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Nuevos semáforos de la ciudad siguen en amarillo

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Isabel Ortiz
21 de septiembre, 2025

En Ciudad de Guatemala, los semáforos ya no son los mismos. Brillan nuevos, altos, con cámaras que vigilan desde lo alto y cajas metálicas que prometen inteligencia. Pero el tránsito sigue igual. O peor. La promesa de modernización aún no se cumple, y mientras tanto, los conductores siguen esperando frente a luces que no piensan.

La historia de este cambio no comenzó este año. En 2005 y luego en 2010, la Municipalidad de Guatemala firmó acuerdos de cooperación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Aquellos convenios se convirtieron en la base para impulsar proyectos de modernización urbana, incluyendo la red semafórica. Con regulaciones internacionales en la licitación, se trazó una ruta técnica para transformar la forma en que la ciudad gestiona su tránsito.

En 2021, la comuna relanzó la iniciativa: reemplazar todos los semáforos del área metropolitana por dispositivos más modernos, capaces de responder al flujo vehicular en tiempo real. Pero la pandemia de covid-19 detuvo el avance. La idea quedó en pausa, hasta que en febrero de 2025 comenzaron a verse los primeros cambios en las calles: postes nuevos en la Reforma, cajas electrónicas en la zona 9, fibra óptica en la zona 7. La ciudad empezó a transformarse, aunque sin saber cuándo terminaría de hacerlo.

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A mediados de año, los semáforos ya estaban ahí. En más de 70 intersecciones, visibles, instalados, listos. Pero no encendidos. Según la planificación técnica, el sistema requiere pruebas, calibraciones y conexión con el Centro de Control Integral de Tránsito (CCIT). La primera fase duraría 45 días. Luego vendrían otras ocho. En total, 28 meses de implementación. Pero en la calle, el tiempo se mide distinto.

En las zonas 1, 4, 9 y 10, donde el tránsito es más denso, la infraestructura ya está colocada. También se han instalado cámaras en al menos 50 intersecciones. El convenio con la plataforma Waze for Cities promete mejorar la planificación de movilidad. Pero sin activación, todo sigue siendo potencial.

Un sistema en pausa

Desde la calzada San Juan, los comentarios comenzaron a aparecer. “Me estoy haciendo el doble de tiempo”, escribió un usuario. “Hoy salí 30 minutos antes, voy igual”. Otros hablaron de banquetas rotas, de semáforos para bicicletas sin ciclovías, de tecnología que no conversa con la ciudad real. “Ahhh, pero son ‘inteligentes’”, ironizó otro.

El alcalde de Mixco, Neto Bran, también se pronunció. En redes sociales, denunció que las pruebas del sistema estaban provocando caos para los vecinos que se dirigen a la capital. “Fue horrible”, escribió. “Tuve que irme a meter con mis policías de Mixco a regular la 37 para poder generar circulación”.

Se intentó contactar a la Municipalidad de Guatemala para conocer detalles sobre el avance del proyecto, los resultados de las pruebas y la fecha estimada de activación. No hubo respuesta.

Mientras tanto, los semáforos siguen ahí. No están apagados, pero tampoco están encendidos del todo. No están en rojo, pero tampoco en verde. El proyecto sigue en luz amarilla. Y la ciudad también.

La red semafórica anterior funcionaba con tiempos fijos, sin capacidad de adaptación ni comunicación entre dispositivos. La programación era manual, y el sistema mostraba serias limitaciones frente a los más de 650 mil vehículos que circulan diariamente en el área metropolitana. La nueva apuesta busca cambiar eso: detectar densidad vehicular, ajustar tiempos de luz en tiempo real, priorizar rutas congestionadas y ciclistas, y reducir hasta en 25% el congestionamiento.

La ciudad observa. Algunos celebran la modernización. Otros cuestionan la ejecución. Y muchos simplemente esperan que el sistema funcione. Que los semáforos piensen. Que la luz cambie.

Por ahora, hay semáforos. Pero no del todo inteligentes.

 

Nuevos semáforos de la ciudad siguen en amarillo

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Isabel Ortiz
21 de septiembre, 2025

En Ciudad de Guatemala, los semáforos ya no son los mismos. Brillan nuevos, altos, con cámaras que vigilan desde lo alto y cajas metálicas que prometen inteligencia. Pero el tránsito sigue igual. O peor. La promesa de modernización aún no se cumple, y mientras tanto, los conductores siguen esperando frente a luces que no piensan.

La historia de este cambio no comenzó este año. En 2005 y luego en 2010, la Municipalidad de Guatemala firmó acuerdos de cooperación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Aquellos convenios se convirtieron en la base para impulsar proyectos de modernización urbana, incluyendo la red semafórica. Con regulaciones internacionales en la licitación, se trazó una ruta técnica para transformar la forma en que la ciudad gestiona su tránsito.

En 2021, la comuna relanzó la iniciativa: reemplazar todos los semáforos del área metropolitana por dispositivos más modernos, capaces de responder al flujo vehicular en tiempo real. Pero la pandemia de covid-19 detuvo el avance. La idea quedó en pausa, hasta que en febrero de 2025 comenzaron a verse los primeros cambios en las calles: postes nuevos en la Reforma, cajas electrónicas en la zona 9, fibra óptica en la zona 7. La ciudad empezó a transformarse, aunque sin saber cuándo terminaría de hacerlo.

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A mediados de año, los semáforos ya estaban ahí. En más de 70 intersecciones, visibles, instalados, listos. Pero no encendidos. Según la planificación técnica, el sistema requiere pruebas, calibraciones y conexión con el Centro de Control Integral de Tránsito (CCIT). La primera fase duraría 45 días. Luego vendrían otras ocho. En total, 28 meses de implementación. Pero en la calle, el tiempo se mide distinto.

En las zonas 1, 4, 9 y 10, donde el tránsito es más denso, la infraestructura ya está colocada. También se han instalado cámaras en al menos 50 intersecciones. El convenio con la plataforma Waze for Cities promete mejorar la planificación de movilidad. Pero sin activación, todo sigue siendo potencial.

Un sistema en pausa

Desde la calzada San Juan, los comentarios comenzaron a aparecer. “Me estoy haciendo el doble de tiempo”, escribió un usuario. “Hoy salí 30 minutos antes, voy igual”. Otros hablaron de banquetas rotas, de semáforos para bicicletas sin ciclovías, de tecnología que no conversa con la ciudad real. “Ahhh, pero son ‘inteligentes’”, ironizó otro.

El alcalde de Mixco, Neto Bran, también se pronunció. En redes sociales, denunció que las pruebas del sistema estaban provocando caos para los vecinos que se dirigen a la capital. “Fue horrible”, escribió. “Tuve que irme a meter con mis policías de Mixco a regular la 37 para poder generar circulación”.

Se intentó contactar a la Municipalidad de Guatemala para conocer detalles sobre el avance del proyecto, los resultados de las pruebas y la fecha estimada de activación. No hubo respuesta.

Mientras tanto, los semáforos siguen ahí. No están apagados, pero tampoco están encendidos del todo. No están en rojo, pero tampoco en verde. El proyecto sigue en luz amarilla. Y la ciudad también.

La red semafórica anterior funcionaba con tiempos fijos, sin capacidad de adaptación ni comunicación entre dispositivos. La programación era manual, y el sistema mostraba serias limitaciones frente a los más de 650 mil vehículos que circulan diariamente en el área metropolitana. La nueva apuesta busca cambiar eso: detectar densidad vehicular, ajustar tiempos de luz en tiempo real, priorizar rutas congestionadas y ciclistas, y reducir hasta en 25% el congestionamiento.

La ciudad observa. Algunos celebran la modernización. Otros cuestionan la ejecución. Y muchos simplemente esperan que el sistema funcione. Que los semáforos piensen. Que la luz cambie.

Por ahora, hay semáforos. Pero no del todo inteligentes.

 

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