La inmoralidad de la mística colectivista esparticularmente notoria en la noción de “derechos nacionales.” Como cualquierotro grupo, una nación es sólo una cantidad de individuos, y por tanto no puedetener ni otros, ni más derechos que los de cada individuo que la compone.
Una nación que reconoce, respeta y protege losderechos individuales de sus ciudadanos, tiene derecho a su integridadterritorial (su propiedad), a su sistema social y su forma de gobierno (sulibertad). El gobierno de una nación como ésta no es el dirigente, sino elservidor de sus ciudadanos, y no tiene otros derechos que los que le hayan sidodelegados por los ciudadanos para una tarea específica y delimitada; tarea que consiste en protegerlos de la violenciafísica, derivada del derecho de los ciudadanos a la autodefensa. Laconstitución de un país debe poner los derechos del individuo fuera del alcancedel poder político. Por consiguiente, cada ciudadano puede, con seguridad ymoralmente, ponerse de acuerdo con los demás para acatar decisiones de un votomayoritario dentro de esta esfera delimitada por el principio de los derechosdel individuo. De esta forma, su vida, su propiedad y su libertad no están enjuego, no se encuentran supeditadas al voto y ninguna decisión mayoritaria laspone en peligro. Una nación así, tiene derecho a su soberanía y derecho aexigir que esa soberanía sea respetada por toda nación.
Este derecho no puede ser reclamado por lasdictaduras, las tribus salvajes o cualquier otra forma de tiranía absolutista. Elgobierno que viola los derechos de sus propios ciudadanos no puede reclamarderecho alguno. Una nación regida por la fuerza bruta no es una nación sino queuna agrupación de individuos secuestrados por una horda, ya sea que estécomandada por Hitler, Castro, Chávez o Maduro. ¿Qué derechos podría reclamarHitler, o Castro, o cualquiera de ellos? ¿Sobre qué base?
Nada, ni la raza, ni Dios, ni la geografía, nilas costumbres antiguas, ni la tradición, ni la mayoría pueden conferir aalgunos hombres el derecho de violar los derechos de los demás. El derecho a laautodeterminación de las naciones no se aplica a las dictaduras, que por lafuerza someten a los individuos cuyos derechos violan. Sólo se aplica asociedades libres, o a las que buscan establecer la libertad.
“Así como el derecho de un individuo a lalibertad de acción no incluye el “derecho a cometer crímenes” (o sea a violarlos derechos de los demás)”, dice Rand, “el derecho de una nación a determinarsu propia forma de gobierno no incluye el derecho de establecer una sociedad deesclavos (o sea, la esclavitud legalizada impuesta a algunos hombres porotros).” [VS]
No hay tal cosa como el “derecho aesclavizar”. Una nación no es más que un grupo de individuos y no puedeatribuirse tal “derecho”. De igual manera que un individuo puede convertirse enun criminal, los individuos del grupo que somete por la fuerza a los demás, seconvierten en criminales, y ninguno puede hacerlo por derecho. No importa quela nación haya sido esclavizada por la fuerza, como la Rusia Soviética o Cuba,o por votación, como la Alemania nazi o Venezuela. Una horda esclavizadora nopuede reclamar derechos nacionales o derecho a la autodeterminación, ni puededemandar el reconocimiento de esos “derechos”.
Las naciones dictatoriales existen fuera detoda ley moral, por lo que cualquier nación libre tiene el derecho deinvadirlas y liberar a los individuos de esas cárceles políticas. Al igual quees una cobardía ver hacia el otro lado en lugar de ayudar a la víctima cuandoun hombre agrede a una indefensa mujer, o cuando un ratero asalta a un inocentetranseúnte, es una cobardía, una inmoralidad para una nación libre, nointervenir, como pueda, para liberar a las víctimas de un secuestro de esa magnitudpolítica. Es deshonesto fingir que Maduro y sus compinches, esa pandilla decriminales, son gente respetable, probos, sinceros, y benevolentes, y es una injusticiatratarlos como si lo fueran. Maduro, Diosdado y sus cómplices militares han violadosistemáticamente los derechos de sus conciudadanos. Han despojado a losvenezolanos de sus propiedades. Les han robado lo suyo mediante la expropiacióny devaluación de la moneda. Han condenado a quienes protestan por lasinjusticias y ejecutado sin juicio previo o con un simulacro de juicio pordelitos políticos. Han censurado la emisión del pensamiento de los venezolanosen su más amplio sentido. Y han usurpado el poder mediante fraude.
Y piden, con todo descaro, que los individuosde las demás naciones no se metan y los dejen continuar perpetrando suscrímenes.
Un gobierno que comete esos cuatro crímenes,pierde toda autoridad moral, pierde todo derecho, pues no hay tal cosa como elderecho a que se respete su libertad de violar los derechos de sus súbditos. Pierdetodo derecho a reclamar derechos nacionales o soberanía. Tal gobierno se colocaal margen de la ley.
Es una abominación la exigencia, de los socialistasde la ONU y gobiernos como los de Cuba, México, Bolivia, y Uruguay, de noviolar, ni interferir en el “derecho nacional” de Venezuela a tener su forma degobierno, lo que realmente significa, el “derecho” de los socialistas queusurpan el poder, a seguir violando los derechos de los venezolanos. Estosgobiernos socialistas de otros países no son cobardes morales sino cómplices enlos crímenes perpetrados por los socialistas del siglo XXI. Han mostrado que lavida de los individuos les importa un bledo, como ya ha sido evidenciado através de la historia de los regímenes de ese tipo.
Al igual que una persona tiene unaresponsabilidad moral, si pudiendo rescatar a un niño que se ahoga en unapiscina, no lo hace, una nación libre tiene responsabilidad moral si pudiendoliberar a los individuos esclavizados y secuestrados por los criminalesdictadores de esas hordas, no lo hace. Tiene todo el derecho de hacerlo si ycuando lo desee. No hacerlo es dale su aprobación al mal.
Es realmente un descaro y una inmoralidad deMaduro pedir que se respete su “derecho” a violar los derechos de losvenezolanos. La única respuesta que se merece del mundo libre es sacarlo delpoder y enjuiciarlo por los crímenes cometidos.
La inmoralidad de la mística colectivista esparticularmente notoria en la noción de “derechos nacionales.” Como cualquierotro grupo, una nación es sólo una cantidad de individuos, y por tanto no puedetener ni otros, ni más derechos que los de cada individuo que la compone.
Una nación que reconoce, respeta y protege losderechos individuales de sus ciudadanos, tiene derecho a su integridadterritorial (su propiedad), a su sistema social y su forma de gobierno (sulibertad). El gobierno de una nación como ésta no es el dirigente, sino elservidor de sus ciudadanos, y no tiene otros derechos que los que le hayan sidodelegados por los ciudadanos para una tarea específica y delimitada; tarea que consiste en protegerlos de la violenciafísica, derivada del derecho de los ciudadanos a la autodefensa. Laconstitución de un país debe poner los derechos del individuo fuera del alcancedel poder político. Por consiguiente, cada ciudadano puede, con seguridad ymoralmente, ponerse de acuerdo con los demás para acatar decisiones de un votomayoritario dentro de esta esfera delimitada por el principio de los derechosdel individuo. De esta forma, su vida, su propiedad y su libertad no están enjuego, no se encuentran supeditadas al voto y ninguna decisión mayoritaria laspone en peligro. Una nación así, tiene derecho a su soberanía y derecho aexigir que esa soberanía sea respetada por toda nación.
Este derecho no puede ser reclamado por lasdictaduras, las tribus salvajes o cualquier otra forma de tiranía absolutista. Elgobierno que viola los derechos de sus propios ciudadanos no puede reclamarderecho alguno. Una nación regida por la fuerza bruta no es una nación sino queuna agrupación de individuos secuestrados por una horda, ya sea que estécomandada por Hitler, Castro, Chávez o Maduro. ¿Qué derechos podría reclamarHitler, o Castro, o cualquiera de ellos? ¿Sobre qué base?
Nada, ni la raza, ni Dios, ni la geografía, nilas costumbres antiguas, ni la tradición, ni la mayoría pueden conferir aalgunos hombres el derecho de violar los derechos de los demás. El derecho a laautodeterminación de las naciones no se aplica a las dictaduras, que por lafuerza someten a los individuos cuyos derechos violan. Sólo se aplica asociedades libres, o a las que buscan establecer la libertad.
“Así como el derecho de un individuo a lalibertad de acción no incluye el “derecho a cometer crímenes” (o sea a violarlos derechos de los demás)”, dice Rand, “el derecho de una nación a determinarsu propia forma de gobierno no incluye el derecho de establecer una sociedad deesclavos (o sea, la esclavitud legalizada impuesta a algunos hombres porotros).” [VS]
No hay tal cosa como el “derecho aesclavizar”. Una nación no es más que un grupo de individuos y no puedeatribuirse tal “derecho”. De igual manera que un individuo puede convertirse enun criminal, los individuos del grupo que somete por la fuerza a los demás, seconvierten en criminales, y ninguno puede hacerlo por derecho. No importa quela nación haya sido esclavizada por la fuerza, como la Rusia Soviética o Cuba,o por votación, como la Alemania nazi o Venezuela. Una horda esclavizadora nopuede reclamar derechos nacionales o derecho a la autodeterminación, ni puededemandar el reconocimiento de esos “derechos”.
Las naciones dictatoriales existen fuera detoda ley moral, por lo que cualquier nación libre tiene el derecho deinvadirlas y liberar a los individuos de esas cárceles políticas. Al igual quees una cobardía ver hacia el otro lado en lugar de ayudar a la víctima cuandoun hombre agrede a una indefensa mujer, o cuando un ratero asalta a un inocentetranseúnte, es una cobardía, una inmoralidad para una nación libre, nointervenir, como pueda, para liberar a las víctimas de un secuestro de esa magnitudpolítica. Es deshonesto fingir que Maduro y sus compinches, esa pandilla decriminales, son gente respetable, probos, sinceros, y benevolentes, y es una injusticiatratarlos como si lo fueran. Maduro, Diosdado y sus cómplices militares han violadosistemáticamente los derechos de sus conciudadanos. Han despojado a losvenezolanos de sus propiedades. Les han robado lo suyo mediante la expropiacióny devaluación de la moneda. Han condenado a quienes protestan por lasinjusticias y ejecutado sin juicio previo o con un simulacro de juicio pordelitos políticos. Han censurado la emisión del pensamiento de los venezolanosen su más amplio sentido. Y han usurpado el poder mediante fraude.
Y piden, con todo descaro, que los individuosde las demás naciones no se metan y los dejen continuar perpetrando suscrímenes.
Un gobierno que comete esos cuatro crímenes,pierde toda autoridad moral, pierde todo derecho, pues no hay tal cosa como elderecho a que se respete su libertad de violar los derechos de sus súbditos. Pierdetodo derecho a reclamar derechos nacionales o soberanía. Tal gobierno se colocaal margen de la ley.
Es una abominación la exigencia, de los socialistasde la ONU y gobiernos como los de Cuba, México, Bolivia, y Uruguay, de noviolar, ni interferir en el “derecho nacional” de Venezuela a tener su forma degobierno, lo que realmente significa, el “derecho” de los socialistas queusurpan el poder, a seguir violando los derechos de los venezolanos. Estosgobiernos socialistas de otros países no son cobardes morales sino cómplices enlos crímenes perpetrados por los socialistas del siglo XXI. Han mostrado que lavida de los individuos les importa un bledo, como ya ha sido evidenciado através de la historia de los regímenes de ese tipo.
Al igual que una persona tiene unaresponsabilidad moral, si pudiendo rescatar a un niño que se ahoga en unapiscina, no lo hace, una nación libre tiene responsabilidad moral si pudiendoliberar a los individuos esclavizados y secuestrados por los criminalesdictadores de esas hordas, no lo hace. Tiene todo el derecho de hacerlo si ycuando lo desee. No hacerlo es dale su aprobación al mal.
Es realmente un descaro y una inmoralidad deMaduro pedir que se respete su “derecho” a violar los derechos de losvenezolanos. La única respuesta que se merece del mundo libre es sacarlo delpoder y enjuiciarlo por los crímenes cometidos.