Varias semanas fuera de nuestra misma realidad y empiezo a pensar que muchas cosas pueden ser mejor. No empiezo a regresar y se destapa una nueva trama de plazas fantasmas que involucra a varios legisladores y exlegisladores. Algunos exlegisladores, con harto cinismo, se escudan en el derecho de antejuicio que ya no los asiste, ¡porque ya no son legisladores! ¡Punto! Siguen cayendo involucrados en casos anteriores, como el TCQ, renuncia la Procuradora General de la Nación y el ambiente político social sigue exacerbado.
Además (como si fuera poco) no hay… medicinas, escritorios, recursos.
Estoy realizando una presentación, y al analizar datos, fotos, lo que nos está pasando; sin lugar a dudas, éramos un Estado fallido. Todavía lo somos… ¡Yo no quiero a la CICIG! Como no quiero ir al hospital, recibir terapia o tener algún tratamiento doloroso en cualquier aspecto de mi vida, pero… ¡pero como no lo puedo hacer solo, necesito ayuda! Sin la CICIG, nuestro desfinanciado y poco profesional Ministerio Público no podría, de ninguna manera, investigar todos los casos que hoy han salido a luz y que tienen a muchos preocupados, y alguno hasta, equivocadamente, ha elevado algún rezo o plegaria.
Necesitamos a la CICIG, pero sobre todo, necesitamos que instruya, que capacite, que haga competente al personal del MP, que existan las herramientas para la investigación, que en algún momento de este inicio de “tsunami” nacional, pueda lograr la plena institucionalidad del sistema de justicia, su independencia, con lo valores y principios de una sociedad desarrollada: una justicia pronta, cumplida, ciega ante las partes; que debe respetar el principio de inocencia y con pleno respeto a los derechos individuales.
De los que han caído, seguro no todos son culpables, y habrá que demostrar su culpabilidad sin ninguna duda razonable (nunca demostrar su inocencia). Pero seguro, de los que son culpables, faltan muchísimos. No podemos dejar de recordar que nuestro país, desde un poco antes de los Acuerdos de Paz, se diseñó para hacer del presupuesto de la nación una fuente de enriquecimiento, para realizar grandes negocios, para crear lo que se ha llamado en todos los países en vías de, de seguir siendo tercermundistas, como la cooptación del Estado, como la nueva empresarialidad o la nueva vía de riqueza.
Muchos han caído en la tentación: renombrados banqueros, contratistas, diputados, ministros, candidatos, funcionarios, presidentes, vicepresidentes… Pero no sólo del gobierno del PP, también de los anteriores, que por el pacto que tuvo el impresentable Castresana con la UNE, no investigó lo que le correspondía, y otros más.
Nos toca cambiar a todos, como dice por allí un anuncio, que es copiado de otro: “si cambiamos todos, cambiamos todo”. Pero nos toca a todos, y no desde mi refugio pensar que soy el único que tiene la verdad absoluta y que todos cambien, menos yo.
La sociedad está corrompida desde sus entrañas. No es sólo lo que depende del Estado, empresas privadas donde se piden comisiones, donde se cambian datos, etc. Es esa idea de que el mercado libre se ajusta solo, que se corrige solo. ¡No es cierto! El inicio es un Estado de Derecho, que proteja los derechos individuales, pero que ponga los límites, las reglas del juego, el que hace que una sociedad con mercado libre funcione. No es el capitalismo, per se, el que mejora la sociedad, es una sociedad de Derecho la que protege a las personas, sus libertades, sus contratos y sus propiedades.
El BANRURAL cierra cuentas de personas que puedan ser motivo de escándalo para el banco, como alguien que sin haber sido condenado en juicio, esté procesado. ¿Habrán hecho ya lo mismo con sus personeros involucrados en este último escándalo? ¿Será que, con esa doble moral, los juicios contra aquel joven que con ciega locura se atrevió a manchar los colores de su banco, hace 7 años durante el escándolo Rosemberg, son tan graves como lo que a ellos se les imputa, y también al señorito del Banco G&T Continental?
Tenemos que refundar nuestro país, no desde Panamá, sin ningún respaldo moral, sino desde los principios. El que actúa conforme a los principios no se equivoca. Varios de los involucrados se escudarán en la extorsión y el poder de funcionarios de turno, de mafias, etc., pero esa no es la verdadera causa de sus tropiezos: el poder, la ambición, la avaricia hace que virtudes y honores sean corrompidos.
Varias semanas fuera de nuestra misma realidad y empiezo a pensar que muchas cosas pueden ser mejor. No empiezo a regresar y se destapa una nueva trama de plazas fantasmas que involucra a varios legisladores y exlegisladores. Algunos exlegisladores, con harto cinismo, se escudan en el derecho de antejuicio que ya no los asiste, ¡porque ya no son legisladores! ¡Punto! Siguen cayendo involucrados en casos anteriores, como el TCQ, renuncia la Procuradora General de la Nación y el ambiente político social sigue exacerbado.
Además (como si fuera poco) no hay… medicinas, escritorios, recursos.
Estoy realizando una presentación, y al analizar datos, fotos, lo que nos está pasando; sin lugar a dudas, éramos un Estado fallido. Todavía lo somos… ¡Yo no quiero a la CICIG! Como no quiero ir al hospital, recibir terapia o tener algún tratamiento doloroso en cualquier aspecto de mi vida, pero… ¡pero como no lo puedo hacer solo, necesito ayuda! Sin la CICIG, nuestro desfinanciado y poco profesional Ministerio Público no podría, de ninguna manera, investigar todos los casos que hoy han salido a luz y que tienen a muchos preocupados, y alguno hasta, equivocadamente, ha elevado algún rezo o plegaria.
Necesitamos a la CICIG, pero sobre todo, necesitamos que instruya, que capacite, que haga competente al personal del MP, que existan las herramientas para la investigación, que en algún momento de este inicio de “tsunami” nacional, pueda lograr la plena institucionalidad del sistema de justicia, su independencia, con lo valores y principios de una sociedad desarrollada: una justicia pronta, cumplida, ciega ante las partes; que debe respetar el principio de inocencia y con pleno respeto a los derechos individuales.
De los que han caído, seguro no todos son culpables, y habrá que demostrar su culpabilidad sin ninguna duda razonable (nunca demostrar su inocencia). Pero seguro, de los que son culpables, faltan muchísimos. No podemos dejar de recordar que nuestro país, desde un poco antes de los Acuerdos de Paz, se diseñó para hacer del presupuesto de la nación una fuente de enriquecimiento, para realizar grandes negocios, para crear lo que se ha llamado en todos los países en vías de, de seguir siendo tercermundistas, como la cooptación del Estado, como la nueva empresarialidad o la nueva vía de riqueza.
Muchos han caído en la tentación: renombrados banqueros, contratistas, diputados, ministros, candidatos, funcionarios, presidentes, vicepresidentes… Pero no sólo del gobierno del PP, también de los anteriores, que por el pacto que tuvo el impresentable Castresana con la UNE, no investigó lo que le correspondía, y otros más.
Nos toca cambiar a todos, como dice por allí un anuncio, que es copiado de otro: “si cambiamos todos, cambiamos todo”. Pero nos toca a todos, y no desde mi refugio pensar que soy el único que tiene la verdad absoluta y que todos cambien, menos yo.
La sociedad está corrompida desde sus entrañas. No es sólo lo que depende del Estado, empresas privadas donde se piden comisiones, donde se cambian datos, etc. Es esa idea de que el mercado libre se ajusta solo, que se corrige solo. ¡No es cierto! El inicio es un Estado de Derecho, que proteja los derechos individuales, pero que ponga los límites, las reglas del juego, el que hace que una sociedad con mercado libre funcione. No es el capitalismo, per se, el que mejora la sociedad, es una sociedad de Derecho la que protege a las personas, sus libertades, sus contratos y sus propiedades.
El BANRURAL cierra cuentas de personas que puedan ser motivo de escándalo para el banco, como alguien que sin haber sido condenado en juicio, esté procesado. ¿Habrán hecho ya lo mismo con sus personeros involucrados en este último escándalo? ¿Será que, con esa doble moral, los juicios contra aquel joven que con ciega locura se atrevió a manchar los colores de su banco, hace 7 años durante el escándolo Rosemberg, son tan graves como lo que a ellos se les imputa, y también al señorito del Banco G&T Continental?
Tenemos que refundar nuestro país, no desde Panamá, sin ningún respaldo moral, sino desde los principios. El que actúa conforme a los principios no se equivoca. Varios de los involucrados se escudarán en la extorsión y el poder de funcionarios de turno, de mafias, etc., pero esa no es la verdadera causa de sus tropiezos: el poder, la ambición, la avaricia hace que virtudes y honores sean corrompidos.