Se alcanza el aprendizaje como resultado de un esfuerzo coordinado, constante y complejo de factores múltiples: el alumno, su entorno familiar, el centro educativo elegido, los docentes, el sistema administrativo, los recursos didácticos, y el currículo a aplicarse, entre otros.
La participación de la totalidad de estos factores se modificó existencialmente después de marzo 2020. La pandemia afectó no solo a la educación, sufrió toda la vida acostumbrada, y cómo cada individuo se adaptara al cambio, a nuevos hábitos, nuevas prioridades, nuevas rutas.
El proceso del aprendizaje continuó de acuerdo con las posibilidades de cada centro educativo: o por virtual, o por medios sociales, o por envíos de material escrito, y aún por medirse los logros o carencias del resultado de dos años de distancia. Y luego, viene la recuperación de los pendientes; porque sin duda, si se mide con los parámetros de una entrega presencial de las dinámicas previas, habrá resultados preocupantes. Pero se pregunta, ¿no hubo aprendizaje? La cuestión: si los resultados de aprobación, promoción, y medición, no están de acuerdo con lo establecido por un currículo elaborado desde le 2008, (iniciando con el nivel de preprimaria), que ya era necesaria su revisión y reestructuración para así cumplir con los requerimientos de un nuevo siglo, ahora mas que nunca, a la luz de una entrega distinta, ¿no será obligatoria la modificación del Currículo Nacional Base (CNB), con celeridad, distinta visión, y con la flexibilidad que el mismo establece como una de sus características mas destacadas?
Las oportunidades se presentan, no existen coincidencias.
Se confía a un retorno a la educación presencial, iniciando en modalidad hibrida, siempre y cuando el comportamiento del virus lo permita, y que la ciudadanía viva la responsabilidad cívica en cumplir los efectivos protocolos, los cuales estarán presentes en el futuro.
La palabra de quiebra toda una certeza, pero, es el momento de revisar de fondo el currículo nacional base.
¿Qué es un currículo (de estudios)? De acuerdo con la Real Academia Española, se define como “1. Plan de estudios. 2. Conjunto de estudios y practicas destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus posibilidades.” Este concepto concuerda con el articulo dos de la Constitución Política de la República de Guatemala: “Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República … el desarrollo integral de la persona.”
En el marco de la pandemia, que modificó la entrega de la educación, y permite la revisión de ésta, y de acuerdo con los parámetros mundiales de oportunidades distintas de modelos laborales, es el momento ideal de una revisión curricular; no existen coincidencias.
Se observa la necesidad de mayor participación de la tecnología en el proceso educativo, en todas sus matices y estilos, no solo para la entrega pedagógica, además en el uso de ésta, con una visión que incluya a los cuatro millones de alumnos que están en el sistema escolarizado, y sin dejar en el tintero los que están fuera del mismo.
Se exigen nuevas carreras técnicas que respondan a innovadoras iniciativas, jamás pensadas, resultados de una situación mundial también jamás pensada; visiones creativas, que se alinean a exigencias novedosas. El factor humano está presente; los alumnos prestos a aprender, en una manera que responde a sus características, sus inquietudes sus sueños, sus talentos.
El CNB se auto domina flexible (se invita a su lectura en la página web de Mineduc); es momento de un ejercicio de esta flexiblidad. Se han vivido cambios jamás contemplados, es imperativo una reestructuración del currículo, la inclusión de conectividad y su infraestructura física y virtual en toda la nación, para que, a corto plazo, con o sin presencialidad, el desarrollo de competencias y destrezas, visualizadas con parámetros del siglo 21 en adelante, pueda continuar y ser realidad.
No existen las coincidencias, solo oportunidades.
Se alcanza el aprendizaje como resultado de un esfuerzo coordinado, constante y complejo de factores múltiples: el alumno, su entorno familiar, el centro educativo elegido, los docentes, el sistema administrativo, los recursos didácticos, y el currículo a aplicarse, entre otros.
La participación de la totalidad de estos factores se modificó existencialmente después de marzo 2020. La pandemia afectó no solo a la educación, sufrió toda la vida acostumbrada, y cómo cada individuo se adaptara al cambio, a nuevos hábitos, nuevas prioridades, nuevas rutas.
El proceso del aprendizaje continuó de acuerdo con las posibilidades de cada centro educativo: o por virtual, o por medios sociales, o por envíos de material escrito, y aún por medirse los logros o carencias del resultado de dos años de distancia. Y luego, viene la recuperación de los pendientes; porque sin duda, si se mide con los parámetros de una entrega presencial de las dinámicas previas, habrá resultados preocupantes. Pero se pregunta, ¿no hubo aprendizaje? La cuestión: si los resultados de aprobación, promoción, y medición, no están de acuerdo con lo establecido por un currículo elaborado desde le 2008, (iniciando con el nivel de preprimaria), que ya era necesaria su revisión y reestructuración para así cumplir con los requerimientos de un nuevo siglo, ahora mas que nunca, a la luz de una entrega distinta, ¿no será obligatoria la modificación del Currículo Nacional Base (CNB), con celeridad, distinta visión, y con la flexibilidad que el mismo establece como una de sus características mas destacadas?
Las oportunidades se presentan, no existen coincidencias.
Se confía a un retorno a la educación presencial, iniciando en modalidad hibrida, siempre y cuando el comportamiento del virus lo permita, y que la ciudadanía viva la responsabilidad cívica en cumplir los efectivos protocolos, los cuales estarán presentes en el futuro.
La palabra de quiebra toda una certeza, pero, es el momento de revisar de fondo el currículo nacional base.
¿Qué es un currículo (de estudios)? De acuerdo con la Real Academia Española, se define como “1. Plan de estudios. 2. Conjunto de estudios y practicas destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus posibilidades.” Este concepto concuerda con el articulo dos de la Constitución Política de la República de Guatemala: “Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República … el desarrollo integral de la persona.”
En el marco de la pandemia, que modificó la entrega de la educación, y permite la revisión de ésta, y de acuerdo con los parámetros mundiales de oportunidades distintas de modelos laborales, es el momento ideal de una revisión curricular; no existen coincidencias.
Se observa la necesidad de mayor participación de la tecnología en el proceso educativo, en todas sus matices y estilos, no solo para la entrega pedagógica, además en el uso de ésta, con una visión que incluya a los cuatro millones de alumnos que están en el sistema escolarizado, y sin dejar en el tintero los que están fuera del mismo.
Se exigen nuevas carreras técnicas que respondan a innovadoras iniciativas, jamás pensadas, resultados de una situación mundial también jamás pensada; visiones creativas, que se alinean a exigencias novedosas. El factor humano está presente; los alumnos prestos a aprender, en una manera que responde a sus características, sus inquietudes sus sueños, sus talentos.
El CNB se auto domina flexible (se invita a su lectura en la página web de Mineduc); es momento de un ejercicio de esta flexiblidad. Se han vivido cambios jamás contemplados, es imperativo una reestructuración del currículo, la inclusión de conectividad y su infraestructura física y virtual en toda la nación, para que, a corto plazo, con o sin presencialidad, el desarrollo de competencias y destrezas, visualizadas con parámetros del siglo 21 en adelante, pueda continuar y ser realidad.
No existen las coincidencias, solo oportunidades.