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Naciones partidas por el coronavirus

Redacción República
22 de mayo, 2020

“Naciones partidas por el coronavirus”, es un artículo escrito por Mario Duarte, exsecretario de Inteligencia Estratégica de Guatemala.

Sin duda alguna, nos guste o no, el coronavirus podría haber puesto fin a la sociedad tal y como la conocemos. En todo el mundo ya no hay ningún intento de civilidad y decoro por parte de facciones políticas de izquierda y mucho menos de sus ciegos seguidores en diferentes sectores de la sociedad.

Existe una sensación generalizada de que las naciones ya no son comunidades de personas con antecedentes e intereses comunes, pero son ahora campos de batalla donde ciertos políticos están librando una guerra de tierra arrasada por el control del poder y la ciudadanía honesta y trabajadora está atrapada entre medidas opresivas de cuarentena y la incompetencia de los gobiernos locales para responder adecuadamente a la crisis de la Covid-19.

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Es casi imposible ignorar el sentimiento persistente de que nuestras sociedades han sido desgarradas a lo largo de la línea ideológica y que nuestras naciones están siendo partidas violentamente por la mitad por aquellos que buscan imponer el socialismo durante esta crisis mundial.

Historia e histeria

En la última década, los principales medios de comunicación han participado descaradamente en la creación de histeria masiva en todo el mundo sobre diferentes temas.

Últimamente se han quejado sin cesar sobre la necesidad de adherirse a una nueva realidad draconiana de aversión al riesgo debido al coronavirus, o enfrentarse el apocalipsis.

Casualmente en los Estados Unidos los principales medios de comunicación y sus camaradas (periodistas, expertos y personalidades de la televisión), han contaminado incesablemente el Internet, los medios impresos y las ondas de radio y televisión con la farsa del escándalo conocido como Rusia Spygate, ahora desacreditado.

En todo el mundo, la libertad de prensa se aplica solo a aquellos medios que siguen la línea de sus benefactores izquierdistas o que se venden mercenariamente como apologistas de gobiernos incompetentes, y como resultado, los ciudadanos quedan en la oscuridad o perdidos en la niebla de la desinformación y propaganda política.

Para empeorar las cosas, los gigantes tecnológicos censuran sumariamente a quienes cuestionan y no están dispuestos a aceptar la narrativa actual a favor de China, la Organización Mundial de la Salud, los subsidios socialistas y las medidas draconianas de cuarentenas a largo plazo.

Millones de ciudadanos están siendo silenciados por una élite poderosa, reacia a aceptar la disidencia y cientos de miles de personas honestas y trabajadoras incluso están siendo blanco de grupos de activistas izquierdistas por expresar sus pensamientos, sus creencias o su disidencia.

A través del miedo, el pánico y la histeria, las masas están siendo manipuladas hacia una obediencia ciega, y aquellos que analizan racionalmente y exigen que se respeten sus libertades están siendo marginados y empujados no contra las cuerdas, sino hacia la línea donde termina la paz y comienza la guerra.

Balance de medidas y respuestas

En todo el mundo, el dilema actual está entre cerrar países enteros y la actividad económica o volver a la normalidad enfrentándose al sobredimensionado riesgo de un contagio apocalíptico.

En sí mismo, el postulado anterior es erróneo, y es la falacia de suma cero que algunos fanáticos izquierdistas están tratando de imponer a los gobiernos.

La respuesta a la crisis actual de Covid-19 no es ni debe ser una situación de “uno u otro”.

Los verdaderos estadistas y los servidores públicos honestos comprometidos con el bienestar de su gente reunirán todas y cada una de las capacidades y conocimientos disponibles para encontrar respuestas apropiadas, equilibradas y efectivas para combatir a este enemigo invisible llamado coronavirus, mientras permiten que sus vuelvan a funcionar.

No es una tarea fácil, pero no es imposible. El sector privado en todo el mundo tiene el denominador común de ser poderosamente adaptable; las personas dispuestas a trabajar y prosperar son debidamente responsables y obedientes.

Por lo general, es el obstinado y burocrático Leviatán gubernamental que entorpece la adaptabilidad dinámica y de resolución de problemas que requiere nuestro mundo interconectado.

En este punto, la inteligencia estratégica se vuelve crucial para el análisis de escenarios, opciones y toma de decisiones. Los tomadores de decisiones gubernamentales con toda la inteligencia disponible y pertinente, apoyados por estrategas del sector privado y partes interesadas, pueden desarrollar estrategias nacionales de respuesta económica y de salud, y medidas de mitigación a la Covid-19.

Finalmente, cualquier estrategia de respuesta requerirá una comunicación adaptativa y planes de aplicación de la ley respetuosos, para asegurarse de que los ciudadanos sepan y entiendan qué es lo que el bienestar de la nación les exige.

Como dice el refrán en español, “la miel puede más que la hiel”; la amenaza de encarcelamiento y / o cancelación de licencia solo va a galvanizar ciertas posturas antagónicas.

Existen otras medidas más efectivas, como multas y repercusiones monetarias, que podrían garantizar que los ciudadanos se adhieran a los nuevos protocolos de salud y seguridad. Nuestros bolsillos son poderosos incentivos y disuasivos.

Libramiento o enfrentamiento

Como ciudadanos libres de naciones soberanas y sociedades pacíficas, tenemos mucho que perder si no apoyamos y presionamos a nuestros gobiernos a sentirse empoderados para explorar múltiples escenarios y soluciones a esta crisis mundial.

Nuestros gobiernos necesitan sentir que su gente los apoya y confía en que no cederán ante los mercaderes del miedo, las agendas socialistas y los esquemas corruptos y de secuestro de poder.

Sin embargo, los ciudadanos también deben recordar a los que están en el poder que los gobiernos son del pueblo, para el pueblo y por el pueblo y que el bien del país y nuestros derechos divinos, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son prioridades a mantener, respetar y no ser violados.

En estos tiempos estresantes, un comentario duro y desconsiderado podría caldear los ánimos de aquellos que ya están afectados por la cuarentena y el encierro.

Sin embargo, una restricción opresiva y desacertada por parte de un funcionario de gobierno podría provocar la ira y la respuesta violenta de ciudadanos desesperados por averiguar de dónde vendrá la próxima comida de sus familias.

De amigos y enemigos

Como se indicó en un artículo anterior, ninguna otra región podría ser más importante para los EE. UU. en el mundo después de la crisis del Coronavirus que América Latina.

Una vez que termine la crisis, los países del hemisferio occidental lucharán para que sus economías vuelvan a funcionar y el estancamiento económico indudablemente impulsará la migración hacia los Estados Unidos.

Sin embargo, existe una gran oportunidad para que EE. UU. decida en un futuro muy cercano qué países de América Latina son aliados dispuestos a participar en el diseño de nuevas redes regionales de cooperación y desarrollo.

También hay países aliados en todo el mundo, como Taiwán e Israel, con una amplia experiencia en desarrollo sostenible y respuestas de salud que podrían asociarse con los EE. UU. para crear en el hemisferio occidental una organización, digamos una Asociación Latinoamericana de Naciones (ALAN) para promover la cooperación y facilitar el desarrollo económico en la región, y posteriormente un foro de Cooperación Económica de América Latina (CEAL) que promueva el libre-comercio en la región.

La crisis mundial del coronavirus ha creado muchas oportunidades, desafortunadamente países, enemigos de la libertad y la paz, también las han visto y están preparados para establecer disruptivamente su presencia insidiosa en las Américas. ¿Quién prevalecerá?

Naciones partidas por el coronavirus

Redacción República
22 de mayo, 2020

“Naciones partidas por el coronavirus”, es un artículo escrito por Mario Duarte, exsecretario de Inteligencia Estratégica de Guatemala.

Sin duda alguna, nos guste o no, el coronavirus podría haber puesto fin a la sociedad tal y como la conocemos. En todo el mundo ya no hay ningún intento de civilidad y decoro por parte de facciones políticas de izquierda y mucho menos de sus ciegos seguidores en diferentes sectores de la sociedad.

Existe una sensación generalizada de que las naciones ya no son comunidades de personas con antecedentes e intereses comunes, pero son ahora campos de batalla donde ciertos políticos están librando una guerra de tierra arrasada por el control del poder y la ciudadanía honesta y trabajadora está atrapada entre medidas opresivas de cuarentena y la incompetencia de los gobiernos locales para responder adecuadamente a la crisis de la Covid-19.

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Historia e histeria

En la última década, los principales medios de comunicación han participado descaradamente en la creación de histeria masiva en todo el mundo sobre diferentes temas.

Últimamente se han quejado sin cesar sobre la necesidad de adherirse a una nueva realidad draconiana de aversión al riesgo debido al coronavirus, o enfrentarse el apocalipsis.

Casualmente en los Estados Unidos los principales medios de comunicación y sus camaradas (periodistas, expertos y personalidades de la televisión), han contaminado incesablemente el Internet, los medios impresos y las ondas de radio y televisión con la farsa del escándalo conocido como Rusia Spygate, ahora desacreditado.

En todo el mundo, la libertad de prensa se aplica solo a aquellos medios que siguen la línea de sus benefactores izquierdistas o que se venden mercenariamente como apologistas de gobiernos incompetentes, y como resultado, los ciudadanos quedan en la oscuridad o perdidos en la niebla de la desinformación y propaganda política.

Para empeorar las cosas, los gigantes tecnológicos censuran sumariamente a quienes cuestionan y no están dispuestos a aceptar la narrativa actual a favor de China, la Organización Mundial de la Salud, los subsidios socialistas y las medidas draconianas de cuarentenas a largo plazo.

Millones de ciudadanos están siendo silenciados por una élite poderosa, reacia a aceptar la disidencia y cientos de miles de personas honestas y trabajadoras incluso están siendo blanco de grupos de activistas izquierdistas por expresar sus pensamientos, sus creencias o su disidencia.

A través del miedo, el pánico y la histeria, las masas están siendo manipuladas hacia una obediencia ciega, y aquellos que analizan racionalmente y exigen que se respeten sus libertades están siendo marginados y empujados no contra las cuerdas, sino hacia la línea donde termina la paz y comienza la guerra.

Balance de medidas y respuestas

En todo el mundo, el dilema actual está entre cerrar países enteros y la actividad económica o volver a la normalidad enfrentándose al sobredimensionado riesgo de un contagio apocalíptico.

En sí mismo, el postulado anterior es erróneo, y es la falacia de suma cero que algunos fanáticos izquierdistas están tratando de imponer a los gobiernos.

La respuesta a la crisis actual de Covid-19 no es ni debe ser una situación de “uno u otro”.

Los verdaderos estadistas y los servidores públicos honestos comprometidos con el bienestar de su gente reunirán todas y cada una de las capacidades y conocimientos disponibles para encontrar respuestas apropiadas, equilibradas y efectivas para combatir a este enemigo invisible llamado coronavirus, mientras permiten que sus vuelvan a funcionar.

No es una tarea fácil, pero no es imposible. El sector privado en todo el mundo tiene el denominador común de ser poderosamente adaptable; las personas dispuestas a trabajar y prosperar son debidamente responsables y obedientes.

Por lo general, es el obstinado y burocrático Leviatán gubernamental que entorpece la adaptabilidad dinámica y de resolución de problemas que requiere nuestro mundo interconectado.

En este punto, la inteligencia estratégica se vuelve crucial para el análisis de escenarios, opciones y toma de decisiones. Los tomadores de decisiones gubernamentales con toda la inteligencia disponible y pertinente, apoyados por estrategas del sector privado y partes interesadas, pueden desarrollar estrategias nacionales de respuesta económica y de salud, y medidas de mitigación a la Covid-19.

Finalmente, cualquier estrategia de respuesta requerirá una comunicación adaptativa y planes de aplicación de la ley respetuosos, para asegurarse de que los ciudadanos sepan y entiendan qué es lo que el bienestar de la nación les exige.

Como dice el refrán en español, “la miel puede más que la hiel”; la amenaza de encarcelamiento y / o cancelación de licencia solo va a galvanizar ciertas posturas antagónicas.

Existen otras medidas más efectivas, como multas y repercusiones monetarias, que podrían garantizar que los ciudadanos se adhieran a los nuevos protocolos de salud y seguridad. Nuestros bolsillos son poderosos incentivos y disuasivos.

Libramiento o enfrentamiento

Como ciudadanos libres de naciones soberanas y sociedades pacíficas, tenemos mucho que perder si no apoyamos y presionamos a nuestros gobiernos a sentirse empoderados para explorar múltiples escenarios y soluciones a esta crisis mundial.

Nuestros gobiernos necesitan sentir que su gente los apoya y confía en que no cederán ante los mercaderes del miedo, las agendas socialistas y los esquemas corruptos y de secuestro de poder.

Sin embargo, los ciudadanos también deben recordar a los que están en el poder que los gobiernos son del pueblo, para el pueblo y por el pueblo y que el bien del país y nuestros derechos divinos, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son prioridades a mantener, respetar y no ser violados.

En estos tiempos estresantes, un comentario duro y desconsiderado podría caldear los ánimos de aquellos que ya están afectados por la cuarentena y el encierro.

Sin embargo, una restricción opresiva y desacertada por parte de un funcionario de gobierno podría provocar la ira y la respuesta violenta de ciudadanos desesperados por averiguar de dónde vendrá la próxima comida de sus familias.

De amigos y enemigos

Como se indicó en un artículo anterior, ninguna otra región podría ser más importante para los EE. UU. en el mundo después de la crisis del Coronavirus que América Latina.

Una vez que termine la crisis, los países del hemisferio occidental lucharán para que sus economías vuelvan a funcionar y el estancamiento económico indudablemente impulsará la migración hacia los Estados Unidos.

Sin embargo, existe una gran oportunidad para que EE. UU. decida en un futuro muy cercano qué países de América Latina son aliados dispuestos a participar en el diseño de nuevas redes regionales de cooperación y desarrollo.

También hay países aliados en todo el mundo, como Taiwán e Israel, con una amplia experiencia en desarrollo sostenible y respuestas de salud que podrían asociarse con los EE. UU. para crear en el hemisferio occidental una organización, digamos una Asociación Latinoamericana de Naciones (ALAN) para promover la cooperación y facilitar el desarrollo económico en la región, y posteriormente un foro de Cooperación Económica de América Latina (CEAL) que promueva el libre-comercio en la región.

La crisis mundial del coronavirus ha creado muchas oportunidades, desafortunadamente países, enemigos de la libertad y la paz, también las han visto y están preparados para establecer disruptivamente su presencia insidiosa en las Américas. ¿Quién prevalecerá?

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