“Era un artista total, te hacía creer que eras su amigo cuando solo estaba siendo amable”, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.
Cuestionario para Gabriel Arana Fuentes, a propósito de José José
El jueves 7 de noviembre, en el sagrario de la catedral metropolitana de la Nueva Guatemala de la Asunción, se ofició misa por los 40 días del fallecimiento de José Rómulo Sosa Ortiz.
Más de algún feligrés alzó las cejas, «¿de dónde le sonaba ese nombre?», se preguntó al pasar a comulgar, y al salir de la iglesia cayó en la cuenta que se rogó por el eterno descanso del alma del cantante mexicano José José.
La intención estuvo a cargo del periodista Gabriel Arana Fuentes, devoto oyente del Príncipe de la Canción y militante de la Iglesia secreta que se reúne alrededor del intérprete de Gavilán o paloma.
«No sé si profesaba alguna religión en específico, pero sí sé que era creyente. Y como fan eso lo respeto: podré ser ateo, incluso tachárseme de apóstata, pero soy humanista y respeto la creencia de José José. Sí él creía que al morir había algo más, pues se me ocurrió ir y pedir una misa. Total, hijo de dios era, ¿o no?», me comentó al responder las preguntas que le mandé por correo electrónico.
¿Qué tiene José José que no tengan Leo Dan, César Costa, Alberto Vásquez, Luis Miguel, Joan Sebastian, Juan Gabriel y Rigo Tovar?
Creo que José José vivía sus letras. Nunca olvidó que él era un medio para un fin. Sus letristas depositaban en él sus obras y como intérprete nunca los ignoró. Creo que era un intérprete aterrizado, sabía que era una simbiosis artística honesta, complementada a cabalidad. En las entrevistas los reconocía como el talento necesario para aquél que puede cantar, pero no tiene el don de la composición. Y cuando digo «vivía» es porque, usando de metáfora a El amar y el querer, «casi todos saben cantar, pero pocos saben interpretar».
Juan Gabriel y Camilo Sesto, igual de gigantes que él, lo sabían: por algo le daban canciones para que las interpretase. No cualquiera puede revivir un sentimiento pasado, para bien o para mal, solo para interpretar un tema. José José, más allá de los conciertos autosaboteados por el alcohol, te hacía sentir la letra de las canciones.
¿Qué te atrae de José José (de aquí en adelante JJ, para no repetir) como artista y como persona?
Debo decir que a José José lo escucho desde niño. Mi padre, todos los sábados a su regreso de la cancha de fut, se dedicaba a escucharlo; sin embargo, no era de mi agrado. Tuve que crecer, el colegio, la universidad y claro, irte de cara con las mujeres, darte contra la pared: fue entonces que poco a poco entendí las letras y el sentimiento del intérprete. Me atrae eso, la capacidad que tiene –hablo en presente, porque su música no muere– de hacerte creer que la canción de amor o de desamor la canta para vos. De niño no entendés «yo miraba la vida pasar parado en la orilla», pero regresá a la vida de universidad, sin dinero, sin trabajo y con la necesidad de uno, y darte cuenta que le das más importancia emocional a esa condición que a lo que importa en realidad, tu vida y tu relación con vos mismo y tus círculos sociales. Entonces, me atrajo la identificación de sus letras.
La imagen definitivamente tiene un rol sin precedentes. Aún con el dinero, no me pondría un traje sastre blanco. La personalidad que tenés que tener para portar algo así ostenta unos cimientos profundos. Si tuviera que usar traje sastre, quisiera verme como él. Dinero lo tienen muchos, pero actitud no. José José lo sabía, nació pobre, pero el gusto lo tenía.
¿Y qué te repele?
Sin temor a sonar hipócrita, el alcoholismo. Yo soy bolo, pero tengo mi límite, no paso de él. Conozco personas con problemas de alcoholismo, es gente con la que no querés beber, no te la pasás bien. Todo es un concurso de volumen, todo es prisa, quieren que bebás a su ritmo, decisiones impulsivas y no, eso no es lo mío. Te digo, beber con él y a su ritmo debió ser complicado. Tampoco me gusta su carrera en el cine: mal actor, malas películas.
¿Cuáles son las canciones de JJ a las que siempre regresás?
Sabés, en Spotify tengo un playlist se llama JoséJosé, amo y señor. Tiene 37 temas, algunos con versiones B, pero es que es difícil, solo de estudio son casi 40 discos. Una vez me di a la tarea de escuchar toda la discografía y me perdí. Además, sus temas te encuentran. Justo pasaba por una ruptura hace pocos años y escuché por primera vez Eso no más. Casi rompo en llanto en plena oficina, es que era mi himno. Me entendés, esas cosas raras que pasan: «No les cuentes mis defectos, di que fui casi perfecto, aunque sepas que es mentira […] Que si estamos separados, es que el amor se ha acabado, pero qué es eso nomás». Por ahí va la cosa. Si te encontrás en una de esas rupturas en las que todo terminó porque uno es el problema y ya no es tan interesante, cuando no hay explicaciones emocionales que valgan, te refugiás en las canciones. Cuando solo faltó que te estrellaran la puerta en la cara con un «no te volveré a ver nunca», será difícil escoger una canción que reúna todo lo que sentiste.
Lo pondré de esta manera, como si fueran panaceas emocionales: Me vas a echar de menos, para la dignidad; Almohada, por cada noche de ansiedad. Para la venganza, Amnesia. Para el valor, Quiero perderme contigo. Preso, para la debilidad. ¿Y qué?, para el coraje. No puede faltar el conato de cínico: Lo dudo, El amor acaba, para despertar. El último grito de esperanza sería O tú o yo. Para las travesuras 40 y 20, que entre más me acerco a esas, más defiendo la canción. Payaso, para los periodistas. Eso sería. Claro, sin ir con las más obvias. Incluso con Volcán tenemos una coreografía.
¿Hay alguna que evités escuchar por la razón que sea?
Hay temas que no me gustan, no lo escondo. Farolero la escucho y me sale petaca, casi casi vuelta una canción de Arjona.
¿Tenés sus discos en long play, disco compacto o preferís buscarlos en plataformas digitales?
Antes de Spotify, era YouTube y antes de eso, en rocolas de cantina o en las casas de amigos. No invierto en música.
De Keith Richards, también célebre por sus adicciones, se cuenta que puede sobrevivir al holocausto nuclear y a las cucarachas. ¿Conocés alguna broma similar acerca de JJ?
No sé si es broma, es más mala guasa, pero alguna vez escuché que si eructaba cerca de un fósforo, la explosión se escucharía en todo el planeta.
Entre monarcas musicales, ¿qué sitio ocupa el Príncipe de la Canción entre el Rey del Rock (Elvis Presley), el Rey del Pop (Michael Jackson), el Rey del Mambo (Dámaso Pérez Prado), la Reina de la Salsa (Celia Cruz), la Reina del Tex Mex (Selena) y el Príncipe de las Tinieblas (Ozzy Osbourne)?
Lo bueno de las monarquías es que no son absolutas, todas tienen sus límites. Ya vemos a los españoles y a los ingleses que cada poco sale alguien con un nuevo título nobiliario. Sí diría que en castellano, José José sería el supremo. El tex mex o la salsa no son géneros tan globales: si no te gustan, no te pasarán sus exponentes. En mi opinión, la balada en español es más agradecida y tiene más alcance.
De poder viajar en el tiempo, ¿a cuál momento de la vida de JJ te gustaría asistir?
Decir que a su primera interpretación de El triste podría ser un lugar común. Creo que mi elección sería al mejor concierto entre 1990 y 1995, uno que haya cantado completo sin el obstáculo del alcohol, quiero creer que los habían.
Ya relataste tu encuentro con JJ (https://dca.gob.gt/noticias-guatemala-diario-centro-america/descansa-principe-jose-jose-gracias-por-tanto-amor/) pero no dejés de comentarme ¿qué sentiste al verlo en persona y no en la pantalla del televisor?
Que su altura era promedio como la mía (1.78 m), eso me sorprendió, creí que era más alto. La actitud de la que hablaba al principio, eso en vivo era más imponente. El porte: pese a los achaques de la edad, si te daba una instrucción le hacías caso. Uno de periodista siempre va con el recelo de «va ser un mierda como el Arjona, solo por ser rockstar ni te verá a la cara», pero no. Todo lo contrario. Un artista total, te hacía creer que eras su amigo cuando solo estaba siendo amable.
¿En qué momento se encontraron los demás cofrades de la Iglesia Secreta de José José?
Pues a decir verdad, no lo sé a ciencia cierta. De pronto, yo ya era parte de las conversaciones y salidas. Sí puedo decir que las primeras veces en las que participé ocurrieron en 2003 o 2004. Pero ya en serio, «como institución eclesiástica», y de la que yo haya participado fue en 2010, en la casa de Juan Pablo Dardón; incluso, para un cumpleaños, hubo un imitador de José José.
Hay puestos. Francisco Alejandro Méndez es nuestro Papa, luego estamos el colegio cardenalicio, los evangelistas que promulgamos su palabra y de pronto alguien más se une y hacemos un cónclave. Suena a burla o irrespeto, pero no buscamos ofender a nadie, digamos que no es la primera vez que una religión se apropia de algo de otra.
¿Qué conclusión sacás acerca de todo lo que sucedió entre el deceso y los funerales de JJ?
Hay un meme que me parece una maravilla. Es de un bufete de abogados que se dedica a realizar testamentos. La imagen es una foto de José José con Sarita y José Joel. El pie dice: «Porque hay una Sarita en cada familia, realiza tu testamento hoy». Como buen meme, se cuenta solo.
Qué te diré, da pena ajena la mediatización del conflicto. ¿Quién esconde un cadáver? Quiero creer que solo Sarita, por edad e inmadurez, montó ese berrinche. Lo bueno es que José José ya no lo vio. Además, lo bueno de no tener hijos es la certeza no tendrás una Sarita en tu vida.
El problema es que los medios también se montaron al tren mórbido. El día del funeral saltaba entre Televisa y Telemundo: cuando un presentador decía una estupidez, pasaba al otro canal. Recuerdo que María Celeste Arrarás comparaba en vivo qué velorio atrajo más seguidores, si Juan Gabriel o José José. Fue hasta que alguien compartió en Facebook la trasmisión de la Secretaría de Cultura de México que encontré lo que buscaba.
“Era un artista total, te hacía creer que eras su amigo cuando solo estaba siendo amable”, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.
Cuestionario para Gabriel Arana Fuentes, a propósito de José José
El jueves 7 de noviembre, en el sagrario de la catedral metropolitana de la Nueva Guatemala de la Asunción, se ofició misa por los 40 días del fallecimiento de José Rómulo Sosa Ortiz.
Más de algún feligrés alzó las cejas, «¿de dónde le sonaba ese nombre?», se preguntó al pasar a comulgar, y al salir de la iglesia cayó en la cuenta que se rogó por el eterno descanso del alma del cantante mexicano José José.
La intención estuvo a cargo del periodista Gabriel Arana Fuentes, devoto oyente del Príncipe de la Canción y militante de la Iglesia secreta que se reúne alrededor del intérprete de Gavilán o paloma.
«No sé si profesaba alguna religión en específico, pero sí sé que era creyente. Y como fan eso lo respeto: podré ser ateo, incluso tachárseme de apóstata, pero soy humanista y respeto la creencia de José José. Sí él creía que al morir había algo más, pues se me ocurrió ir y pedir una misa. Total, hijo de dios era, ¿o no?», me comentó al responder las preguntas que le mandé por correo electrónico.
¿Qué tiene José José que no tengan Leo Dan, César Costa, Alberto Vásquez, Luis Miguel, Joan Sebastian, Juan Gabriel y Rigo Tovar?
Creo que José José vivía sus letras. Nunca olvidó que él era un medio para un fin. Sus letristas depositaban en él sus obras y como intérprete nunca los ignoró. Creo que era un intérprete aterrizado, sabía que era una simbiosis artística honesta, complementada a cabalidad. En las entrevistas los reconocía como el talento necesario para aquél que puede cantar, pero no tiene el don de la composición. Y cuando digo «vivía» es porque, usando de metáfora a El amar y el querer, «casi todos saben cantar, pero pocos saben interpretar».
Juan Gabriel y Camilo Sesto, igual de gigantes que él, lo sabían: por algo le daban canciones para que las interpretase. No cualquiera puede revivir un sentimiento pasado, para bien o para mal, solo para interpretar un tema. José José, más allá de los conciertos autosaboteados por el alcohol, te hacía sentir la letra de las canciones.
¿Qué te atrae de José José (de aquí en adelante JJ, para no repetir) como artista y como persona?
Debo decir que a José José lo escucho desde niño. Mi padre, todos los sábados a su regreso de la cancha de fut, se dedicaba a escucharlo; sin embargo, no era de mi agrado. Tuve que crecer, el colegio, la universidad y claro, irte de cara con las mujeres, darte contra la pared: fue entonces que poco a poco entendí las letras y el sentimiento del intérprete. Me atrae eso, la capacidad que tiene –hablo en presente, porque su música no muere– de hacerte creer que la canción de amor o de desamor la canta para vos. De niño no entendés «yo miraba la vida pasar parado en la orilla», pero regresá a la vida de universidad, sin dinero, sin trabajo y con la necesidad de uno, y darte cuenta que le das más importancia emocional a esa condición que a lo que importa en realidad, tu vida y tu relación con vos mismo y tus círculos sociales. Entonces, me atrajo la identificación de sus letras.
La imagen definitivamente tiene un rol sin precedentes. Aún con el dinero, no me pondría un traje sastre blanco. La personalidad que tenés que tener para portar algo así ostenta unos cimientos profundos. Si tuviera que usar traje sastre, quisiera verme como él. Dinero lo tienen muchos, pero actitud no. José José lo sabía, nació pobre, pero el gusto lo tenía.
¿Y qué te repele?
Sin temor a sonar hipócrita, el alcoholismo. Yo soy bolo, pero tengo mi límite, no paso de él. Conozco personas con problemas de alcoholismo, es gente con la que no querés beber, no te la pasás bien. Todo es un concurso de volumen, todo es prisa, quieren que bebás a su ritmo, decisiones impulsivas y no, eso no es lo mío. Te digo, beber con él y a su ritmo debió ser complicado. Tampoco me gusta su carrera en el cine: mal actor, malas películas.
¿Cuáles son las canciones de JJ a las que siempre regresás?
Sabés, en Spotify tengo un playlist se llama JoséJosé, amo y señor. Tiene 37 temas, algunos con versiones B, pero es que es difícil, solo de estudio son casi 40 discos. Una vez me di a la tarea de escuchar toda la discografía y me perdí. Además, sus temas te encuentran. Justo pasaba por una ruptura hace pocos años y escuché por primera vez Eso no más. Casi rompo en llanto en plena oficina, es que era mi himno. Me entendés, esas cosas raras que pasan: «No les cuentes mis defectos, di que fui casi perfecto, aunque sepas que es mentira […] Que si estamos separados, es que el amor se ha acabado, pero qué es eso nomás». Por ahí va la cosa. Si te encontrás en una de esas rupturas en las que todo terminó porque uno es el problema y ya no es tan interesante, cuando no hay explicaciones emocionales que valgan, te refugiás en las canciones. Cuando solo faltó que te estrellaran la puerta en la cara con un «no te volveré a ver nunca», será difícil escoger una canción que reúna todo lo que sentiste.
Lo pondré de esta manera, como si fueran panaceas emocionales: Me vas a echar de menos, para la dignidad; Almohada, por cada noche de ansiedad. Para la venganza, Amnesia. Para el valor, Quiero perderme contigo. Preso, para la debilidad. ¿Y qué?, para el coraje. No puede faltar el conato de cínico: Lo dudo, El amor acaba, para despertar. El último grito de esperanza sería O tú o yo. Para las travesuras 40 y 20, que entre más me acerco a esas, más defiendo la canción. Payaso, para los periodistas. Eso sería. Claro, sin ir con las más obvias. Incluso con Volcán tenemos una coreografía.
¿Hay alguna que evités escuchar por la razón que sea?
Hay temas que no me gustan, no lo escondo. Farolero la escucho y me sale petaca, casi casi vuelta una canción de Arjona.
¿Tenés sus discos en long play, disco compacto o preferís buscarlos en plataformas digitales?
Antes de Spotify, era YouTube y antes de eso, en rocolas de cantina o en las casas de amigos. No invierto en música.
De Keith Richards, también célebre por sus adicciones, se cuenta que puede sobrevivir al holocausto nuclear y a las cucarachas. ¿Conocés alguna broma similar acerca de JJ?
No sé si es broma, es más mala guasa, pero alguna vez escuché que si eructaba cerca de un fósforo, la explosión se escucharía en todo el planeta.
Entre monarcas musicales, ¿qué sitio ocupa el Príncipe de la Canción entre el Rey del Rock (Elvis Presley), el Rey del Pop (Michael Jackson), el Rey del Mambo (Dámaso Pérez Prado), la Reina de la Salsa (Celia Cruz), la Reina del Tex Mex (Selena) y el Príncipe de las Tinieblas (Ozzy Osbourne)?
Lo bueno de las monarquías es que no son absolutas, todas tienen sus límites. Ya vemos a los españoles y a los ingleses que cada poco sale alguien con un nuevo título nobiliario. Sí diría que en castellano, José José sería el supremo. El tex mex o la salsa no son géneros tan globales: si no te gustan, no te pasarán sus exponentes. En mi opinión, la balada en español es más agradecida y tiene más alcance.
De poder viajar en el tiempo, ¿a cuál momento de la vida de JJ te gustaría asistir?
Decir que a su primera interpretación de El triste podría ser un lugar común. Creo que mi elección sería al mejor concierto entre 1990 y 1995, uno que haya cantado completo sin el obstáculo del alcohol, quiero creer que los habían.
Ya relataste tu encuentro con JJ (https://dca.gob.gt/noticias-guatemala-diario-centro-america/descansa-principe-jose-jose-gracias-por-tanto-amor/) pero no dejés de comentarme ¿qué sentiste al verlo en persona y no en la pantalla del televisor?
Que su altura era promedio como la mía (1.78 m), eso me sorprendió, creí que era más alto. La actitud de la que hablaba al principio, eso en vivo era más imponente. El porte: pese a los achaques de la edad, si te daba una instrucción le hacías caso. Uno de periodista siempre va con el recelo de «va ser un mierda como el Arjona, solo por ser rockstar ni te verá a la cara», pero no. Todo lo contrario. Un artista total, te hacía creer que eras su amigo cuando solo estaba siendo amable.
¿En qué momento se encontraron los demás cofrades de la Iglesia Secreta de José José?
Pues a decir verdad, no lo sé a ciencia cierta. De pronto, yo ya era parte de las conversaciones y salidas. Sí puedo decir que las primeras veces en las que participé ocurrieron en 2003 o 2004. Pero ya en serio, «como institución eclesiástica», y de la que yo haya participado fue en 2010, en la casa de Juan Pablo Dardón; incluso, para un cumpleaños, hubo un imitador de José José.
Hay puestos. Francisco Alejandro Méndez es nuestro Papa, luego estamos el colegio cardenalicio, los evangelistas que promulgamos su palabra y de pronto alguien más se une y hacemos un cónclave. Suena a burla o irrespeto, pero no buscamos ofender a nadie, digamos que no es la primera vez que una religión se apropia de algo de otra.
¿Qué conclusión sacás acerca de todo lo que sucedió entre el deceso y los funerales de JJ?
Hay un meme que me parece una maravilla. Es de un bufete de abogados que se dedica a realizar testamentos. La imagen es una foto de José José con Sarita y José Joel. El pie dice: «Porque hay una Sarita en cada familia, realiza tu testamento hoy». Como buen meme, se cuenta solo.
Qué te diré, da pena ajena la mediatización del conflicto. ¿Quién esconde un cadáver? Quiero creer que solo Sarita, por edad e inmadurez, montó ese berrinche. Lo bueno es que José José ya no lo vio. Además, lo bueno de no tener hijos es la certeza no tendrás una Sarita en tu vida.
El problema es que los medios también se montaron al tren mórbido. El día del funeral saltaba entre Televisa y Telemundo: cuando un presentador decía una estupidez, pasaba al otro canal. Recuerdo que María Celeste Arrarás comparaba en vivo qué velorio atrajo más seguidores, si Juan Gabriel o José José. Fue hasta que alguien compartió en Facebook la trasmisión de la Secretaría de Cultura de México que encontré lo que buscaba.