Dícese de toda agrupación que se opone a los intereses de los “socialconfusos”, “chairos”, socialistas de pacotilla, vividores de la conflictividad y similares.
Inició definiendo a un grupo de diputados que aprobó una ley que daba todo tipo de ventajas a los delincuentes o, para ser menos descriptivos, a aquellos que tenían algún conflicto con la ley, incluyendo a muchos de los ponentes. Había reducción de penas y ¡casi llegan a legislar para obtener el perdón de todos nosotros! Hubo secuestro de diputados y se volvió un relajo, por lo que tuvieron que dar marcha atrás a semejante ley.
Unido a lo anterior, el EX comisionado de la EXTINTA CICIG dijo que los que no apoyábamos “su lucha contra la corrupción”, éramos corruptos. O sea, “o están conmigo o son corruptos”.
De esa cuenta, los mencionados en el primer párrafo de este artículo, se montaron en esta abierta acusación, sin fundamentos más que estar en contra de las aberraciones cometidas por Velásquez, y decidieron convertir esa frase en slogan y en insulto. Ahora, cualquier persona que piense diferente a ellos, es corrupta. ¡Vaya definición de corrupción!
Por supuesto, muchos de ellos son más corruptos que la palabra. Pero, como pertenecen a ese selecto grupo, no son tildados como tales. Reconozco y acepto que hay muchísimos corruptos también entre el grupo de mercantilistas y pseudo empresarios y de personas “de derecha”. La falta de principios y valores no tiene ideología.
Estamos queriendo iniciar el proceso electoral y, lo que seguramente va a abundar, es la promesa de “luchar contra la corrupción”. Esa fue una de las promesas del presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele. Ya veremos qué tanto logra materializarla, una vez en el poder. Preocupa grandemente que quiera instalar una Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador, CICIES. La Embajadora de Estados Unidos en ese país, Jean Manes, dijo “es una buena señal… hay otras formas de luchar contra la corrupción como fortalecer instituciones…” (con información de El Mundo.sv).
En Guatemala no ha habido tal “lucha”. Meter un montón de gente en la cárcel no resuelve. Si bien se ha recuperado una pequeña parte de todo lo robado, la corrupción continuará mientras no se cambien sistemas de compras, contratación de servicios y personal, elección de jueces, magistrados y diputados (esta última tiene que ser nominal para poder deducir responsabilidades directamente, por parte de los ciudadanos), implementación del gobierno electrónico, reducción del tamaño del gobierno, entre muchas otras ideas. Cualquier otra cosa que se haga será, si bien nos va, un parche.
El proceso electoral está exageradamente restringido en cuanto a la libertad de expresión. Habrá muy poca publicidad y, especialmente, muy limitada posibilidad de escuchar al gran número de candidatos compartir sus planes y programas. Sin embargo, estoy segura que la gran mayoría, si no todos, hablarán de combatir la corrupción. Debemos preguntar cómo lo harán, para saber si es otra de esas ofertas vacías que suelen haber, o si de verdad hay intención de empezar a resolver el problema.
Habrá infinidad de acusaciones de corrupción ad hominem (argumento que, por su forma o contenido, no está capacitado para sostener una tesis –wikipedia). Aprender a identificarlas será importante. Mientras todo esto sucede, veremos cómo continuará el nuevo capítulo electoral en la historia de nuestro agobiado país, urgido de auténticos líderes que sepan conducir a Guatemala en el camino del desarrollo y la prosperidad.
Dícese de toda agrupación que se opone a los intereses de los “socialconfusos”, “chairos”, socialistas de pacotilla, vividores de la conflictividad y similares.
Inició definiendo a un grupo de diputados que aprobó una ley que daba todo tipo de ventajas a los delincuentes o, para ser menos descriptivos, a aquellos que tenían algún conflicto con la ley, incluyendo a muchos de los ponentes. Había reducción de penas y ¡casi llegan a legislar para obtener el perdón de todos nosotros! Hubo secuestro de diputados y se volvió un relajo, por lo que tuvieron que dar marcha atrás a semejante ley.
Unido a lo anterior, el EX comisionado de la EXTINTA CICIG dijo que los que no apoyábamos “su lucha contra la corrupción”, éramos corruptos. O sea, “o están conmigo o son corruptos”.
De esa cuenta, los mencionados en el primer párrafo de este artículo, se montaron en esta abierta acusación, sin fundamentos más que estar en contra de las aberraciones cometidas por Velásquez, y decidieron convertir esa frase en slogan y en insulto. Ahora, cualquier persona que piense diferente a ellos, es corrupta. ¡Vaya definición de corrupción!
Por supuesto, muchos de ellos son más corruptos que la palabra. Pero, como pertenecen a ese selecto grupo, no son tildados como tales. Reconozco y acepto que hay muchísimos corruptos también entre el grupo de mercantilistas y pseudo empresarios y de personas “de derecha”. La falta de principios y valores no tiene ideología.
Estamos queriendo iniciar el proceso electoral y, lo que seguramente va a abundar, es la promesa de “luchar contra la corrupción”. Esa fue una de las promesas del presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele. Ya veremos qué tanto logra materializarla, una vez en el poder. Preocupa grandemente que quiera instalar una Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador, CICIES. La Embajadora de Estados Unidos en ese país, Jean Manes, dijo “es una buena señal… hay otras formas de luchar contra la corrupción como fortalecer instituciones…” (con información de El Mundo.sv).
En Guatemala no ha habido tal “lucha”. Meter un montón de gente en la cárcel no resuelve. Si bien se ha recuperado una pequeña parte de todo lo robado, la corrupción continuará mientras no se cambien sistemas de compras, contratación de servicios y personal, elección de jueces, magistrados y diputados (esta última tiene que ser nominal para poder deducir responsabilidades directamente, por parte de los ciudadanos), implementación del gobierno electrónico, reducción del tamaño del gobierno, entre muchas otras ideas. Cualquier otra cosa que se haga será, si bien nos va, un parche.
El proceso electoral está exageradamente restringido en cuanto a la libertad de expresión. Habrá muy poca publicidad y, especialmente, muy limitada posibilidad de escuchar al gran número de candidatos compartir sus planes y programas. Sin embargo, estoy segura que la gran mayoría, si no todos, hablarán de combatir la corrupción. Debemos preguntar cómo lo harán, para saber si es otra de esas ofertas vacías que suelen haber, o si de verdad hay intención de empezar a resolver el problema.
Habrá infinidad de acusaciones de corrupción ad hominem (argumento que, por su forma o contenido, no está capacitado para sostener una tesis –wikipedia). Aprender a identificarlas será importante. Mientras todo esto sucede, veremos cómo continuará el nuevo capítulo electoral en la historia de nuestro agobiado país, urgido de auténticos líderes que sepan conducir a Guatemala en el camino del desarrollo y la prosperidad.