Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Recordando el Himno Nacional

José Carlos Ortega
16 de julio, 2016

El presidente Jimmy Morales durante la campaña, y en sus primeros discursos luego de ser investido presidente, nos recitó estrofas de nuestro glorioso Himno Nacional. (Por cierto, ¡qué bello que es nuestro himno! ¡Un himno de paz, futurista, de valor y dignidad!) Como buenos guatemaltecos, y con el derecho que nos asiste, algunos lo criticaron por ello, y si no recuerdo mal, una vez hasta se equivocó en las estrofas. Me pareció una estrategia interesante porque su mensaje, aparte de “ni corrupto, ni ladrón” era el de nacionalista. El presidente Morales no es perfecto, y podía equivocarse con el himno, pero demuestra que, como varios otros presidentes o candidatos, no tenía el asesoramiento cercano que le editara, que le leyera el pensamiento para comunicar lo que quería decir, y entonces lo hacía él solo, sin ayuda, y se equivocaba. Un presidente tiene que oír consejo todo el tiempo, pues en la multitud de consejo está la sabiduría.
Llevamos seis meses de la presidencia de Jimmy Morales y de Jafeth Cabrera y no todo ha mejorado. La lectura de los diarios y nuestra experiencia de educación, salud pública, seguridad e infraestructura no ha mejorado, desgraciadamente. Hay pequeños avances en algunos casos, y posiblemente la mayoría de ellos es por no gastar en los mismos contratos onerosos que hoy nos tienen de rodillas, eliminar la publicidad de la obra pública (¿se recuerdan ustedes de toda esa publicidad donde ministros, secretarios y la presidencia inauguraba un chorrito en algún lugar del país?), que nunca debió existir, porque el dinero de los contribuyentes no debe utilizarse para publicitar sus actos de gobierno, sino para hacer, y en todo caso, para funcionar. Obviamente, también el papel de apoyo a todas las investigaciones que emanan de la CICIG y del MP, con el Ministerio de Gobernación en procesos investigativos y cumplimiento de lo requerido por la justicia. Un gran logro podría ser el proceso de justicia abierto contra los grupos de extorsión atrapados esta semana, y unas semanas atrás, que emana del trabajo en conjunto entre el MP y el Ministerio de Gobernación. Un pequeño logro, pero muy importante, es haber puesto en escena internacional las constantes violaciones a los acuerdos, y sobre todo a la vida de los guatemaltecos, por el gobierno de Belice, y no haberse quedado callado, como lo hicieran cobardemente los gobiernos anteriores.
El tema del combate a la extorsión es de gran importancia. Hay muchísimos guatemaltecos asesinados por los grupos extorsionistas, negocios llevados a la quiebra, otros que cierran por miedo, familias y personas desplazadas de sus hogares. Aunque la extorsión ha golpeado a muchas empresas, incluyendo a las grandes, destruye de raíz a la mediana y pequeña empresa, a los profesionales que ejercitan su profesión liberal en lugares abandonados, i.e. médicos y odontólogos en áreas periféricas, que son los que más ayudan a la economía, generan empleos y bajan los costos de los servicios y productos. Poner atención a este crimen es prioritario y un gran logro.
Varios son los analistas y los generadores de opinión que se cuestionan si hay, o si no hay presidente. Siguen, algunos, con la ya bien identificada estrategia de querer que el presidente Morales y el vicepresidente Cabrera no terminen su periodo constitucional, no por ladrones, sino porque se les da la regalada gana querer otro gobierno, que nunca ganaría en las elecciones generales, de una forma alterna. Otros esperan que el presidente siga teniendo la habitual participación en todo el quehacer nacional, el presidencialismo o presidentitis, donde como amo y señor resuelve lo que se puede y lo que no se puede. Yo no quiero otro presidente como en tiempos de la UNE, donde la existencia de la entonces primera dama hacía de todo, usurpando funciones e interviniendo en todo, que ya sabemos una gran parte era su propio enriquecimiento. Tampoco otra del binomio defenestrado de Pérez-Baldetti, en donde se metieron las narices en todas las instancias gubernamentales donde existía presupuesto para tomar parte de la piñata. Prefiero un presidente que haga menos y que no intervenga la economía, al fin y al cabo, deberíamos ser los privados los que generemos en la economía. Lo que sí quiero, es un presidente que nos asegure la justicia y la seguridad, las dos razones principales para la existencia del Estado.
El presidente Morales en una entrevista durante la campaña decía que uno de sus sueños era ser el mejor presidente de la historia de Guatemala. Con la sátrapa ingnomiosa de presidentes anteriores no debiera ser tan difícil la meta. No dudo de las buenas intenciones del presidente. Pero hace falta que el presidente termine de tomar en cuenta los principios básicos de la sabiduría, rodearse de consejeros, y de consejeros idóneos y mejores que él, para cada cargo, tener claro hacia dónde vamos y asumir el liderazgo del país, y que no sea uno o dos extranjeros los que lo guíen o impongan, recordando nuestras gloriosas letras cuando esté por dormirse: “no profane jamás el verdugo; ni haya esclavos que laman el yugo, ni tiranos que escupan tu faz. Si mañana tu suelo sagrado, lo amenaza invasión extranjera, libre al viento tu hermosa bandera, a vencer o a morir llamará…”

Recordando el Himno Nacional

José Carlos Ortega
16 de julio, 2016

El presidente Jimmy Morales durante la campaña, y en sus primeros discursos luego de ser investido presidente, nos recitó estrofas de nuestro glorioso Himno Nacional. (Por cierto, ¡qué bello que es nuestro himno! ¡Un himno de paz, futurista, de valor y dignidad!) Como buenos guatemaltecos, y con el derecho que nos asiste, algunos lo criticaron por ello, y si no recuerdo mal, una vez hasta se equivocó en las estrofas. Me pareció una estrategia interesante porque su mensaje, aparte de “ni corrupto, ni ladrón” era el de nacionalista. El presidente Morales no es perfecto, y podía equivocarse con el himno, pero demuestra que, como varios otros presidentes o candidatos, no tenía el asesoramiento cercano que le editara, que le leyera el pensamiento para comunicar lo que quería decir, y entonces lo hacía él solo, sin ayuda, y se equivocaba. Un presidente tiene que oír consejo todo el tiempo, pues en la multitud de consejo está la sabiduría.
Llevamos seis meses de la presidencia de Jimmy Morales y de Jafeth Cabrera y no todo ha mejorado. La lectura de los diarios y nuestra experiencia de educación, salud pública, seguridad e infraestructura no ha mejorado, desgraciadamente. Hay pequeños avances en algunos casos, y posiblemente la mayoría de ellos es por no gastar en los mismos contratos onerosos que hoy nos tienen de rodillas, eliminar la publicidad de la obra pública (¿se recuerdan ustedes de toda esa publicidad donde ministros, secretarios y la presidencia inauguraba un chorrito en algún lugar del país?), que nunca debió existir, porque el dinero de los contribuyentes no debe utilizarse para publicitar sus actos de gobierno, sino para hacer, y en todo caso, para funcionar. Obviamente, también el papel de apoyo a todas las investigaciones que emanan de la CICIG y del MP, con el Ministerio de Gobernación en procesos investigativos y cumplimiento de lo requerido por la justicia. Un gran logro podría ser el proceso de justicia abierto contra los grupos de extorsión atrapados esta semana, y unas semanas atrás, que emana del trabajo en conjunto entre el MP y el Ministerio de Gobernación. Un pequeño logro, pero muy importante, es haber puesto en escena internacional las constantes violaciones a los acuerdos, y sobre todo a la vida de los guatemaltecos, por el gobierno de Belice, y no haberse quedado callado, como lo hicieran cobardemente los gobiernos anteriores.
El tema del combate a la extorsión es de gran importancia. Hay muchísimos guatemaltecos asesinados por los grupos extorsionistas, negocios llevados a la quiebra, otros que cierran por miedo, familias y personas desplazadas de sus hogares. Aunque la extorsión ha golpeado a muchas empresas, incluyendo a las grandes, destruye de raíz a la mediana y pequeña empresa, a los profesionales que ejercitan su profesión liberal en lugares abandonados, i.e. médicos y odontólogos en áreas periféricas, que son los que más ayudan a la economía, generan empleos y bajan los costos de los servicios y productos. Poner atención a este crimen es prioritario y un gran logro.
Varios son los analistas y los generadores de opinión que se cuestionan si hay, o si no hay presidente. Siguen, algunos, con la ya bien identificada estrategia de querer que el presidente Morales y el vicepresidente Cabrera no terminen su periodo constitucional, no por ladrones, sino porque se les da la regalada gana querer otro gobierno, que nunca ganaría en las elecciones generales, de una forma alterna. Otros esperan que el presidente siga teniendo la habitual participación en todo el quehacer nacional, el presidencialismo o presidentitis, donde como amo y señor resuelve lo que se puede y lo que no se puede. Yo no quiero otro presidente como en tiempos de la UNE, donde la existencia de la entonces primera dama hacía de todo, usurpando funciones e interviniendo en todo, que ya sabemos una gran parte era su propio enriquecimiento. Tampoco otra del binomio defenestrado de Pérez-Baldetti, en donde se metieron las narices en todas las instancias gubernamentales donde existía presupuesto para tomar parte de la piñata. Prefiero un presidente que haga menos y que no intervenga la economía, al fin y al cabo, deberíamos ser los privados los que generemos en la economía. Lo que sí quiero, es un presidente que nos asegure la justicia y la seguridad, las dos razones principales para la existencia del Estado.
El presidente Morales en una entrevista durante la campaña decía que uno de sus sueños era ser el mejor presidente de la historia de Guatemala. Con la sátrapa ingnomiosa de presidentes anteriores no debiera ser tan difícil la meta. No dudo de las buenas intenciones del presidente. Pero hace falta que el presidente termine de tomar en cuenta los principios básicos de la sabiduría, rodearse de consejeros, y de consejeros idóneos y mejores que él, para cada cargo, tener claro hacia dónde vamos y asumir el liderazgo del país, y que no sea uno o dos extranjeros los que lo guíen o impongan, recordando nuestras gloriosas letras cuando esté por dormirse: “no profane jamás el verdugo; ni haya esclavos que laman el yugo, ni tiranos que escupan tu faz. Si mañana tu suelo sagrado, lo amenaza invasión extranjera, libre al viento tu hermosa bandera, a vencer o a morir llamará…”

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?