¿Cómo se diseña un país? ¿Por quienes? ¿Para quienes?
Es obvio que partimos de un territorio que no fue diseñado por seres humanos. Estos llegaron, se asentaron, desarrollaron culturas, se organizaron para hacerlo productivo. Es esa intervención humana en un territorio dado, que incluso se ha modificado varias veces a lo largo de su historia, la que va diseñando el país. Guatemala. Etimológicamente confuso, salió bonito el nombre. Tiene su propia sonoridad.
Nuestro “hoy” está más fuertemente marcado por los sucesos de los últimos siglos. Quizás eso tuvieron en mente los editores de una colección de libros sobre la Historia de Guatemala, de 6 tomos, al dedicarle el primero a aspectos geológicos y a la historia pre-conquista (de Pangea a 1524) y los otros 5 tomos a la historia post-conquista (de 1524 para finales de s. XX). La marca que deja la segunda mitad del Siglo 20, en tanto profunda y fresca (o es tan profunda por tan fresca?) ocupa e inclina buena parte de la perspectiva desde la que vemos ese “hoy”. Inevitablemente. Obligadamente.
El tejido social, hecho entre telares de cintura, de pedal o industriales, con fibras y colorantes que salieron de la naturaleza o de laboratorios químicos, da como resultado una tela compleja. Difícil de cortar, sin deshilar. Y digo cortar, para que no se malinterprete, queriendo decir: transformar o elaborar con ella una prenda que a todos nos guste. Que a todos nos sirva. Que a todos proteja.
Nos sale tan natural llamar chayes a los fragmentos de un vidrio roto. O cuchubal a una reunión con contribución. Sabían que cuque es en maya, una lagartija verde, como el uniforme de la tropa? Al ladino guatemalteco le resulta difícil no anteponer “nuestra” o “nuestro” al hablar de los huipiles, de los sitios arqueológicos y de los tamales. Aunque moderado recientemente por la corrección, el ladino llama a sus muy queridos hermanos anteponiendo artículo a su nombre: la Carmen y el Pedro vienen a cenar. O agregar posesivos donde no es gramaticalmente correcto en español pero sí lo es en idiomas mayas: Te tomas un tu cafecito?; se compró un su pantalón.
Esa tela, y lo que expresa y representa, es el resultado de nuestra historia. Las puntadas con que se unan sus partes para hacer un todo coherente, no uniforme, simbolizan los puentes que debemos construir para unir los puntos comunes. Los puntos de encuentro son muchos y muy importantes. Los multicolores hilos, se entrelazan pero no desaparecen. Siguen siendo únicos. Y sólo juntos, serán fuertes.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
¿Cómo se diseña un país? ¿Por quienes? ¿Para quienes?
Es obvio que partimos de un territorio que no fue diseñado por seres humanos. Estos llegaron, se asentaron, desarrollaron culturas, se organizaron para hacerlo productivo. Es esa intervención humana en un territorio dado, que incluso se ha modificado varias veces a lo largo de su historia, la que va diseñando el país. Guatemala. Etimológicamente confuso, salió bonito el nombre. Tiene su propia sonoridad.
Nuestro “hoy” está más fuertemente marcado por los sucesos de los últimos siglos. Quizás eso tuvieron en mente los editores de una colección de libros sobre la Historia de Guatemala, de 6 tomos, al dedicarle el primero a aspectos geológicos y a la historia pre-conquista (de Pangea a 1524) y los otros 5 tomos a la historia post-conquista (de 1524 para finales de s. XX). La marca que deja la segunda mitad del Siglo 20, en tanto profunda y fresca (o es tan profunda por tan fresca?) ocupa e inclina buena parte de la perspectiva desde la que vemos ese “hoy”. Inevitablemente. Obligadamente.
El tejido social, hecho entre telares de cintura, de pedal o industriales, con fibras y colorantes que salieron de la naturaleza o de laboratorios químicos, da como resultado una tela compleja. Difícil de cortar, sin deshilar. Y digo cortar, para que no se malinterprete, queriendo decir: transformar o elaborar con ella una prenda que a todos nos guste. Que a todos nos sirva. Que a todos proteja.
Nos sale tan natural llamar chayes a los fragmentos de un vidrio roto. O cuchubal a una reunión con contribución. Sabían que cuque es en maya, una lagartija verde, como el uniforme de la tropa? Al ladino guatemalteco le resulta difícil no anteponer “nuestra” o “nuestro” al hablar de los huipiles, de los sitios arqueológicos y de los tamales. Aunque moderado recientemente por la corrección, el ladino llama a sus muy queridos hermanos anteponiendo artículo a su nombre: la Carmen y el Pedro vienen a cenar. O agregar posesivos donde no es gramaticalmente correcto en español pero sí lo es en idiomas mayas: Te tomas un tu cafecito?; se compró un su pantalón.
Esa tela, y lo que expresa y representa, es el resultado de nuestra historia. Las puntadas con que se unan sus partes para hacer un todo coherente, no uniforme, simbolizan los puentes que debemos construir para unir los puntos comunes. Los puntos de encuentro son muchos y muy importantes. Los multicolores hilos, se entrelazan pero no desaparecen. Siguen siendo únicos. Y sólo juntos, serán fuertes.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo