosa.

Desde el punto de vista de un lector, no hay regalo mejor que comprarse una buena novela e ir aprendiendo cosas mientras se adentra en ella. Esa es la virtud de un narrador que no pretende sentar cátedra a cada momento, sino que, con sutileza, va soltando la información para que la novela no se revele como una conferencia. Nunca abandona la ficción y desde allí, aun así, aprendemos. El doctor Argueta es de este tipo de narradores; no nos quiere aleccionar, nos quiere contar una historia, y por ello nos va construyendo todo un entramado de información que necesitaremos para valorar y comprender cada una de las páginas.

“De cara al sol” (Wartime Books, 2025), es una de esas novelas problemáticas para el lector. Uno quiere leerla rápido para saber cómo termina la aventura de los amigos conspiradores, pero a la vez, uno quisiera que se extendiera por un buen tiempo para prolongar el goce de leerla, como ese imposible libro de arena del que hablaba Borges. Es, en definitiva, una extraordinaria novela que vale la pena ser leída con atención, despacio, para gozarse ese viaje al pasado que nos ofrece.

De la librera: “De cara al sol”, una novela fascinante

Rodrigo Fernández Ordóñez |
23 de mayo, 2025
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Guatemala, 1907. Un grupo de amigos conspiran para asesinar al dictador Manuel Estrada Cabrera, a quien consideran un tirano y un usurpador del poder. El medio para lograr el terrible propósito es una bomba. Esta es la premisa sobre la que se construye esta fascinante novela, basada en hechos reales y afortunado debut del abogado y novelista Milton Argueta Pinto, conduciéndonos de forma bien informada y amena por un viaje en el tiempo por ese país dominado por las más bajas pasiones del hombre: la delación, el abuso del poder y la cobardía durante los primeros años de una dictadura que habría de durar mucho, demasiado tiempo.

La novela ofrece un poco de todo para cualquier tipo de lector. Para quien guste de la novela histórica, esta presenta una minuciosa reconstrucción de la Guatemala de principios del siglo XX, con sus lugares más conocidos, recorriendo la vida urbana de aquellos tiempos; si al lector le gusta la novela de ficción pura y dura, esta también ofrece un relato bien planteado y muy bien desarrollado, en donde los giros de la ficción no lo van a dejar que abandone la novela hasta el final. Si al lector le gusta la intriga política o la novela de suspenso, esta tiene sorpresas y giros a cada vuelta de página. Es una novela completa, redonda, con personajes memorables y, sobre todo, bien narrada.

Lo que demuestra que la habilidad del narrador es que, a pesar de que con una breve consulta en Wikipedia uno puede enterarse del fin de la historia, aun sabiéndolo, uno no puede dejar de leer hasta agotar la última página. El ritmo trepidante que adquiere la novela, como una locomotora (nunca mejor dicho por el contexto histórico de la novela) que va tomando velocidad, no permite que el lector la abandone.

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Uno quiere leerla rápido para saber cómo termina la aventura de los amigos conspiradores, pero a la vez, uno quisiera que se extendiera por un buen tiempo para prolongar el goce de leerla, como ese imposible libro de arena del que hablaba Borges.

Uno quiere saber en qué termina la terrible aventura, aunque ya sepamos en realidad cómo termina. También hay sutiles giros de humor que le dan respiros al lector, porque en el fondo, los hechos narrados son terribles y, sin embargo, la novela, a fuerza de construir sólidos personajes, no es lúgubre sino luminosa.

Desde el punto de vista de un lector, no hay regalo mejor que comprarse una buena novela e ir aprendiendo cosas mientras se adentra en ella. Esa es la virtud de un narrador que no pretende sentar cátedra a cada momento, sino que, con sutileza, va soltando la información para que la novela no se revele como una conferencia. Nunca abandona la ficción y desde allí, aun así, aprendemos. El doctor Argueta es de este tipo de narradores; no nos quiere aleccionar, nos quiere contar una historia, y por ello nos va construyendo todo un entramado de información que necesitaremos para valorar y comprender cada una de las páginas.

“De cara al sol” (Wartime Books, 2025), es una de esas novelas problemáticas para el lector. Uno quiere leerla rápido para saber cómo termina la aventura de los amigos conspiradores, pero a la vez, uno quisiera que se extendiera por un buen tiempo para prolongar el goce de leerla, como ese imposible libro de arena del que hablaba Borges. Es, en definitiva, una extraordinaria novela que vale la pena ser leída con atención, despacio, para gozarse ese viaje al pasado que nos ofrece.

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