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1984 y sus Paralelismos a la Realidad

Redacción
03 de febrero, 2016

La semana pasada tuve la oportunidad de volver a leer una de las novelas distópicas más famosas del siglo veinte: 1984 del autor británico George Orwell que fue publicada en el año de 1949, en los años subsecuentes a la Segunda Guerra Mundial y con una Guerra Fría emergente donde una nueva batalla de las ideas se gestaba. Considerado ya como un verdadero clásico y una advertencia contra regímenes totalitarios, esta novela se desarrolla en un mundo sombrío de guerra perpetua entre tres hiper-estados.

La trama se enfoca en Oceanía (el actual Hemisferio Occidental, las Islas Británicas, Australasia y África del Sur), cuya estructura y sociedad está férreamente dominada y subyugada por el “Partido Único” que utiliza tácticas como una constante y omnipresente vigilancia gubernamental (de acciones, gestos y pensamientos), propaganda y manipulación de la verdad, historia y lenguaje, represión violenta y supresión de cualquier expresión individualista, sentimental, intelectual y cualquier otra que atente contra los intereses del partido. La figura del Gran Hermano, o líder supremo del partido, es también omnipresente y debe ser adorada y temida por todos. Este régimen y filosofía es llamada “Ingsoc” (Socialismo Inglés) por Orwell.

Más allá de su significado literario, la importancia de 1984 radica en las lecciones que podamos extraer en relación a nuestra realidad actual. A medida que uno se adentra en su lectura, los paralelismos detectados entre esta sociedad ficticia y la nuestra son escalofriantes y deben llevar a una reflexión profunda. Empero, no por lo anterior implico que vivamos en una sociedad orwelliana –pero un examen rápido de ciertos elementos presentes en 1984, si bien matizados, nos parecerán bastante similares a nuestro entorno: 

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  • Revisionismo histórico y propaganda estatal como herramienta de subyugación, control de
  • medios de comunicación, negación de la realidad y manipulación de la misma
  • Afán por el control del lenguaje y los conceptos, censura
  • Subyugación total del individuo al colectivo y sus ideales, des-humanización del individuo y abolición de toda relación social fuera del partido
  • Culto a la personalidad (lo cual lo podemos tropicalizar como caudillismo/cacicazgo, presidencialismo)
  • Centralización de los medios de producción, planificación centralizada de la producción,
  • eliminación de cualquier “surplus” productivo, sistema de raciones
  • Nacionalismo exacerbado e irracional
  • Consolidación de una nueva casta/élite gobernante interesada exclusivamente en retener el poder
  • Idealización del partido, sus líderes, adoctrinamiento de las nuevas generaciones
  • Satanización, persecución y ejecución de los enemigos del partido
  • Sistema de partido único, no existen otras expresiones o denominaciones políticas
  • Vigilancia gubernamental omnipresente

La lista anterior podría continuar con muchos más puntos. De nuevo, si bien la sociedad descrita en 1984 es llevada al extremo, los insto a ver a su alrededor, sea en Guatemala, Venezuela, Estados Unidos, España, China, etc. Toda, repito, toda sociedad en el mundo posee alguna de esta características, en distintos grados y expresiones, que, no está de más enfatizarlo, cercenan la libertad y los derechos individuales, por formularlo de una manera blanda.

En la reflexión inicial invitaba a dirigir la eterna vigilancia del ciudadano hacia nosotros mismos. No es un llamado al espionaje. Es decir, debemos realizar una lectura y análisis del marco conceptual dentro del que operamos (cada uno, como individuo) para poder detectar aquellas ideas y conceptos que hemos internalizado y que tal vez, sin darnos cuenta, nos llevan a aceptar, en mayor o menor medida, los elementos arriba descritos. ¿Estamos conscientes que la historia que enseñan a nuestros hijos en el sistema de educación (incluso el privado) está formulada por el Estado a su discrecionalidad? ¿Nos sentimos cómodos entregando nuestras libertades civiles al gobierno bajo la excusa de amenazas foráneas? ¿Nos encontramos a veces apelando al nacionalismo, colocándolo incluso encima de la libertad individual? ¿Nos avocamos totalmente a un líder y colocamos todas nuestras esperanzas en él/ella?

En fin, la lista puede continuar ad infinitum. Los insto, pues, a realizar esta reflexión individual para poder ser más críticos con nuestro entorno y poder actuar al respecto. Más de 65 años después de su publicación, 1984 de George Orwell aparte de ser una excelente lectura, es también una advertencia para sociedades de todos los tiempos y latitudes.

Jorge V. Ávila Prera

@JorgeAvilaPrera

1984 y sus Paralelismos a la Realidad

Redacción
03 de febrero, 2016

La semana pasada tuve la oportunidad de volver a leer una de las novelas distópicas más famosas del siglo veinte: 1984 del autor británico George Orwell que fue publicada en el año de 1949, en los años subsecuentes a la Segunda Guerra Mundial y con una Guerra Fría emergente donde una nueva batalla de las ideas se gestaba. Considerado ya como un verdadero clásico y una advertencia contra regímenes totalitarios, esta novela se desarrolla en un mundo sombrío de guerra perpetua entre tres hiper-estados.

La trama se enfoca en Oceanía (el actual Hemisferio Occidental, las Islas Británicas, Australasia y África del Sur), cuya estructura y sociedad está férreamente dominada y subyugada por el “Partido Único” que utiliza tácticas como una constante y omnipresente vigilancia gubernamental (de acciones, gestos y pensamientos), propaganda y manipulación de la verdad, historia y lenguaje, represión violenta y supresión de cualquier expresión individualista, sentimental, intelectual y cualquier otra que atente contra los intereses del partido. La figura del Gran Hermano, o líder supremo del partido, es también omnipresente y debe ser adorada y temida por todos. Este régimen y filosofía es llamada “Ingsoc” (Socialismo Inglés) por Orwell.

Más allá de su significado literario, la importancia de 1984 radica en las lecciones que podamos extraer en relación a nuestra realidad actual. A medida que uno se adentra en su lectura, los paralelismos detectados entre esta sociedad ficticia y la nuestra son escalofriantes y deben llevar a una reflexión profunda. Empero, no por lo anterior implico que vivamos en una sociedad orwelliana –pero un examen rápido de ciertos elementos presentes en 1984, si bien matizados, nos parecerán bastante similares a nuestro entorno: 

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  • Culto a la personalidad (lo cual lo podemos tropicalizar como caudillismo/cacicazgo, presidencialismo)
  • Centralización de los medios de producción, planificación centralizada de la producción,
  • eliminación de cualquier “surplus” productivo, sistema de raciones
  • Nacionalismo exacerbado e irracional
  • Consolidación de una nueva casta/élite gobernante interesada exclusivamente en retener el poder
  • Idealización del partido, sus líderes, adoctrinamiento de las nuevas generaciones
  • Satanización, persecución y ejecución de los enemigos del partido
  • Sistema de partido único, no existen otras expresiones o denominaciones políticas
  • Vigilancia gubernamental omnipresente

La lista anterior podría continuar con muchos más puntos. De nuevo, si bien la sociedad descrita en 1984 es llevada al extremo, los insto a ver a su alrededor, sea en Guatemala, Venezuela, Estados Unidos, España, China, etc. Toda, repito, toda sociedad en el mundo posee alguna de esta características, en distintos grados y expresiones, que, no está de más enfatizarlo, cercenan la libertad y los derechos individuales, por formularlo de una manera blanda.

En la reflexión inicial invitaba a dirigir la eterna vigilancia del ciudadano hacia nosotros mismos. No es un llamado al espionaje. Es decir, debemos realizar una lectura y análisis del marco conceptual dentro del que operamos (cada uno, como individuo) para poder detectar aquellas ideas y conceptos que hemos internalizado y que tal vez, sin darnos cuenta, nos llevan a aceptar, en mayor o menor medida, los elementos arriba descritos. ¿Estamos conscientes que la historia que enseñan a nuestros hijos en el sistema de educación (incluso el privado) está formulada por el Estado a su discrecionalidad? ¿Nos sentimos cómodos entregando nuestras libertades civiles al gobierno bajo la excusa de amenazas foráneas? ¿Nos encontramos a veces apelando al nacionalismo, colocándolo incluso encima de la libertad individual? ¿Nos avocamos totalmente a un líder y colocamos todas nuestras esperanzas en él/ella?

En fin, la lista puede continuar ad infinitum. Los insto, pues, a realizar esta reflexión individual para poder ser más críticos con nuestro entorno y poder actuar al respecto. Más de 65 años después de su publicación, 1984 de George Orwell aparte de ser una excelente lectura, es también una advertencia para sociedades de todos los tiempos y latitudes.

Jorge V. Ávila Prera

@JorgeAvilaPrera

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