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15 de septiembre

¿Pero cómo puede ser eso, si nosotros éramos España? ¿Cómo podemos independizarnos de nosotros mismos?

.
Warren Orbaugh |
16 de septiembre, 2024

Las fiestas conmemorando el día de la Independencia del 15 de septiembre de 1821 se han extendido este año a una celebración de tres días, cual panateneas con ceremonias, desfiles militares, escolares y carreras de antorchas. Toda esta solemne conmemoración, festejo y encomio está muy bien, demuestra patriotismo y el amor que sentimos por Guatemala. No obstante, surge la pregunta ¿de quién nos independizamos?

DE QUIEN NOS INDEPENDIZAMOS

Alguno dirá «Warren, ¿qué pregunta es esa? Es obvio que nos independizamos de España».

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¿Pero cómo puede ser eso, si nosotros éramos España? ¿Cómo podemos independizarnos de nosotros mismos? Y si alguno piensa que éramos de España y no que éramos España, puede rectificar su juicio consultando la Constitución de Cádiz de 1812que reza:

“Título I. De la Nación española y de los españoles Capítulo I. 

De la Nación española Artículo 1.- La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios. 

Artículo 5.- Son españoles: Primero. Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de éstos.

Del territorio de las Españas Artículo 10.- El territorio español comprende en la Península con sus posesiones e islas adyacentes: Aragón, Asturias, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura, Galicia, Granada, Jaén, León, Molina, Murcia, Navarra, Provincias Vascongadas, Sevilla y Valencia, las Islas Baleares y las Canarias con las demás posesiones de África. En la América septentrional: Nueva España con la Nueva-Galicia y península de Yucatán, Guatemala, provincias internas de Oriente, provincias internas de Occidente, isla de Cuba con las dos Floridas, la parte española de la isla de Santo Domingo y la isla de Puerto Rico con las demás adyacentes a éstas y al continente en uno y otro mar. En la América meridional, la Nueva Granada, Venezuela, el Perú, Chile, provincias del Río de la Plata, y todas las islas adyacentes en el mar Pacífico y en el Atlántico. En el Asia, las islas Filipinas, y las que dependen de su gobierno”.

Mientras nuestros vecinos de Norteamérica se aglutinaban en lo que llegó a ser una gran nación, nosotros disolvimos la Monarquía Hispana o Imperio Español a través de un gigantesco proceso de guerras civiles en las Españas de ambos hemisferios por igual. Y la balcanización continúa.

La constitución de Cádiz, que detalla quienes son los españoles, se hizo en rechazo a los usurpadores franceses, a Napoleón Bonaparte y a su hermano mayor apodado Pepe Botella, quien toma la Corona de España desde 1808 hasta 1813, con el nombre José I Bonaparte. Los franceses nos denominaron “latinoamericanos” para tratar de incluirse, ya que el término correcto “hispanoamericanos” los excluía. 

LA RELACIÓN CON LA MONARQUÍA HISPÁNICA

La Monarquía Hispánica establecía, por principio, la subordinación del rey a las leyes preexistentes y, por tanto, este debía jurar ante las Cortes respetar los fueros y costumbres del país y el bien de los súbditos. El bien de los súbditos estaba sintetizado en la filosofía de la Segunda Escolástica Española, que fija una concepción de la libertad de la persona como una facultad irrestricta y primera, anterior a todo derecho; una visión voluntarista de la ley; una antropología individualista que entiende al hombre como ser de naturaleza acabada; una relación contractualista o pactista con el rey, con su consecuente idea de que la soberanía reside en el pueblo, y que las esencias o naturalezas metafísicas son inmutables y revelan con todaclaridad el derecho natural. Debido a esta relación pactista, los territorios hispanoamericanos no fueron posesiones de ningún rey ni de ningún reino peninsular, sino únicamente habían delegado la autoridad en el rey de Castilla.

Los distintos virreinatos y reinos hispanoamericanos vinculados contractualmente entre sí y con el rey de Castilla conformaron la Monarquía Hispánica, con relativa autonomía y libertad política. Cuando el monarca al que Hispanoamérica le cedió el poderme diantre el pactismo para que lo administrara en su nombre se convirtió en tirano y la Corona fue usurpada por otra persona. El pacto fundamental entre Hispanoamérica y la monarquía quedó automáticamente disuelto. Entonces se dio una desvinculación y no una independencia. Y nos desvinculamos del virreinato de la Nueva España, que quedó reducido a México. Y también nos desvinculamos entre las provincias del Reino de Guatemala, dando origen a los pequeños países centroamericanos. Mientras nuestros vecinos de Norteamérica se aglutinaban en lo que llegó a ser una gran nación, nosotros disolvimos la Monarquía Hispana o Imperio Español a través de un gigantesco proceso de guerras civiles en las Españas de ambos hemisferios por igual. Y la balcanización continúa. El resultado lo resume María Elvira Roca Barea en su libro Fracasología:

“La triste realidad es que, 30 años después de la mítica independencia, cuyos épicos relatos se enseñan a los niños en las escuelas, la mayor parte de las regiones del Imperio Español de América se han hundido económicamente y han pasado en casi un instante, si lo consideramos desde el punto de vista del tiempo en la historia, de viajar en primera a la más dolorosa insignificancia. El Imperio Español contaba todavía bastante en el mundo, siquiera por el prestigio de su nombre. Los fragmentos que de él salieron pasaron a no contar absolutamente nada”.

¿Pudo ser de otra manera? Difícil decirlo.

15 de septiembre

¿Pero cómo puede ser eso, si nosotros éramos España? ¿Cómo podemos independizarnos de nosotros mismos?

Warren Orbaugh |
16 de septiembre, 2024
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Las fiestas conmemorando el día de la Independencia del 15 de septiembre de 1821 se han extendido este año a una celebración de tres días, cual panateneas con ceremonias, desfiles militares, escolares y carreras de antorchas. Toda esta solemne conmemoración, festejo y encomio está muy bien, demuestra patriotismo y el amor que sentimos por Guatemala. No obstante, surge la pregunta ¿de quién nos independizamos?

DE QUIEN NOS INDEPENDIZAMOS

Alguno dirá «Warren, ¿qué pregunta es esa? Es obvio que nos independizamos de España».

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¿Pero cómo puede ser eso, si nosotros éramos España? ¿Cómo podemos independizarnos de nosotros mismos? Y si alguno piensa que éramos de España y no que éramos España, puede rectificar su juicio consultando la Constitución de Cádiz de 1812que reza:

“Título I. De la Nación española y de los españoles Capítulo I. 

De la Nación española Artículo 1.- La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios. 

Artículo 5.- Son españoles: Primero. Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de éstos.

Del territorio de las Españas Artículo 10.- El territorio español comprende en la Península con sus posesiones e islas adyacentes: Aragón, Asturias, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura, Galicia, Granada, Jaén, León, Molina, Murcia, Navarra, Provincias Vascongadas, Sevilla y Valencia, las Islas Baleares y las Canarias con las demás posesiones de África. En la América septentrional: Nueva España con la Nueva-Galicia y península de Yucatán, Guatemala, provincias internas de Oriente, provincias internas de Occidente, isla de Cuba con las dos Floridas, la parte española de la isla de Santo Domingo y la isla de Puerto Rico con las demás adyacentes a éstas y al continente en uno y otro mar. En la América meridional, la Nueva Granada, Venezuela, el Perú, Chile, provincias del Río de la Plata, y todas las islas adyacentes en el mar Pacífico y en el Atlántico. En el Asia, las islas Filipinas, y las que dependen de su gobierno”.

Mientras nuestros vecinos de Norteamérica se aglutinaban en lo que llegó a ser una gran nación, nosotros disolvimos la Monarquía Hispana o Imperio Español a través de un gigantesco proceso de guerras civiles en las Españas de ambos hemisferios por igual. Y la balcanización continúa.

La constitución de Cádiz, que detalla quienes son los españoles, se hizo en rechazo a los usurpadores franceses, a Napoleón Bonaparte y a su hermano mayor apodado Pepe Botella, quien toma la Corona de España desde 1808 hasta 1813, con el nombre José I Bonaparte. Los franceses nos denominaron “latinoamericanos” para tratar de incluirse, ya que el término correcto “hispanoamericanos” los excluía. 

LA RELACIÓN CON LA MONARQUÍA HISPÁNICA

La Monarquía Hispánica establecía, por principio, la subordinación del rey a las leyes preexistentes y, por tanto, este debía jurar ante las Cortes respetar los fueros y costumbres del país y el bien de los súbditos. El bien de los súbditos estaba sintetizado en la filosofía de la Segunda Escolástica Española, que fija una concepción de la libertad de la persona como una facultad irrestricta y primera, anterior a todo derecho; una visión voluntarista de la ley; una antropología individualista que entiende al hombre como ser de naturaleza acabada; una relación contractualista o pactista con el rey, con su consecuente idea de que la soberanía reside en el pueblo, y que las esencias o naturalezas metafísicas son inmutables y revelan con todaclaridad el derecho natural. Debido a esta relación pactista, los territorios hispanoamericanos no fueron posesiones de ningún rey ni de ningún reino peninsular, sino únicamente habían delegado la autoridad en el rey de Castilla.

Los distintos virreinatos y reinos hispanoamericanos vinculados contractualmente entre sí y con el rey de Castilla conformaron la Monarquía Hispánica, con relativa autonomía y libertad política. Cuando el monarca al que Hispanoamérica le cedió el poderme diantre el pactismo para que lo administrara en su nombre se convirtió en tirano y la Corona fue usurpada por otra persona. El pacto fundamental entre Hispanoamérica y la monarquía quedó automáticamente disuelto. Entonces se dio una desvinculación y no una independencia. Y nos desvinculamos del virreinato de la Nueva España, que quedó reducido a México. Y también nos desvinculamos entre las provincias del Reino de Guatemala, dando origen a los pequeños países centroamericanos. Mientras nuestros vecinos de Norteamérica se aglutinaban en lo que llegó a ser una gran nación, nosotros disolvimos la Monarquía Hispana o Imperio Español a través de un gigantesco proceso de guerras civiles en las Españas de ambos hemisferios por igual. Y la balcanización continúa. El resultado lo resume María Elvira Roca Barea en su libro Fracasología:

“La triste realidad es que, 30 años después de la mítica independencia, cuyos épicos relatos se enseñan a los niños en las escuelas, la mayor parte de las regiones del Imperio Español de América se han hundido económicamente y han pasado en casi un instante, si lo consideramos desde el punto de vista del tiempo en la historia, de viajar en primera a la más dolorosa insignificancia. El Imperio Español contaba todavía bastante en el mundo, siquiera por el prestigio de su nombre. Los fragmentos que de él salieron pasaron a no contar absolutamente nada”.

¿Pudo ser de otra manera? Difícil decirlo.

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