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Objetivismo: la virtud de la benevolencia

Redacción
02 de febrero, 2016

La Benevolencia es una virtud que se deriva de la virtud de la Productividad. La Racionalidad lleva a descubrir que la cooperación social, o sea la división del trabajo y el intercambio de valores materiales, aumenta drásticamente la productividad, y por lo tanto la creación de riqueza esencial para la bienandanza de los involucrados.

La Racionalidad es la identificación de lo que existe, el reconocimiento de los hechos en tanto hechos, el compromiso de entender las cosas como son, objetivamente. El principio de la racionalidad es: “Esto es.”

La Productividad es la proyección imaginativa de nuevas formas de explotar el potencial de lo que existe y así crear valores materiales que sirvan a nuestros propósitos. El principio de la productividad es: “¿Qué tal si?”

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En relación a otras personas y su trabajo, el ámbito de lo hecho por el hombre, la virtud de la Justicia manda identificar lo que existe, el compromiso de entender a la gente tal cual son y evaluarlos objetivamente. La Benevolencia es la virtud complementaria y semejante para la Productividad, que proyecta modos de explotar el potencial de otras personas, para crear oportunidades para el intercambio, el comercio, para hacer nuestro ambiente social a la imagen de nuestros valores.

Y así como la racionalidad sin productividad engendra una actitud pasiva ante el mundo, la justicia sin benevolencia engendra una actitud pasiva y cauta hacia la interacción con otros. La justicia es una forma del principio de “esto es” en tanto se enfoca en lo actual. La benevolencia es una forma del principio de “¿qué tal si?” en tanto se enfoca en el potencial de otros. La benevolencia es el compromiso de conseguir ciertos valores en nuestras relaciones con otros. Esos valores se encuentran en personas virtuosas, que pueden dar valor a cambio de valor. Sin embargo, esos valores no se encuentran disponibles en una persona cuya conducta y carácter suponen una amenaza. Las virtudes de la justicia y la benevolencia van de la mano para poder identificar quien y quien no se merece un acto benevolente, de simpatía, de amabilidad, o generosidad.

La Benevolencia es el hábito de tener buena voluntad hacia los demás y respetarlos. Es el medio para fomentar y cultivar relaciones de intercambio voluntario y cooperación del que las partes involucradas derivan beneficio mutuo, y el intercambio es el medio para obtener aquellos valores como bienes y servicios, conocimiento, amistad, romance y similares. Es tratar a los demás como potenciales socios de intercambios, reconociendo en ellos su independencia e individualidad, y la armonía entre sus intereses y el propio. El agente al ser benevolente busca los valores derivados de la vida con otras personas en sociedad. Su actitud civil hacia los otros muestra su respeto al reconocerlos y tratarlos como seres humanos, como individuos, como personas independientes, así como su intención de resolver conflictos pacíficamente. Es reconocer la armonía de intereses, que consiste en beneficiarse mutuamente por el intercambio de valores. Cada intercambio comercial ilustra la armonía general de intereses que posibilita la adopción del principio de intercambio como regla general para la relación con otros. Pero sólo existe armonía de intereses en tanto las partes acepten el principio de intercambio como regla de conducta. No existe armonía de intereses entre un comerciante y un ladrón. La benevolencia es expresión del compromiso con el principio del negociante.

Las formas específicas de benevolencia, el tipo de acciones, hábitos, y normas de conducta que se concretizan en su práctica son:

Civilidad o cortesía, que es la forma más elemental de benevolencia. Es una expresión de respeto hacia otros seres que poseen los atributos humanos básicos en virtud de lo cual son valores potenciales. No es casualidad que la palabra civilidad, que significa cualidad de ser atento y cortés, se derive de la palabra ciudad. Es una virtud cívica por excelencia al fomentar las condiciones de concordia necesarias para la vida en sociedad.

La benevolencia también toma la forma de sensibilidad hacia los demás. Implica darse cuenta de las condiciones psicológicas, intereses y gustos de los demás. La simpatía y compasión, derivados del griego y latín respectivamente, y que quieren decir: “sentir con”, se refieren a la habilidad humana de percibir los estados mentales y sentimientos de otros, y de considerarlos como propios, sintiendo, como resultado, cierta afinidad con la persona en cuestión.

La amabilidad, cercana a la simpatía, constituye un deseo de soporte más activo hacia la otra persona en lo que sea que está experimentando. La amabilidad involucra la ayuda psicológica y el consuelo.

La generosidad, es estar dispuesto a proveer tiempo y bienes a otros sin esperar retorno definitivo, como ayuda en una emergencia o como una inversión no específica en su potencial.

La tolerancia, el hábito de admitir la manera de ser, de pensar y de actuar de los demás, siempre y cuando dicho comportamiento no sea nocivo para uno o terceros. Es respetar la libertad de acción de los demás. Lo que se tolera es a la persona y no necesariamente sus ideas, las que pueden denunciarse por considerarse equivocadas y nocivas. La tolerancia es un asunto de justicia y benevolencia, pues no se condena a otro sólo en base a sus ideas. En tanto virtud es un medio para conseguir valores que beneficien la vida del individuo, y como tal provee las condiciones necesarias para la discusión y debate entre individuos racionales. La discusión y el debate son valiosos como medios para expandir el conocimiento y para descubrir verdades. La diversidad de opiniones son valiosas porque cuestionan la parcialidad de una sola perspectiva sobre el mundo, y porque no se puede comprender realmente el fundamento de la visión propia, sin escuchar los argumentos de visiones opuestas. Una sociedad tolerante reconoce que el conocimiento está disperso y permite la libre expresión de diversidad de visiones del mundo y por lo tanto la interacción pacífica de los individuos que la componen. Así mismo es una sociedad que valora y practica la discusión abierta de ideas.

La benevolencia implica, la virtud de independencia, pues ésta requiere el intercambio de valor por valor. También implica la benevolencia, la virtud de honestidad y confiabilidad, porque el agente no debe falsear la realidad del otro y presupone que ambas partes actúen honestamente. Si una de las partes actúa deshonestamente, entonces lo que se da es fraude y no intercambio. La benevolencia implica, la virtud de la productividad, pues en el caso de intercambio comercial ambas partes han producido algo que intercambiar, sea esto un bien o un servicio. Y en el caso de relaciones personales, lo que se intercambia son los valores espirituales o mentales que cada uno de las partes ha producido. La benevolencia implica la virtud del orgullo, pues supone valorar los bienes producidos o los servicios ofertados, el conocimiento de alguna materia o los valores espirituales que se tienen. Supone considerarse digno de tener amigos para así cultivar las amistades.

La benevolencia, como toda virtud, busca el bien del agente, pues si bien es cierto que beneficia a los demás, el propósito principal es el beneficio propio. Es el mismo principio que motiva la cooperación social. El agente se beneficia al obtener valores de otras personas por medio del intercambio. Si la relación con otro va en contra del interés propio, como la que se tiene con un ladrón, un asesino, un violador o cualquier otro pillo, la justicia manda que no se debe ser benevolente. La justicia es el hábito de no tolerar acciones perjudiciales para uno ni para otro, y basado en la reciprocidad, exigir compensación del daño recibido, o compensar por el daño provocado. Es el hábito de nunca dar ni solicitar lo no merecido. La relación justa es aquella que es mutuamente ventajosa entre los individuos involucrados. Por tanto, permite la cooperación, fomentada por la benevolencia, donde el individuo busca su interés propio a largo plazo, en lugar de a corto plazo.

La benevolencia es el compromiso de conseguir los valores que se derivan de la vida con otras personas en sociedad, al tratarlas como socios de negocios potenciales, reconociendo su humanidad, independencia, e individualidad, y la armonía entre sus intereses y los propios.

Objetivismo: la virtud de la benevolencia

Redacción
02 de febrero, 2016

La Benevolencia es una virtud que se deriva de la virtud de la Productividad. La Racionalidad lleva a descubrir que la cooperación social, o sea la división del trabajo y el intercambio de valores materiales, aumenta drásticamente la productividad, y por lo tanto la creación de riqueza esencial para la bienandanza de los involucrados.

La Racionalidad es la identificación de lo que existe, el reconocimiento de los hechos en tanto hechos, el compromiso de entender las cosas como son, objetivamente. El principio de la racionalidad es: “Esto es.”

La Productividad es la proyección imaginativa de nuevas formas de explotar el potencial de lo que existe y así crear valores materiales que sirvan a nuestros propósitos. El principio de la productividad es: “¿Qué tal si?”

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En relación a otras personas y su trabajo, el ámbito de lo hecho por el hombre, la virtud de la Justicia manda identificar lo que existe, el compromiso de entender a la gente tal cual son y evaluarlos objetivamente. La Benevolencia es la virtud complementaria y semejante para la Productividad, que proyecta modos de explotar el potencial de otras personas, para crear oportunidades para el intercambio, el comercio, para hacer nuestro ambiente social a la imagen de nuestros valores.

Y así como la racionalidad sin productividad engendra una actitud pasiva ante el mundo, la justicia sin benevolencia engendra una actitud pasiva y cauta hacia la interacción con otros. La justicia es una forma del principio de “esto es” en tanto se enfoca en lo actual. La benevolencia es una forma del principio de “¿qué tal si?” en tanto se enfoca en el potencial de otros. La benevolencia es el compromiso de conseguir ciertos valores en nuestras relaciones con otros. Esos valores se encuentran en personas virtuosas, que pueden dar valor a cambio de valor. Sin embargo, esos valores no se encuentran disponibles en una persona cuya conducta y carácter suponen una amenaza. Las virtudes de la justicia y la benevolencia van de la mano para poder identificar quien y quien no se merece un acto benevolente, de simpatía, de amabilidad, o generosidad.

La Benevolencia es el hábito de tener buena voluntad hacia los demás y respetarlos. Es el medio para fomentar y cultivar relaciones de intercambio voluntario y cooperación del que las partes involucradas derivan beneficio mutuo, y el intercambio es el medio para obtener aquellos valores como bienes y servicios, conocimiento, amistad, romance y similares. Es tratar a los demás como potenciales socios de intercambios, reconociendo en ellos su independencia e individualidad, y la armonía entre sus intereses y el propio. El agente al ser benevolente busca los valores derivados de la vida con otras personas en sociedad. Su actitud civil hacia los otros muestra su respeto al reconocerlos y tratarlos como seres humanos, como individuos, como personas independientes, así como su intención de resolver conflictos pacíficamente. Es reconocer la armonía de intereses, que consiste en beneficiarse mutuamente por el intercambio de valores. Cada intercambio comercial ilustra la armonía general de intereses que posibilita la adopción del principio de intercambio como regla general para la relación con otros. Pero sólo existe armonía de intereses en tanto las partes acepten el principio de intercambio como regla de conducta. No existe armonía de intereses entre un comerciante y un ladrón. La benevolencia es expresión del compromiso con el principio del negociante.

Las formas específicas de benevolencia, el tipo de acciones, hábitos, y normas de conducta que se concretizan en su práctica son:

Civilidad o cortesía, que es la forma más elemental de benevolencia. Es una expresión de respeto hacia otros seres que poseen los atributos humanos básicos en virtud de lo cual son valores potenciales. No es casualidad que la palabra civilidad, que significa cualidad de ser atento y cortés, se derive de la palabra ciudad. Es una virtud cívica por excelencia al fomentar las condiciones de concordia necesarias para la vida en sociedad.

La benevolencia también toma la forma de sensibilidad hacia los demás. Implica darse cuenta de las condiciones psicológicas, intereses y gustos de los demás. La simpatía y compasión, derivados del griego y latín respectivamente, y que quieren decir: “sentir con”, se refieren a la habilidad humana de percibir los estados mentales y sentimientos de otros, y de considerarlos como propios, sintiendo, como resultado, cierta afinidad con la persona en cuestión.

La amabilidad, cercana a la simpatía, constituye un deseo de soporte más activo hacia la otra persona en lo que sea que está experimentando. La amabilidad involucra la ayuda psicológica y el consuelo.

La generosidad, es estar dispuesto a proveer tiempo y bienes a otros sin esperar retorno definitivo, como ayuda en una emergencia o como una inversión no específica en su potencial.

La tolerancia, el hábito de admitir la manera de ser, de pensar y de actuar de los demás, siempre y cuando dicho comportamiento no sea nocivo para uno o terceros. Es respetar la libertad de acción de los demás. Lo que se tolera es a la persona y no necesariamente sus ideas, las que pueden denunciarse por considerarse equivocadas y nocivas. La tolerancia es un asunto de justicia y benevolencia, pues no se condena a otro sólo en base a sus ideas. En tanto virtud es un medio para conseguir valores que beneficien la vida del individuo, y como tal provee las condiciones necesarias para la discusión y debate entre individuos racionales. La discusión y el debate son valiosos como medios para expandir el conocimiento y para descubrir verdades. La diversidad de opiniones son valiosas porque cuestionan la parcialidad de una sola perspectiva sobre el mundo, y porque no se puede comprender realmente el fundamento de la visión propia, sin escuchar los argumentos de visiones opuestas. Una sociedad tolerante reconoce que el conocimiento está disperso y permite la libre expresión de diversidad de visiones del mundo y por lo tanto la interacción pacífica de los individuos que la componen. Así mismo es una sociedad que valora y practica la discusión abierta de ideas.

La benevolencia implica, la virtud de independencia, pues ésta requiere el intercambio de valor por valor. También implica la benevolencia, la virtud de honestidad y confiabilidad, porque el agente no debe falsear la realidad del otro y presupone que ambas partes actúen honestamente. Si una de las partes actúa deshonestamente, entonces lo que se da es fraude y no intercambio. La benevolencia implica, la virtud de la productividad, pues en el caso de intercambio comercial ambas partes han producido algo que intercambiar, sea esto un bien o un servicio. Y en el caso de relaciones personales, lo que se intercambia son los valores espirituales o mentales que cada uno de las partes ha producido. La benevolencia implica la virtud del orgullo, pues supone valorar los bienes producidos o los servicios ofertados, el conocimiento de alguna materia o los valores espirituales que se tienen. Supone considerarse digno de tener amigos para así cultivar las amistades.

La benevolencia, como toda virtud, busca el bien del agente, pues si bien es cierto que beneficia a los demás, el propósito principal es el beneficio propio. Es el mismo principio que motiva la cooperación social. El agente se beneficia al obtener valores de otras personas por medio del intercambio. Si la relación con otro va en contra del interés propio, como la que se tiene con un ladrón, un asesino, un violador o cualquier otro pillo, la justicia manda que no se debe ser benevolente. La justicia es el hábito de no tolerar acciones perjudiciales para uno ni para otro, y basado en la reciprocidad, exigir compensación del daño recibido, o compensar por el daño provocado. Es el hábito de nunca dar ni solicitar lo no merecido. La relación justa es aquella que es mutuamente ventajosa entre los individuos involucrados. Por tanto, permite la cooperación, fomentada por la benevolencia, donde el individuo busca su interés propio a largo plazo, en lugar de a corto plazo.

La benevolencia es el compromiso de conseguir los valores que se derivan de la vida con otras personas en sociedad, al tratarlas como socios de negocios potenciales, reconociendo su humanidad, independencia, e individualidad, y la armonía entre sus intereses y los propios.

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