Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Usando en vano el nombre de Dios

José Carlos Ortega
09 de julio, 2016

Estamos usando el nombre de Dios en vano. No me refiero al caso de los extremistas en Iraq que asesinan 225 personas, entre ellas 25 niños, ni de Bangladesh con 20 rehenes extranjeros, a quienes se les preguntó si eran musulmanes o no, en Yemén, donde persiste una guerra fratricida, ni Turquía con decenas de muertos en el aeropuerto, o en Siria, con tanta sangre de gente inocente, y en Afganistán, Arabia Saudita y Orlando. Aunque el extremismo islámico se atribuye la mayoría de esos actos inhumanos y despiadados, el asunto es como en el nombre de Dios llegamos, como humanos, a hacer cosas tan terroríficas.
En Guatemala vemos a un exfuncionario, encarcelado, con apodo demoníaco, que después de haber cometido actos de corrupción, se confiesa cercano a Cristo, y grita en cada entrevista de su encuentro con Él y como los actores de justicia son el verdadero mal. En medio de todo el dilema de justicia y de combate a la corrupción, aparece la donación de una bandera y un asta de la exvicepresidenta encarcelada a una iglesia local, que se ha vuelta famosa en el mundo entero, con todo y confusión de la información sobre quién la pidió o la donó. La explicación oficial, que se quería poner una megabandera en cada entrada de la ciudad, y que se iniciaría por ese lugar, tiene al parecer, una buena intención. Desde la carretera, y desde el cielo, la bandera lucía imponente, como aquella donde hoy guardan prisión los otros acusados, y que al verla se le hace a uno la piel chinita.
Nunca dudaré que una persona pueda, después de haber tenido una vida alejada de la moral, de lo que se cataloga como bueno, un encuentro con Dios y arrepentirse de sus malas obras, y convertirse de sus malos caminos con actos plenos de arrepentimiento. Dios que todo lo ve, podrá juzgar sus verdaderas intenciones, su corazón, así como lo ha hecho conmigo y con muchos que hemos encontrado misericordia, y encontrar el perdón y descanso a su espíritu. Pero en el mundo terrenal las consecuencias existen, y si alguien ha cometido un acto ilegal, así se haya tomado selfie con el Papa, debe pagar por sus actos.
Hay algunos actos que pueden parecer inmorales, pero no son ilegales. Recibir una donación, un regalo, de alguien que cometió actos de corrupción, o que comete otros delitos no es un delito y por ello no puede ser acusado por recibirlos. Recibir dinero de alguien, desconociendo su origen, tampoco. Si por el contrario, se recibe ese dinero para lavarlo, es decir, se recibe como donación, y después de eso se simula un egreso de ese dinero por un servicio o bien pagado, ya sea real o ficticio, se comete un delito y debe ser perseguido y juzgado. Aunque, tal y como se aplica en otros casos, si conozco la fuente, ya sea la persona, el negocio de donde proviene, deben los encargados de dicha iglesia, credo o religión abstenerse de recibir ese dinero o esa donación. Como a veces los encargados de un credo, iglesia o religión pueden recibir amenazas, debe abrirse un mecanismo para que esos dineros puedan ser depositados a resguardo de un juez, mientras se cursa una investigación al respecto.
Además, existe otro principio, que viene del republicanismo, de la separación de Estado e iglesia, donde no debe ser influido el gobierno por la iglesia o credos, sobre todo sus autoridades sobre las autoridades de gobierno con el pretexto de ser sus autoridades espirituales y provenir de Dios; ni vedarse las libertades confesionales por el Estado a ninguno de sus ciudadanos por más disparatadas que éstas puedan ser, cumpliendo con las leyes del país. Por ello mismo, ninguna autoridad de gobierno debe dar ningún tipo de donación, regalo, etc. que provenga del dinero de los contribuyentes, del dinero del Estado, así sea el credo o religión mayoritaria, minoritaria o ancestral, en ninguna forma, sea salón municipal, estadio, láminas o banderas. La única donación permitida puede ser la que corresponda a parte de los activos del propio funcionario, y aunque no es delito, las autoridades de la religión deben tener el cuidado de evaluar la racionalidad y proporcionalidad de la misma.
Exigimos una nueva Guatemala. Se exigen pactos a los empresarios para cambiar la forma de actuar y que su accionar sea de acuerdo a la ética y la ley. También a los periodistas, de la veracidad de la información y el respeto a la dignidad de las personas y sus familias, a su privacidad. En esta nueva Guatemala, se pide también a las iglesias una nueva forma de accionar, no solo que creamos que se tienen buenas intenciones por su cercanía con Dios. Los actos de arrepentimiento y conversión van por el camino de transparentarse, de códigos de ética institucional para no utilizar en vano el nombre de Dios.

Usando en vano el nombre de Dios

José Carlos Ortega
09 de julio, 2016

Estamos usando el nombre de Dios en vano. No me refiero al caso de los extremistas en Iraq que asesinan 225 personas, entre ellas 25 niños, ni de Bangladesh con 20 rehenes extranjeros, a quienes se les preguntó si eran musulmanes o no, en Yemén, donde persiste una guerra fratricida, ni Turquía con decenas de muertos en el aeropuerto, o en Siria, con tanta sangre de gente inocente, y en Afganistán, Arabia Saudita y Orlando. Aunque el extremismo islámico se atribuye la mayoría de esos actos inhumanos y despiadados, el asunto es como en el nombre de Dios llegamos, como humanos, a hacer cosas tan terroríficas.
En Guatemala vemos a un exfuncionario, encarcelado, con apodo demoníaco, que después de haber cometido actos de corrupción, se confiesa cercano a Cristo, y grita en cada entrevista de su encuentro con Él y como los actores de justicia son el verdadero mal. En medio de todo el dilema de justicia y de combate a la corrupción, aparece la donación de una bandera y un asta de la exvicepresidenta encarcelada a una iglesia local, que se ha vuelta famosa en el mundo entero, con todo y confusión de la información sobre quién la pidió o la donó. La explicación oficial, que se quería poner una megabandera en cada entrada de la ciudad, y que se iniciaría por ese lugar, tiene al parecer, una buena intención. Desde la carretera, y desde el cielo, la bandera lucía imponente, como aquella donde hoy guardan prisión los otros acusados, y que al verla se le hace a uno la piel chinita.
Nunca dudaré que una persona pueda, después de haber tenido una vida alejada de la moral, de lo que se cataloga como bueno, un encuentro con Dios y arrepentirse de sus malas obras, y convertirse de sus malos caminos con actos plenos de arrepentimiento. Dios que todo lo ve, podrá juzgar sus verdaderas intenciones, su corazón, así como lo ha hecho conmigo y con muchos que hemos encontrado misericordia, y encontrar el perdón y descanso a su espíritu. Pero en el mundo terrenal las consecuencias existen, y si alguien ha cometido un acto ilegal, así se haya tomado selfie con el Papa, debe pagar por sus actos.
Hay algunos actos que pueden parecer inmorales, pero no son ilegales. Recibir una donación, un regalo, de alguien que cometió actos de corrupción, o que comete otros delitos no es un delito y por ello no puede ser acusado por recibirlos. Recibir dinero de alguien, desconociendo su origen, tampoco. Si por el contrario, se recibe ese dinero para lavarlo, es decir, se recibe como donación, y después de eso se simula un egreso de ese dinero por un servicio o bien pagado, ya sea real o ficticio, se comete un delito y debe ser perseguido y juzgado. Aunque, tal y como se aplica en otros casos, si conozco la fuente, ya sea la persona, el negocio de donde proviene, deben los encargados de dicha iglesia, credo o religión abstenerse de recibir ese dinero o esa donación. Como a veces los encargados de un credo, iglesia o religión pueden recibir amenazas, debe abrirse un mecanismo para que esos dineros puedan ser depositados a resguardo de un juez, mientras se cursa una investigación al respecto.
Además, existe otro principio, que viene del republicanismo, de la separación de Estado e iglesia, donde no debe ser influido el gobierno por la iglesia o credos, sobre todo sus autoridades sobre las autoridades de gobierno con el pretexto de ser sus autoridades espirituales y provenir de Dios; ni vedarse las libertades confesionales por el Estado a ninguno de sus ciudadanos por más disparatadas que éstas puedan ser, cumpliendo con las leyes del país. Por ello mismo, ninguna autoridad de gobierno debe dar ningún tipo de donación, regalo, etc. que provenga del dinero de los contribuyentes, del dinero del Estado, así sea el credo o religión mayoritaria, minoritaria o ancestral, en ninguna forma, sea salón municipal, estadio, láminas o banderas. La única donación permitida puede ser la que corresponda a parte de los activos del propio funcionario, y aunque no es delito, las autoridades de la religión deben tener el cuidado de evaluar la racionalidad y proporcionalidad de la misma.
Exigimos una nueva Guatemala. Se exigen pactos a los empresarios para cambiar la forma de actuar y que su accionar sea de acuerdo a la ética y la ley. También a los periodistas, de la veracidad de la información y el respeto a la dignidad de las personas y sus familias, a su privacidad. En esta nueva Guatemala, se pide también a las iglesias una nueva forma de accionar, no solo que creamos que se tienen buenas intenciones por su cercanía con Dios. Los actos de arrepentimiento y conversión van por el camino de transparentarse, de códigos de ética institucional para no utilizar en vano el nombre de Dios.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?