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Tributando y cooperando

María Dolores Arias
14 de junio, 2016

Como si le hiciera falta una raya más al tigre, el fin de semana pasado hubo más capturas de exfuncionarios acusados de un nuevo caso de corrupción denunciado por los titulares del MP y la CICIG, al cual llamaron la “cooperacha”.

Según las investigaciones, varios funcionarios del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, “cooperaban” para la compra de los regalos de cumpleaños de lujo de los jefes. Desde el 2012, año en que inicia Pérez su gobierno, hasta el 2014, recibieron regalos de sus “generosos” colaboradores.

Esto no tendría nada de particular si no fuera por: el monto de los “regalos” que llegaron a ser de hasta USD$1 millón, que los “regalos” sumaron en total más de Q36 millones y que algunos “aportes” individuales fueron de hasta Q4 millones. Algo así como Q1.33 millones al año en algunos casos.

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Según las investigaciones preliminares, cinco exministros y un expresidente del IGSS utilizaron el “dinero del Estado” como botín para comprar dichos regalos. Ante este nuevo caso de presunta corrupción le corresponde al MP, más allá del “papelito shuco”, presentar las pruebas que demuestren que no hay forma lícita de aportar ese dinero. Es decir, que no les alcanzaba lo que tenían, según su declaración patrimonial, para “cooperar” como lo hicieron.

Ahora bien, si nos detenemos un poco y reflexionamos en la frase “utilizaron el dinero del Estado como botín” nos damos cuenta que no hay tal como “el dinero del Estado”. Que la única forma en que el Estado tiene dinero es a través de nuestros impuestos; es decir, por medio de quitarnos parte de nuestros ingresos.

Entonces, cuando dicen que tomaron como botín el “dinero del Estado” realmente dicen que el botín fueron nuestros impuestos, que lo robado fueron nuestros ingresos, los que nos quitaron por medio de los impuestos y que dispusieron de ellos para hacer “regalos” a sus jefes.

Esto me lleva a las declaraciones, del viernes pasado, del presidente Jimmy Morales en las que repite la misma cantaleta de Pérez Molina, de Colom y demás antecesores en materia tributaria. La cantaleta de que hace falta dinero para reparar hospitales, escuelas y caminos y que la única forma es subir impuestos, ya que, según él, tenemos la carga tributaria más baja en Latinoamérica.

La excusa de Morales es: que han pasado décadas sin que se hayan reparado las escuelas y los hospitales, y que no se han concluido proyectos de infraestructura como puentes o carreteras. Por lo que, la única salida a este problema es aumentar impuestos para poder tener más recursos.

Al mejor estilo de la vieja política, argumenta que hay muchas necesidades y pocos ingresos para sufragarlos, por lo que el tributario debe hacer un esfuerzo y “cooperar” aún más. Al mejor estilo de la vieja política, pretende hacernos creer que el problema es de ingresos y nunca de gastos, que los casos de corrupción, denunciados desde el año pasado, nada tienen que ver con la situación actual en las finanzas públicas.

Si los hospitales y escuelas no se han reparado no es por falta de recursos, un presupuesto de más de Q70 mil millones es más que suficiente. Las denuncias de corrupción nos demuestran, reiteradamente, que no habrá dinero que alcance ni aumento de impuestos suficiente para financiar la corrupción, el malgasto, el despilfarro y las “cooperachas”.

Si queremos que las cosas cambien para bien, debemos estar atentos a las reformas legislativas, ya que si le otorgan aún más poder al burócrata en lugar de quitárselo, llegaremos al punto de estar “tributando” sin chistar y “cooperando” sin objetar, como pareciera ser el sueño de muchos políticos.

@Md30
Facebook.com/Mda30

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María Dolores Arias
14 de junio, 2016

Como si le hiciera falta una raya más al tigre, el fin de semana pasado hubo más capturas de exfuncionarios acusados de un nuevo caso de corrupción denunciado por los titulares del MP y la CICIG, al cual llamaron la “cooperacha”.

Según las investigaciones, varios funcionarios del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, “cooperaban” para la compra de los regalos de cumpleaños de lujo de los jefes. Desde el 2012, año en que inicia Pérez su gobierno, hasta el 2014, recibieron regalos de sus “generosos” colaboradores.

Esto no tendría nada de particular si no fuera por: el monto de los “regalos” que llegaron a ser de hasta USD$1 millón, que los “regalos” sumaron en total más de Q36 millones y que algunos “aportes” individuales fueron de hasta Q4 millones. Algo así como Q1.33 millones al año en algunos casos.

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Según las investigaciones preliminares, cinco exministros y un expresidente del IGSS utilizaron el “dinero del Estado” como botín para comprar dichos regalos. Ante este nuevo caso de presunta corrupción le corresponde al MP, más allá del “papelito shuco”, presentar las pruebas que demuestren que no hay forma lícita de aportar ese dinero. Es decir, que no les alcanzaba lo que tenían, según su declaración patrimonial, para “cooperar” como lo hicieron.

Ahora bien, si nos detenemos un poco y reflexionamos en la frase “utilizaron el dinero del Estado como botín” nos damos cuenta que no hay tal como “el dinero del Estado”. Que la única forma en que el Estado tiene dinero es a través de nuestros impuestos; es decir, por medio de quitarnos parte de nuestros ingresos.

Entonces, cuando dicen que tomaron como botín el “dinero del Estado” realmente dicen que el botín fueron nuestros impuestos, que lo robado fueron nuestros ingresos, los que nos quitaron por medio de los impuestos y que dispusieron de ellos para hacer “regalos” a sus jefes.

Esto me lleva a las declaraciones, del viernes pasado, del presidente Jimmy Morales en las que repite la misma cantaleta de Pérez Molina, de Colom y demás antecesores en materia tributaria. La cantaleta de que hace falta dinero para reparar hospitales, escuelas y caminos y que la única forma es subir impuestos, ya que, según él, tenemos la carga tributaria más baja en Latinoamérica.

La excusa de Morales es: que han pasado décadas sin que se hayan reparado las escuelas y los hospitales, y que no se han concluido proyectos de infraestructura como puentes o carreteras. Por lo que, la única salida a este problema es aumentar impuestos para poder tener más recursos.

Al mejor estilo de la vieja política, argumenta que hay muchas necesidades y pocos ingresos para sufragarlos, por lo que el tributario debe hacer un esfuerzo y “cooperar” aún más. Al mejor estilo de la vieja política, pretende hacernos creer que el problema es de ingresos y nunca de gastos, que los casos de corrupción, denunciados desde el año pasado, nada tienen que ver con la situación actual en las finanzas públicas.

Si los hospitales y escuelas no se han reparado no es por falta de recursos, un presupuesto de más de Q70 mil millones es más que suficiente. Las denuncias de corrupción nos demuestran, reiteradamente, que no habrá dinero que alcance ni aumento de impuestos suficiente para financiar la corrupción, el malgasto, el despilfarro y las “cooperachas”.

Si queremos que las cosas cambien para bien, debemos estar atentos a las reformas legislativas, ya que si le otorgan aún más poder al burócrata en lugar de quitárselo, llegaremos al punto de estar “tributando” sin chistar y “cooperando” sin objetar, como pareciera ser el sueño de muchos políticos.

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