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El comisionado James Gordon se va a un mundo paralelo

Redacción República
22 de noviembre, 2020

El comisionado James Gordon se va a un mundo paralelo. ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Con mucha ilusión y expectativa me senté a ver el avance de la nueva película de Batman. La puesta en pantalla se retrasó hasta el 4 de marzo de 2022 debido a la pausa impuesta por el covid-19 en toda actividad humana.

Multitud de voces se elevaron contra el actor inglés Robert Pattinson, elegido para interpretar la verdadera identidad del multimillonario Bruce Wayne. Ello por su pasado como vampiro adolescente en las cinco películas de la saga Crepúsculo. No soy tan exigente, basta que sepa diferenciarse de los trabajos realizados por Michael Keaton y Christian Bale.

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Pero alzo mi cartel de protesta por el cambio de raza al que sometieron al comisionado James Gordon. El único aliado de Batman dentro del departamento de policía de Gotham City y suerte de figura paterna para el encapotado, al asignárselo al actor afroestadunidense Jeffrey Wright.

Se inscribe en esa tendencia que busca atraer al público perteneciente a las minorías –antaño empobrecidas, incluso perseguidas, hoy con mejores ingresos económicos–. Se busca romper con la taquilla durante la temporada anual de estrenos y elimina de un pantallazo las décadas de tradición que respaldan a los personajes procedentes de las historietas.

Esto viene desde comienzos del siglo XXI. Si la memoria no me falla, el primer ejemplo se encuentra en el Kingpin negro interpretado por Michael Clarke Duncan para la adaptación cinematográfica de Daredevil estrenada en 2002.

El personaje recibió su justo intérprete años después, cuando se contrató a Vincent D’Onofrio para meterlo en el físico y los trajes a la medida de Wilson Fisk, el rey del hampa de Nueva York, durante la serie de Daredevil transmitida vía Netflix.

Sin embargo, el periodista Ben Urich, eterno adicto a la nicotina y proveedor de la información que el abogado ciego Matt Murdock necesita para combatir el crimen desatado en su barrio natal de Hell’s Kitchen, fue adjudicado a Vondie Curtis-Hall, otro actor con ancestros africanos.

Con los años tuve que resignarme a la Susan Storm según la versión de Jennifer Alba (¿una actriz de ascendencia mexicana por parte de padre interpretando a un personaje cien por ciento anglosajón y protestante?

A ver, si tanto querían contratar a una latina, por aquello de la inclusión y la diversidad, pues hubieran elegido a Cameron Diaz: el papá es de origen cubano, porta apellido español y salió tan rubia como la Chica Invisible, ¿qué más quieren?), al Perry White transcrito para Laurence Fishburne en Man of Steel (otro cambio de color, ¡por César y las patillas de Elvis!), al Flash chino de Batman vs Superman: Dawn of Justice y al Aquaman medio samoano de Justice League.

comisionado James Gordon.

Sólo aprobé que eligieran a la israelí Gal Gadot para interpretar a la Mujer Maravilla. Judíos y griegos establecieron sus comunidades en las costas del Mediterráneo oriental, convivieron en ciudades como Alejandría, Antioquía y Salónica, más de algo tienen en común.

Todos estos personajes fueron ideados entre 1938 y 1964 cuando el tema de las minorías en Estados Unidos se reducía a la lucha contra la segregación racial. Apenas le ponían asunto a la creciente llegada de mexicanos que se dedicaba a la reconquista de Aztlán y les resultaba llamativo que San Francisco contara con su propio barrio chino.

Los superhéroes y ciudadanos comunes que los acompañan surgieron entre los rascacielos de Nueva York, con la Estatua de la Libertad al fondo y la isla de Manhattan a sus pies; eran dibujados a imagen y semejanza de sus creadores.

Por eso cuestiono que a la hora de armar el reparto no se contrate a un actor pecoso y pelirrojo para que interprete al fotógrafo Jimmy Olsen, el mejor amigo de Superman. Si hacen una adaptación, nada les cuesta apegarse al original tanto como les alcance el presupuesto asignado por el estudio.

Total, cuando se estrene The Batman la asumiré como una historia situada en ese mundo paralelo, con características similares al nuestro, donde el comisionado James Gordon es de raza negra. Así podré aceptarla sin sublevarme contra la enésima metida de mano en nombre de la inclusión y la diversidad.

El comisionado James Gordon se va a un mundo paralelo

Redacción República
22 de noviembre, 2020

El comisionado James Gordon se va a un mundo paralelo. ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Con mucha ilusión y expectativa me senté a ver el avance de la nueva película de Batman. La puesta en pantalla se retrasó hasta el 4 de marzo de 2022 debido a la pausa impuesta por el covid-19 en toda actividad humana.

Multitud de voces se elevaron contra el actor inglés Robert Pattinson, elegido para interpretar la verdadera identidad del multimillonario Bruce Wayne. Ello por su pasado como vampiro adolescente en las cinco películas de la saga Crepúsculo. No soy tan exigente, basta que sepa diferenciarse de los trabajos realizados por Michael Keaton y Christian Bale.

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Pero alzo mi cartel de protesta por el cambio de raza al que sometieron al comisionado James Gordon. El único aliado de Batman dentro del departamento de policía de Gotham City y suerte de figura paterna para el encapotado, al asignárselo al actor afroestadunidense Jeffrey Wright.

Se inscribe en esa tendencia que busca atraer al público perteneciente a las minorías –antaño empobrecidas, incluso perseguidas, hoy con mejores ingresos económicos–. Se busca romper con la taquilla durante la temporada anual de estrenos y elimina de un pantallazo las décadas de tradición que respaldan a los personajes procedentes de las historietas.

Esto viene desde comienzos del siglo XXI. Si la memoria no me falla, el primer ejemplo se encuentra en el Kingpin negro interpretado por Michael Clarke Duncan para la adaptación cinematográfica de Daredevil estrenada en 2002.

El personaje recibió su justo intérprete años después, cuando se contrató a Vincent D’Onofrio para meterlo en el físico y los trajes a la medida de Wilson Fisk, el rey del hampa de Nueva York, durante la serie de Daredevil transmitida vía Netflix.

Sin embargo, el periodista Ben Urich, eterno adicto a la nicotina y proveedor de la información que el abogado ciego Matt Murdock necesita para combatir el crimen desatado en su barrio natal de Hell’s Kitchen, fue adjudicado a Vondie Curtis-Hall, otro actor con ancestros africanos.

Con los años tuve que resignarme a la Susan Storm según la versión de Jennifer Alba (¿una actriz de ascendencia mexicana por parte de padre interpretando a un personaje cien por ciento anglosajón y protestante?

A ver, si tanto querían contratar a una latina, por aquello de la inclusión y la diversidad, pues hubieran elegido a Cameron Diaz: el papá es de origen cubano, porta apellido español y salió tan rubia como la Chica Invisible, ¿qué más quieren?), al Perry White transcrito para Laurence Fishburne en Man of Steel (otro cambio de color, ¡por César y las patillas de Elvis!), al Flash chino de Batman vs Superman: Dawn of Justice y al Aquaman medio samoano de Justice League.

comisionado James Gordon.

Sólo aprobé que eligieran a la israelí Gal Gadot para interpretar a la Mujer Maravilla. Judíos y griegos establecieron sus comunidades en las costas del Mediterráneo oriental, convivieron en ciudades como Alejandría, Antioquía y Salónica, más de algo tienen en común.

Todos estos personajes fueron ideados entre 1938 y 1964 cuando el tema de las minorías en Estados Unidos se reducía a la lucha contra la segregación racial. Apenas le ponían asunto a la creciente llegada de mexicanos que se dedicaba a la reconquista de Aztlán y les resultaba llamativo que San Francisco contara con su propio barrio chino.

Los superhéroes y ciudadanos comunes que los acompañan surgieron entre los rascacielos de Nueva York, con la Estatua de la Libertad al fondo y la isla de Manhattan a sus pies; eran dibujados a imagen y semejanza de sus creadores.

Por eso cuestiono que a la hora de armar el reparto no se contrate a un actor pecoso y pelirrojo para que interprete al fotógrafo Jimmy Olsen, el mejor amigo de Superman. Si hacen una adaptación, nada les cuesta apegarse al original tanto como les alcance el presupuesto asignado por el estudio.

Total, cuando se estrene The Batman la asumiré como una historia situada en ese mundo paralelo, con características similares al nuestro, donde el comisionado James Gordon es de raza negra. Así podré aceptarla sin sublevarme contra la enésima metida de mano en nombre de la inclusión y la diversidad.

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