Juan Francisco Callejas Vargas
http://www.opinionpi.com/detalle_articulo.php?id=1218
“Si los señalados deliberaron previamente y se pusieron de acuerdo sobre el delito que iban a cometer y decidieron perpetrarlo después de que reflexionaron sobre sus propósitos, si se valieron de un tercero para que les informara si estaba o no el ofendido y como no estaba tuvieron que esperarlo, y lo sorprendieron de improviso, ello implica alevosía. Y en cuanto a la ventaja, si los atacantes eran tres, ello revela superioridad de ellos, y la forma alevosa en que obraron limitó la posible defensa de la víctima, sin que corrieran riesgo alguno, por lo que debe afirmarse que concurrieron las tres calificativas que establecen las leyes”
En un ataque a fondo, inmisericorde e irreverente al fundamento del Estado de Derecho que se aspira a sostener como fundamento de nuestra joven democracia republicana y constitucional, el “pacto de corruptos ampliado”, expresión sublimada de la vieja política que aún lucha por prevalecer en el país, guiada por dolientes personajes en posiciones aún de poder y con heridas frescas infringidas por los sectores anticorrupción e impunidad que se cobijaron en su momento y a pesar de los desmanes y abusos en la ya finiquitada versión 1.0 de CICIG y MP, intentan ahora –y parecen lograrlo– adueñarse del poder judicial en sus más altas magistraturas.
Así es mis queridos lectores. Tal cual se ha venido señalando ya con miles galones de tinta; miles de minutos al aire en radio y televisión; cientos de miles de memes y recursos digitales en el ciberespacio, los miembros del “pacto de corruptos ampliados” con epicentro en el Congreso de la República y algunos edificios de lujo desde donde operan honorables miembros de nuestra rancia oligarquía, las cortes del país, hoy, la Corte Suprema de Justicia y las Cortes de Apelaciones; mañana correrá igual suerte la Corte de Constitucionalidad, son el botín más codiciados por quienes quieren seguir lucrando de un sistema de justicia fallido.
A estos amigos de la configurada agrupación, identificada como “pacto de corruptos ampliada”, les tiene sin cuidado y les viene sobrando, el inmenso daño que esto provocaría a nuestras vidas, la de nuestros hijos y nietos; amigos y parientes; vecinos y compañeros de trabajo e iglesia; ciudadanos e instituciones del país. Basta ver Nicaragua o Venezuela de hoy, para medir el nivel de daño que se provocaría.
Y es que, parecería que en nuestra calidad de ciudadanos, no percibimos o no queremos percibir; no valoramos o no queremos valorar; no nos enteramos o no queremos enterarnos; no dimensionamos o no queremos dimensionar, el artero ataque a fondo que el “pacto de corruptos ampliado” hace en contra de nuestras vidas de hoy y del futuro.
Todo ello con clarísima premeditación, sobrada alevosía y en ventaja total, puesto que ellos controlan desde hace mucho rato, los factores de poder como para generar el proceso que permita secuestrar todo el Sistema de Justicia. Ahora se entiende, porqué se negaron a realizar las reformas constitucionales que en su momento, replanteaban la forma de elegir a los magistrados, garantizar su estabilidad y valorar la “carrera judicial” como tal.
Amigo lector, si desde nuestra situación actual, aún cómoda quizá, no hacemos nada por defendernos de quienes ahora operan el “pacto de corruptos ampliado” para impedir que secuestren el sistema de justicia, no lamentemos después nuestra situación; situación que en su momento el pastor luterano Martin Niemöller expreso en el siglo XIX y ante el holocausto judío en las siguientes estrofas:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”
Ya se lo han dicho amigo y ciudadano, se lo repito ahora, de usted depende. Cierro con una oración: Dios Padre y Señor mío, Jesucristo Señor mío, Espíritu Santo, guía y sabio despertador de conciencias; ayúdanos en estas críticas horas de nuestra patria, ilumina nuestro camino y danos el coraje necesario para decir: presente.
Juan Francisco Callejas Vargas
http://www.opinionpi.com/detalle_articulo.php?id=1218
“Si los señalados deliberaron previamente y se pusieron de acuerdo sobre el delito que iban a cometer y decidieron perpetrarlo después de que reflexionaron sobre sus propósitos, si se valieron de un tercero para que les informara si estaba o no el ofendido y como no estaba tuvieron que esperarlo, y lo sorprendieron de improviso, ello implica alevosía. Y en cuanto a la ventaja, si los atacantes eran tres, ello revela superioridad de ellos, y la forma alevosa en que obraron limitó la posible defensa de la víctima, sin que corrieran riesgo alguno, por lo que debe afirmarse que concurrieron las tres calificativas que establecen las leyes”
En un ataque a fondo, inmisericorde e irreverente al fundamento del Estado de Derecho que se aspira a sostener como fundamento de nuestra joven democracia republicana y constitucional, el “pacto de corruptos ampliado”, expresión sublimada de la vieja política que aún lucha por prevalecer en el país, guiada por dolientes personajes en posiciones aún de poder y con heridas frescas infringidas por los sectores anticorrupción e impunidad que se cobijaron en su momento y a pesar de los desmanes y abusos en la ya finiquitada versión 1.0 de CICIG y MP, intentan ahora –y parecen lograrlo– adueñarse del poder judicial en sus más altas magistraturas.
Así es mis queridos lectores. Tal cual se ha venido señalando ya con miles galones de tinta; miles de minutos al aire en radio y televisión; cientos de miles de memes y recursos digitales en el ciberespacio, los miembros del “pacto de corruptos ampliados” con epicentro en el Congreso de la República y algunos edificios de lujo desde donde operan honorables miembros de nuestra rancia oligarquía, las cortes del país, hoy, la Corte Suprema de Justicia y las Cortes de Apelaciones; mañana correrá igual suerte la Corte de Constitucionalidad, son el botín más codiciados por quienes quieren seguir lucrando de un sistema de justicia fallido.
A estos amigos de la configurada agrupación, identificada como “pacto de corruptos ampliada”, les tiene sin cuidado y les viene sobrando, el inmenso daño que esto provocaría a nuestras vidas, la de nuestros hijos y nietos; amigos y parientes; vecinos y compañeros de trabajo e iglesia; ciudadanos e instituciones del país. Basta ver Nicaragua o Venezuela de hoy, para medir el nivel de daño que se provocaría.
Y es que, parecería que en nuestra calidad de ciudadanos, no percibimos o no queremos percibir; no valoramos o no queremos valorar; no nos enteramos o no queremos enterarnos; no dimensionamos o no queremos dimensionar, el artero ataque a fondo que el “pacto de corruptos ampliado” hace en contra de nuestras vidas de hoy y del futuro.
Todo ello con clarísima premeditación, sobrada alevosía y en ventaja total, puesto que ellos controlan desde hace mucho rato, los factores de poder como para generar el proceso que permita secuestrar todo el Sistema de Justicia. Ahora se entiende, porqué se negaron a realizar las reformas constitucionales que en su momento, replanteaban la forma de elegir a los magistrados, garantizar su estabilidad y valorar la “carrera judicial” como tal.
Amigo lector, si desde nuestra situación actual, aún cómoda quizá, no hacemos nada por defendernos de quienes ahora operan el “pacto de corruptos ampliado” para impedir que secuestren el sistema de justicia, no lamentemos después nuestra situación; situación que en su momento el pastor luterano Martin Niemöller expreso en el siglo XIX y ante el holocausto judío en las siguientes estrofas:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”
Ya se lo han dicho amigo y ciudadano, se lo repito ahora, de usted depende. Cierro con una oración: Dios Padre y Señor mío, Jesucristo Señor mío, Espíritu Santo, guía y sabio despertador de conciencias; ayúdanos en estas críticas horas de nuestra patria, ilumina nuestro camino y danos el coraje necesario para decir: presente.