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Construyendo el futuro con el presupuesto

El dilema de la baja ejecución y la ampliación presupuestaria del 2024 nos desafía a encontrar un equilibrio.

Foto de archivo, Ministerio de Finanzas. Gobierno de Guatemala
Melanie Müllers |
12 de junio, 2024

La ampliación presupuestaria de 2024, es un tema que no solo afecta las arcas del Estado, sino que también incide directamente en la vida de cada guatemalteco. La discusión sobre cómo se deben asignar y utilizar los recursos adicionales es compleja y multifacética, pero es fundamental que la enfrentemos con seriedad y responsabilidad.

En primer lugar, debemos definir claramente nuestras prioridades de gasto. La nación enfrenta numerosas necesidades urgentes. La infraestructura requiere modernización, nuestros sistemas de salud y educación necesitan recursos  para brindar servicios de calidad, la seguridad pública demanda inversiones para garantizar la paz y el bienestar de los guatemaltecos, y los programas sociales son esenciales para combatir la pobreza y la desigualdad. Cada sector tiene una legítima necesidad de fondos, pero debemos establecer un balance que responda a las urgencias más críticas y beneficie al mayor número de personas, lamentablemente la ejecución del prespuesto 2024 ha sido muy baja.

La transparencia en el manejo de los fondos públicos es una preocupación constante en Guatemala. La historia nos ha mostrado que sin una vigilancia adecuada, los recursos pueden desviarse y no alcanzar sus objetivos. Por ello, es imperativo que se  implementen mecanismos robustos de control y auditoría que aseguren que cada quetzal del presupuesto actual llegue a su destino previsto, que ni siquiera llegue es igual de malo. Se deben fortalecer las instituciones y promover una cultura de integridad y responsabilidad en el manejo del dinero público. La confianza de los guatemaltecos en el gobierno depende de la capacidad para actuar con honestidad y transparencia.

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El crecimiento del gasto público debe ir de la mano con una gestión fiscal responsable. Aumentar el presupuesto sin un plan claro para mantener la sostenibilidad fiscal puede llevarnos a un déficit insostenible y a un aumento de la deuda pública. Es vital que los ingresos del Estado, ya sean a través de impuestos o de otras fuentes de financiamiento, crezcan al mismo ritmo que los compromisos de gasto. Solo así podrán asegurar la estabilidad económica a largo plazo y evitar cargar a las futuras generaciones con deudas que no podrán pagar.

Debemos reconocer que el tiempo para una ampliación presupuestaria en 2024 es cuete quemado. Ahora, la responsabilidad es enfocarse en el presupuesto de 2025. Es el momento de trabajar con visión y planificación para crear un presupuesto que no solo atienda las necesidades inmediatas, sino que también lo ejecuten.

Estamos en un momento crucial donde la recuperación económica debe ser una prioridad. El presupuesto nos brinda una oportunidad única para impulsar el crecimiento y reducir las brechas sociales. Sin embargo, esta oportunidad viene con la responsabilidad de asegurar que los fondos se utilicen de manera efectiva y eficiente. La inversión en proyectos que generen empleo y mejoren la calidad de vida de los guatemaltecos debe ser el objetivo principal.

Para que un presupuesto se materialice, se necesita un consenso político amplio. Esto requiere diálogo, negociación y compromiso por parte de todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Se deben dejar de lado las diferencias partidarias y enfocarse en el bienestar común. La falta de consenso solo resulta en bloqueos y retrasos que perjudican a al pais entero.

Una gestión fiscal responsable y transparente mejorará nuestra reputación y nos abrirá puertas a financiamiento externo en condiciones favorables, así como a mayores oportunidades de inversión extranjera.

Debemos reconocer que el tiempo para una ampliación presupuestaria en 2024 es cuete quemado. Ahora, la responsabilidad es enfocarse en el presupuesto de 2025. Es el momento de trabajar con visión y planificación para crear un presupuesto que no solo atienda las necesidades inmediatas, sino que también lo ejecuten. Este es el momento de aprender de los desafíos actuales y pasados para asegurar que el próximo presupuesto refleje las prioridades y aspiraciones de todos los guatemaltecos.

El dilema de la baja ejecución y la ampliación presupuestaria del 2024 nos desafía a encontrar un equilibrio.

Construyendo el futuro con el presupuesto

El dilema de la baja ejecución y la ampliación presupuestaria del 2024 nos desafía a encontrar un equilibrio.

Melanie Müllers |
12 de junio, 2024
Foto de archivo, Ministerio de Finanzas. Gobierno de Guatemala

La ampliación presupuestaria de 2024, es un tema que no solo afecta las arcas del Estado, sino que también incide directamente en la vida de cada guatemalteco. La discusión sobre cómo se deben asignar y utilizar los recursos adicionales es compleja y multifacética, pero es fundamental que la enfrentemos con seriedad y responsabilidad.

En primer lugar, debemos definir claramente nuestras prioridades de gasto. La nación enfrenta numerosas necesidades urgentes. La infraestructura requiere modernización, nuestros sistemas de salud y educación necesitan recursos  para brindar servicios de calidad, la seguridad pública demanda inversiones para garantizar la paz y el bienestar de los guatemaltecos, y los programas sociales son esenciales para combatir la pobreza y la desigualdad. Cada sector tiene una legítima necesidad de fondos, pero debemos establecer un balance que responda a las urgencias más críticas y beneficie al mayor número de personas, lamentablemente la ejecución del prespuesto 2024 ha sido muy baja.

La transparencia en el manejo de los fondos públicos es una preocupación constante en Guatemala. La historia nos ha mostrado que sin una vigilancia adecuada, los recursos pueden desviarse y no alcanzar sus objetivos. Por ello, es imperativo que se  implementen mecanismos robustos de control y auditoría que aseguren que cada quetzal del presupuesto actual llegue a su destino previsto, que ni siquiera llegue es igual de malo. Se deben fortalecer las instituciones y promover una cultura de integridad y responsabilidad en el manejo del dinero público. La confianza de los guatemaltecos en el gobierno depende de la capacidad para actuar con honestidad y transparencia.

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El crecimiento del gasto público debe ir de la mano con una gestión fiscal responsable. Aumentar el presupuesto sin un plan claro para mantener la sostenibilidad fiscal puede llevarnos a un déficit insostenible y a un aumento de la deuda pública. Es vital que los ingresos del Estado, ya sean a través de impuestos o de otras fuentes de financiamiento, crezcan al mismo ritmo que los compromisos de gasto. Solo así podrán asegurar la estabilidad económica a largo plazo y evitar cargar a las futuras generaciones con deudas que no podrán pagar.

Debemos reconocer que el tiempo para una ampliación presupuestaria en 2024 es cuete quemado. Ahora, la responsabilidad es enfocarse en el presupuesto de 2025. Es el momento de trabajar con visión y planificación para crear un presupuesto que no solo atienda las necesidades inmediatas, sino que también lo ejecuten.

Estamos en un momento crucial donde la recuperación económica debe ser una prioridad. El presupuesto nos brinda una oportunidad única para impulsar el crecimiento y reducir las brechas sociales. Sin embargo, esta oportunidad viene con la responsabilidad de asegurar que los fondos se utilicen de manera efectiva y eficiente. La inversión en proyectos que generen empleo y mejoren la calidad de vida de los guatemaltecos debe ser el objetivo principal.

Para que un presupuesto se materialice, se necesita un consenso político amplio. Esto requiere diálogo, negociación y compromiso por parte de todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Se deben dejar de lado las diferencias partidarias y enfocarse en el bienestar común. La falta de consenso solo resulta en bloqueos y retrasos que perjudican a al pais entero.

Una gestión fiscal responsable y transparente mejorará nuestra reputación y nos abrirá puertas a financiamiento externo en condiciones favorables, así como a mayores oportunidades de inversión extranjera.

Debemos reconocer que el tiempo para una ampliación presupuestaria en 2024 es cuete quemado. Ahora, la responsabilidad es enfocarse en el presupuesto de 2025. Es el momento de trabajar con visión y planificación para crear un presupuesto que no solo atienda las necesidades inmediatas, sino que también lo ejecuten. Este es el momento de aprender de los desafíos actuales y pasados para asegurar que el próximo presupuesto refleje las prioridades y aspiraciones de todos los guatemaltecos.

El dilema de la baja ejecución y la ampliación presupuestaria del 2024 nos desafía a encontrar un equilibrio.

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