Bernardo Arévalo: el camaleón político
En otras palabras, ha primado el interés individual que el nacional.
La última encuesta de percepción sobre la Presidencia de Bernardo Arévalo claramente evidencia una caída libre y sin manos en su popularidad. A pesar de que Arévalo inició su mandato como uno de los presidentes más populares en la región, estos primeros nueve meses han desgastado, tanto su imagen, como su agenda de trabajo, si es que alguna vez ha habido una. Dentro de esta encuesta, en donde se consultó a expertos en la materia, se destaca que, aunque sus esfuerzos en el marco de la narrativa de anticorrupción y defensa de la democracia son relativamente exitosos, la ejecución administrativa y el enfrentamiento a las crisis del país hanfracasado. En este sentido, pese a que hay que reconocer que el gabinete de gobierno cuenta con figuras destacadas en sus ámbitos (no todos), la falta de experiencia les ha jugado la vuelta, por lo que los errores que cometen no solo son cada vez más seguidos, sino que también más costosos para la población. En otras palabras, hay una clara dinámica de bola de nieve en donde la acumulación de fracasos y no inversión está sepultando al país en la decadencia.
Ahora bien, a pesar de que el diagnóstico de los expertos es claro, también merece la pena cuestionar algunos aspectos que se mencionan en el diagnóstico, particularmente aquellos relacionados con la defensa de la democracia y los “verdaderos centros de poder” en el gobierno.
¿Aristocracia, oligarquía o democracia?
En la antigüedad, de la mano de pensadores como Aristóteles, se definió la división clásica de las formas de gobierno. Entre ellas se distinguía entre las formas perfectas, con la monarquía, la aristocracia y la democracia, y las imperfectas, las cuales incluían la tiranía, la oligarquía y la demagogia. En este caso, únicamente interesa la aristocracia, la cual se define como el gobierno en donde el poder político lo ostentan los mejores; la democracia, en donde el poder político se ejerce del y para el pueblo; y la oligarquía, que es una forma de gobierno en donde el poder es ejercido por unos pocos para otros pocos.
Teniendo claros estos conceptos y observando las últimas acciones del mandatario, particularmente la conmemoración de una fecha histórica, cuya relevancia no es compartida por todos los guatemaltecos, sino que responde a una agenda ideológica y el acercamiento con grupos indígenas, a quienes se les ha privilegiado de forma discrecional, surgen algunas dudas sobre la verdadera naturaleza del gobierno. Así pues, esto sugiere que más que demócrata, la verdadera cara de este gobierno es de tipo oligárquica, pese a la connotación peyorativa, dado que únicamente se buscará favorecer a aquellos que, no solo muestren afinidad política, sino que también lealtad a los principios del partido. Adicionalmente, esta estructura de gobierno se ha fortalecido debido al aislamiento que han sufrido ideas ajenas a la narrativa oficial o críticas a la manera en la que se ha ejercido el poder.
Arévalo, en vez de ser un líder pragmático y representativo de Guatemala, ha optado por ser un camaleón, ya que, dependiendo de la situación política, él cambiará sus colores para garantizar un mayor acercamiento con quienes sean de su interés.
Asimismo, como se mencionó anteriormente, el gabinete de gobierno de Arévalo está conformado por “los mejores” en su área, similar a un gobierno aristocrático. Ahora bien, los resultados de esta administración, o falta de, contradicen el pensamiento dominante en gran parte de la población, dado que, hasta ahora, se criticaba a los gobiernos por la falta de conocimiento, no obstante, ahora que se tiene mucho conocimiento técnico pero no práctico también estamos estancados. Por lo tanto, la clave está en el balance entre el conocimiento académico y la capacidad de ejecución.
Estas reflexiones demuestran que, aunque Arévalo se ha mostrado como el paladín de la democracia, sus acciones muestran sus verdaderos colores, los cuales, como camaleón, cambian dependiendo de la imagen que quiera mostrar. democrático.
La mano invisible
Otro elemento que llama la atención es que el diagnóstico dedica todo un apartado para explicar cuáles son los actores, ajenos al Ejecutivo, que inciden sobre política nacional. Aunque no es una sorpresa, dada la realidad política, la Embajada de Estados Unidos y la comunidad internacional se posicionan como los principales promotores de la agenda nacional, a diferencia de actores nacionales como el sector privado.
A mi parecer, la falta de liderazgo y decisión por parte de Arévalo para trazar una ruta que refleje los imperativos estratégicos del país ha abierto la puerta a que actores más poderosos tengan incidencia. Más que influencia, por lo que se ha visto a lo largo de estos primeros nueve meses, la comunidad internacional ha tomado al mandatario como un títere y lo ha conducido como si fuera una mano invisible por la arena política. Como consecuencia, Arévalo, en vez de ser un líder pragmático y representativo de Guatemala, ha optado por ser un camaleón, ya que, dependiendo de la situación política, él cambiará sus colores para garantizar un mayor acercamiento con quienes sean de su interés. En otras palabras, ha primado el interés individual que el nacional.
Bernardo Arévalo: el camaleón político
En otras palabras, ha primado el interés individual que el nacional.
La última encuesta de percepción sobre la Presidencia de Bernardo Arévalo claramente evidencia una caída libre y sin manos en su popularidad. A pesar de que Arévalo inició su mandato como uno de los presidentes más populares en la región, estos primeros nueve meses han desgastado, tanto su imagen, como su agenda de trabajo, si es que alguna vez ha habido una. Dentro de esta encuesta, en donde se consultó a expertos en la materia, se destaca que, aunque sus esfuerzos en el marco de la narrativa de anticorrupción y defensa de la democracia son relativamente exitosos, la ejecución administrativa y el enfrentamiento a las crisis del país hanfracasado. En este sentido, pese a que hay que reconocer que el gabinete de gobierno cuenta con figuras destacadas en sus ámbitos (no todos), la falta de experiencia les ha jugado la vuelta, por lo que los errores que cometen no solo son cada vez más seguidos, sino que también más costosos para la población. En otras palabras, hay una clara dinámica de bola de nieve en donde la acumulación de fracasos y no inversión está sepultando al país en la decadencia.
Ahora bien, a pesar de que el diagnóstico de los expertos es claro, también merece la pena cuestionar algunos aspectos que se mencionan en el diagnóstico, particularmente aquellos relacionados con la defensa de la democracia y los “verdaderos centros de poder” en el gobierno.
¿Aristocracia, oligarquía o democracia?
En la antigüedad, de la mano de pensadores como Aristóteles, se definió la división clásica de las formas de gobierno. Entre ellas se distinguía entre las formas perfectas, con la monarquía, la aristocracia y la democracia, y las imperfectas, las cuales incluían la tiranía, la oligarquía y la demagogia. En este caso, únicamente interesa la aristocracia, la cual se define como el gobierno en donde el poder político lo ostentan los mejores; la democracia, en donde el poder político se ejerce del y para el pueblo; y la oligarquía, que es una forma de gobierno en donde el poder es ejercido por unos pocos para otros pocos.
Teniendo claros estos conceptos y observando las últimas acciones del mandatario, particularmente la conmemoración de una fecha histórica, cuya relevancia no es compartida por todos los guatemaltecos, sino que responde a una agenda ideológica y el acercamiento con grupos indígenas, a quienes se les ha privilegiado de forma discrecional, surgen algunas dudas sobre la verdadera naturaleza del gobierno. Así pues, esto sugiere que más que demócrata, la verdadera cara de este gobierno es de tipo oligárquica, pese a la connotación peyorativa, dado que únicamente se buscará favorecer a aquellos que, no solo muestren afinidad política, sino que también lealtad a los principios del partido. Adicionalmente, esta estructura de gobierno se ha fortalecido debido al aislamiento que han sufrido ideas ajenas a la narrativa oficial o críticas a la manera en la que se ha ejercido el poder.
Arévalo, en vez de ser un líder pragmático y representativo de Guatemala, ha optado por ser un camaleón, ya que, dependiendo de la situación política, él cambiará sus colores para garantizar un mayor acercamiento con quienes sean de su interés.
Asimismo, como se mencionó anteriormente, el gabinete de gobierno de Arévalo está conformado por “los mejores” en su área, similar a un gobierno aristocrático. Ahora bien, los resultados de esta administración, o falta de, contradicen el pensamiento dominante en gran parte de la población, dado que, hasta ahora, se criticaba a los gobiernos por la falta de conocimiento, no obstante, ahora que se tiene mucho conocimiento técnico pero no práctico también estamos estancados. Por lo tanto, la clave está en el balance entre el conocimiento académico y la capacidad de ejecución.
Estas reflexiones demuestran que, aunque Arévalo se ha mostrado como el paladín de la democracia, sus acciones muestran sus verdaderos colores, los cuales, como camaleón, cambian dependiendo de la imagen que quiera mostrar. democrático.
La mano invisible
Otro elemento que llama la atención es que el diagnóstico dedica todo un apartado para explicar cuáles son los actores, ajenos al Ejecutivo, que inciden sobre política nacional. Aunque no es una sorpresa, dada la realidad política, la Embajada de Estados Unidos y la comunidad internacional se posicionan como los principales promotores de la agenda nacional, a diferencia de actores nacionales como el sector privado.
A mi parecer, la falta de liderazgo y decisión por parte de Arévalo para trazar una ruta que refleje los imperativos estratégicos del país ha abierto la puerta a que actores más poderosos tengan incidencia. Más que influencia, por lo que se ha visto a lo largo de estos primeros nueve meses, la comunidad internacional ha tomado al mandatario como un títere y lo ha conducido como si fuera una mano invisible por la arena política. Como consecuencia, Arévalo, en vez de ser un líder pragmático y representativo de Guatemala, ha optado por ser un camaleón, ya que, dependiendo de la situación política, él cambiará sus colores para garantizar un mayor acercamiento con quienes sean de su interés. En otras palabras, ha primado el interés individual que el nacional.