El Presidente Electo (se le llama así precisamente porque obviamente aún no ejerce el poder) no ha tomado posesión de su cargo y ya lo están agarrando de piñata en las redes sociales y los medios. Vuelvo y pregunto, una vez más, ¿Cuál es el afán de criticar si no proponen nada? Si creen que con eso ayudan al país, me temo decirles que para nada. Guatemala ya tiene suficiente gente negativa y la idea es limpiar el aire de tanta contaminación psicológica. ¿Cómo podemos construir si nada más criticamos y apuntamos con el dedo desde la comodidad de nuestra computadora? Ahmed Zewali, premio Nóbel de química, ciudadano estadounidense, dijo acertadamente algo que aquí adapto a Guatemala: “Todos los esfuerzos debieran encaminarse a construir una nación democrática basada en la reconciliación y el perdón, por el bien de Guatemala (Egipto) y no a beneficio de un grupo o partido”.
Mi intención es promover la idea de tratar de enfocar las energías hacia lo proactivo, hacia propuestas sólidas y substantivas, y dejar de quejarnos y criticar cual resentidos parásitos. Guatemala necesita ciudadanos fuertes y dispuestos a luchar por ella. En un mundo convulsionado por tanta violencia, entre terrorismo y crimen organizado, con enfermedades que ya estaban exterminadas y resurgen más fuertes que antes, con una crisis económica que sube y baja cual yo-yo, la única forma de salir adelante es trabajando juntos y unidos, buscando puntos de convergencia, construyendo no destruyendo. Soy Libertaria por convicción, pero estoy dispuesta a dialogar con gente que no piensa como yo si el fin último es mejorar a Guatemala. Si todos deseamos una nación prospera, ofrecer un mejor futuro a sus hijos, resolver problemas y ser eficientes, el cómo lograrlo se vuelve digno de negociación. Hagamos propuestas substantivas, proactivas y constructivas.
Es así como quiero comentarles un tema complejo pero importante. Necesitamos crear plazas de trabajo sólidas, dar oportunidades a las nuevas generaciones, y con ello, generar crecimiento económico real, ¿correcto? Para ello, una de las herramientas que más ayudaría a Guatemala es el atraer divisas sea como inversión extranjera que con un rubro que no hemos explotado en su totalidad, el turismo. Tenemos Embajadas en tantos países, que son cual maceta en el corredor, por estar representados por personas que no tienen ni la menor idea, y mucho menos la intención, de hacer el trabajo diplomático para el que se les paga. Esto me consta, luego de servir a Guatemala siete años en el exterior. Desde gente graduada de politóloga e internacionalista que no conoce la diferencia entre plebiscito y referéndum, hasta Embajadores que rompen la Ley del Servicio Exterior y violan los reglamentos del país anfitrión a su sabor y antojo, hasta gente que abusa de su cargo para quitarse las multas por haber sido pescado manejando bajo la influencia del alcohol, a gente que llega a la Embajada únicamente a recoger su cheque o si necesita imprimir algo.
Mi esperanza es que el Presidente Electo nombre un Canciller que sepa lo que es el Ministerio de Relaciones Exteriores, verdaderamente, y en qué consiste el servicio diplomático. Un Canciller que entienda de política bilateral como multilateral, que sepa la diferencia entre la agenda con los Estados Unidos, y la agenda con la Comunidad Europea. Que comprenda la importancia de diversificar, que adopte posturas dignas (especialmente si se trata de apoyar aliados que nos dan tanta asistencia en tantos temas, como Israel, que van de lo agrícola a seguridad), y que nombre personas idóneas que quieran realizar el fin último de la diplomacia: vender a Guatemala como destino para atraer inversiones, como destino turístico (ecológico, cultural, gastronómico, arqueológico, etc.), y que imiten a países que han realizado campañas que verdaderamente han dado buenos resultados. Nadie habla de inventar la rueda. Y esto se aplica a todo el gabinete. Un Presidente sólo no hace gobierno, un buen equipo es vital.
Colombia, por ejemplo, es digna de emulación en muchos temas, y éste es uno de ellos. Recuerdo el efecto de ver las esculturas de Botero esparcidas por Italia, frente a monumentos emblemáticos como el Duomo de Milano o el Coliseo en Roma. El efecto que causó la misma exposición en Washington DC. Algo como esto, y ya no digamos tantas otras muestras similares, posicionaron a Colombia como mucho más que un productor de drogas plagado de narcotraficantes y sicarios. Hoy por hoy cuando la gente piensa en Colombia en el exterior piensa en cultura, en café, en rosas, en moda, en belleza, en música y en tantas otras cosas positivas todas. Cabe decir que el servicio exterior colombiano es de alta calidad. Sus funcionarios son gente apta que trabaja por su país, con estrategias consensuadas y bien sustentadas, con apoyo del sector privado.
¿Porqué no hacer lo mismo con Guatemala? Tenemos tanques de pensamiento como Fundesa y otros que vienen estudiando precisamente este tema. Es hora de prestarles mayor atención. Necesitamos una alianza público-privada que financie esos esfuerzos, definir las estrategias en todos los rubros pertinentes, enviar gente al exterior y posicionar funcionarios en Guatemala que entienda el objetivo y como lograrlo, y trabajar unidos para alcanzar las metas. El tema es mucho más profundo del espacio en el que a grosso modo he tratado de exponerlo, pero creo que les dejo la idea. Susan Eisenhower, nieta del famoso General, dijo algo que se nos puede aplicar “cada (Americano) ciudadano debiera tener participación en las memorias que elegimos construir en nuestra nación”. Todo es cuestión de elección propia, ya que gracias a Dios aún vivimos en un país libre y podemos ejercer nuestro libre albedrío.
El Presidente Electo (se le llama así precisamente porque obviamente aún no ejerce el poder) no ha tomado posesión de su cargo y ya lo están agarrando de piñata en las redes sociales y los medios. Vuelvo y pregunto, una vez más, ¿Cuál es el afán de criticar si no proponen nada? Si creen que con eso ayudan al país, me temo decirles que para nada. Guatemala ya tiene suficiente gente negativa y la idea es limpiar el aire de tanta contaminación psicológica. ¿Cómo podemos construir si nada más criticamos y apuntamos con el dedo desde la comodidad de nuestra computadora? Ahmed Zewali, premio Nóbel de química, ciudadano estadounidense, dijo acertadamente algo que aquí adapto a Guatemala: “Todos los esfuerzos debieran encaminarse a construir una nación democrática basada en la reconciliación y el perdón, por el bien de Guatemala (Egipto) y no a beneficio de un grupo o partido”.
Mi intención es promover la idea de tratar de enfocar las energías hacia lo proactivo, hacia propuestas sólidas y substantivas, y dejar de quejarnos y criticar cual resentidos parásitos. Guatemala necesita ciudadanos fuertes y dispuestos a luchar por ella. En un mundo convulsionado por tanta violencia, entre terrorismo y crimen organizado, con enfermedades que ya estaban exterminadas y resurgen más fuertes que antes, con una crisis económica que sube y baja cual yo-yo, la única forma de salir adelante es trabajando juntos y unidos, buscando puntos de convergencia, construyendo no destruyendo. Soy Libertaria por convicción, pero estoy dispuesta a dialogar con gente que no piensa como yo si el fin último es mejorar a Guatemala. Si todos deseamos una nación prospera, ofrecer un mejor futuro a sus hijos, resolver problemas y ser eficientes, el cómo lograrlo se vuelve digno de negociación. Hagamos propuestas substantivas, proactivas y constructivas.
Es así como quiero comentarles un tema complejo pero importante. Necesitamos crear plazas de trabajo sólidas, dar oportunidades a las nuevas generaciones, y con ello, generar crecimiento económico real, ¿correcto? Para ello, una de las herramientas que más ayudaría a Guatemala es el atraer divisas sea como inversión extranjera que con un rubro que no hemos explotado en su totalidad, el turismo. Tenemos Embajadas en tantos países, que son cual maceta en el corredor, por estar representados por personas que no tienen ni la menor idea, y mucho menos la intención, de hacer el trabajo diplomático para el que se les paga. Esto me consta, luego de servir a Guatemala siete años en el exterior. Desde gente graduada de politóloga e internacionalista que no conoce la diferencia entre plebiscito y referéndum, hasta Embajadores que rompen la Ley del Servicio Exterior y violan los reglamentos del país anfitrión a su sabor y antojo, hasta gente que abusa de su cargo para quitarse las multas por haber sido pescado manejando bajo la influencia del alcohol, a gente que llega a la Embajada únicamente a recoger su cheque o si necesita imprimir algo.
Mi esperanza es que el Presidente Electo nombre un Canciller que sepa lo que es el Ministerio de Relaciones Exteriores, verdaderamente, y en qué consiste el servicio diplomático. Un Canciller que entienda de política bilateral como multilateral, que sepa la diferencia entre la agenda con los Estados Unidos, y la agenda con la Comunidad Europea. Que comprenda la importancia de diversificar, que adopte posturas dignas (especialmente si se trata de apoyar aliados que nos dan tanta asistencia en tantos temas, como Israel, que van de lo agrícola a seguridad), y que nombre personas idóneas que quieran realizar el fin último de la diplomacia: vender a Guatemala como destino para atraer inversiones, como destino turístico (ecológico, cultural, gastronómico, arqueológico, etc.), y que imiten a países que han realizado campañas que verdaderamente han dado buenos resultados. Nadie habla de inventar la rueda. Y esto se aplica a todo el gabinete. Un Presidente sólo no hace gobierno, un buen equipo es vital.
Colombia, por ejemplo, es digna de emulación en muchos temas, y éste es uno de ellos. Recuerdo el efecto de ver las esculturas de Botero esparcidas por Italia, frente a monumentos emblemáticos como el Duomo de Milano o el Coliseo en Roma. El efecto que causó la misma exposición en Washington DC. Algo como esto, y ya no digamos tantas otras muestras similares, posicionaron a Colombia como mucho más que un productor de drogas plagado de narcotraficantes y sicarios. Hoy por hoy cuando la gente piensa en Colombia en el exterior piensa en cultura, en café, en rosas, en moda, en belleza, en música y en tantas otras cosas positivas todas. Cabe decir que el servicio exterior colombiano es de alta calidad. Sus funcionarios son gente apta que trabaja por su país, con estrategias consensuadas y bien sustentadas, con apoyo del sector privado.
¿Porqué no hacer lo mismo con Guatemala? Tenemos tanques de pensamiento como Fundesa y otros que vienen estudiando precisamente este tema. Es hora de prestarles mayor atención. Necesitamos una alianza público-privada que financie esos esfuerzos, definir las estrategias en todos los rubros pertinentes, enviar gente al exterior y posicionar funcionarios en Guatemala que entienda el objetivo y como lograrlo, y trabajar unidos para alcanzar las metas. El tema es mucho más profundo del espacio en el que a grosso modo he tratado de exponerlo, pero creo que les dejo la idea. Susan Eisenhower, nieta del famoso General, dijo algo que se nos puede aplicar “cada (Americano) ciudadano debiera tener participación en las memorias que elegimos construir en nuestra nación”. Todo es cuestión de elección propia, ya que gracias a Dios aún vivimos en un país libre y podemos ejercer nuestro libre albedrío.