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Lo único que queremos es vivir en paz

Carolina Castellanos
04 de enero, 2019

Sí,vivir en paz y poder trabajar sin obstáculos, trabas, trámites engorrosos e interminablesque se acortan de inmediato, de acuerdo al color del billete. 

Queremosvivir dignamente, con capacidad de desarrollar nuestras habilidades y ponerlasen buen uso para nuestro bienestar y el de nuestras familias.

Deseamosvivir seguros, sin temor a caer en las garras de la extorsión o de asaltosen  la calle, y poder invertir, gastar ydisfrutar de lo que generamos honradamente con nuestro trabajo.

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Paraello necesitamos un gobierno fuerte, con esas prioridades en mente, imponiendoorden y respeto irrestricto a la ley, velando porque ésta se cumpla y actuandocuando no se cumple.

Queremosun gobierno que no se meta en nuestras vidas obligándonos a todos a vivir comounos pocos quieren: en pobreza, regalando el fruto de nuestro trabajo a quienesno producen nada, legislando para que aceptemos la ideología de género y, conésta, aceptar el aborto como un derecho, otorgar privilegios a las comunidadesLGBTI, mujeres, minorías, cuando la única igualdad es aquella ante la ley.

Queremosque todas las autoridades se olviden de la igualdad económica para todos.  Ni Dios nos hizo iguales, por qué el gobiernoquiere redistribuirlo todo para que lo seamos, quitando a unos para darloa  otros.

Nopodemos vivir con un sistema de justicia colapsado, ineficiente, escaso ycorrupto, que emite sus fallos de acuerdo a quien presiona más, tiene más podero paga con dinero o favores.  La justiciaes aún más importante que la seguridad pues, si no hay consecuencias legalespara quienes transgreden la ley, se motiva a otros a delinquir.

Necesitamosun gobierno que tenga a Guatemala como prioridad. Que deje de pagar millones dequetzales a organizaciones internacionales que lo único que hacen escondenarnos constantemente, acusarnos de violar los derechos humanos cuando niel actual procurador (en minúsculas, a propósito), no mueve un dedo para defender los de todos losguatemaltecos por igual.  Entidades comoNaciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otras, quesolo escuchan a quienes son de su “equipo”, o sea, los que pregonan elsocialismo.  A los demás, los reciben yde allí no pasa nada.

Nosurge un sistema educativo eficiente, de altísimo nivel, impartido en la lenguamaterna de cada comunidad, en español y en inglés.  Que se enfoque en la calidad de los maestrosy del material educativo, en vez de firmar pactos colectivos con la peorescoria de todas.

Necesitamosromper la idea que el gobierno debe proveer de todo porque cualquier otra cosaes privatizar los servicios públicos y eso es para “los ricos”.  Hay demasiada pobreza en Guatemala.  No estamos para discursos manipulados nitenemos el dinero para resolverlo todo. Es muy beneficioso concesionar las principales carreteras para que sereduzcan los costos de transporte para todos, incluyendo al pequeño agricultorque cultiva en Sololá y quiere vender en Totonicapán.  Y ya basta con los vividores de la conflictividadque aún mantienen en la oscuridad al 6% de la población, pues destruyen lastorres de transmisión, especialmente en las áreas más alejadas de lasurbes.  No hay peor pobreza que nisiquiera tener luz eléctrica para optar a los bienes y servicios básicos.

Queremos y necesitamos vivir en paz.  Empieza un nuevo año, decisivo para el futuro de todos.  ¡Enfoquémonos!


República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Lo único que queremos es vivir en paz

Carolina Castellanos
04 de enero, 2019

Sí,vivir en paz y poder trabajar sin obstáculos, trabas, trámites engorrosos e interminablesque se acortan de inmediato, de acuerdo al color del billete. 

Queremosvivir dignamente, con capacidad de desarrollar nuestras habilidades y ponerlasen buen uso para nuestro bienestar y el de nuestras familias.

Deseamosvivir seguros, sin temor a caer en las garras de la extorsión o de asaltosen  la calle, y poder invertir, gastar ydisfrutar de lo que generamos honradamente con nuestro trabajo.

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Queremosun gobierno que no se meta en nuestras vidas obligándonos a todos a vivir comounos pocos quieren: en pobreza, regalando el fruto de nuestro trabajo a quienesno producen nada, legislando para que aceptemos la ideología de género y, conésta, aceptar el aborto como un derecho, otorgar privilegios a las comunidadesLGBTI, mujeres, minorías, cuando la única igualdad es aquella ante la ley.

Queremosque todas las autoridades se olviden de la igualdad económica para todos.  Ni Dios nos hizo iguales, por qué el gobiernoquiere redistribuirlo todo para que lo seamos, quitando a unos para darloa  otros.

Nopodemos vivir con un sistema de justicia colapsado, ineficiente, escaso ycorrupto, que emite sus fallos de acuerdo a quien presiona más, tiene más podero paga con dinero o favores.  La justiciaes aún más importante que la seguridad pues, si no hay consecuencias legalespara quienes transgreden la ley, se motiva a otros a delinquir.

Necesitamosun gobierno que tenga a Guatemala como prioridad. Que deje de pagar millones dequetzales a organizaciones internacionales que lo único que hacen escondenarnos constantemente, acusarnos de violar los derechos humanos cuando niel actual procurador (en minúsculas, a propósito), no mueve un dedo para defender los de todos losguatemaltecos por igual.  Entidades comoNaciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otras, quesolo escuchan a quienes son de su “equipo”, o sea, los que pregonan elsocialismo.  A los demás, los reciben yde allí no pasa nada.

Nosurge un sistema educativo eficiente, de altísimo nivel, impartido en la lenguamaterna de cada comunidad, en español y en inglés.  Que se enfoque en la calidad de los maestrosy del material educativo, en vez de firmar pactos colectivos con la peorescoria de todas.

Necesitamosromper la idea que el gobierno debe proveer de todo porque cualquier otra cosaes privatizar los servicios públicos y eso es para “los ricos”.  Hay demasiada pobreza en Guatemala.  No estamos para discursos manipulados nitenemos el dinero para resolverlo todo. Es muy beneficioso concesionar las principales carreteras para que sereduzcan los costos de transporte para todos, incluyendo al pequeño agricultorque cultiva en Sololá y quiere vender en Totonicapán.  Y ya basta con los vividores de la conflictividadque aún mantienen en la oscuridad al 6% de la población, pues destruyen lastorres de transmisión, especialmente en las áreas más alejadas de lasurbes.  No hay peor pobreza que nisiquiera tener luz eléctrica para optar a los bienes y servicios básicos.

Queremos y necesitamos vivir en paz.  Empieza un nuevo año, decisivo para el futuro de todos.  ¡Enfoquémonos!


República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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