Actualidad
Actualidad
Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Jose Estuardo Valdés Paiz

Redacción República
22 de abril, 2019

Por José Miguel Argueta

Estas líneas son para honrar la memoria de un guatemalteco probo de carácter, tenacidad y voluntad de vida. Falleció como persona libre en un país sometido por la arbitrariedad socialista de la Organización de las Naciones Unidas.

Siguiendo las ideas de Michel de Montaigne en ese itinerario humano de llegar a la verdad, fuerzas de toda índole pretendieron doblegar su voluntad y coraje. Sin embargo, en la semana mayor, precisamente el día en que la humanidad entera conmemora la muerte de Cristo, José Estuardo inicio su camino hacia la trascendencia de Dios.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

La buena vida es aquella que se fundamenta en las cosas más elementales, que exigen disciplina y que nunca olvidan el sendero de la libertad. José Eduardo vivió en un país que progresa y en el cual día a día sucede un milagro cuya manifestación en la voluntad de Dios se expresa en forma suave y controlada en medio de la vorágine de la existencia.

Hace una década, un experimento histórico, socialista, reveló en Guatemala las atrocidades de las cuales, la CICIG se convirtió en instrumento, con el apoyo de apátridas violadores de las garantías de los guatemaltecos, hincó su ponzoña en la vida de un padre de familia, un esposo, un empresario, un trabajador. Con su cautiverio, vejámenes, los guatemaltecos entendieron que la libertad es uno de los derechos fundamentales del ser humano.

Sin embargo, hay quienes ignoran los alcances de la libertad y pretenden que mediante la defensa de los mal llamados derechos colectivos prevalecen los individuales en la noción de bien común. Lamentablemente fueron liberales de izquierda, guatemaltecos, que unen en una diada las libertades civiles y el intervencionismo estatal en contraposición de la verdadera libertad ciudadana, los que aniquilan la vida y derechos de personas como José Eduardo.

Los socialistas guatemaltecos, miopes en todo sentido, con su abolengo de izquierda liberal, que consideran que la posesión de riqueza es sinónimo de entender el liberalismo económico condujeron con su clientelismo de Estado a una crisis de todos los valores guatemaltecos que destruyeron en vida la dignidad de guatemaltecos probos al querer igualar el Derecho, la Política, la Economía dentro de la figura de la Organización de las Naciones Unidas, instrumentalizadas por los agentes fiscalizadores del Estado. Ese experimento histórico se realizó en Guatemala y sucumbió en 2019.

La Organización de las Naciones Unidas y quienes la controlan son responsables desde el momento del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 1966 que de forma forzada haya implementado en la Constitución de la República de Guatemala una idea de justicia que han conllevado los problemas teóricos y prácticos de la democracia en Guatemala.

Honro la memoria de José Eduardo y aliento a su familia y amigos a unirse en ese anhelo único de cultivar la libertad individual. Doy gracias a Dios por su vida, por su familia y por el ejemplo de fortaleza en momentos de gran pesar.

Jose Estuardo Valdés Paiz

Redacción República
22 de abril, 2019

Por José Miguel Argueta

Estas líneas son para honrar la memoria de un guatemalteco probo de carácter, tenacidad y voluntad de vida. Falleció como persona libre en un país sometido por la arbitrariedad socialista de la Organización de las Naciones Unidas.

Siguiendo las ideas de Michel de Montaigne en ese itinerario humano de llegar a la verdad, fuerzas de toda índole pretendieron doblegar su voluntad y coraje. Sin embargo, en la semana mayor, precisamente el día en que la humanidad entera conmemora la muerte de Cristo, José Estuardo inicio su camino hacia la trascendencia de Dios.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

La buena vida es aquella que se fundamenta en las cosas más elementales, que exigen disciplina y que nunca olvidan el sendero de la libertad. José Eduardo vivió en un país que progresa y en el cual día a día sucede un milagro cuya manifestación en la voluntad de Dios se expresa en forma suave y controlada en medio de la vorágine de la existencia.

Hace una década, un experimento histórico, socialista, reveló en Guatemala las atrocidades de las cuales, la CICIG se convirtió en instrumento, con el apoyo de apátridas violadores de las garantías de los guatemaltecos, hincó su ponzoña en la vida de un padre de familia, un esposo, un empresario, un trabajador. Con su cautiverio, vejámenes, los guatemaltecos entendieron que la libertad es uno de los derechos fundamentales del ser humano.

Sin embargo, hay quienes ignoran los alcances de la libertad y pretenden que mediante la defensa de los mal llamados derechos colectivos prevalecen los individuales en la noción de bien común. Lamentablemente fueron liberales de izquierda, guatemaltecos, que unen en una diada las libertades civiles y el intervencionismo estatal en contraposición de la verdadera libertad ciudadana, los que aniquilan la vida y derechos de personas como José Eduardo.

Los socialistas guatemaltecos, miopes en todo sentido, con su abolengo de izquierda liberal, que consideran que la posesión de riqueza es sinónimo de entender el liberalismo económico condujeron con su clientelismo de Estado a una crisis de todos los valores guatemaltecos que destruyeron en vida la dignidad de guatemaltecos probos al querer igualar el Derecho, la Política, la Economía dentro de la figura de la Organización de las Naciones Unidas, instrumentalizadas por los agentes fiscalizadores del Estado. Ese experimento histórico se realizó en Guatemala y sucumbió en 2019.

La Organización de las Naciones Unidas y quienes la controlan son responsables desde el momento del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 1966 que de forma forzada haya implementado en la Constitución de la República de Guatemala una idea de justicia que han conllevado los problemas teóricos y prácticos de la democracia en Guatemala.

Honro la memoria de José Eduardo y aliento a su familia y amigos a unirse en ese anhelo único de cultivar la libertad individual. Doy gracias a Dios por su vida, por su familia y por el ejemplo de fortaleza en momentos de gran pesar.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?