EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: El auge tecnológico en América Latina ha sido notable en los últimos años, especialmente en sectores como el comercio electrónico. Sin embargo, la presencia de las mujeres en la industria “tech” sigue siendo baja. A pesar del crecimiento del sector, la brecha de género sigue marcando un claro desequilibrio, que dificulta el acceso de las mujeres a roles de liderazgo y oportunidades de desarrollo.
En el radar. El crecimiento del sector tecnológico ha abierto nuevas oportunidades, pero también ha expuesto las disparidades de género. Entre 2023 y 2024, se estima que el comercio electrónico crecerá un 25 % en América Latina. Sin embargo, la brecha de género no ha disminuido, sino que se ha ampliado.
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En 2022, la brecha de género no solo se estancó, sino que comenzó a retroceder por primera vez desde 2016, según McKinsey & Company.
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Las mujeres representan solo el 20 % de las contrataciones para roles de liderazgo en tecnología en los últimos tres años.
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En los niveles jerárquicos más altos, las mujeres ocupan entre el 0 % y el 30 % de los puestos de dirección.
Lo indispensable. A pesar del alto número de mujeres que ingresan al sector, la representación femenina sigue siendo baja en comparación con la masculina. El 33 % de los postulantes a roles tecnológicos son mujeres, pero la mayoría de las empresas no cuenta con políticas claras para fomentar su inclusión.
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De acuerdo con el estudio, las mujeres que hacen la transición a la tecnología provienen principalmente de disciplinas no tecnológicas como salud, educación y ciencias sociales.
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Solo el 24 % de las promociones a roles iniciales se otorgan a mujeres, una cifra que cae al 17 % en niveles más altos.
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La falta de políticas de equidad salarial y apoyo para la maternidad afecta negativamente la retención de talento femenino.
Voces. Expertos han señalado que el sector necesita soluciones estructurales y políticas inclusivas para reducir la brecha de género. “La equidad de género no se alcanzará sin políticas claras y compromiso organizacional”, comenta la investigadora de McKinsey, Sofía Rodríguez.
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Empresas que han implementado programas de inclusión reportan una mejor experiencia para las mujeres en roles tecnológicos.
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Iniciativas como la capacitación especializada y redes de mentoría son esenciales para mejorar la visibilidad y el crecimiento profesional de las mujeres.
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Sin embargo, las cifras siguen siendo desalentadoras, y la falta de modelos a seguir en niveles altos sigue siendo un obstáculo para muchas.
Lo que sigue. El futuro del sector tecnológico latinoamericano depende de cómo se aborden las barreras de género. A medida que la digitalización se expande, las mujeres deben tener una mayor representación en la construcción de estos sistemas. La implementación de políticas inclusivas podría ser la clave para cerrar esta brecha.
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El desafío ahora es aumentar el número de mujeres que eligen roles tecnológicos desde el inicio de sus carreras.
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La transparencia en los procesos de contratación y promoción es esencial para erradicar sesgos y discriminación.
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Si las políticas de equidad se fortalecen, Latinoamérica podría convertirse en un modelo global de inclusión en el sector tecnológico.
El auge tecnológico en América Latina ha sido notable en los últimos años, especialmente en sectores como el comercio electrónico. Sin embargo, la presencia de las mujeres en la industria “tech” sigue siendo baja. A pesar del crecimiento del sector, la brecha de género sigue marcando un claro desequilibrio, que dificulta el acceso de las mujeres a roles de liderazgo y oportunidades de desarrollo.
En el radar. El crecimiento del sector tecnológico ha abierto nuevas oportunidades, pero también ha expuesto las disparidades de género. Entre 2023 y 2024, se estima que el comercio electrónico crecerá un 25 % en América Latina. Sin embargo, la brecha de género no ha disminuido, sino que se ha ampliado.
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En 2022, la brecha de género no solo se estancó, sino que comenzó a retroceder por primera vez desde 2016, según McKinsey & Company.
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Las mujeres representan solo el 20 % de las contrataciones para roles de liderazgo en tecnología en los últimos tres años.
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Lo indispensable. A pesar del alto número de mujeres que ingresan al sector, la representación femenina sigue siendo baja en comparación con la masculina. El 33 % de los postulantes a roles tecnológicos son mujeres, pero la mayoría de las empresas no cuenta con políticas claras para fomentar su inclusión.
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De acuerdo con el estudio, las mujeres que hacen la transición a la tecnología provienen principalmente de disciplinas no tecnológicas como salud, educación y ciencias sociales.
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Solo el 24 % de las promociones a roles iniciales se otorgan a mujeres, una cifra que cae al 17 % en niveles más altos.
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La falta de políticas de equidad salarial y apoyo para la maternidad afecta negativamente la retención de talento femenino.
Voces. Expertos han señalado que el sector necesita soluciones estructurales y políticas inclusivas para reducir la brecha de género. “La equidad de género no se alcanzará sin políticas claras y compromiso organizacional”, comenta la investigadora de McKinsey, Sofía Rodríguez.
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Empresas que han implementado programas de inclusión reportan una mejor experiencia para las mujeres en roles tecnológicos.
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Iniciativas como la capacitación especializada y redes de mentoría son esenciales para mejorar la visibilidad y el crecimiento profesional de las mujeres.
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Sin embargo, las cifras siguen siendo desalentadoras, y la falta de modelos a seguir en niveles altos sigue siendo un obstáculo para muchas.
Lo que sigue. El futuro del sector tecnológico latinoamericano depende de cómo se aborden las barreras de género. A medida que la digitalización se expande, las mujeres deben tener una mayor representación en la construcción de estos sistemas. La implementación de políticas inclusivas podría ser la clave para cerrar esta brecha.
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El desafío ahora es aumentar el número de mujeres que eligen roles tecnológicos desde el inicio de sus carreras.
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La transparencia en los procesos de contratación y promoción es esencial para erradicar sesgos y discriminación.
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Si las políticas de equidad se fortalecen, Latinoamérica podría convertirse en un modelo global de inclusión en el sector tecnológico.
