EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: El presidente estadounidense Donald Trump defendió este domingo la decisión de su administración de vetar la inscripción de estudiantes internacionales en Harvard. En sus declaraciones, acusó a la universidad de falta de transparencia y a países extranjeros de aprovecharse del sistema educativo sin contribuir económicamente.
Es noticia. Trump recurrió a su red Truth Social para respaldar la medida de su administración, que revocó la autorización de Harvard para matricular estudiantes internacionales. Afirmó que casi el 31 % de sus estudiantes vienen de países extranjeros que no pagan nada por esa educación.
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Trump señaló que quieren saber quiénes son esos estudiantes, argumentando que es razonable exigir transparencia a una institución que recibe miles de millones de dólares en fondos públicos.
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La medida fue implementada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien revocó la certificación SEVIS, clave para la admisión de estudiantes internacionales, exigiendo a Harvard información sobre actividades ilegales y violentas supuestamente cometidas por titulares de visas.
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Tras una demanda presentada por la universidad, la jueza Allison Burroughs suspendió la decisión hasta una audiencia judicial fijada para el 29 de mayo.
En el radar. Trump articula su defensa con una narrativa que mezcla nacionalismo económico y seguridad nacional. Su mensaje no se centra en la universidad, sino en lo que considera un abuso sistemático del sistema estadounidense por parte de gobiernos extranjeros y universidades complacientes.
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Acusó a Harvard de no ser transparente y de mantener una postura ideológica contraria a los valores del país, mientras recibe generosos recursos del Estado.
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Utiliza el caso para revivir su retórica de EE. UU. primero al cuestionar la presencia de estudiantes de “países no amigables” en instituciones financiadas por el contribuyente.
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El veto fue presentado como una medida razonable y necesaria para fiscalizar a quienes, según él, podrían estar representando riesgos o aprovechándose del sistema.
Qué destacar. El mandatario, en su defensa, no solo habla de estudiantes extranjeros, sino también de lo que llama una élite académica opaca que protege agendas progresistas y programas de diversidad que, en su visión, socavan a la mayoría.
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El exmandatario acusó a Harvard de rechazar supervisión en contrataciones y admisiones, insinuando que actúa con favoritismo ideológico.
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Desde su administración, se congelaron más de USD 2200M en subvenciones y contratos públicos como medida de presión.
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En paralelo, el gobierno inició auditorías sobre fondos federales destinados a universidades con altos índices de diversidad y tolerancia hacia protestas antiisraelíes, señalando la necesidad de reordenar prioridades.
Lo que sigue. Más allá del caso puntual de Harvard, Trump posiciona este episodio como parte de una campaña más amplia para reformar el sistema educativo superior.
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La audiencia preliminar del caso será el 29 de mayo.
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Expertos señalan que esta ofensiva busca limitar la llegada de estudiantes internacionales y condicionar los fondos públicos a un alineamiento ideológico conservador.
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Las implicaciones podrían extenderse a otras universidades.
El presidente estadounidense Donald Trump defendió este domingo la decisión de su administración de vetar la inscripción de estudiantes internacionales en Harvard. En sus declaraciones, acusó a la universidad de falta de transparencia y a países extranjeros de aprovecharse del sistema educativo sin contribuir económicamente.
Es noticia. Trump recurrió a su red Truth Social para respaldar la medida de su administración, que revocó la autorización de Harvard para matricular estudiantes internacionales. Afirmó que casi el 31 % de sus estudiantes vienen de países extranjeros que no pagan nada por esa educación.
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Trump señaló que quieren saber quiénes son esos estudiantes, argumentando que es razonable exigir transparencia a una institución que recibe miles de millones de dólares en fondos públicos.
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La medida fue implementada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien revocó la certificación SEVIS, clave para la admisión de estudiantes internacionales, exigiendo a Harvard información sobre actividades ilegales y violentas supuestamente cometidas por titulares de visas.
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Tras una demanda presentada por la universidad, la jueza Allison Burroughs suspendió la decisión hasta una audiencia judicial fijada para el 29 de mayo.
En el radar. Trump articula su defensa con una narrativa que mezcla nacionalismo económico y seguridad nacional. Su mensaje no se centra en la universidad, sino en lo que considera un abuso sistemático del sistema estadounidense por parte de gobiernos extranjeros y universidades complacientes.
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Acusó a Harvard de no ser transparente y de mantener una postura ideológica contraria a los valores del país, mientras recibe generosos recursos del Estado.
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Utiliza el caso para revivir su retórica de EE. UU. primero al cuestionar la presencia de estudiantes de “países no amigables” en instituciones financiadas por el contribuyente.
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El veto fue presentado como una medida razonable y necesaria para fiscalizar a quienes, según él, podrían estar representando riesgos o aprovechándose del sistema.
Qué destacar. El mandatario, en su defensa, no solo habla de estudiantes extranjeros, sino también de lo que llama una élite académica opaca que protege agendas progresistas y programas de diversidad que, en su visión, socavan a la mayoría.
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El exmandatario acusó a Harvard de rechazar supervisión en contrataciones y admisiones, insinuando que actúa con favoritismo ideológico.
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Desde su administración, se congelaron más de USD 2200M en subvenciones y contratos públicos como medida de presión.
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En paralelo, el gobierno inició auditorías sobre fondos federales destinados a universidades con altos índices de diversidad y tolerancia hacia protestas antiisraelíes, señalando la necesidad de reordenar prioridades.
Lo que sigue. Más allá del caso puntual de Harvard, Trump posiciona este episodio como parte de una campaña más amplia para reformar el sistema educativo superior.
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La audiencia preliminar del caso será el 29 de mayo.
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Expertos señalan que esta ofensiva busca limitar la llegada de estudiantes internacionales y condicionar los fondos públicos a un alineamiento ideológico conservador.
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Las implicaciones podrían extenderse a otras universidades.
