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La Deuda Pública No Es “Un Apunte Contable”

Daniel Lacalle
20 de octubre, 2020

La deuda pública de España se ha disparado de nuevo, y ya supone más del 110% del PIB actual tras crecer en 100.000 millones en el último año hasta los 1,29 billones a cierre de julio.

Este aumento tan agresivo no puede achacarse “solo” a la crisis del covid-19. La deuda de España ha aumentado porque los gastos no esenciales no solo no se han reducido, sino que ha aumentado el déficit estructural.

Ese aumento del déficit estructural significa que España gasta mucho más de lo que ingresa incluso en periodos de crecimiento. Cabe recordar que el gobierno no aprovechó la época de crecimiento para reducir dicho déficit y que ya antes del Covid-19 aumentó el déficit por encima de su compromiso, revisado varias veces.

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La deuda es un grave problema y el déficit estructural, mayor. Supone menor crecimiento, mayor riesgo y menor productividad a futuro. La deuda que acumulamos es, además, fundamentalmente improductiva. Deuda improductiva es aquella que no genera crecimiento ni ninguna rentabilidad económica real y, por lo tanto, se acumula y funciona como un factor extractivo y una losa para los sectores productivos porque implica más impuestos en el futuro.  Cuantos mayores son los desequilibrios en gasto corriente, administrativo y subvenciones improductivas, mayor es el impacto negativo y extractivo sobre la actividad realmente productiva, y eso se traduce en mayor paro y menor crecimiento.

Sin embargo, el estado español se financia a tipos negativos y la prima de riesgo es baja. Sería un error caer en la autocomplacencia y pensar que la prima de riesgo y bajos tipos son consecuencia de la solvencia y buena política del gobierno. Si tenemos tipos y prima de riesgo baja es porque nos avala Europa y, en particular, Alemania. El Sistema de Liquidación Target 2 es un sistema europeo de transferencias y pagos brutos propiedad de los bancos centrales de la zona Euro. Pues bien, el balance en crédito en Target 2 de Alemania es prácticamente equivalente al balance en débito de España e Italia.  

La prima de riesgo de España solamente refleja que nos avala Europa, y en especial Alemania. El Banco Central Europeo ya ha comprado alrededor del 20% de la deuda de España. ¿Con qué? Con la solvencia crediticia de los agentes económicos de toda la eurozona.

Esto es esencial a la hora de entender por qué la deuda no es un apunte contable y el BCE no puede cancelarla a placer.

El Banco Central Europeo puede endeudarse gracias a la fortaleza de los ahorros y economía de los países miembros de la eurozona. Cuando el Banco Central Europeo (BCE) compra bonos de España para el BCE nuestra deuda es un activo que tiene valor siempre que cumplamos con nuestros compromisos crediticios y seamos deudores fiables. Si el BCE eliminase esa deuda de su balance destruiría sus activos, y con ello la confianza en la viabilidad de estos. Adicionalmente, pondría en riesgo la estabilidad y confianza en toda la zona euro. Si elimina del balance un activo -nuestros bonos- que se supone que ha comprado por su calidad, solvencia y compromiso… ¿Qué podemos pensar que tiene en su balance sino deuda tóxica de países insolventes? De hecho, ¿qué ocurriría con la confianza en el sistema monetario de la zona euro y su estabilidad si el BCE decide eliminar de su activo nuestros bonos?

Eliminar del activo del BCE los bonos de España, Italia o cualquier país pone en seria duda la estabilidad, solvencia y credibilidad del sistema. No solo es reconocer que no somos solventes los emisores que elimina de su balance, igual que cuando un banco hace una provisión por pérdidas, es que pone en duda la solvencia de todo el sistema.

Si el BCE eliminase de su balance todos los bonos comprados a España sería reconocer la insolvencia del país, pero además la imposibilidad de seguir comprando dichos bonos en el futuro. España no solo vería una desbandada de ventas de bonos de inversores privados, sino que daría el mensaje al mundo de que no es fiable prestarle y en cualquier momento puede hacer otra quita porque sigue aumentando desequilibrios anuales, ya que el problema de flujo -aumento y acumulación de déficit anual y con ello emisión de deuda adicional- no se soluciona.

La simpleza de decir que la deuda es un apunte contable que el BCE puede eliminar solo se le puede ocurrir a alguien que no conozca cómo se cimenta la estabilidad del sistema monetario y financiero. A ningún gobernador del Banco Central de Japón se le ocurriría la sandez de eliminar activos -bonos del estado japonés- de su balance porque sería reconocer la insolvencia de su emisor y la inexistencia de valor en los activos que acumula. Sería equivalente a destruir la credibilidad del sistema que da confianza al yen y a la deuda japonesa, sustentada por el ahorro actual y futuro de los japoneses, como la del BCE con el ahorro de los europeos… Y con ello destruir la posibilidad de apoyar a la deuda nacional en el futuro.

 En el momento en el que el Banco Central Europeo reconociese, con una provisión multibillonaria que reconocería pérdidas en una importante parte de sus activos, destruye la confianza en la solvencia del emisor, de los que le avalan -el resto de los países de la Eurozona- y genera una espantada global de inversores en deuda europea ante el riesgo de ver sus inversiones evaporadas. Y, con ello termina destruyendo al euro como moneda de reserva y al BCE como prestamista de último recurso.

El lector nos dirá que a Grecia se le concedió una quita. Es cierto, pero ¿a cambio de qué? A cambio de un amplio y contundente programa de reformas y recortes que devolviese al país a superávit primario en poco tiempo, como ocurrió. Existen las reestructuraciones de deuda, por supuesto, lo que no existen son las reestructuraciones de deuda a cambio de nada. Solo alguien que no tenga ni idea del sistema monetario se puede creer que una reestructuración del 20% de la deuda española en manos del BCE iba a ser gratis. Vendría acompañada de muchos mayores recortes y sacrificios porque la quita es la evidencia de la insolvencia. ´

En cualquier caso, una quita no soluciona nada si el déficit anual sigue desbocado. No solo no evitaríamos los enormes recortes y ajustes exigidos con la quita… En pocos años el endeudamiento del país sería el mismo al acumular déficits estructurales.

Una quita no es un chollo, es la demostración de que el emisor no es un pagador solvente y fiable. Con ello se dinamita el acceso a financiación actual y futuro. No es un cheque en blanco para seguir aumentando desequilibrios.

La deuda no es un apunte contable, es un contrato de compromiso de pago cuyo valor se mantiene porque nuestra garantía y fiabilidad están aseguradas. La deuda, que es un activo en el balance del BCE, mantiene la estabilidad y la solvencia del euro como moneda porque nuestro compromiso como estados miembros es ineludible a la hora de atender a su pago. Si no, el euro desaparcería en poco tiempo.

Aquellos que dicen que es un apunte contable irrelevante son mucho más que irresponsables. Están poniendo en peligro la confianza en el euro y el sistema monetario europeo y, sobre todo, están robando a los ciudadanos de toda la eurozona que avalan con sus ahorros y actividad nuestra capacidad de financiación.

Una unidad de deuda no es “solo un apunte contable”. Es un compromiso de largo plazo que avala nuestra solvencia actual y futura. Destruir la confianza crediticia es destruir el euro y la eurozona.

La Deuda Pública No Es “Un Apunte Contable”

Daniel Lacalle
20 de octubre, 2020

La deuda pública de España se ha disparado de nuevo, y ya supone más del 110% del PIB actual tras crecer en 100.000 millones en el último año hasta los 1,29 billones a cierre de julio.

Este aumento tan agresivo no puede achacarse “solo” a la crisis del covid-19. La deuda de España ha aumentado porque los gastos no esenciales no solo no se han reducido, sino que ha aumentado el déficit estructural.

Ese aumento del déficit estructural significa que España gasta mucho más de lo que ingresa incluso en periodos de crecimiento. Cabe recordar que el gobierno no aprovechó la época de crecimiento para reducir dicho déficit y que ya antes del Covid-19 aumentó el déficit por encima de su compromiso, revisado varias veces.

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La deuda es un grave problema y el déficit estructural, mayor. Supone menor crecimiento, mayor riesgo y menor productividad a futuro. La deuda que acumulamos es, además, fundamentalmente improductiva. Deuda improductiva es aquella que no genera crecimiento ni ninguna rentabilidad económica real y, por lo tanto, se acumula y funciona como un factor extractivo y una losa para los sectores productivos porque implica más impuestos en el futuro.  Cuantos mayores son los desequilibrios en gasto corriente, administrativo y subvenciones improductivas, mayor es el impacto negativo y extractivo sobre la actividad realmente productiva, y eso se traduce en mayor paro y menor crecimiento.

Sin embargo, el estado español se financia a tipos negativos y la prima de riesgo es baja. Sería un error caer en la autocomplacencia y pensar que la prima de riesgo y bajos tipos son consecuencia de la solvencia y buena política del gobierno. Si tenemos tipos y prima de riesgo baja es porque nos avala Europa y, en particular, Alemania. El Sistema de Liquidación Target 2 es un sistema europeo de transferencias y pagos brutos propiedad de los bancos centrales de la zona Euro. Pues bien, el balance en crédito en Target 2 de Alemania es prácticamente equivalente al balance en débito de España e Italia.  

La prima de riesgo de España solamente refleja que nos avala Europa, y en especial Alemania. El Banco Central Europeo ya ha comprado alrededor del 20% de la deuda de España. ¿Con qué? Con la solvencia crediticia de los agentes económicos de toda la eurozona.

Esto es esencial a la hora de entender por qué la deuda no es un apunte contable y el BCE no puede cancelarla a placer.

El Banco Central Europeo puede endeudarse gracias a la fortaleza de los ahorros y economía de los países miembros de la eurozona. Cuando el Banco Central Europeo (BCE) compra bonos de España para el BCE nuestra deuda es un activo que tiene valor siempre que cumplamos con nuestros compromisos crediticios y seamos deudores fiables. Si el BCE eliminase esa deuda de su balance destruiría sus activos, y con ello la confianza en la viabilidad de estos. Adicionalmente, pondría en riesgo la estabilidad y confianza en toda la zona euro. Si elimina del balance un activo -nuestros bonos- que se supone que ha comprado por su calidad, solvencia y compromiso… ¿Qué podemos pensar que tiene en su balance sino deuda tóxica de países insolventes? De hecho, ¿qué ocurriría con la confianza en el sistema monetario de la zona euro y su estabilidad si el BCE decide eliminar de su activo nuestros bonos?

Eliminar del activo del BCE los bonos de España, Italia o cualquier país pone en seria duda la estabilidad, solvencia y credibilidad del sistema. No solo es reconocer que no somos solventes los emisores que elimina de su balance, igual que cuando un banco hace una provisión por pérdidas, es que pone en duda la solvencia de todo el sistema.

Si el BCE eliminase de su balance todos los bonos comprados a España sería reconocer la insolvencia del país, pero además la imposibilidad de seguir comprando dichos bonos en el futuro. España no solo vería una desbandada de ventas de bonos de inversores privados, sino que daría el mensaje al mundo de que no es fiable prestarle y en cualquier momento puede hacer otra quita porque sigue aumentando desequilibrios anuales, ya que el problema de flujo -aumento y acumulación de déficit anual y con ello emisión de deuda adicional- no se soluciona.

La simpleza de decir que la deuda es un apunte contable que el BCE puede eliminar solo se le puede ocurrir a alguien que no conozca cómo se cimenta la estabilidad del sistema monetario y financiero. A ningún gobernador del Banco Central de Japón se le ocurriría la sandez de eliminar activos -bonos del estado japonés- de su balance porque sería reconocer la insolvencia de su emisor y la inexistencia de valor en los activos que acumula. Sería equivalente a destruir la credibilidad del sistema que da confianza al yen y a la deuda japonesa, sustentada por el ahorro actual y futuro de los japoneses, como la del BCE con el ahorro de los europeos… Y con ello destruir la posibilidad de apoyar a la deuda nacional en el futuro.

 En el momento en el que el Banco Central Europeo reconociese, con una provisión multibillonaria que reconocería pérdidas en una importante parte de sus activos, destruye la confianza en la solvencia del emisor, de los que le avalan -el resto de los países de la Eurozona- y genera una espantada global de inversores en deuda europea ante el riesgo de ver sus inversiones evaporadas. Y, con ello termina destruyendo al euro como moneda de reserva y al BCE como prestamista de último recurso.

El lector nos dirá que a Grecia se le concedió una quita. Es cierto, pero ¿a cambio de qué? A cambio de un amplio y contundente programa de reformas y recortes que devolviese al país a superávit primario en poco tiempo, como ocurrió. Existen las reestructuraciones de deuda, por supuesto, lo que no existen son las reestructuraciones de deuda a cambio de nada. Solo alguien que no tenga ni idea del sistema monetario se puede creer que una reestructuración del 20% de la deuda española en manos del BCE iba a ser gratis. Vendría acompañada de muchos mayores recortes y sacrificios porque la quita es la evidencia de la insolvencia. ´

En cualquier caso, una quita no soluciona nada si el déficit anual sigue desbocado. No solo no evitaríamos los enormes recortes y ajustes exigidos con la quita… En pocos años el endeudamiento del país sería el mismo al acumular déficits estructurales.

Una quita no es un chollo, es la demostración de que el emisor no es un pagador solvente y fiable. Con ello se dinamita el acceso a financiación actual y futuro. No es un cheque en blanco para seguir aumentando desequilibrios.

La deuda no es un apunte contable, es un contrato de compromiso de pago cuyo valor se mantiene porque nuestra garantía y fiabilidad están aseguradas. La deuda, que es un activo en el balance del BCE, mantiene la estabilidad y la solvencia del euro como moneda porque nuestro compromiso como estados miembros es ineludible a la hora de atender a su pago. Si no, el euro desaparcería en poco tiempo.

Aquellos que dicen que es un apunte contable irrelevante son mucho más que irresponsables. Están poniendo en peligro la confianza en el euro y el sistema monetario europeo y, sobre todo, están robando a los ciudadanos de toda la eurozona que avalan con sus ahorros y actividad nuestra capacidad de financiación.

Una unidad de deuda no es “solo un apunte contable”. Es un compromiso de largo plazo que avala nuestra solvencia actual y futura. Destruir la confianza crediticia es destruir el euro y la eurozona.

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