Kiko surgió sobre el Pacífico oriental tras evolucionar desde la Depresión Once-E. Los servicios meteorológicos de México y EE. UU. activaron vigilancia técnica y trazan una ruta oceánica. La ubicación del sistema lo mantiene lejos de tierra mientras se evalúa su organización.
Es noticia. El Centro Nacional de Huracanes confirmó el ascenso a tormenta tropical y detalló que el sistema mantiene un núcleo relativamente compacto sobre aguas abiertas. Los análisis contemplan aumento gradual de intensidad en 48 horas, sin cambios bruscos en su dirección de desplazamiento.
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A las 15:00 UTC, el centro se ubicó en 14.4° N y 123.1° O, a ~1,680 km al oeste-suroeste de la punta sur de Baja California; presión mínima estimada: 1007 mb.
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Se desplaza hacia el oeste a 15 km/h, con vientos sostenidos de 65 km/h; el campo de vientos con fuerza de tormenta se extiende hasta 55 km desde el centro.
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No hay avisos o advertencias costeras; el pronóstico oficial estima que podría alcanzar categoría de huracán el martes, permaneciendo lejos de tierra.
En el radar. Para Guatemala, la vigilancia prioriza efectos indirectos (lluvia, oleaje y humedad) más que impactos directos. Insivumeh y medios locales han anticipado una temporada activa en ambas cuencas con múltiples ciclones nombrados. Estos son puntos verificables para el seguimiento regional.
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El Insivumeh explicó que el Pacífico inició el 15 de mayo y el Atlántico el 1 de junio; prevén 15–17 tormentas tropicales, de 7–9 huracanes.
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Además, podrían presentarse huracanes de categoría mayor en el Pacífico; se trata de una temporada dinámica, sin pronóstico de impacto directo al país.
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Entre ambas cuencas, podrían formarse más de 30 tormentas con potencial de afectar a Guatemala por lluvias y saturación de suelos.
Ecos regionales. Aunque Kiko permanece lejos y orientada al oeste, Centroamérica seguirá dominada por dinámica local: paso de ondas del este, humedad del Pacífico y forzamiento orográfico. Esto favorece lluvias vespertinas, tormentas eléctricas aisladas y crecidas súbitas en cuencas vulnerables, independientemente de la trayectoria oceánica del ciclón.
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Lluvias dispersas y fuertes locales de tarde-noche en Sur, Bocacosta y centro-occidente; mezcla de humedad del Pacífico, calor diurno y ondas del este puede activar ráfagas y granizo aislado, con ascensos rápidos de ríos menores.
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El mar de fondo del Pacífico oriental podría aumentar periodo y altura en 24–72 horas; precaución por corrientes de resaca y rompiente fuerte en bocanas y playas abiertas, especialmente para embarcaciones menores y actividades recreativas.
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Es importante evisar boletines diarios y de fin de semana por crecidas, deslizamientos y tormentas eléctricas. Kiko no incide directo, pero su evolución y vientos en alta mar pueden ajustar el tren de oleaje regional.
Balance. Kiko permanece bien anclada al océano abierto y, con trayectoria estable hacia el oeste, el riesgo directo para tierra es bajo. El seguimiento técnico se concentra en su posible intensificación temprana y en efectos oceánicos secundarios que, aun a distancia, pueden sentirse en áreas marítimas expuestas.
Kiko surgió sobre el Pacífico oriental tras evolucionar desde la Depresión Once-E. Los servicios meteorológicos de México y EE. UU. activaron vigilancia técnica y trazan una ruta oceánica. La ubicación del sistema lo mantiene lejos de tierra mientras se evalúa su organización.
Es noticia. El Centro Nacional de Huracanes confirmó el ascenso a tormenta tropical y detalló que el sistema mantiene un núcleo relativamente compacto sobre aguas abiertas. Los análisis contemplan aumento gradual de intensidad en 48 horas, sin cambios bruscos en su dirección de desplazamiento.
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A las 15:00 UTC, el centro se ubicó en 14.4° N y 123.1° O, a ~1,680 km al oeste-suroeste de la punta sur de Baja California; presión mínima estimada: 1007 mb.
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No hay avisos o advertencias costeras; el pronóstico oficial estima que podría alcanzar categoría de huracán el martes, permaneciendo lejos de tierra.
En el radar. Para Guatemala, la vigilancia prioriza efectos indirectos (lluvia, oleaje y humedad) más que impactos directos. Insivumeh y medios locales han anticipado una temporada activa en ambas cuencas con múltiples ciclones nombrados. Estos son puntos verificables para el seguimiento regional.
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El Insivumeh explicó que el Pacífico inició el 15 de mayo y el Atlántico el 1 de junio; prevén 15–17 tormentas tropicales, de 7–9 huracanes.
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Además, podrían presentarse huracanes de categoría mayor en el Pacífico; se trata de una temporada dinámica, sin pronóstico de impacto directo al país.
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Entre ambas cuencas, podrían formarse más de 30 tormentas con potencial de afectar a Guatemala por lluvias y saturación de suelos.
Ecos regionales. Aunque Kiko permanece lejos y orientada al oeste, Centroamérica seguirá dominada por dinámica local: paso de ondas del este, humedad del Pacífico y forzamiento orográfico. Esto favorece lluvias vespertinas, tormentas eléctricas aisladas y crecidas súbitas en cuencas vulnerables, independientemente de la trayectoria oceánica del ciclón.
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Lluvias dispersas y fuertes locales de tarde-noche en Sur, Bocacosta y centro-occidente; mezcla de humedad del Pacífico, calor diurno y ondas del este puede activar ráfagas y granizo aislado, con ascensos rápidos de ríos menores.
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El mar de fondo del Pacífico oriental podría aumentar periodo y altura en 24–72 horas; precaución por corrientes de resaca y rompiente fuerte en bocanas y playas abiertas, especialmente para embarcaciones menores y actividades recreativas.
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Balance. Kiko permanece bien anclada al océano abierto y, con trayectoria estable hacia el oeste, el riesgo directo para tierra es bajo. El seguimiento técnico se concentra en su posible intensificación temprana y en efectos oceánicos secundarios que, aun a distancia, pueden sentirse en áreas marítimas expuestas.