Estamos por iniciar un nuevo año, y, como suele suceder, tenemos planes en la cabeza además de los famosos propósitos que requerirán de mucha disciplina para cumplirlos, aunque sea la mitad. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, este año que está por empezar se vislumbra como un “parte aguas”. Hemos estado en una lucha sin cuartel entre el bien y el mal, entre los “CICIG-lovers” y los que queremos un país libre y democrático. El proceso electoral dará inicio a mediados de enero y, con ello, la más dura batalla entre unos y otros. Sabemos que la izquierda en Guatemala nunca ha generado mayor caudal en votos. Es por ello que CICIG ha hecho lo imposible, de la mano del Tribunal Supremo Electoral, para anular a la competencia.
Ya se vislumbra una nueva Guatemala, no la que añoramos la mayoría de nosotros, con menos pobreza y desnutrición, mejor infraestructura y sistemas de salud y educación, con inversión local y extranjera para reducir el desempleo y la migración y, por supuesto, con muchisimo menos corrupción. Lamentablemente, en el corto plazo, la nueva Guate estará llena de confrontación, mucho más de la que ya hemos vivido hasta ahora. La CICIG segurá actuando para lograr posicionar a sus esbirros en el poder, como los tres magistrados de la corte de constitucionalidad, pero ahora buscando la silla presidencial.
Hay muchos que todavía creen en ese experimento socialista llamado CICIG por el simple hecho de haber logrado meter a la cárcel a los ex gobernantes Baldetti y Pérez Molina. Se olvidan que esa fue su puerta de entrada para cooptar todo el sistema de justicia y así tener contol del país, enjuiciando a quienes consideran sus enemigos, o a personas clave en la vida política y económica. Las acusasiones, sin que prevalezca la presunción de inocencia, han estado a la orden de los shows mediáticos.
Es imposible vivir así. Empieza un año decisivo para la vida de todos. Vemos cerca el fin de CICIG, mas no por ello el fin de la tiranía de los jueces, que han quedado empoderados por sus fallos judiciales irrespetando la ley. No habían consecuencias para ellos hasta ahora que, finalmente, el Procurador General de la Nación actuó y acusó formalmente a esos tres magistrados. Toca a la Corte Suprema de Justicia dar trámite y trasladar el caso al Congreso. Ojalá y estos diputados, la mayoría vendidos al mejor postor, actúen en nombre del pueblo que los eligió y quiten la inmunidad a estos nefastos jueces “supremos y poderosos”.
Si sucede lo anterior, habremos empezado el camino hacia una nueva Guate, con positivismo y esperanza. Nos toca a todos convencer a los CICIG-lovers que están equivocados. Se vale, y todos podemos enmendar el camino en cualquier momento, aquí y ahora. De lo contrario, ¿cuándo?
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
Estamos por iniciar un nuevo año, y, como suele suceder, tenemos planes en la cabeza además de los famosos propósitos que requerirán de mucha disciplina para cumplirlos, aunque sea la mitad. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, este año que está por empezar se vislumbra como un “parte aguas”. Hemos estado en una lucha sin cuartel entre el bien y el mal, entre los “CICIG-lovers” y los que queremos un país libre y democrático. El proceso electoral dará inicio a mediados de enero y, con ello, la más dura batalla entre unos y otros. Sabemos que la izquierda en Guatemala nunca ha generado mayor caudal en votos. Es por ello que CICIG ha hecho lo imposible, de la mano del Tribunal Supremo Electoral, para anular a la competencia.
Ya se vislumbra una nueva Guatemala, no la que añoramos la mayoría de nosotros, con menos pobreza y desnutrición, mejor infraestructura y sistemas de salud y educación, con inversión local y extranjera para reducir el desempleo y la migración y, por supuesto, con muchisimo menos corrupción. Lamentablemente, en el corto plazo, la nueva Guate estará llena de confrontación, mucho más de la que ya hemos vivido hasta ahora. La CICIG segurá actuando para lograr posicionar a sus esbirros en el poder, como los tres magistrados de la corte de constitucionalidad, pero ahora buscando la silla presidencial.
Hay muchos que todavía creen en ese experimento socialista llamado CICIG por el simple hecho de haber logrado meter a la cárcel a los ex gobernantes Baldetti y Pérez Molina. Se olvidan que esa fue su puerta de entrada para cooptar todo el sistema de justicia y así tener contol del país, enjuiciando a quienes consideran sus enemigos, o a personas clave en la vida política y económica. Las acusasiones, sin que prevalezca la presunción de inocencia, han estado a la orden de los shows mediáticos.
Es imposible vivir así. Empieza un año decisivo para la vida de todos. Vemos cerca el fin de CICIG, mas no por ello el fin de la tiranía de los jueces, que han quedado empoderados por sus fallos judiciales irrespetando la ley. No habían consecuencias para ellos hasta ahora que, finalmente, el Procurador General de la Nación actuó y acusó formalmente a esos tres magistrados. Toca a la Corte Suprema de Justicia dar trámite y trasladar el caso al Congreso. Ojalá y estos diputados, la mayoría vendidos al mejor postor, actúen en nombre del pueblo que los eligió y quiten la inmunidad a estos nefastos jueces “supremos y poderosos”.
Si sucede lo anterior, habremos empezado el camino hacia una nueva Guate, con positivismo y esperanza. Nos toca a todos convencer a los CICIG-lovers que están equivocados. Se vale, y todos podemos enmendar el camino en cualquier momento, aquí y ahora. De lo contrario, ¿cuándo?
República es ajena a la opinión expresada en este artículo