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Setenta años de derechos de “algunos” humanos

Carolina Castellanos
14 de diciembre, 2018

Naciones Unidas está celebrando (con nuestro dinero que pagamos en impuestos a los gobiernos), el setenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  En una nota de Forbes, el autor Michael Posner, se pregunta si ha mejorado la condición humana en el mundo. Hace ver que el creciente nacionalismo pone en riesgo los derechos humanos en algunos lugares como Venezuela y Yemen.

La Declaración se firmó en 1948 como consecuencia de las más de 65 millones de personas que fueron asesinadas durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo a más de 6 millones de judíos. Era importante contar con un documento que estableciera, como prioridad, la protección de los derechos humanos alrededor del mundo.  Considero esto un paso firme y positivo en la historia.

Hay dos temas relevantes: uno, se reconoce que las personas tenemos derecho a las protecciones aquí establecidas pues nos son inherentes solo por el hecho de ser seres humanos. Segundo, internacionalizó la responsabilidad de proteger los derechos.  O sea, si un país los viola, los demás países deben responder.

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Sin embargo, a lo largo de los años se han dado distorsiones tan dramáticas que ahora soy yo la que se pregunta si vamos por un buen rumbo o estamos dividiendo al mundo en categorías de personas, pues algunas parece que tienen más derechos que otros.

La respuesta de los países a violaciones hechas fuera de sus fronteras, si bien el  objetivo es loable, ha dado lugar a intervenciones más allá del derecho internacional en el que debe prevalecer la soberanía.  Es comprensible si se trata de masacres o genocidio, pero el trato hacia, por ejemplo, mujeres, o comunidad LGBTIQ, ¿justifica intervenciones y sanciones internacionales?  Es un tema digno de discutir.

El tema más importante en esta Declaración, a mi criterio, es la igualdad ante la ley. Es aquí es donde digo que son derechos para “algunos” humanos. En Guatemala tenemos una fiscalía para feminicidio.  Esto significa que el asesinato de mujeres es tan importante que merece todo un aparato estatal especial.  El resto de nosotros tiene otro tratamiento. La misma Declaración dice que no puede haber diferenciaciones.

Otro artículo dice que somos iguales en derechos y que no hay distinción para gozar de éstos, ya sea por raza, religión, color de piel, sexo, idioma, origen, ideología política o situación económica. Sin embargo, la misma ONU promulgó la declaración de los derechos de los indígenas. ¿Por qué tienen ellos una declaración especial?  Si todos somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos, no hay necesidad de empezar a ponerle apellidos.

La Declaración dice que todos tenemos derecho a “una buena seguridad social que deberá sostenerse gracias a los gastos públicos de los ciudadanos de acuerdo a la capacidad económica y en base a los principios de igualdad y de progresividad”.  O sea, todos aportamos lo mismo pero se contradice en cuanto a que impone la progresividad, como sucede con el Impuesto Sobre la Renta, el más confiscatorio y que castiga al más eficiente pues pagará un mayor porcentaje basado en un esquema de progresividad.  Los privilegios también incluyen exoneración de impuestos solo para algunos.

Vivimos en un sistema que otorga privilegios a los pobres, a los indígenas, a la mujeres (hasta recibimos menos castigo por un mismo delito cometido por un hombre), ahora a la comunidad LGBTIQ donde la misma ONU promulga una serie de prebendas, además de la ideología de género, violando la igualdad que la misma Declaración Universal manifiesta.

Vemos trato discriminatorio en los tribunales de justicia, en los que se le otorga medidas sustitutivas a unos solamente. Hay personas, como el Coronel Chiroy, que llevan cinco años sin haber sido escuchados, pero hay muchos otros que son escuchados al momento de ser capturados.

Dice la Declaración que los derechos son inquebrantables, y que la presunción de inocencia está garantizada hasta que se demuestra la culpabilidad del acusado en un juicio público, siempre salvaguardando su defensa. ¿Y los shows mediáticos de CICIG/MP?  Es la misma ONU, a través de CICIG, que viola su propia Declaración Universal.

No veo motivos para celebrar la firma de esta Declaración.  Si bien tuvo un inicio totalmente justificado y necesario, se ha degradado para defender a algunos que “merecen” derechos especiales por su condición de ser “humanos diferentes” a los demás.  ¿Dónde quedó la igualdad?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Setenta años de derechos de “algunos” humanos

Carolina Castellanos
14 de diciembre, 2018

Naciones Unidas está celebrando (con nuestro dinero que pagamos en impuestos a los gobiernos), el setenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  En una nota de Forbes, el autor Michael Posner, se pregunta si ha mejorado la condición humana en el mundo. Hace ver que el creciente nacionalismo pone en riesgo los derechos humanos en algunos lugares como Venezuela y Yemen.

La Declaración se firmó en 1948 como consecuencia de las más de 65 millones de personas que fueron asesinadas durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo a más de 6 millones de judíos. Era importante contar con un documento que estableciera, como prioridad, la protección de los derechos humanos alrededor del mundo.  Considero esto un paso firme y positivo en la historia.

Hay dos temas relevantes: uno, se reconoce que las personas tenemos derecho a las protecciones aquí establecidas pues nos son inherentes solo por el hecho de ser seres humanos. Segundo, internacionalizó la responsabilidad de proteger los derechos.  O sea, si un país los viola, los demás países deben responder.

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Sin embargo, a lo largo de los años se han dado distorsiones tan dramáticas que ahora soy yo la que se pregunta si vamos por un buen rumbo o estamos dividiendo al mundo en categorías de personas, pues algunas parece que tienen más derechos que otros.

La respuesta de los países a violaciones hechas fuera de sus fronteras, si bien el  objetivo es loable, ha dado lugar a intervenciones más allá del derecho internacional en el que debe prevalecer la soberanía.  Es comprensible si se trata de masacres o genocidio, pero el trato hacia, por ejemplo, mujeres, o comunidad LGBTIQ, ¿justifica intervenciones y sanciones internacionales?  Es un tema digno de discutir.

El tema más importante en esta Declaración, a mi criterio, es la igualdad ante la ley. Es aquí es donde digo que son derechos para “algunos” humanos. En Guatemala tenemos una fiscalía para feminicidio.  Esto significa que el asesinato de mujeres es tan importante que merece todo un aparato estatal especial.  El resto de nosotros tiene otro tratamiento. La misma Declaración dice que no puede haber diferenciaciones.

Otro artículo dice que somos iguales en derechos y que no hay distinción para gozar de éstos, ya sea por raza, religión, color de piel, sexo, idioma, origen, ideología política o situación económica. Sin embargo, la misma ONU promulgó la declaración de los derechos de los indígenas. ¿Por qué tienen ellos una declaración especial?  Si todos somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos, no hay necesidad de empezar a ponerle apellidos.

La Declaración dice que todos tenemos derecho a “una buena seguridad social que deberá sostenerse gracias a los gastos públicos de los ciudadanos de acuerdo a la capacidad económica y en base a los principios de igualdad y de progresividad”.  O sea, todos aportamos lo mismo pero se contradice en cuanto a que impone la progresividad, como sucede con el Impuesto Sobre la Renta, el más confiscatorio y que castiga al más eficiente pues pagará un mayor porcentaje basado en un esquema de progresividad.  Los privilegios también incluyen exoneración de impuestos solo para algunos.

Vivimos en un sistema que otorga privilegios a los pobres, a los indígenas, a la mujeres (hasta recibimos menos castigo por un mismo delito cometido por un hombre), ahora a la comunidad LGBTIQ donde la misma ONU promulga una serie de prebendas, además de la ideología de género, violando la igualdad que la misma Declaración Universal manifiesta.

Vemos trato discriminatorio en los tribunales de justicia, en los que se le otorga medidas sustitutivas a unos solamente. Hay personas, como el Coronel Chiroy, que llevan cinco años sin haber sido escuchados, pero hay muchos otros que son escuchados al momento de ser capturados.

Dice la Declaración que los derechos son inquebrantables, y que la presunción de inocencia está garantizada hasta que se demuestra la culpabilidad del acusado en un juicio público, siempre salvaguardando su defensa. ¿Y los shows mediáticos de CICIG/MP?  Es la misma ONU, a través de CICIG, que viola su propia Declaración Universal.

No veo motivos para celebrar la firma de esta Declaración.  Si bien tuvo un inicio totalmente justificado y necesario, se ha degradado para defender a algunos que “merecen” derechos especiales por su condición de ser “humanos diferentes” a los demás.  ¿Dónde quedó la igualdad?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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