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Objetivismo: la virtud de la honradez

Redacción
08 de marzo, 2016

La honradez es la virtud de aplicar la racionalidad, la honestidad y la justicia a evitar perjuicios a terceros de modo deliberado.

Aunque es una virtud derivada del orgullo, la honradez se manifiesta socialmente, en la relación del individuo con los demás. El honrado es razonable, justo, probo, es decir, recto. Consiste en comportarse y expresarse con sinceridad y coherencia, respetando los valores de la justicia y la verdad. La honradez es la virtud que manifiesta que una persona no sólo se respeta a sí misma sino también al resto de sus semejantes, al ser franco, razonable, justo, recto, sincero.

La honradez es imprescindible en la naturaleza de todo tipo de relaciones benevolentes. Así, es eje en la amistad, en el seno de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier tipo de relación social.

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La sinceridad (el apego a la verdad y a la expresión sin fingimientos) es uno de los componentes de la honradez. La persona honrada no miente ni incurre en falsedades, ya que una actitud semejante iría en contra de sus valores a largo plazo. Requiere pues la honradez, de la racionalidad y de la honestidad, de identificar su interés a largo plazo y en no fingir que la realidad es diferente de como es.

Si un sujeto es honrado y quiere vender su automóvil, reconocerá los defectos del vehículo y no mentirá sobre su kilometraje. En cambio, una persona en la misma situación que no es honrada intentará distorsionar la realidad para conseguir más dinero, sin importarle los perjuicios que sus mentiras pudieran causarle al comprador. Al ser descubierto su fraude, su reputación, sino algo más, se verá perjudicada también, haciéndole más difícil su relación con otros. Su acción habrá sido al final de cuentas, no egoísta y racional, sino estúpida y perjudicial para sí mismo.

No importa cuán bien crea que ha armado su estafa, al falsificar la realidad para conseguir sus fines, se condena al fracaso, a que la realidad exponga sus mentiras. Bernard Madoff, el estafador y ahora convicto por fraude, quien fuera directivo del mercado de valores NASDAQ y director de la firma Bernard L. Madoff Investment Securities LLC, y que pasaba por consejero financiero, descubrió que el medio de obtener lo que se quiere conlleva ramificaciones en su habilidad para conseguir otras cosas. No tiene sentido perseguir una ganancia inmediata por medio de sabotear uno su bienandanza a largo plazo.

La tendencia hacia lo recto y lo transparente siempre prevalece en el individuo con honradez, pues es la conducta racional a largo plazo y que ve más allá de cualquier necesidad inmediata. Cuando un hombre que no tiene trabajo recibe una propuesta ilícita para acceder a dinero fácil (robando, estafando, etc.), su honradez hace que se niegue a aceptar. En cambio, si el sujeto careciera de esta virtud, es probable que termine eligiendo el camino equivocado y se convierta en delincuente.

Entre algunas de las expresiones más comunes de la virtud de la honradez se cuenta aquella en la cual una persona con necesidades económicas y sociales insatisfechas, a pesar de ello, por ejemplo, devuelve un bolso repleto de dinero que halló accidentalmente en su camino. La persona honrada de veras respeta la propiedad del otro y se olvida de todas aquellas necesidades que pueda tener y lo que prevalece en su obrar es aquella tendencia hacia lo recto, justo, y sin engaño, por ello, se ve ante todo movido a devolver ese dinero que no le pertenece, cuando el camino que parece más fácil a corto plazo y redituable sería quedárselo. Pero no, el valor de la honradez y su visión a largo plazo que lo caracteriza pesa más y decide devolver a quien pertenece ese dinero. Porque justamente el hecho de respetar lo que a cada cual corresponde es un acto que manifiesta la honradez de alguien. El honrado no se quedará jamás con algo que no es suyo.

La honradez es la virtud que lo hace a uno ser digno de confianza en virtud de las buenas obras evidenciadas. El término se deriva del hecho de tener “honra” u “honor”. Es sumamente valorada en cualquier ámbito en la medida en que garantiza que el trato de la persona que la practica carecerá de dobles intenciones. Puede manifestarse en diversos aspectos, pero en general se refleja en el hecho de evitar perjuicios a terceros de modo deliberado. Por el contrario, la deshonra, implica acciones que tienden en general a perjudicar de forma voluntaria a terceros con la intención obtener algún tipo de ventaja. La honradez implica una justa valoración propia y de los demás en la toma de decisiones. Esto significa que la conducta buscará el bien propio sin incurrir en perjuicios a los demás o, de ser posible, intentará generarles beneficios a éstos. Por el contrario, una conducta deshonrada considerará el interés propio y el ajeno como necesariamente excluyentes, buscando una mejora en las circunstancias personales sin importar el hecho de causar perjuicios a terceros.

Desde hace mucho tiempo que se enuncia la importancia de la confianza en toda actividad económica y social. Esto significa que una condición previa a cualquier tipo de interacción con otros es la transparencia en la información para que cada cual tome la decisión que considere más adecuada. Esta confianza remite a instituciones, países y personas. Cuando se quiebra, las consecuencias pueden ser nefastas, en la medida en que se evitará tener tratos con pares y se afectará negativamente cualquier posibilidad comercial, laboral o social. En este contexto podemos apreciar la relevancia que la honradez tiene. En efecto, un comportamiento honrado, carente de dobleces, es una suerte de garantía en lo que respecta a toda actividad que se lleve a cabo con otros; éste se manifiesta en una historia que carece de actos perjudiciales para terceros. Por el contrario, un comportamiento deshonrado significará una bandera roja que inclinará a retracciones y resquemores.

La honradez es la aplicación de la virtud de la racionalidad, la honestidad y la justicia a conseguir los valores que se derivan de la vida con otras personas en sociedad, al evitar perjuicios a terceros de modo deliberado.

Objetivismo: la virtud de la honradez

Redacción
08 de marzo, 2016

La honradez es la virtud de aplicar la racionalidad, la honestidad y la justicia a evitar perjuicios a terceros de modo deliberado.

Aunque es una virtud derivada del orgullo, la honradez se manifiesta socialmente, en la relación del individuo con los demás. El honrado es razonable, justo, probo, es decir, recto. Consiste en comportarse y expresarse con sinceridad y coherencia, respetando los valores de la justicia y la verdad. La honradez es la virtud que manifiesta que una persona no sólo se respeta a sí misma sino también al resto de sus semejantes, al ser franco, razonable, justo, recto, sincero.

La honradez es imprescindible en la naturaleza de todo tipo de relaciones benevolentes. Así, es eje en la amistad, en el seno de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier tipo de relación social.

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La sinceridad (el apego a la verdad y a la expresión sin fingimientos) es uno de los componentes de la honradez. La persona honrada no miente ni incurre en falsedades, ya que una actitud semejante iría en contra de sus valores a largo plazo. Requiere pues la honradez, de la racionalidad y de la honestidad, de identificar su interés a largo plazo y en no fingir que la realidad es diferente de como es.

Si un sujeto es honrado y quiere vender su automóvil, reconocerá los defectos del vehículo y no mentirá sobre su kilometraje. En cambio, una persona en la misma situación que no es honrada intentará distorsionar la realidad para conseguir más dinero, sin importarle los perjuicios que sus mentiras pudieran causarle al comprador. Al ser descubierto su fraude, su reputación, sino algo más, se verá perjudicada también, haciéndole más difícil su relación con otros. Su acción habrá sido al final de cuentas, no egoísta y racional, sino estúpida y perjudicial para sí mismo.

No importa cuán bien crea que ha armado su estafa, al falsificar la realidad para conseguir sus fines, se condena al fracaso, a que la realidad exponga sus mentiras. Bernard Madoff, el estafador y ahora convicto por fraude, quien fuera directivo del mercado de valores NASDAQ y director de la firma Bernard L. Madoff Investment Securities LLC, y que pasaba por consejero financiero, descubrió que el medio de obtener lo que se quiere conlleva ramificaciones en su habilidad para conseguir otras cosas. No tiene sentido perseguir una ganancia inmediata por medio de sabotear uno su bienandanza a largo plazo.

La tendencia hacia lo recto y lo transparente siempre prevalece en el individuo con honradez, pues es la conducta racional a largo plazo y que ve más allá de cualquier necesidad inmediata. Cuando un hombre que no tiene trabajo recibe una propuesta ilícita para acceder a dinero fácil (robando, estafando, etc.), su honradez hace que se niegue a aceptar. En cambio, si el sujeto careciera de esta virtud, es probable que termine eligiendo el camino equivocado y se convierta en delincuente.

Entre algunas de las expresiones más comunes de la virtud de la honradez se cuenta aquella en la cual una persona con necesidades económicas y sociales insatisfechas, a pesar de ello, por ejemplo, devuelve un bolso repleto de dinero que halló accidentalmente en su camino. La persona honrada de veras respeta la propiedad del otro y se olvida de todas aquellas necesidades que pueda tener y lo que prevalece en su obrar es aquella tendencia hacia lo recto, justo, y sin engaño, por ello, se ve ante todo movido a devolver ese dinero que no le pertenece, cuando el camino que parece más fácil a corto plazo y redituable sería quedárselo. Pero no, el valor de la honradez y su visión a largo plazo que lo caracteriza pesa más y decide devolver a quien pertenece ese dinero. Porque justamente el hecho de respetar lo que a cada cual corresponde es un acto que manifiesta la honradez de alguien. El honrado no se quedará jamás con algo que no es suyo.

La honradez es la virtud que lo hace a uno ser digno de confianza en virtud de las buenas obras evidenciadas. El término se deriva del hecho de tener “honra” u “honor”. Es sumamente valorada en cualquier ámbito en la medida en que garantiza que el trato de la persona que la practica carecerá de dobles intenciones. Puede manifestarse en diversos aspectos, pero en general se refleja en el hecho de evitar perjuicios a terceros de modo deliberado. Por el contrario, la deshonra, implica acciones que tienden en general a perjudicar de forma voluntaria a terceros con la intención obtener algún tipo de ventaja. La honradez implica una justa valoración propia y de los demás en la toma de decisiones. Esto significa que la conducta buscará el bien propio sin incurrir en perjuicios a los demás o, de ser posible, intentará generarles beneficios a éstos. Por el contrario, una conducta deshonrada considerará el interés propio y el ajeno como necesariamente excluyentes, buscando una mejora en las circunstancias personales sin importar el hecho de causar perjuicios a terceros.

Desde hace mucho tiempo que se enuncia la importancia de la confianza en toda actividad económica y social. Esto significa que una condición previa a cualquier tipo de interacción con otros es la transparencia en la información para que cada cual tome la decisión que considere más adecuada. Esta confianza remite a instituciones, países y personas. Cuando se quiebra, las consecuencias pueden ser nefastas, en la medida en que se evitará tener tratos con pares y se afectará negativamente cualquier posibilidad comercial, laboral o social. En este contexto podemos apreciar la relevancia que la honradez tiene. En efecto, un comportamiento honrado, carente de dobleces, es una suerte de garantía en lo que respecta a toda actividad que se lleve a cabo con otros; éste se manifiesta en una historia que carece de actos perjudiciales para terceros. Por el contrario, un comportamiento deshonrado significará una bandera roja que inclinará a retracciones y resquemores.

La honradez es la aplicación de la virtud de la racionalidad, la honestidad y la justicia a conseguir los valores que se derivan de la vida con otras personas en sociedad, al evitar perjuicios a terceros de modo deliberado.

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