IRTRA ha demostrado que el servicio al cliente puede dejar de percibirse como un trámite rutinario, convirtiéndolo en una poderosa ventaja competitiva. Además de sus parques y modernas instalaciones, lo que realmente distingue a esta institución es su sólida cultura de hospitalidad y excelencia, construida con consistencia, propósito y atención al detalle.
Una experiencia pensada para ser feliz
Cada año, más de 2.5M de visitantes —en su mayoría familias trabajadoras— eligen a IRTRA no solo por sus atracciones, sino por la forma en que los hacen sentir. Su nivel de satisfacción supera el 90 %. Cifra que revela algo mucho más allá: una experiencia diseñada para poner al visitante en el centro de cada acción.
Todo comienza con una sonrisa, pero no termina ahí. Desde jardineros hasta coordinadores de calidad, cada colaborador está capacitado para anticiparse a las necesidades, resolver con amabilidad y actuar con autonomía.
En palabras del presidente del IRTRA, Ricardo Castillo Sinibaldi, los valores básicos de la cultura de la institución son: “Servir con amabilidad, honradez y excelencia”. Esta frase resume un compromiso que se vive y se respira en cada rincón de IRTRA.
El detalle que marca la diferencia
Las llamadas “rondas de felicidad” son un claro ejemplo del compromiso diario: inspecciones tempranas que garantizan que cada espacio —jardines, baños, puntos de atención— esté impecable antes de la llegada del primer visitante. En IRTRA, incluso existe una regla no escrita que guía toda la jornada: “Primero el visitante, después la tarea”. Este detalle, aparentemente sencillo, es el alma de un servicio que va más allá de lo esperado.
Una cultura que se entrena, se hereda y se vive. Este nivel de excelencia no es casualidad ni producto de la improvisación. Cada colaborador recibe más de 40 horas anuales de formación, que van desde lenguaje corporal hasta resolución de conflictos.
Los supervisores no solo supervisan: acompañan, modelan y transmiten valores desde el ejemplo. La felicidad no es improvisada, es el resultado de procesos bien hechos.
Un modelo que inspira más allá de nuestras fronteras
Lo que IRTRA ha construido no pasa desapercibido. Delegaciones de países vecinos como El Salvador y Honduras han visitado sus instalaciones para conocer su modelo de gestión, autosostenible. Más del 80 % de su superávit anual se reinvierte en mantenimiento, innovación y desarrollo humano.
Incluso el sector privado guatemalteco ha comenzado a adoptar sus prácticas, desde la contratación basada en valores hasta evaluaciones emocionales para puestos de servicio, demostrando que IRTRA marca un camino a seguir.
El servicio como visión de país
Mientras en Guatemala se discuten reformas y mejoras institucionales, IRTRA ya ofrece un camino probado: una gestión basada en el respeto, la formación y el servicio.
Varios municipios han solicitado asesoría a la institución para aplicar este enfoque en servicios locales, evidenciando que el compromiso con la experiencia del cliente puede ser, también, un motor para el desarrollo nacional.
En definitiva, IRTRA no solo ofrece diversión; ofrece un compromiso que se vive, una cultura que se siente y un liderazgo que inspira. En un mundo donde la atención al cliente suele ser un trámite, esta institución demuestra que puede ser, en cambio, un arte que transforma vidas.
IRTRA ha demostrado que el servicio al cliente puede dejar de percibirse como un trámite rutinario, convirtiéndolo en una poderosa ventaja competitiva. Además de sus parques y modernas instalaciones, lo que realmente distingue a esta institución es su sólida cultura de hospitalidad y excelencia, construida con consistencia, propósito y atención al detalle.
Una experiencia pensada para ser feliz
Cada año, más de 2.5M de visitantes —en su mayoría familias trabajadoras— eligen a IRTRA no solo por sus atracciones, sino por la forma en que los hacen sentir. Su nivel de satisfacción supera el 90 %. Cifra que revela algo mucho más allá: una experiencia diseñada para poner al visitante en el centro de cada acción.
Todo comienza con una sonrisa, pero no termina ahí. Desde jardineros hasta coordinadores de calidad, cada colaborador está capacitado para anticiparse a las necesidades, resolver con amabilidad y actuar con autonomía.
En palabras del presidente del IRTRA, Ricardo Castillo Sinibaldi, los valores básicos de la cultura de la institución son: “Servir con amabilidad, honradez y excelencia”. Esta frase resume un compromiso que se vive y se respira en cada rincón de IRTRA.
El detalle que marca la diferencia
Las llamadas “rondas de felicidad” son un claro ejemplo del compromiso diario: inspecciones tempranas que garantizan que cada espacio —jardines, baños, puntos de atención— esté impecable antes de la llegada del primer visitante. En IRTRA, incluso existe una regla no escrita que guía toda la jornada: “Primero el visitante, después la tarea”. Este detalle, aparentemente sencillo, es el alma de un servicio que va más allá de lo esperado.
Una cultura que se entrena, se hereda y se vive. Este nivel de excelencia no es casualidad ni producto de la improvisación. Cada colaborador recibe más de 40 horas anuales de formación, que van desde lenguaje corporal hasta resolución de conflictos.
Los supervisores no solo supervisan: acompañan, modelan y transmiten valores desde el ejemplo. La felicidad no es improvisada, es el resultado de procesos bien hechos.
Un modelo que inspira más allá de nuestras fronteras
Lo que IRTRA ha construido no pasa desapercibido. Delegaciones de países vecinos como El Salvador y Honduras han visitado sus instalaciones para conocer su modelo de gestión, autosostenible. Más del 80 % de su superávit anual se reinvierte en mantenimiento, innovación y desarrollo humano.
Incluso el sector privado guatemalteco ha comenzado a adoptar sus prácticas, desde la contratación basada en valores hasta evaluaciones emocionales para puestos de servicio, demostrando que IRTRA marca un camino a seguir.
El servicio como visión de país
Mientras en Guatemala se discuten reformas y mejoras institucionales, IRTRA ya ofrece un camino probado: una gestión basada en el respeto, la formación y el servicio.
Varios municipios han solicitado asesoría a la institución para aplicar este enfoque en servicios locales, evidenciando que el compromiso con la experiencia del cliente puede ser, también, un motor para el desarrollo nacional.
En definitiva, IRTRA no solo ofrece diversión; ofrece un compromiso que se vive, una cultura que se siente y un liderazgo que inspira. En un mundo donde la atención al cliente suele ser un trámite, esta institución demuestra que puede ser, en cambio, un arte que transforma vidas.