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Carolina Castellanos
01 de febrero, 2019


“El desorden almuerza con la abundancia, cena con la pobreza y se acuesta con la muerte”

Benjamín Franklin

Desde que inició este año, la mejor descripción que he encontrado para la forma en que estamos viviendo es desorden.  La Real Academia Española lo define como “disturbio que altera la tranquilidad pública”; perturbación del orden y disciplina de un grupo, de una reunión, de una comunidad de personas”.

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La carrera electoral ha iniciado con todo. Tenemos 12 binomios que ya se presentaron y, de acuerdo a una nota en un medio escrito, faltan 15 más.  En medio de las asambleas, anuncios, reuniones y demás, hay una gran polémica alrededor de la inscripción de Zury Ríos.  Esto ha vuelto a colocar en la escena central a los tres magistrados de la corte de constitucionalidad que, paralelamente, se han librado de perder su derecho de antejuicio.

El Congreso de la República, que sí es electo por todos nosotros, tiene la obligación de no obedecer las instrucciones de quienes se amparan a sí mismos para librarse de ser investigados. Seguramente saben que terminarán en la cárcel, pues las violaciones a la Constitución, que juraron defender, han sido extremas.  Pero no, la comisión pesquisidora decidió suspender el proceso.  En ninguna parte del mundo un tribunal de justicia, magistrados o lo que sean, se amparan a sí mismos.  Esto es suficiente para que el Congreso continúe con el proceso.

Ya no tenemos a CICIG, pero el daño que hizo es extremo.  Este endiosamiento que logró implantar en los magistrados, hace que se crean intocables.  El poder absoluto corrompe absolutamente, dijo Lord Acton en el siglo XIX. Estamos viviendo el ejemplo vivo de esta frase, acuñada hace 200 años.

El desorden también es ocasionado por la nefasta ley electoral y de partidos políticos (LEPP). Los grandes responsables son los diputados por haber aprobado semejante aberración. Dijo Rafael Barrett, escritor paraguayo, que “las autoridades no son verdaderamente lo que deberían ser.  De ellas suele partir el desorden y el  peligro”.

La LEPP limita muchas libertades, como la de expresión y la de comercialización.  Pero además, ha generado mucha incertidumbre porque la ley está tan mal redactada, que ni el propio Tribunal Supremo Electoral la ha sabidointerpretar.  Más de 160 medios de comunicación optaron por no inscribirse ante el TSE por temor a que sus directivos terminen en la cárcel por un error de interpretación.  Llega al extremo que hasta hay intentos de controlar las redes sociales.  ¡Inaudito!  

Me pregunto cómo se desarrollarán las elecciones a partir de ahora si no podremos escuchar las propuestas de los candidatos libremente. Veremos unas cuantas vallas por allí y algunos mensajes por allá.  ¿Habrá oportunidad aunque sea de un debate donde podremos formar nuestra opinión sobre cada uno? “El desorden aumenta con el tiempo…” dijo Stephen William Hawking. Guatemala no es la excepción.

Dijo Franklin que “el desorden almuerza con la abundancia”. Sí, de candidatos pero principalmente de restricciones y penalizaciones por cualquier mínima violación a éstas. “El desorden cena con la pobreza”, principalmente de libertad.  “Se acostará con la muerte”, de la libertad de elección y de un evento que debería ser una fiesta cívica y terminará siendo la muerte del deseo de tener un mejor país.


República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Carolina Castellanos
01 de febrero, 2019


“El desorden almuerza con la abundancia, cena con la pobreza y se acuesta con la muerte”

Benjamín Franklin

Desde que inició este año, la mejor descripción que he encontrado para la forma en que estamos viviendo es desorden.  La Real Academia Española lo define como “disturbio que altera la tranquilidad pública”; perturbación del orden y disciplina de un grupo, de una reunión, de una comunidad de personas”.

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La carrera electoral ha iniciado con todo. Tenemos 12 binomios que ya se presentaron y, de acuerdo a una nota en un medio escrito, faltan 15 más.  En medio de las asambleas, anuncios, reuniones y demás, hay una gran polémica alrededor de la inscripción de Zury Ríos.  Esto ha vuelto a colocar en la escena central a los tres magistrados de la corte de constitucionalidad que, paralelamente, se han librado de perder su derecho de antejuicio.

El Congreso de la República, que sí es electo por todos nosotros, tiene la obligación de no obedecer las instrucciones de quienes se amparan a sí mismos para librarse de ser investigados. Seguramente saben que terminarán en la cárcel, pues las violaciones a la Constitución, que juraron defender, han sido extremas.  Pero no, la comisión pesquisidora decidió suspender el proceso.  En ninguna parte del mundo un tribunal de justicia, magistrados o lo que sean, se amparan a sí mismos.  Esto es suficiente para que el Congreso continúe con el proceso.

Ya no tenemos a CICIG, pero el daño que hizo es extremo.  Este endiosamiento que logró implantar en los magistrados, hace que se crean intocables.  El poder absoluto corrompe absolutamente, dijo Lord Acton en el siglo XIX. Estamos viviendo el ejemplo vivo de esta frase, acuñada hace 200 años.

El desorden también es ocasionado por la nefasta ley electoral y de partidos políticos (LEPP). Los grandes responsables son los diputados por haber aprobado semejante aberración. Dijo Rafael Barrett, escritor paraguayo, que “las autoridades no son verdaderamente lo que deberían ser.  De ellas suele partir el desorden y el  peligro”.

La LEPP limita muchas libertades, como la de expresión y la de comercialización.  Pero además, ha generado mucha incertidumbre porque la ley está tan mal redactada, que ni el propio Tribunal Supremo Electoral la ha sabidointerpretar.  Más de 160 medios de comunicación optaron por no inscribirse ante el TSE por temor a que sus directivos terminen en la cárcel por un error de interpretación.  Llega al extremo que hasta hay intentos de controlar las redes sociales.  ¡Inaudito!  

Me pregunto cómo se desarrollarán las elecciones a partir de ahora si no podremos escuchar las propuestas de los candidatos libremente. Veremos unas cuantas vallas por allí y algunos mensajes por allá.  ¿Habrá oportunidad aunque sea de un debate donde podremos formar nuestra opinión sobre cada uno? “El desorden aumenta con el tiempo…” dijo Stephen William Hawking. Guatemala no es la excepción.

Dijo Franklin que “el desorden almuerza con la abundancia”. Sí, de candidatos pero principalmente de restricciones y penalizaciones por cualquier mínima violación a éstas. “El desorden cena con la pobreza”, principalmente de libertad.  “Se acostará con la muerte”, de la libertad de elección y de un evento que debería ser una fiesta cívica y terminará siendo la muerte del deseo de tener un mejor país.


República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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