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Nuevos comienzos

Carlos Díaz-Durán
15 de enero, 2020

Este año marca el inicio de nuevas eras en diferentes ámbitos y niveles. Desde el punto de vista cronológico, empezamos una nueva década, la tercera de este milenio. Para Guatemala, inicia un nuevo período de gobierno en el que iniciarán su cargo los funcionarios públicos electos en 2019. Año trascendental para la República, se da una renovación de los tres poderes del Estado. Debemos mantener presente que aún queda pendiente la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia; una elección para la cual nos debemos mantener vigilantes pues ha sufrido irregularidades respecto a los tiempos previstos en las normas correspondientes gracias –una vez más- a una resolución antojadiza de la Corte de Constitucionalidad.

Pero bueno, decidí titular esta columna nuevos comienzos, por lo que regreso al tema. Con el cambio de los tres poderes del Estado se generan nuevas oportunidades. Tenemos la oportunidad de recuperar un país que en el último año se ha visto lleno de incertidumbre, de división, de pesimismo y de confrontaciones. Debemos aprovechar estos nuevos comienzos para no repetir errores que como país hemos cometido en el pasado. Recordemos que hace cuatro años, previo a la toma de posesión del gobierno del Presidente Morales existía mucha esperanza de cambio. 

Muchos, cómo es mi caso, no teníamos muchas expectativas de un gobierno liderado por una persona con muy poca experiencia en política, especialmente en un momento tan convulsionado como el que estaba viviendo el país. Sin importar las expectativas que tuviéramos del gobierno ahora saliente, como país cometimos un grave error: nos volcamos a una crítica incesante y destructiva de las acciones del Presidente, que poco a poco se hizo extensiva a la administración pública en general. 

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Con este nuevo comienzo, debemos hacer el esfuerzo de ser más racionales y analíticos, dejando a un lado la emocionalidad y las respuestas viscerales. La crítica es importante y sana, especialmente en una República. No se trata de acatar ciegamente las decisiones de los funcionarios. Se trata de que critiquemos con ánimo de construir la República y no solo con el ánimo de hacer de menos o transmitir desprecio por los gobernantes de turno. Demos el beneficio de la duda y apoyemos las acciones que van en el camino correcto, aun y cuando los funcionarios que las ejecuten no sean de nuestro agrado. 

Por otro lado, nuestra crítica debe ser justa, consciente de que no somos todólogos y que no conocemos muchos de los temas que se vuelven parte de la discusión ciudadana. Es muy fácil decir que no estamos de acuerdo, pero necesitamos un poco más de análisis para justificar el porqué. Debemos tener esto presente, especialmente en esta época en la que nos vemos bombardeados constantemente por grandes cantidades de información y –lastimosamente- de desinformación. Seamos cada vez más analíticos y críticos de la información que recibimos, dejemos de guiarnos por titulares y redacciones maliciosas; cuestionémonos y confrontemos con diversas fuentes. 

Comencemos de nuevo, tratemos esta vez de construir. Hemos demostrado ser un país fuerte, a pesar de muchas adversidades hemos logrado sobreponernos y salir adelante. Los ciclos son importantes.  Aprovechemos el inicio de este nuevo ciclo para dejar atrás discusiones que no han servido para construir absolutamente nada. Sí, sigamos discutiendo y debatiendo ideas, pero hagámoslo con el ánimo de construir. No nos enfrasquemos en cualquier discusión de forma pasional, especialmente de temas que no conocemos a profundidad.  

Comencemos otra vez, construyamos sobre lo que nos ha servido y dejemos de lado lo que nos ha destruido. Comencemos de nuevo, esta vez mejor. 

Nuevos comienzos

Carlos Díaz-Durán
15 de enero, 2020

Este año marca el inicio de nuevas eras en diferentes ámbitos y niveles. Desde el punto de vista cronológico, empezamos una nueva década, la tercera de este milenio. Para Guatemala, inicia un nuevo período de gobierno en el que iniciarán su cargo los funcionarios públicos electos en 2019. Año trascendental para la República, se da una renovación de los tres poderes del Estado. Debemos mantener presente que aún queda pendiente la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia; una elección para la cual nos debemos mantener vigilantes pues ha sufrido irregularidades respecto a los tiempos previstos en las normas correspondientes gracias –una vez más- a una resolución antojadiza de la Corte de Constitucionalidad.

Pero bueno, decidí titular esta columna nuevos comienzos, por lo que regreso al tema. Con el cambio de los tres poderes del Estado se generan nuevas oportunidades. Tenemos la oportunidad de recuperar un país que en el último año se ha visto lleno de incertidumbre, de división, de pesimismo y de confrontaciones. Debemos aprovechar estos nuevos comienzos para no repetir errores que como país hemos cometido en el pasado. Recordemos que hace cuatro años, previo a la toma de posesión del gobierno del Presidente Morales existía mucha esperanza de cambio. 

Muchos, cómo es mi caso, no teníamos muchas expectativas de un gobierno liderado por una persona con muy poca experiencia en política, especialmente en un momento tan convulsionado como el que estaba viviendo el país. Sin importar las expectativas que tuviéramos del gobierno ahora saliente, como país cometimos un grave error: nos volcamos a una crítica incesante y destructiva de las acciones del Presidente, que poco a poco se hizo extensiva a la administración pública en general. 

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Con este nuevo comienzo, debemos hacer el esfuerzo de ser más racionales y analíticos, dejando a un lado la emocionalidad y las respuestas viscerales. La crítica es importante y sana, especialmente en una República. No se trata de acatar ciegamente las decisiones de los funcionarios. Se trata de que critiquemos con ánimo de construir la República y no solo con el ánimo de hacer de menos o transmitir desprecio por los gobernantes de turno. Demos el beneficio de la duda y apoyemos las acciones que van en el camino correcto, aun y cuando los funcionarios que las ejecuten no sean de nuestro agrado. 

Por otro lado, nuestra crítica debe ser justa, consciente de que no somos todólogos y que no conocemos muchos de los temas que se vuelven parte de la discusión ciudadana. Es muy fácil decir que no estamos de acuerdo, pero necesitamos un poco más de análisis para justificar el porqué. Debemos tener esto presente, especialmente en esta época en la que nos vemos bombardeados constantemente por grandes cantidades de información y –lastimosamente- de desinformación. Seamos cada vez más analíticos y críticos de la información que recibimos, dejemos de guiarnos por titulares y redacciones maliciosas; cuestionémonos y confrontemos con diversas fuentes. 

Comencemos de nuevo, tratemos esta vez de construir. Hemos demostrado ser un país fuerte, a pesar de muchas adversidades hemos logrado sobreponernos y salir adelante. Los ciclos son importantes.  Aprovechemos el inicio de este nuevo ciclo para dejar atrás discusiones que no han servido para construir absolutamente nada. Sí, sigamos discutiendo y debatiendo ideas, pero hagámoslo con el ánimo de construir. No nos enfrasquemos en cualquier discusión de forma pasional, especialmente de temas que no conocemos a profundidad.  

Comencemos otra vez, construyamos sobre lo que nos ha servido y dejemos de lado lo que nos ha destruido. Comencemos de nuevo, esta vez mejor. 

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