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¿Democracia o autoritarismo pragmático?

Redacción República
02 de mayo, 2019

José Azel

[email protected]

¿Existe alguna forma de autoritarismosuperior a la democracia como modelo político para acelerar desarrolloeconómico y estabilidad? La pregunta deriva del éxito económico de regímenes autoritariosen China y Singapur, entre otros. Más específicamente, ¿es imprescindible elautoritarismo pragmático bajo ciertas circunstancias nacionales?

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Autoritarismo pragmático es un términorecientemente acuñado para lo que los cientistas políticos llaman dictadurasbenevolentes, despotismo tolerante, o dictablandas. Es decir, describe unmodelo de gobierno donde “un líder autoritario ejerce poder político absolutosobre el Estado, pero lo hace para beneficio de la población en su conjunto”.El término ha sido utilizado para etiquetar regímenes como los de Lee Kuan Yeeen Singapur, Augusto Pinochet en Chile, Mustafá Kemal Atatürk en Turquía, JozipBroz (Tito) en Yugoslavia, y otros.

Lo más preocupante es que el autoritarismopragmático parece estar ganando popularidad como alternativa preferible algobierno democrático. Eso se debe, en parte, al éxito de China y otrosgobiernos autoritarios adoptando pragmáticas reformas orientadas al mercado quegeneran significativo progreso económico sin renunciar al poder. Elautoritarismo pragmático es un modelo muy atractivo para dictadores deseosos deperpetuar sus regímenes autoritarios. El totalitarismo cubano podría deslizarseen esta dirección.

Es importante destacar que mientras versionesantiguas del autoritarismo eran altamente personalistas, el autoritarismopragmático es una forma de dictadura más desarrollada donde el gobierno devienemás institucionalizado. Es también más ideológicamente pragmático que sus cimientosleninistas. El autoritarismo pragmático institucionalizado posibilita unasucesión de liderazgo estructurada, y presta más atención al bienestar social.

La institucionalización del autoritarismoofrece también un mecanismo gubernamental de solución funcional de problemassin tener que lidiar con lo irritante del gobierno democrático. Y permite a losdéspotas flexibilidad ideológica, eficiencia y durabilidad.

Durante años he visitado regímenespracticando diversas formas de autoritarismo pragmático, como China, Vietnam,Laos, Cambodia, Tailandia y otros, para explorar si esos modelos ofrecen unaalternativa mejor al desarrollo que los gobiernos democráticos. La respuesta sencillamentees “no”, porque esos regímenes colectivistas imponen costos inaceptables anuestra dignidad individual.

Me dicen -y esto es ajeno a cualquier terrenodonde yo pueda proclamar conocimientos- que las culturas asiáticas tienenmuchas palabras que simbolizan el colectivo, y pocas o ningunas que reflejenderechos individuales. Presumiblemente, esta inherente limitación lingüísticaimpacta cómo las culturas asiáticas perciben y procesan información referente aderechos individuales versus colectivos.

El punto es que las característicasculturales pueden ser una consideración importante al evaluar cómo diferentesmodelos de gobiernos manejan nuestras percepciones de dignidad. Regímenesautoritarios restringen el derecho de la ciudadanía a la libre expresión,suprimiendo la libertad de palabra y de prensa. Eso ofende nuestra dignidadpersonal occidental, pero puede no ser una gran afrenta en culturas orientales.Sin embargo, encontramos democracias y autoritarismo pragmático en ambasculturas, occidental y oriental.

Cuando el autoritarismo pragmático pisotea ladignidad individual ofrece a cambio un sentido de dignidad colectiva nacionalque demanda mayor respeto por la nación en sí misma. El autoritarismo pragmáticoreivindica la nación, no al individuo.

No teniendo que preocuparse por la dignidad olibertad del individuo, los regímenes autoritarios pueden acelerar cambioseconómicos. Pueden forzar también una menos desigual distribución de losbeneficios económicos que lo que pueden hacer normalmente las democracias. Esolos hace atractivos para algunos. Pero esas no son buenas razones para preferirel autoritarismo pragmático sobre la gobernabilidad democrática.

El crecimiento económico sostenido requiereinnovación, y las innovaciones fluyen de libertades personales, iniciativas yrespeto de nuestra dignidad. Las democracias son flexibles y poseen unadestacada capacidad para cambiar la ruta, política o económica, cuando lascosas no van bien. Regímenes autoritarios reprimen la creatividad, y sonreacios a asumir cambios que puedan minar su autoridad. El crecimientoeconómico sostenido requiere gobernabilidad democrática. Lamentablemente, lasnaciones a menudo definen la democracia en términos colectivistas, exteriorizandoun instinto hacia el autoritarismo.

El autoritarismo pragmático no ofrece másbase de legitimidad política que su retórica de “la nación primero”. La democraciapremia nuestra dignidad individual y nos reconoce como individuos a través dela urna electoral. La superioridad de la democracia descansa en su respeto porlos derechos individuales.

El ultimo libro del Dr. Azel es “Libertadpara novatos”

¿Democracia o autoritarismo pragmático?

Redacción República
02 de mayo, 2019

José Azel

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¿Existe alguna forma de autoritarismosuperior a la democracia como modelo político para acelerar desarrolloeconómico y estabilidad? La pregunta deriva del éxito económico de regímenes autoritariosen China y Singapur, entre otros. Más específicamente, ¿es imprescindible elautoritarismo pragmático bajo ciertas circunstancias nacionales?

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Autoritarismo pragmático es un términorecientemente acuñado para lo que los cientistas políticos llaman dictadurasbenevolentes, despotismo tolerante, o dictablandas. Es decir, describe unmodelo de gobierno donde “un líder autoritario ejerce poder político absolutosobre el Estado, pero lo hace para beneficio de la población en su conjunto”.El término ha sido utilizado para etiquetar regímenes como los de Lee Kuan Yeeen Singapur, Augusto Pinochet en Chile, Mustafá Kemal Atatürk en Turquía, JozipBroz (Tito) en Yugoslavia, y otros.

Lo más preocupante es que el autoritarismopragmático parece estar ganando popularidad como alternativa preferible algobierno democrático. Eso se debe, en parte, al éxito de China y otrosgobiernos autoritarios adoptando pragmáticas reformas orientadas al mercado quegeneran significativo progreso económico sin renunciar al poder. Elautoritarismo pragmático es un modelo muy atractivo para dictadores deseosos deperpetuar sus regímenes autoritarios. El totalitarismo cubano podría deslizarseen esta dirección.

Es importante destacar que mientras versionesantiguas del autoritarismo eran altamente personalistas, el autoritarismopragmático es una forma de dictadura más desarrollada donde el gobierno devienemás institucionalizado. Es también más ideológicamente pragmático que sus cimientosleninistas. El autoritarismo pragmático institucionalizado posibilita unasucesión de liderazgo estructurada, y presta más atención al bienestar social.

La institucionalización del autoritarismoofrece también un mecanismo gubernamental de solución funcional de problemassin tener que lidiar con lo irritante del gobierno democrático. Y permite a losdéspotas flexibilidad ideológica, eficiencia y durabilidad.

Durante años he visitado regímenespracticando diversas formas de autoritarismo pragmático, como China, Vietnam,Laos, Cambodia, Tailandia y otros, para explorar si esos modelos ofrecen unaalternativa mejor al desarrollo que los gobiernos democráticos. La respuesta sencillamentees “no”, porque esos regímenes colectivistas imponen costos inaceptables anuestra dignidad individual.

Me dicen -y esto es ajeno a cualquier terrenodonde yo pueda proclamar conocimientos- que las culturas asiáticas tienenmuchas palabras que simbolizan el colectivo, y pocas o ningunas que reflejenderechos individuales. Presumiblemente, esta inherente limitación lingüísticaimpacta cómo las culturas asiáticas perciben y procesan información referente aderechos individuales versus colectivos.

El punto es que las característicasculturales pueden ser una consideración importante al evaluar cómo diferentesmodelos de gobiernos manejan nuestras percepciones de dignidad. Regímenesautoritarios restringen el derecho de la ciudadanía a la libre expresión,suprimiendo la libertad de palabra y de prensa. Eso ofende nuestra dignidadpersonal occidental, pero puede no ser una gran afrenta en culturas orientales.Sin embargo, encontramos democracias y autoritarismo pragmático en ambasculturas, occidental y oriental.

Cuando el autoritarismo pragmático pisotea ladignidad individual ofrece a cambio un sentido de dignidad colectiva nacionalque demanda mayor respeto por la nación en sí misma. El autoritarismo pragmáticoreivindica la nación, no al individuo.

No teniendo que preocuparse por la dignidad olibertad del individuo, los regímenes autoritarios pueden acelerar cambioseconómicos. Pueden forzar también una menos desigual distribución de losbeneficios económicos que lo que pueden hacer normalmente las democracias. Esolos hace atractivos para algunos. Pero esas no son buenas razones para preferirel autoritarismo pragmático sobre la gobernabilidad democrática.

El crecimiento económico sostenido requiereinnovación, y las innovaciones fluyen de libertades personales, iniciativas yrespeto de nuestra dignidad. Las democracias son flexibles y poseen unadestacada capacidad para cambiar la ruta, política o económica, cuando lascosas no van bien. Regímenes autoritarios reprimen la creatividad, y sonreacios a asumir cambios que puedan minar su autoridad. El crecimientoeconómico sostenido requiere gobernabilidad democrática. Lamentablemente, lasnaciones a menudo definen la democracia en términos colectivistas, exteriorizandoun instinto hacia el autoritarismo.

El autoritarismo pragmático no ofrece másbase de legitimidad política que su retórica de “la nación primero”. La democraciapremia nuestra dignidad individual y nos reconoce como individuos a través dela urna electoral. La superioridad de la democracia descansa en su respeto porlos derechos individuales.

El ultimo libro del Dr. Azel es “Libertadpara novatos”

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