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EGOÍSMO RACIONAL, 3ra Parte

Warren Orbaugh
11 de abril, 2019

Hasta ahora, expuse, en mis dos artículos anteriores,primero, que es un error pensar que el egoísmo es una virtud. Una virtud es laacción por medio de la cual uno consigue y/o conserva un valor que fomenta lavida. Un vicio, también es una acción para conseguir y/o conservar un valor,sólo que en lugar de ser éste uno que objetivamente fomenta la vida, laperjudica. Un valor es aquello que mediante la acción uno pretende conseguiry/o conservar. El egoísmo no es una acción. Luego el egoísmo no es una virtud Elegoísmo es el concepto que define el propósito ético de la acción virtuosa:preocuparse del interés propio, preocuparse de beneficiar o fomentar la propiavida, por ser uno mismo y la propia vida el valor último objetivo a conseguiry/o conservar. Un valor último es el fin para el que todos otros fines menoresson medios y por tanto, es el que establece el estándar por el que se evalúanlos fines menores. La vida del organismo es su estándar de valor: aquello quefomenta su vida es lo bueno, aquello que la perjudica es lo malo. Si la vidadel organismo es el estándar, el egoísmo define el propósito: fomentar lapropia vida. El egoísmo define que estimarse uno mismo y estimar la propia vidaes lo correcto y por ende la acción debe dirigirse a beneficiarse uno mismo.

Segundo, que es un error calificar al propósito por elmedio. Un determinado código ético egoísta, no es malo o bueno por el propósitoque define –preocuparse del interés propio– sino que por los medios querecomienda. Si el medio elegido, que por ser acción inadecuada no produce elfruto esperado, da como consecuencia un sistema ético egoísta ineficaz que nopuede alcanzar el fin o propósito propuesto. El egoísmo contractualista, elegoísmo utilitarista, el egoísmo anarquista, el egoísmo bionómico, y el egoísmohedonista, son sistemas ineficaces porque al prescindir de la racionalidad orazonamiento lógico o sensato, se privan del medio para identificar larealidad: la razón. La razón es la facultad que identifica la realidad, puesidentifica e integra el material proveído por los sentidos del hombre. Estoscódigos éticos consideran que cualquier acción, sin importar su naturaleza, esbuena si la intención es el beneficio propio. Pero al renunciar a laracionalidad como guía para regular la acción y sustituirla por emociones irracionales–que no son instrumentos cognitivos– y caprichos o deseos arbitrarios, estossistemas renuncian al único medio cognitivo para identificar lo que en realidadle es ventajoso al agente. La satisfacción de caprichos o deseos irracionalesno es un criterio de valor moral. Por eso, como el humano no puede sobrevivirpor cualquier medio, sino que tiene que descubrir e identificar que valores serequieren para su supervivencia como humano, y como el único medio del quedispone para descubrirlos e identificarlos es la razón, Aristóteles y Rand insistenen que el único sistema ético eficaz es el egoísmo racional. Es buenoprecisamente porque el medio para regular uno su conducta, con el fin delprovecho propio, es la dirección de la razón. Es bueno porque consiste enidentificar racionalmente lo que realmente es de interés propio, a corto ylargo plazo –lo que es ventajoso para uno mismo.

Ahora quiero examinar otro error común: el considerar que,porque todos hacen lo que realmente quieren y el que toda acción deliberadaestá motivada por conseguir un valor, entonces, todos son egoístas, sépanlo ono. Es evidente que para actuar, uno lo hace por un motivo personal, uno debequerer llevar a cabo la acción. Pero el punto no es el que uno quiera actuar,sino la razón por la cual uno quiere actuar. Lo importante aquí es determinar:¿Cuál es el estándar por el que se elige determinada acción? ¿Qué fin persigue?

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La realidad es que no todos somos egoístas. Aquellos queregulan su conducta según la doctrina altruista no lo son. La ética altruistadefine como propósito moral, servir los deseos y necesidades de los otros. Alcontrario de la ética egoísta racional, que considera que el propósito moral esalcanzar la propia felicidad y promover la propia vida, la ética altruistaconsidera que los otros y no quien actúa, deben ser los beneficiados por laacción. De hecho, declara que toda acción que se haga para beneficiar a otroses buena, mientras que toda acción que se haga para beneficiarse uno mismo esmala. El fin que persigue es el sacrificio de quien actúa en beneficio de losotros. El medio que sirve de guía para adecuar la propia conducta al finpropuesto es la supuesta “virtud” de la humildad. Es una supuesta virtud porqueen realidad dicha acción perjudica al agente, pues va dirigida a la destrucciónde su autoestima, de su respeto por sí mismo y de su vida:

“Enójate contra ti y nopermitas que resida en ti ninguna hinchazón de orgullo; hazte tan pequeño ysumiso que todos puedan caminar por encima de ti, pisándote como el lodo de lascalles. ….”

… “En verdad los méritos no se miden por las muchas visiones orevelaciones que uno tenga, porque esté muy versado en las Escrituras o goce deelevada dignidad, sino que consiste en estar fundado en la verdadera humildad ylleno de la divina caridad, en buscar siempre única y enteramente la honra deDios, en juzgarse a sí mismo por nada y despreciarse de verdad y en desear sermás humillado y menospreciado que repleto de honores.”

[Tomás de Kempis. La Imitación deCristo. (Bogota: San Pablo, 1999)163.]

La ética altruista es irracional, no identifica la realidad,no reconoce que el principio de auto-preservación es el principio fundamentalestablecido por la naturaleza misma de la vida y que obliga al hombre apreocuparse de su interés propio, a buscar y perseguir lo que lo beneficia parasobrevivir como humano. Pretende convencernos de que lo bueno es precisamente locontrario: renunciar al interés propio y a la vida:

“Recuerda que el amor propiote hace más daño que ninguna otra cosa del mundo… Hijo, abandona a tu persona yme encontrarás a mí. Vive libre de preferencias y desprendido de todo y ganarássiempre, porque se te dará una gracia más abundante apenas hayas renunciado ati mismo para no volverte a encontrar.”

[Tomás de Kempis. La Imitación deCristo. (Bogota: San Pablo, 1999)]

Tampoco hay que confundir altruismo con benevolencia. Labenevolencia es tener buena voluntad hacia los demás y respetarlos. Labenevolencia sólo es posible para el egoísta racional, quien ve en la vidahumana un valor, porque valora su propia vida, porque está seguro que tienederecho a vivirla. Es la visión que uno tiene de sí mismo la que determina lavisión que tiene del hombre, de la naturaleza humana y por tanto de los demás.El respeto y buena voluntad que el hombre que se autoestima siente por otro serhumano tiene raíces profundamente egoístas, porque considera que los otroshombres son de valor por ser como él. Al valorar a los otros seres humanos, elhombre valora su propia vida. Ahora, esta relación causal no es reversible. Unhombre debe primero valorarse a sí mismo para entonces, poder valorar a otros.Si el hombre no se valora a sí mismo, menos podrá valorar a los demás.

Un sistema ético, como el altruismo, que insiste en queperseguir el interés propio es malo, de hecho afirma que el deseo del hombre devivir es malo. No valora la vida del hombre pues lo considera un sersacrificable para beneficio de otros. La esencia del altruismo es el conceptode auto-sacrificio. Y el sacrificio no consiste en la renuncia de algo nimio,sino en la renuncia a algo que uno valora por algo que uno no valora. Por eso,lo único que genera es temor y hostilidad entre los hombres, porque los obligaa considerarse como objeto de sacrificio o como aquel que se beneficia delsacrificio de otro, es decir, como víctima o verdugo. Esta doctrina no permiteestándar alguno de justicia ni manera alguna de saber que pueden ellos demandarni que entregar, que es de los otros por derecho o por privilegio o por favoreso por el sacrificio de otro. Contrario a lo que supuestamente pretende, elaltruismo hace imposible la buena voluntad y hermandad entre los hombres.

Ahora, para quien decide no ser víctima sino verdugo, elaltruismo es una doctrina diseñada para manipular a la gente. Es una doctrinaque obliga a quienes la han aceptado a serle dóciles y sumisos a aquellos quela esgrimen con el propósito de ejercer el poder sobre ellos. El poder de ladoctrina altruista consiste en inducir a la gente a someterse a sus dictados deauto-sacrificarse por los otros sin vacilaciones ni escrúpulos. Por eso es tanpopular entre dictadores y manipuladores, que exigen el sacrificio de sussúbditos por el “Führer”, por la “Patria Bolivariana”, o cualquier excusa deesas. La diferencia esencial entre el egoísta irracional que decide buscar suinterés propio violando los derechos de otro y el altruista que elige ser elverdugo, consiste en que el primero no pretende que su víctima agradezca yconsidere correcto que le violen sus derechos, no pretende convencer a suvíctima de que dejarse violar es una virtud, mientras que el segundo sí. Elaltruista, no sólo pretende que su víctima considere una virtud el dejarseviolar, sino pretende convencerla de que ella coopere alegremente en laviolación mediante el auto-sacrificio. Nada puede ser más monstruoso.

Lo que el altruismo expresa al decirle al hombre que debeconsiderarse a sí mismo como animal de sacrificio, no es una expresión debenevolencia ni de buena voluntad. No es nada benevolente hacia quien pretendeservir de norma de conducta. Realmente, no podría haber doctrina más perversaque esa.

Continuará.

EGOÍSMO RACIONAL, 3ra Parte

Warren Orbaugh
11 de abril, 2019

Hasta ahora, expuse, en mis dos artículos anteriores,primero, que es un error pensar que el egoísmo es una virtud. Una virtud es laacción por medio de la cual uno consigue y/o conserva un valor que fomenta lavida. Un vicio, también es una acción para conseguir y/o conservar un valor,sólo que en lugar de ser éste uno que objetivamente fomenta la vida, laperjudica. Un valor es aquello que mediante la acción uno pretende conseguiry/o conservar. El egoísmo no es una acción. Luego el egoísmo no es una virtud Elegoísmo es el concepto que define el propósito ético de la acción virtuosa:preocuparse del interés propio, preocuparse de beneficiar o fomentar la propiavida, por ser uno mismo y la propia vida el valor último objetivo a conseguiry/o conservar. Un valor último es el fin para el que todos otros fines menoresson medios y por tanto, es el que establece el estándar por el que se evalúanlos fines menores. La vida del organismo es su estándar de valor: aquello quefomenta su vida es lo bueno, aquello que la perjudica es lo malo. Si la vidadel organismo es el estándar, el egoísmo define el propósito: fomentar lapropia vida. El egoísmo define que estimarse uno mismo y estimar la propia vidaes lo correcto y por ende la acción debe dirigirse a beneficiarse uno mismo.

Segundo, que es un error calificar al propósito por elmedio. Un determinado código ético egoísta, no es malo o bueno por el propósitoque define –preocuparse del interés propio– sino que por los medios querecomienda. Si el medio elegido, que por ser acción inadecuada no produce elfruto esperado, da como consecuencia un sistema ético egoísta ineficaz que nopuede alcanzar el fin o propósito propuesto. El egoísmo contractualista, elegoísmo utilitarista, el egoísmo anarquista, el egoísmo bionómico, y el egoísmohedonista, son sistemas ineficaces porque al prescindir de la racionalidad orazonamiento lógico o sensato, se privan del medio para identificar larealidad: la razón. La razón es la facultad que identifica la realidad, puesidentifica e integra el material proveído por los sentidos del hombre. Estoscódigos éticos consideran que cualquier acción, sin importar su naturaleza, esbuena si la intención es el beneficio propio. Pero al renunciar a laracionalidad como guía para regular la acción y sustituirla por emociones irracionales–que no son instrumentos cognitivos– y caprichos o deseos arbitrarios, estossistemas renuncian al único medio cognitivo para identificar lo que en realidadle es ventajoso al agente. La satisfacción de caprichos o deseos irracionalesno es un criterio de valor moral. Por eso, como el humano no puede sobrevivirpor cualquier medio, sino que tiene que descubrir e identificar que valores serequieren para su supervivencia como humano, y como el único medio del quedispone para descubrirlos e identificarlos es la razón, Aristóteles y Rand insistenen que el único sistema ético eficaz es el egoísmo racional. Es buenoprecisamente porque el medio para regular uno su conducta, con el fin delprovecho propio, es la dirección de la razón. Es bueno porque consiste enidentificar racionalmente lo que realmente es de interés propio, a corto ylargo plazo –lo que es ventajoso para uno mismo.

Ahora quiero examinar otro error común: el considerar que,porque todos hacen lo que realmente quieren y el que toda acción deliberadaestá motivada por conseguir un valor, entonces, todos son egoístas, sépanlo ono. Es evidente que para actuar, uno lo hace por un motivo personal, uno debequerer llevar a cabo la acción. Pero el punto no es el que uno quiera actuar,sino la razón por la cual uno quiere actuar. Lo importante aquí es determinar:¿Cuál es el estándar por el que se elige determinada acción? ¿Qué fin persigue?

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La realidad es que no todos somos egoístas. Aquellos queregulan su conducta según la doctrina altruista no lo son. La ética altruistadefine como propósito moral, servir los deseos y necesidades de los otros. Alcontrario de la ética egoísta racional, que considera que el propósito moral esalcanzar la propia felicidad y promover la propia vida, la ética altruistaconsidera que los otros y no quien actúa, deben ser los beneficiados por laacción. De hecho, declara que toda acción que se haga para beneficiar a otroses buena, mientras que toda acción que se haga para beneficiarse uno mismo esmala. El fin que persigue es el sacrificio de quien actúa en beneficio de losotros. El medio que sirve de guía para adecuar la propia conducta al finpropuesto es la supuesta “virtud” de la humildad. Es una supuesta virtud porqueen realidad dicha acción perjudica al agente, pues va dirigida a la destrucciónde su autoestima, de su respeto por sí mismo y de su vida:

“Enójate contra ti y nopermitas que resida en ti ninguna hinchazón de orgullo; hazte tan pequeño ysumiso que todos puedan caminar por encima de ti, pisándote como el lodo de lascalles. ….”

… “En verdad los méritos no se miden por las muchas visiones orevelaciones que uno tenga, porque esté muy versado en las Escrituras o goce deelevada dignidad, sino que consiste en estar fundado en la verdadera humildad ylleno de la divina caridad, en buscar siempre única y enteramente la honra deDios, en juzgarse a sí mismo por nada y despreciarse de verdad y en desear sermás humillado y menospreciado que repleto de honores.”

[Tomás de Kempis. La Imitación deCristo. (Bogota: San Pablo, 1999)163.]

La ética altruista es irracional, no identifica la realidad,no reconoce que el principio de auto-preservación es el principio fundamentalestablecido por la naturaleza misma de la vida y que obliga al hombre apreocuparse de su interés propio, a buscar y perseguir lo que lo beneficia parasobrevivir como humano. Pretende convencernos de que lo bueno es precisamente locontrario: renunciar al interés propio y a la vida:

“Recuerda que el amor propiote hace más daño que ninguna otra cosa del mundo… Hijo, abandona a tu persona yme encontrarás a mí. Vive libre de preferencias y desprendido de todo y ganarássiempre, porque se te dará una gracia más abundante apenas hayas renunciado ati mismo para no volverte a encontrar.”

[Tomás de Kempis. La Imitación deCristo. (Bogota: San Pablo, 1999)]

Tampoco hay que confundir altruismo con benevolencia. Labenevolencia es tener buena voluntad hacia los demás y respetarlos. Labenevolencia sólo es posible para el egoísta racional, quien ve en la vidahumana un valor, porque valora su propia vida, porque está seguro que tienederecho a vivirla. Es la visión que uno tiene de sí mismo la que determina lavisión que tiene del hombre, de la naturaleza humana y por tanto de los demás.El respeto y buena voluntad que el hombre que se autoestima siente por otro serhumano tiene raíces profundamente egoístas, porque considera que los otroshombres son de valor por ser como él. Al valorar a los otros seres humanos, elhombre valora su propia vida. Ahora, esta relación causal no es reversible. Unhombre debe primero valorarse a sí mismo para entonces, poder valorar a otros.Si el hombre no se valora a sí mismo, menos podrá valorar a los demás.

Un sistema ético, como el altruismo, que insiste en queperseguir el interés propio es malo, de hecho afirma que el deseo del hombre devivir es malo. No valora la vida del hombre pues lo considera un sersacrificable para beneficio de otros. La esencia del altruismo es el conceptode auto-sacrificio. Y el sacrificio no consiste en la renuncia de algo nimio,sino en la renuncia a algo que uno valora por algo que uno no valora. Por eso,lo único que genera es temor y hostilidad entre los hombres, porque los obligaa considerarse como objeto de sacrificio o como aquel que se beneficia delsacrificio de otro, es decir, como víctima o verdugo. Esta doctrina no permiteestándar alguno de justicia ni manera alguna de saber que pueden ellos demandarni que entregar, que es de los otros por derecho o por privilegio o por favoreso por el sacrificio de otro. Contrario a lo que supuestamente pretende, elaltruismo hace imposible la buena voluntad y hermandad entre los hombres.

Ahora, para quien decide no ser víctima sino verdugo, elaltruismo es una doctrina diseñada para manipular a la gente. Es una doctrinaque obliga a quienes la han aceptado a serle dóciles y sumisos a aquellos quela esgrimen con el propósito de ejercer el poder sobre ellos. El poder de ladoctrina altruista consiste en inducir a la gente a someterse a sus dictados deauto-sacrificarse por los otros sin vacilaciones ni escrúpulos. Por eso es tanpopular entre dictadores y manipuladores, que exigen el sacrificio de sussúbditos por el “Führer”, por la “Patria Bolivariana”, o cualquier excusa deesas. La diferencia esencial entre el egoísta irracional que decide buscar suinterés propio violando los derechos de otro y el altruista que elige ser elverdugo, consiste en que el primero no pretende que su víctima agradezca yconsidere correcto que le violen sus derechos, no pretende convencer a suvíctima de que dejarse violar es una virtud, mientras que el segundo sí. Elaltruista, no sólo pretende que su víctima considere una virtud el dejarseviolar, sino pretende convencerla de que ella coopere alegremente en laviolación mediante el auto-sacrificio. Nada puede ser más monstruoso.

Lo que el altruismo expresa al decirle al hombre que debeconsiderarse a sí mismo como animal de sacrificio, no es una expresión debenevolencia ni de buena voluntad. No es nada benevolente hacia quien pretendeservir de norma de conducta. Realmente, no podría haber doctrina más perversaque esa.

Continuará.

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