La inauguración del paso a desnivel “La Marimba”, en zona 15 en el que se invirtieron Q11 millones, ha generado polémica. Y es que, nuevamente, se trata de otro paso a desnivel más en una ciudad que sucumbe ante el tráfico, la ineficiencia y el desorden.
Me explico.
Según datos revelados por la Municipalidad de Guatemala, por la zona en donde fue inaugurado el desnivel transitan miles de automovilistas, quienes con el nuevo paso reducirán unos 30 minutos en el tráfico. Hace una semana, también fue inaugurado otro paso a desnivel, llamado La Ceiba, en la misma zona sobre la 14 avenida y bulevar Vista Hermosa. Por la zona —Cayalá y alrededores— se han construido otros tres. Pero el problema es el mismo de siempre: las medidas que se implementan en esta ciudad son exclusivamente para los conductores de automóviles. Y a mí, a pesar de ser uno de ellos, me parece injusto y poco estratégico. El problema central del tráfico está en el exceso de automóviles que circulan por rutas que no fueron diseñadas para la sobrecarga vehicular, pues su concepción original carece de un plan estructural de ciudad moderna. Construir más pasos a desnivel solamente incentivará la conducción del automóvil y será más de lo mismo: un parche sobre un pantalón que ya no sirve, que no se ve bien y que está fuera de moda. Y si no me creen, aquí algunos ejemplos. ¿Recuerdan los tres pasos a desnivel que se hicieron en la ruta de Carretera a El Salvador? Solucionaron el tráfico por algunos años. Hoy intente usted transitar por esa ruta sin tráfico y verá cómo la inversión millonaria que se hizo ya no significa nada. Lo mismo con el paso a desnivel de Muxbal, o el de Santa Rosalía, el del Obelisco y no se diga el Trébol de Vista Hermosa, entre tantos otros.
El problema de la sobrecarga vehicular en una ciudad desorganizada se soluciona apostando por más urbanismo y por diversificar la oferta de transporte: más ciclovías, más espacios peatonales y un sistema de transporte público seguro, limpio, accesible y con cobertura general. No solo lo digo yo, que no soy ni arquitecto ni desarrollador ni urbanista. Lo dicen, precisamente, ellos. ¿Por qué nadie escucha a los expertos?
Y por si fuera poco, el paso a desnivel incluye una frase escrita en braille —un sistema de lectura y escritura táctil pensado para personas ciegas —que reza “Guatemala somos todos”. Pero la frase no puede ser leída ni por los ciegos —porque está en las paredes del paso a desnivel y está elaborada con boyas metálicas de tránsito— ni por resto de personas que no son ciegas, pues tampoco la comprenden porque no leen braille y porque están ocupados conduciendo. No dudo de las buenas intenciones de la artista, pero el problema está en que se pensó en la obra como un adorno con un bonito mensaje pero fracasa en todo sentido. La artista ha revelado que su obra aboga por la inclusión a los ciegos, pero está en un paso a desnivel que ha sido construido para automovilistas —ni ciclistas, ni transeúntes— que conducen porque, precisamente, no son ciegos. ¿Se dan cuenta del fracaso del mensaje y de lo poco inclusivo que es?
Para mí la inclusión es la que valora y respeta todas las capacidades que cohabitan en un espacio diverso, bajo la premisa de que nos enriquecemos en nuestras diferencias. Y sobre todo, la inclusión es crear las bases y abrir los caminos para que todos podamos tener acceso a oportunidades para desarrollarnos y superarnos. Inclusión es construir una ciudad para todos: para ciegos, mudos, sordos, personas con necesidades especiales y con discapacidades físicas, ciclistas, transeúntes, pobres, ricos, hombres, mujeres, niños, ancianos, extranjeros, árboles, plantas y animales. Y este concepto de inclusión también debería estar ahí, es los despachos de las autoridades para que comprendan las verdaderas necesidades de la población y estén dispuestas a hacer a un lado los compromisos políticos e incentivos económicos, para poner al frente a los verdaderos protagonistas de la ciudad: sus ciudadanos. Y me refiero a todos sus ciudadanos, no solo a los que conducen automóvil y no son ciegos.
@jdgodoyes
La inauguración del paso a desnivel “La Marimba”, en zona 15 en el que se invirtieron Q11 millones, ha generado polémica. Y es que, nuevamente, se trata de otro paso a desnivel más en una ciudad que sucumbe ante el tráfico, la ineficiencia y el desorden.
Me explico.
Según datos revelados por la Municipalidad de Guatemala, por la zona en donde fue inaugurado el desnivel transitan miles de automovilistas, quienes con el nuevo paso reducirán unos 30 minutos en el tráfico. Hace una semana, también fue inaugurado otro paso a desnivel, llamado La Ceiba, en la misma zona sobre la 14 avenida y bulevar Vista Hermosa. Por la zona —Cayalá y alrededores— se han construido otros tres. Pero el problema es el mismo de siempre: las medidas que se implementan en esta ciudad son exclusivamente para los conductores de automóviles. Y a mí, a pesar de ser uno de ellos, me parece injusto y poco estratégico. El problema central del tráfico está en el exceso de automóviles que circulan por rutas que no fueron diseñadas para la sobrecarga vehicular, pues su concepción original carece de un plan estructural de ciudad moderna. Construir más pasos a desnivel solamente incentivará la conducción del automóvil y será más de lo mismo: un parche sobre un pantalón que ya no sirve, que no se ve bien y que está fuera de moda. Y si no me creen, aquí algunos ejemplos. ¿Recuerdan los tres pasos a desnivel que se hicieron en la ruta de Carretera a El Salvador? Solucionaron el tráfico por algunos años. Hoy intente usted transitar por esa ruta sin tráfico y verá cómo la inversión millonaria que se hizo ya no significa nada. Lo mismo con el paso a desnivel de Muxbal, o el de Santa Rosalía, el del Obelisco y no se diga el Trébol de Vista Hermosa, entre tantos otros.
El problema de la sobrecarga vehicular en una ciudad desorganizada se soluciona apostando por más urbanismo y por diversificar la oferta de transporte: más ciclovías, más espacios peatonales y un sistema de transporte público seguro, limpio, accesible y con cobertura general. No solo lo digo yo, que no soy ni arquitecto ni desarrollador ni urbanista. Lo dicen, precisamente, ellos. ¿Por qué nadie escucha a los expertos?
Y por si fuera poco, el paso a desnivel incluye una frase escrita en braille —un sistema de lectura y escritura táctil pensado para personas ciegas —que reza “Guatemala somos todos”. Pero la frase no puede ser leída ni por los ciegos —porque está en las paredes del paso a desnivel y está elaborada con boyas metálicas de tránsito— ni por resto de personas que no son ciegas, pues tampoco la comprenden porque no leen braille y porque están ocupados conduciendo. No dudo de las buenas intenciones de la artista, pero el problema está en que se pensó en la obra como un adorno con un bonito mensaje pero fracasa en todo sentido. La artista ha revelado que su obra aboga por la inclusión a los ciegos, pero está en un paso a desnivel que ha sido construido para automovilistas —ni ciclistas, ni transeúntes— que conducen porque, precisamente, no son ciegos. ¿Se dan cuenta del fracaso del mensaje y de lo poco inclusivo que es?
Para mí la inclusión es la que valora y respeta todas las capacidades que cohabitan en un espacio diverso, bajo la premisa de que nos enriquecemos en nuestras diferencias. Y sobre todo, la inclusión es crear las bases y abrir los caminos para que todos podamos tener acceso a oportunidades para desarrollarnos y superarnos. Inclusión es construir una ciudad para todos: para ciegos, mudos, sordos, personas con necesidades especiales y con discapacidades físicas, ciclistas, transeúntes, pobres, ricos, hombres, mujeres, niños, ancianos, extranjeros, árboles, plantas y animales. Y este concepto de inclusión también debería estar ahí, es los despachos de las autoridades para que comprendan las verdaderas necesidades de la población y estén dispuestas a hacer a un lado los compromisos políticos e incentivos económicos, para poner al frente a los verdaderos protagonistas de la ciudad: sus ciudadanos. Y me refiero a todos sus ciudadanos, no solo a los que conducen automóvil y no son ciegos.
@jdgodoyes