EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: Es noticia. El presidente Trump anunció que EE. UU. y China están en conversaciones para resolver la disputa arancelaria que ha intensificado la guerra comercial entre ambas potencias. A pesar de su optimismo, las tensiones persisten y las medidas arancelarias continúan afectando el comercio global.
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Trump afirmó que los han contactado varias veces desde China, aunque evitó confirmar si ha hablado directamente con el presidente Xi Jinping.
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EE. UU. impuso aranceles de hasta el 145 % a productos chinos, mientras que China respondió con gravámenes del 125 % sobre bienes estadounidenses.
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La administración Trump también anunció tarifas sobre barcos chinos que atraquen en puertos estadounidenses, en un intento por fortalecer la industria naval nacional.
En el radar. Las perspectivas sobre una resolución de la disputa arancelaria varían entre los líderes y expertos de ambos países, reflejando la complejidad del conflicto.
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Trump expresó confianza en alcanzar un "acuerdo muy bueno" con China en las próximas semanas, destacando su relación con Xi Jinping.
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Sin embargo, Pekín ha manifestado que no participará en negociaciones que no se basen en el respeto mutuo y la igualdad, criticando las acciones estadounidenses como coercitivas.
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Analistas señalan que China podría tener una ventaja estratégica debido a su capacidad para implementar políticas a largo plazo, mientras que Trump enfrenta presiones políticas y económicas internas.
Punto de fricción. Las tensiones comerciales entre EE. UU. y China han alcanzado niveles sin precedentes, con ambas naciones imponiendo aranceles significativos que afectan a diversos sectores económicos.
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China ha dejado de importar gas natural licuado (GNL) de EE. UU. durante las últimas 10 semanas, lo que refleja el impacto de las medidas arancelarias en el comercio energético.
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Exportadores chinos, como Airdog y Weking Group, han detenido envíos al país norteamericano debido a la incertidumbre arancelaria, mientras que empresas estadounidenses también enfrentan obstáculos en el mercado chino.
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China ha restringido las exportaciones de tierras raras, materiales cruciales para la tecnología y defensa estadounidenses, exacerbando las preocupaciones sobre la seguridad de la cadena de suministro.
Ahora qué. El futuro de las relaciones comerciales entre EE. UU. y China dependerá de la capacidad de ambas naciones para encontrar un terreno común y resolver las disputas actuales.
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La Organización Mundial del Comercio proyecta una caída del 80 % en el comercio bilateral de mercancías entre ambos países para este año, lo que podría afectar el crecimiento económico global.
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Empresas en ambos países están buscando diversificar sus mercados y cadenas de suministro para mitigar los riesgos asociados con la guerra comercial.
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La administración Trump ha tomado medidas para reducir la dependencia de China en sectores críticos, como la producción de tierras raras, aunque estos esfuerzos podrían tardar años en materializarse.
Es noticia. El presidente Trump anunció que EE. UU. y China están en conversaciones para resolver la disputa arancelaria que ha intensificado la guerra comercial entre ambas potencias. A pesar de su optimismo, las tensiones persisten y las medidas arancelarias continúan afectando el comercio global.
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Trump afirmó que los han contactado varias veces desde China, aunque evitó confirmar si ha hablado directamente con el presidente Xi Jinping.
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EE. UU. impuso aranceles de hasta el 145 % a productos chinos, mientras que China respondió con gravámenes del 125 % sobre bienes estadounidenses.
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En el radar. Las perspectivas sobre una resolución de la disputa arancelaria varían entre los líderes y expertos de ambos países, reflejando la complejidad del conflicto.
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Trump expresó confianza en alcanzar un "acuerdo muy bueno" con China en las próximas semanas, destacando su relación con Xi Jinping.
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Sin embargo, Pekín ha manifestado que no participará en negociaciones que no se basen en el respeto mutuo y la igualdad, criticando las acciones estadounidenses como coercitivas.
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Analistas señalan que China podría tener una ventaja estratégica debido a su capacidad para implementar políticas a largo plazo, mientras que Trump enfrenta presiones políticas y económicas internas.
Punto de fricción. Las tensiones comerciales entre EE. UU. y China han alcanzado niveles sin precedentes, con ambas naciones imponiendo aranceles significativos que afectan a diversos sectores económicos.
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China ha dejado de importar gas natural licuado (GNL) de EE. UU. durante las últimas 10 semanas, lo que refleja el impacto de las medidas arancelarias en el comercio energético.
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Exportadores chinos, como Airdog y Weking Group, han detenido envíos al país norteamericano debido a la incertidumbre arancelaria, mientras que empresas estadounidenses también enfrentan obstáculos en el mercado chino.
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China ha restringido las exportaciones de tierras raras, materiales cruciales para la tecnología y defensa estadounidenses, exacerbando las preocupaciones sobre la seguridad de la cadena de suministro.
Ahora qué. El futuro de las relaciones comerciales entre EE. UU. y China dependerá de la capacidad de ambas naciones para encontrar un terreno común y resolver las disputas actuales.
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La Organización Mundial del Comercio proyecta una caída del 80 % en el comercio bilateral de mercancías entre ambos países para este año, lo que podría afectar el crecimiento económico global.
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Empresas en ambos países están buscando diversificar sus mercados y cadenas de suministro para mitigar los riesgos asociados con la guerra comercial.
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La administración Trump ha tomado medidas para reducir la dependencia de China en sectores críticos, como la producción de tierras raras, aunque estos esfuerzos podrían tardar años en materializarse.
